24 de febrero del 2022
☾︎⏱
A pesar de los fugaces momentos de felicidad y reconciliación con Saeed, las tensiones persistentes en mi vida continúan como un eco sordo, creando una sombra ominosa sobre nuestra relación. Mi frustración y mi ira, como fieras bestias encadenadas, rugen en lo más profundo de mi ser, nublando mi capacidad de empatía y amor hacia Saeed. En mi lucha interna, me encuentro cada vez más distante de él, inmerso en una espiral de autodestrucción que me consume lentamente.
La insistencia continua de mi madre en que me una al viaje a la universidad con Valeria sigue siendo una fuente constante de conflicto. Aunque trato de mantenerme firme en mis decisiones, siento que estoy atrapado en un vórtice de expectativas ajenas que amenazan con ahogarme. La presión constante se convierte en una pesada losa sobre mis hombros, aplastando cualquier destello de compasión que pueda albergar por Saeed.
A veces, me encuentro alejándome de Saeed y de todos los demás, buscando un refugio en mi propia angustia. Mi necesidad de espacio y tiempo para lidiar con mis propias emociones se convierte en una muralla infranqueable entre nosotros. En esos momentos de soledad, me sumerjo en un mar de resentimiento y amargura, incapaz de ver más allá de mis propias penas.
Saeed, con su corazón amoroso y su deseo genuino de estar cerca de mí, se convierte en un blanco fácil para mi ira y frustración. Lo lastimó con palabras afiladas y gestos fríos, sin detenerme a considerar el dolor que le causó. En mi ceguera emocional, me vuelvo insensible a su sufrimiento, preocupado solo por el torbellino de emociones que me consume.
━━━━━━✧☾︎⏱✧━━━━━━
Saeed y yo nos encontramos en medio de la sala, rodeados por un silencio tenso que parecía amplificar la frialdad que se había instalado entre nosotros. Fuera, el viento soplaba con ferocidad, pero el frío que realmente sentía provenía del espacio entre nosotros.
—Últimamente has estado distante —comentó Saeed, su voz cargada de preocupación mientras me miraba fijamente.
La acusación resonó en mis oídos, y una oleada de defensividad se apoderó de mí. ¿Cómo podía esperar que fuera diferente, cuando mis propios demonios internos estaban luchando por el control de mi mente y mi corazón?
—Lo siento si te sientes así —respondí, tratando de mantener mi tono neutro, aunque sabía que mi voz llevaba el peso de mi propia frustración—. He tenido mucho en la cabeza últimamente.
Saeed frunció el ceño, como si estuviera tratando de descifrar mis palabras en busca de algún rastro de sinceridad.
—Pero eso no significa que tengas que alejarte de mí —dijo, su tono casi suplicante.
La culpa se agitó dentro de mí, pero también la resistencia. No quería admitir que mi propio dolor estaba afectando nuestra relación, pero tampoco quería mentirle a Saeed.
—Lo sé —murmulle, desviando la mirada hacia el suelo—. Solo... necesito tiempo para mí mismo.
El silencio que siguió fue como un muro entre nosotros, y me di cuenta de que la distancia que estaba creando era más que física. Me pregunté si alguna vez podría encontrar el coraje para derribar ese muro y dejar entrar a Saeed en mi mundo interior, o si seguiría aferrándome a mi dolor como un escudo contra el mundo exterior.
Saeed se mantuvo en silencio por un momento, como si estuviera procesando mis palabras. Cuando finalmente habló, su voz sonaba más firme, pero aún cargada de preocupación.
—Entiendo que estés pasando por un momento difícil, pero deberías tener confianza en nosotros, en nuestra relación —insistió, con un deje de determinación en su tono—. No tienes que enfrentar tus demonios solo.
Me tensé ante su comentario, sintiendo la irritación burbujeando dentro de mí. ¿Por qué no podía entender que a veces necesitaba resolver las cosas por mi cuenta?
—No se trata de confianza —respondí, mi tono desafiante—. Se trata de mí, de lo que necesito en este momento.
Saeed frunció el ceño, evidentemente frustrado por mi respuesta.
—Pero ¿no te das cuenta de que te estás alejando cada vez más de mí? —replicó, su voz elevándose ligeramente—. ¿Cómo esperas que nuestra relación funcione si no podemos apoyarnos mutuamente en los momentos difíciles?
La frustración comenzó a apoderarse de mí, mi testarudez chocando contra su insistencia.
—No necesito que me salves —espeté, mi voz cargada de resentimiento—. Puedo manejar mis propios problemas.
El aire entre nosotros se volvió pesado con la tensión, cada uno aferrándose a su posición con terquedad. Me di cuenta de que estábamos atrapados en un ciclo destructivo, donde nuestras diferencias nos empujaban más lejos el uno del otro en lugar de acercarnos.
Saeed soltó un suspiro frustrado, su expresión reflejando una mezcla de dolor y exasperación.
—No se trata de salvarte —dijo con calma, aunque sus ojos brillaban con emoción contenida—. Se trata de estar ahí el uno para el otro, de enfrentar juntos lo que sea que la vida nos depare.
La tensión entre Saeed y yo se palpaba en el aire mientras continuábamos con nuestra cena. Cada palabra que intercambiábamos parecía estar cargada de electricidad, lista para desencadenar una tormenta. Saeed parecía al borde de la explosión, y yo me sentía como si estuviera caminando sobre cáscaras de huevo, temiendo que cada paso que diera pudiera desencadenar una pelea aún más intensa.
—No puedo seguir lidiando con tu intensidad todo el tiempo —exclamé finalmente, mi voz temblando con emoción reprimida—. A veces siento que me estoy ahogando en ella, que no puedo encontrar espacio para respirar.
Saeed me miró con incredulidad, como si no pudiera creer lo que estaba escuchando.
—Pero solo estoy tratando de ayudarte, de estar ahí para ti —dijo, su voz llena de herida—. ¿Cómo puedes decir que soy demasiado intenso cuando todo lo que quiero es apoyarte?
La culpa me apretó el pecho mientras veía el dolor en sus ojos. Sabía que estaba lastimándolo con mis palabras, pero también sabía que necesitaba expresar cómo me sentía.
—Lo sé, y te aprecio por eso —respondí, tratando de mantener mi voz firme—. Pero a veces siento que me estás abrumando, que no puedo procesar mis propias emociones porque las tuyas son tan abrumadoras.
El silencio que siguió fue ensordecedor, cada uno de nosotros sumido en nuestros propios pensamientos y emociones. Me sentí como si estuviéramos al borde de un abismo, sin saber si podríamos encontrar el camino de regreso el uno al otro.
—Lo siento si te hago sentir así —dijo Saeed finalmente, su voz apenas un susurro—. No era mi intención.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top