10; 𝑯𝒐𝒘 𝒀𝒐𝒖 𝑳𝒊𝒌𝒆 𝑻𝒉𝒂𝒕

En este oscuro lugar, el cielo se ilumina para mí, mientras te mire a los ojos te besaré como despedida. Ríete todo lo que quieras mientras puedas hacerlo, cariño.

— BLACKPINK

De todos los días que despertaba junto a Enzo jamás me había sentido del modo en que ahora lo hacía, ni siquiera podía comparar las sensaciones porque no existía punto de comparación.

Lo único que podía asegurar era que sentía una paz indescriptible cuando escuchaba como el aire corría por la habitación jugando con las cortinas del ventanal, también podía escuchar el oleaje rompiéndose en la orilla, dando como resultado esa melodía que sin duda me encantaría escuchar a diario por el resto de mi vida.

La expresión de Manjiro al dormir era tranquila, se veía totalmente en calma por lo que no pude evitar, que, con mis dedos, de manera muy sutil, comenzara a contornear su pecho desnudo, y con el pasar de mis caricias veía como su cuerpo reaccionaba poco a poco, seguramente por las cosquillas que le generaba.

— ¿No puedes dejarme dormir cinco minutos más? — preguntó tomando mi mano y llevándola a sus labios para dejar un ligero beso sobre ella.

— De acuerdo, duerme — ante esas palabras una enorme sonrisa dormilona se le dibujó en el rostro, y yo me levanté de la cama.

En uno de los muebles de la habitación vi mi cámara, y en ese momento todas las películas de amor cruzaron por mi mente con todas esas escenas de una pareja en la cama y una cámara de por medio. Sabía que terminando todo esto sólo podría tenerlo en fotografías, así que debía retratar lo más que pudiera para que en esos días de soledad, cuando mi vida volviera a su lamentable rutina, al menos sus recuerdos sean los que mantengan mi corazón encendido.

— Agh — lo escuché quejarse cuando el primer disparo sonó.

— Tú duerme — sonreí mientras enfocaba bien su cansada imagen.

— ¿Qué haces? — entreabrió un ojo y con una mano intentaba cubrir la luz que ahora entraba sin impedimentos gracias a que había recorrido las cortinas.

— Te estoy fotografiando — contesté antes de tomar la siguiente foto — Te ves muy guapo, sin duda eres de esas personas que las cámaras adoran — dije mientras veía el resultado de esa toma.

— ¿Y tiene que ser justo ahora? — tomó la sábana y se cubrió hasta la cabeza.

— Claro, ¿No has visto películas románticas? Esas en dónde recién despiertos uno comienza a fotografiar a otro y después terminan teniendo sexo — comencé a forcejear con él para quitarle la sábana.

Cuando finalmente lo logré, me levanté sobre el colchón apreciando su fallido intento de volver a dormir.

Pude escuchar como negó con un sonido proveniente de su garganta y volvió a acomodarse boca arriba, mientras yo seguía en lo mío. Toma tras toma, diferentes ángulos, luces, expresiones, así fue hasta que me jaló haciéndome caer sobre él.

— ¿Y esta es la parte en la que tenemos sexo? — susurró contra mi cuello para después comenzar a besarlo.

— ¿Tú qué crees? — llevé mi mano hasta su entrepierna y comencé a acariciarlo suavemente.

Sus labios comenzaron a moverse con mayor velocidad sobre mi cuerpo provocando que mi zona íntima se humedeciera al mismo tiempo que mis pezones comenzaban a ponerse duros.

¿Qué sucedía conmigo? ¿Cómo un casi total desconocido podía hacerme sentir así? La manera en cómo hacía que todo a nuestro al rededor desapareciera con un beso o una caricia no podía ser algo de este mundo.

Mi subconsciente pedía a gritos vivir por el resto de nuestras vidas encerrados en una habitación, sobreviviendo a base de risas, besos y caricias, y siendo sincera, en ese momento lo creía posible. Pensaba que podríamos tener un final feliz juntos, tomados de la mano hasta el final de nuestras vidas.

— Sí hubiera sido conmigo desde un principio ahorita conocería cada rincón de tu cuerpo a la perfección — susurró mientras iba dejando besos desde mis pechos hasta la costura de mi panty — Pero como el tiempo que tenemos ahora es menos, tendré que hacer un recorrido bastante exhaustivo día con día.

Comenzó a bajar mis bragas con su boca, y conforme iba deslizándolas, mi piel comenzaba a mandar esas corrientes que se sentían tan exquisitas de pies a cabeza.

— Lunar número uno, en el dedo anular del pie derecho — dio un beso en el lugar donde estaba y comenzó a subir — Lunar número dos, tres, cuatro y cinco en el muslo derecho, entre los cuatro conforman algo parecido a la constelación Aries.

El recorrido por cada rincón de mi cuerpo no era una exageración, realmente estaba intentando aprenderse cada lunar, marca y cicatriz que había sobre mi piel. Sus labios comenzaron a trazar un mapa de todas las marcas existentes en mi cuerpo, y a pesar de ser algo tan simple como eso, yo me sentía en las nubes por la atención que me estaba regalando.

Los besos que fue dejando por todo mi cuerpo siguieron hasta regresar a mi humedad, en donde se sentían como la gloria, pues era un verdadero placer tenerlo entre mis piernas, y podía jurar que me derretía conforme más me tocaba.

Sentía que podía convertirme en lo que él quisiera que fuera, sentía que podía volar, sentía que podía hacer todo lo que en este mundo se creía imposible, me sentía invencible estando a su lado.

Su músculo comenzó a hacer de mi botoncito lo que quería, y lo único a lo que podía limitarme era a jadear, y jugar mis manos en su cabello, volviendo de éste un remolino.

— Mira que mojada estás — susurró sin dejar de acariciar mi zona — ¿Ansias que te la meta?

— Sí, te quiero dentro — dije en un jadeo retorciéndome debido a la habilidad de su lengua, y el dedo que había introducido.

Después de unos pocos minutos jugando en mi intimidad, me reincorporé con un poco de trabajo, pero logré posicionarlo debajo de mí. Mis labios comenzaron a besar su cuello y así comencé a bajar hasta llegar a su pecho, y finalmente hasta la costura de sus bóxers.

Deposité pequeños besos sobre su miembro por encima de la tela, y podía sentir como éste reaccionaba palpitando y volviéndose cada vez más grande.

Me deshice del único pedazo de tela que había sobre su cuerpo, liberando de una vez por todas su longitud, la cual, comencé a estimular con mi mano, mientras seguía dejando pequeños besos en la zona de su pelvis.

Podía escuchar como jadeaba ligeramente cada que mi mano bajaba.

Su abdomen se contraía y aquel líquido transparente comenzó a salir con mayor fluidez de la punta de su erección.

Comencé a introducirlo lentamente en mi boca, para después comenzar con el típico vaivén de mi cabeza, el cual, comenzaba a volverlo loco conforme aumentaba la velocidad de mis succiones.

El flujo nasal se hizo presente, al igual que mis ojos cristalinos debido a la fuerza de su mano en mis cabellos, lo que provocaba que su miembro entrara hasta el fondo de mi garganta. Por esa razón, dejaba de darle la atención a su miembro para limpiar con el dorso de mi mano, la secreción que salía de mi nariz.

Pero no me importaba, siendo sincera, una de mis cosas favoritas en la intimidad eran las sensaciones que el sexo oral me provocaba...

— Coño — lo escuché soltar en un jadeo, mientras sus manos empuñaban las sábanas — Me voy a correr — informó, y comencé a mover a mayor velocidad mi cabeza y mano.

Sus gemidos comenzaron a ser más frecuentes y sin previo aviso me detuve.

— No, ¿Qué mierda? — el enojo y confusión en su mirada era evidente.

— Eso te pasa por haber corrido de la habitación tan feo a Rin — una ligera risa escapó por mis labios.

Me levanté de la cama dispuesta a tomar una ducha y dejarlo a medias en nuestra calentura, pero él me interceptó a medio camino aprisionando mi cuerpo contra la pared.

— ¿Crees qué te puedes andar burlando así de mí? — susurró contra mi oído, mientras sujetaba mis manos en mi espalda — No sé quién te sientes cuando estás conmigo, pero solo una cosa sí te voy a decir — soltó mis manos y el sonido de una tela desgarrándose se hizo presente.

Había roto los shorts de mi pijama, y en cuanto terminó, volvió a aprisionar mis manos con una de las suyas, pues con la otra sentí como comenzó a acomodar su erección en mi entrada.

— Cuando estés conmigo en una habitación, eres menos que yo — susurró contra mi oído, y sin cuidado me penetro de una estocada haciéndome quejar — Así que no te vengas a hacer la graciosita conmigo, y mucho menos te atrevas a dejarme a medias.

Soltó mis manos para tomarme de las caderas y comenzar el vaivén de su pelvis, ese movimiento tan placentero que me hacía no sólo ver, sino hasta sentirme en el mismísimo cielo. Con mis manos me apoyé de la pared, para evitar que la fuerza con la que me penetraba me hiciera chocar contra esta.

El cuarto estaba lleno de sonidos obscenos; mis gemidos, sus jadeos y el sonido de nuestras pieles chocando inundaban la blanca habitación, y a juzgar por la intensidad de nuestro encuentro, seguramente los cuartos continuos ya estaban enterados de lo que estaba sucediendo en la habitación 255, y seguramente deseando ser nosotros.

Diez minutos habían pasado desde que me había aprisionado contra la pared, y ahora la cama era la que sufría las consecuencias de una pareja con este libido tan insaciable — ¿En serio ibas a quedarte sin que te lo metiera? — preguntó llevando su mano a mi cuello, y se agachó hasta que sentí su lengua lamiendo mi oreja.

— ¿No crees qué te lo merecías? — hablé con trabajos debido al cansancio y su mano en mi cuello — Ay, que rico — el volumen de mi voz estaba a tope.

— Jamás creas saber qué es lo que merezco y lo que no — apretó con más fuerza, pero nuevamente le di la vuelta logrando quedar sobre él.

Me agaché hasta que mi boca comenzó a besar su cuello, provocando que su piel se erizara — ¿Por qué? ¿No te gusta que la gente juzgue lo que mereces y lo que no? ¿Tan mala persona has sido? — susurré, mientras comenzaba a mover mis caderas.

— Agh, que rico — lo escuché soltar en un gemido, mientras cerraba sus ojos y enarcaba ligeramente la espalda — No se trata de es-

Su respuesta fue interrumpida debido a que tocaron la puerta, lo cual era muy raro teniendo en cuenta que cada uno hacía lo que quería, o al menos así era mientras estuviéramos en la isla.

— ¿Sí? — respondí sin dejar de mover mis caderas.

— Gianna, ¿Sí iremos a la inmersión? — escuché la voz del menor de los Haitani.

— Mierda — maldije en voz baja.

No recordaba que para el día de hoy Rin y yo habíamos planeado una inmersión que vimos en una página sobre recomendaciones de qué hacer en la isla.

— ¡Sí! ¿Están ya todos listos? — grité, y en cuanto escuché como todos afirmaron fue que los colores se me vinieron a la cara — ¿Cuánto tiempo llevan ahí malditos pervertidos?

Las risas fueron la única respuesta que pude escuchar.

— Más les vale irse de una maldita vez si no quieren una bala entre los ojos — Mikey amenazó y automáticamente las risas se detuvieron.

— Los vemos en veinte minutos afuera o se hará tarde, y recuerda que la loca esa dijo "Por favor no se retrasen que las mareas no van a esperar por ustedes" — Rin imitó con una voz más aguada a la chica que sería la encargada de nuestra excursión, y no pide evitar soltar la carcajada.

— Dale sí, los veo un rato en la recepción — grité para que pudieran escucharme y darles a entender que se fueran de una vez por todas, o este viaje terminaría en masacre — Muy bien, ahora esto tendrá que ser un rapidín — comencé a mover mis caderas a mayor velocidad, y era claro que, a este paso, no podría llegar a mi orgasmo antes que él.

Sus manos me tomaron de la cintura para ayudarme a botar sobre su longitud, pero a pesar de que me sintiera cerca de mi clímax, yo sabía que por mucho que se esforzará, no lograría hacerme terminar, y eso sería algo que sin duda podría echarle en cara sólo para molestarlo un poco.

Una de sus manos viajó hasta mi intimidad y comenzó a jugar mi clítoris, sin dejar de ayudarme a botar, mientras que, con su otra mano, me atrajo hacía él, para llevar uno de mis pechos al interior de su boca, en donde comenzó a succionarlo, morderlo y lamerlo con desesperación.

— ¿Vas a terminar conmigo? — preguntó con la boca llena.

— Si no te empeñas más con esos dedos, no creo — hablé con trabajos pues ahora el cansancio era bastante evidente.

Mis ganas de quedarme en esta posición eran indescriptibles, pero mis piernas no pensaban lo mismo pues comenzaron a debilitarse, así que él pareció darse cuenta de que la fuerza de mis caderas era cada vez menor, y me intercambió la posición.

Nuevamente, él se encontraba encima de mí, con su mano en mi cuello y la otra en mi cintura para poder impulsarse mejor. Sus cabellos blancos, desordenados y húmedos por el sudor lo hacían ver como un verdadero ángel que guardaba oscuridad pura en la mirada.

Este bello ángel bañado en sudor era lo único que quería junto a mí lo que me restaba de vida. Sé que, si decía eso en voz alta, quienes me conocen dirían que me había vuelto loca, pues desde que conocí a Enzo no había querido o deseado a nadie más que no fuera a ese guapísimo italiano, pero venga, que nunca sabemos las movidas que el destino podría hacer a nuestras vidas, y por más que me doliera aceptarlo, yo ya no podía vernos a Enzo y a mí hasta la eternidad.

— Me vuelves loco — Manjiro gruñó cerca de mi oído antes de escucharlo soltar un fuerte jadeo que indicaba que había llegado a su clímax.

— Y tú a mí, pero ahora quítate de encima o se nos hará tarde — lo empujé para quitarlo de encima y la confusión en su rostro solo podía significar una cosa.

— ¿No estás cansada? — preguntó abriéndose cómo estrella sobre las sábanas desordenadas.

— Claro que estoy cansada, pero mi emoción por la inmersión es mayor — ahora le gritaba desde la ducha.

— No me refiero a eso, no me di a entender — lo escuché entrar al cuarto de baño — ¿Te viniste?

— No — contesté sonriente cerrando los ojos para dejar que el agua tibia cayera sobre mi cabeza.

Esperé una respuesta, pero no la hubo, por lo cual me vi en la necesidad de eliminar las pocas gotas que pudieran molestar mis orbes al abrirlos y juro que por más que quisiera borrar la sonrisa de mi rostro, no podía.

— ¿Qué? ¿Te ha comido la lengua el ratón? — eché un poco de shampoo sobre la palma de mi mano para evitar el contacto visual con él y estallar en carcajadas — No te sientas mal, cariño. No serías ni el primero, ni el último hombre que no logra hacer que una mujer se corra.

— Mientes, claro que tuviste un orgasmo. Vi como tu mirada se perdió por unos segundos — reprochó entrando al agua.

— Yo podría mentirte, pero las sábanas jamás — me encogí de hombros — Acéptalo, cariño, posiblemente has perdido el toque — elevé su mentón con mi dedo índice y le planteé un ligero beso, obviamente solo quería hacerlo enojar — Prometo no decirle a nadie para que tu orgullo no sea más lastimado.

Los reclamos parecían infinitos, realmente no creía en mi palabra hasta que tuvo que ver las sábanas por su propia cuenta, y Dios, en verdad le afectó bastante, pues todo el camino a la playa se mantuvo en silencio mirando a través de la ventana, y cuando intentaba sacar algún tema de conversación me respondía de la manera más seca que podía.

— ¿En serio vas a estar así? — pregunté mientras ponía el freno de mano — Es solo un orgasmo, Manjiro, supéralo.

Silencio.

— Bueno, en este caso la enojada debería ser yo porque se trata de mi orgasmo — hice un énfasis bastante grande en esa palabra — Sí vas a estarte comportando como un niño berrinchudo será mejor que te quedes aquí o te regreses al hotel, porque yo no pienso estar aguantándote esas caras o que me estés ignorando como si yo hubiera tenido la culpa — concluí, quité los seguros para bajar del vehículo, y azote la puerta para darle ese tono dramático a la situación.

Si todo salía tal cual, y en mi mente estaba sucediendo, él tendría que bajar del auto en tres, dos...

— Uno — susurré, pero no había escuchado la puerta del carro ni abrirse, ni cerrarse, así que eso sólo indicaba que mi plan no había salido muy bien que digamos.

Quise voltear en su dirección, pero no podía hacerlo si quería que mi enojo se viera creíble. Seguí caminando hasta el local que se encontraba frente a la playa, y era un poco raro, ya que era uno de los pocos sobre la zona, pero podía jurar que, cruzando la calle, tenía una de las mejores vistas de Okinawa.

Aquella hermosa playa en forma de medialuna, en donde las olas llegaban a la orilla para romperse generando el increíble sonido, eran todo lo que necesitaba en mi vida para ser feliz.

— ¿Y el enano? — escuché la voz de Ran acercarse a mí.

— Detrás de ti — pude ver como sus ojos se abrieron como platos y los colores se le fueron del rostro.

— ¿Temblaste, puta? — su hermano dijo entre risas, las cuales acompañé, pues parecía que el mayor había visto a la muerte frente a él.

— Con eso no se juega, me hubiera asesinado si escuchaba como lo llamé — él alto empujó a su hermano quien no dejaba de reír.

— Bueno, así los dos moriríamos a manos del mismo hombre — Rin se quitó los lentes de sol y los puso sobre su cabeza, dejando a la vista sus hermosos orbes violáceos — Iríamos al mismo infierno y jamás te librarías de mí, hermanito.

— Que el diablo se apiade de mí — Ran hizo hizo como si se persinase y cruzó la calle para adentrarse en el local en busca de la chica encargada de nuestra inmersión.

— ¿Dónde ha quedado Mikey? — el mayor del grupo preguntó en mi dirección.

— No tengo idea, que se ha emberrinchado como un niño chiquito y no sé si vaya a unírsenos.

— ¿Y por qué se ha enojado? — ahora las miradas estaban posadas sobre el pelirrosa, quien, terminada su pregunta, bebió de la botella de agua que tenía en manos.

— Yo qué sé, no les estoy diciendo que se ha comportado como un bebé y no sé ni por qué — caminé hacía él para quitarle la botella de agua y acabarme el contenido.

— Claro, puedes tomar de mi agua, sin problemas — pude escuchar el tono sarcástico de sus palabras, a lo que solamente me limité a sonreírle con el mismo sarcasmo.

— Vaya, que han llegado super puntuales. Puntos extra como clientes — una pelinegra de piel bronceada, pero manteniendo un ligero tono claro en ésta, y una estatura como la mía se nos unió junto a Ran, quien ya cargaba con el equipo necesario para la actividad — Buenos días, por cierto.

— Buenos días — respondimos todos al unísono.

— En la llamada mencionaron que eran nueve personas, ¿Dónde está la que falta? — entrelazó sus manos a la altura de su pecho.

— Meh, quitémoslo de la lista, no sabemos si vendrá.

— Okay, muy bien, entonces, vamos adentro para darles el equipo e ir a la playa a explicarles el uso de éste y en que va a consistir la inmersión, ¿Vale?

Respuestas afirmativas fue lo que se escuchó y ella regresó corriendo a la tienda.

— ¿Me creerían si les digo que se me hace super conocida? — Koko se quitó los lentes de sol para dejarnos ver esos ojos curiosos.

— De tus sueños será, jamás habíamos estado ni cerca de esta zona — el pelirrosa, al igual que los otros lo miraban extrañados.

— Lo sé, pero en serio, siento que la conozco muy íntimamente.

— ¿No habrá sido alguna de sus aventuras en Japón, señor Kokonoi? — lo miré juguetona y él negó rápidamente.

— No, no, no, en absoluto, solo que se me hace muy curioso este sentimiento, pero, en fin, serán cosas mías.

— ¿Y sí ponemos un punto de venta en ese edificio? — Sanzu interrumpió al peliblanco, haciéndonos mirar al pequeño edificio que parecía estar abandonado y que estaba a un lado del local pintado de la diversa variedad de vida animal del cual habían salido Ran y la chica encargada de guiarnos el día de hoy.

— Claro, poner un punto de venta en el fin del mundo, que gran idea, hermanito. Me sorprende que cada día seas más imbécil — Takeomi dio una palmada en la espalda de su hermano y todos reímos antes de cruzar la calle para adentrarnos en el local.

Nami, porque ese era su nombre, nos entregó el equipo, y cuando todos teníamos lo necesario, comenzó a explicarnos que verificáramos ciertas cosas con éste, para ver que este estuviera en condiciones adecuadas para su uso. Ella estaba terminando de hablar, cuando se escuchó la puerta del negocio abrir, dejando ver a un enano peliblanco entrando por ésta.

— Vaya, hasta que se digno en aparecer — susurré, mientras rodaba los ojos.

— Oh, sí llegó — Nami sonrió en su dirección — Buenos d-

— ¿Te gusta el helado? — Manjiro interrumpió a la pelinegra haciendo que el semblante de todos en la habitación se volviera confuso.

— ¿El he-helado? — contestó bastante confundida ante la repentina pregunta y la mirada intensa del menor.

Todos volteábamos a verlo y vernos en espera del porque su pregunta tan fuera de lugar, ¿Cuál era la razón de su pregunta?

— No, no me gusta en realidad — respondió haciendo énfasis en cada silaba, y ante aquella replicación, él solo asintió entrecerrando los ojos — Te daré un equipo — dijo antes de desaparecer por una puerta hacía la parte trasera del lugar.

— ¿Me creerían si les digo que se me hace súper conocida? — Manjiro dijo exactamente lo mismo que Kokonoi hace unos minutos atrás.

— Otro — Takeomi hizo un ademán con ambas manos llevándolas al aire.

— ¡Es lo mismo que les dije! — el otro peliblanco le siguió el juego, y todos después de negar con la cabeza y algunos rodar los ojos salieron del local, ya que ya estábamos bastante apretados ahí.

— Tal vez, de otra vida — dije en un tono aterrador moviendo mis dedos frente a sus rostros, y ambos soltaron una pequeña risa.

Sea lo que sea, que Dios nos agarré confesados, por lo que lo que viene, será más complicado de lo que suponíamos, y no, ojalá estuviera refiriéndome sólo a la inmersión. 

Reviví de entre los muertoooooossssss 👻🥴☠️ Pido perdón, en serio, es que lo que paso fue que mi mamá abrió un negocio que de hecho me dio idea para otro fic, y me mudé, así que ya se imaginaran como estaba de ocupada

Pero las cosas ya están por terminar, y el lunes entro a la escuela, y tengo 3 horas libres entre cada clase, porque como ya estoy en mi último semestre (digan hurra), solo llevo cuatro materias, y pues nada, horas libres, tiempo para escribir 🥴🙊

Btw, quiero decir que si los extrañé la vea, y por un momento de tanto estrés pensé en cerrar mi cuenta, pero no, falsa alarma, fue mi estrés tratando de actuar precipitadamente porque aun tengo muchas ideas por plasmar en futuros fics 🥰

Btw x2, ¿Conocen a Nami? 🌚 Al que la conozca le doy un dulce, y al que no, vayan a conocerla que les aseguro la van a amar 🤠💖 Es un fanfic de mi querida: 

@Tsumi_Batsu_, el fanfic se llama Deep Inside y les juro que da demasiada calma leerlo, se lee muy bonito la verdad, garantía NoviadeKeisukeBaji 🤣💐❤️

Nos leemos en unos días, cuídense mucho y tomen mucha agüita 😋😊💖

Los amoooo 💐❤️

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