Oikawa se sobresaltó al sentir cómo alguien tocaba su hombro, sus ojos miraron a su derecha encontrándose con Yamaguchi que parecía estarle diciendo algo.
Con cuidado, Oikawa dejó caer las mancuernas al suelo y se quitó los audífonos que reproducían música al máximo volumen.

— Hola, Yams. — Saludó el castaño con una sonrisa. — ¿Qué me decías?

— Te preguntaba si tienes planes para hoy. — Repitió el pecoso, Tōru negó con la cabeza. — Perfecto ¿Te apetece ir a tomar un café junto a Tsuki?

— Claro, ¿por qué no? — Oikawa pareció pensar algo por unos segundos. — ¿Te molesta si invito a Iwa-chan?

— Para nada, tráelo contigo.

Con un ademán de despedida, Yamaguchi se alejó del más alto para volver a reunirse con su pareja quien se encontraba sentado en una banca escuchando música sin hacer nada más.
Oikawa buscó con la mirada a Iwaizumi, quien hacía unos minutos se había alejado de él para hacer otra cosa.

Un beso fue plantado en la mejilla de Oikawa tomándolo por sorpresa y, al girar su rostro, se encontró con un par de ojos verdes que le miraban con diversión.

— ¿Buscabas a alguien? — La voz grave de Iwaizumi resonó en los oídos de Tōru por unos segundos.

— ¿Eres adivino? — Ambos rieron. — Oye, Iwa-chan, ¿te gustaría ir conmigo a tomar un café con Yamaguchi y Tsukishima?

— Suena bien. — Iwaizumi asintió. — ¿Trajiste ropa para ducharte aquí o prefieres ir a la casa?

— Tengo algo de ropa en la mochila, no te preocupes.

El moreno asintió y se alejó unos pasos de Tōru para tomar su botella de agua y beber de ella. Por su parte, Oikawa tomó una vez más las mancuernas que había dejado en el suelo para terminar con su rutina del día y poder ir a ducharse.

Había pasado un tiempo desde que Oikawa había comenzado a salir con Iwaizumi y el castaño no podía evitar notar la diferencia que aquello había generado en su vida, por ejemplo, la forma en que las personas en aquel gimnasio lo trataban era distinta a cómo lo hacían en un principio y no sabía si se debía al hecho de tener pareja o si se trataba del hecho de estar saliendo con Iwaizumi. Después de todo, Iwaizumi no era un hombre común y corriente y eso, de alguna manera, le gustaba a Oikawa.

Las mancuernas volvieron a caer al suelo cuando Tōru terminó con los ejercicios de ese día y soltando un largo suspiro se puso en pie dejando ambas pesas en el lugar designado para ellas. Sus pies lo guiaron a su mochila en donde siempre guardaba una toalla y su ropa por si decidía tomar una ducha en ese lugar. Los ojos marrones de Oikawa volvieron a buscar a Iwaizumi y al encontrarlo, se acercó a él una vez más.

— Iwa-chan, me adelantaré para tomar una ducha.

— ¿Has terminado? — Tōru asintió con la cabeza. — Espera un momento, te acompañaré.

— No me pasará nada de aquí a los baños, Iwa-chan, no te preocupes. — Los ojos del moreno le miraron con desconfianza, el castaño rio. — Bien, date prisa.

Iwaizumi tomó sus pertenencias y, bajo la mirada de Oikawa, las adentró a su bolsa antes de tomar la mano del más alto y empezar a caminar juntos hacia los baños.
Tōru no pudo evitar perderse en sus pensamientos mientras caminaban hacia su destino, pues la última semana de su vida había sido catastrófica, el trabajo lo había ocupado casi todo el día y el único momento que tenía junto a Iwaizumi era cuando se reunían para ir a entrenar. Como si eso no fuera suficiente, el moreno también había estado ocupado con el trabajo, lo que provocaba que a veces no pudiera acompañar a Tōru generando cierto ambiente de frustración entre ambos al sentir que las veinticuatro horas del día no eran suficientes para ellos, por esa razón, Oikawa había comenzado a cuestionarse aquella propuesta que el mayor le había hecho varios días atrás y que parecía comenzar a ser la solución a sus problemas con la distribución del tiempo.

— Iwa-chan, ¿tienes planes para mañana? — Preguntó Tōru, Iwaizumi dejó ver una mueca como respuesta para el castaño. Los pasos del mayor se detuvieron dejando a ambos de pie a unos metros de los baños, Oikawa le miró con confusión.

— Intentaré liberar un poco mi agenda de trabajo. — Habló Iwaizumi logrando sacarle una sonrisa a Tōru.

— No te preocupes por eso, Iwa-chan, no quiero que te sientas aún más estresado de lo que ya estás.

— Me estresa aun más no poder darte la atención que mereces, Tōru. — Iwaizumi dejó una caricia en una de las mejillas de Oikawa. — Además, todo apunta que las cosas en el trabajo empezarán a mejorar, podremos pasar más tiempo juntos.

— Está bien, intentaré hacer lo mismo, tal vez el jefe tenga algo de compasión por mí.

Iwaizumi volvió a tirar de Tōru en dirección a los baños, sitio al que finalmente entraron y pudieron darse la ducha que tanto deseaban para deshacerse de la capa de sudor que cubría sus cuerpos. Aquel momento también sirvió para que Tōru reflexionara sobre las decisiones que tendría que tomar a futuro, pues él también quería buscar una forma de apoyar a Iwaizumi en lo que pudiera.

Cuando terminó de lavarse, Oikawa cerró la llave del agua y secó todo su cuerpo con su toalla antes de colocarse el cambio de ropa limpia que traía consigo, saliendo así de las duchas para esperar a Iwaizumi quien parecía no haber terminado todavía.

— Por fin te encuentro. — Los ojos de Oikawa se fijaron en la persona que apareció a su lado. — Yamaguchi me dijo que irán a tomar un café, ¿te importa si nos unimos?

Una cabellera naranja apareció en su campo de visión y, a su lado, una cabellera oscura le acompañaba. Tōru aguantó una risa al notar la expresión de cansancio que se reflejaba en el rostro de Kageyama.

— Claro, chicos. Ustedes pueden adelantarse, esperaré a Iwaizumi.

La pareja frente a Oikawa asintió retirándose momentos después del lugar. Tampoco pasó mucho tiempo antes de que Iwaizumi saliera del cubículo donde se estaba duchando, llamando la atención de Tōru que no pudo evitar mirarle con sorpresa al notar la camiseta sin mangas que el moreno estaba vistiendo.

— ¿Planeas ir a enamorar personas por ahí? — Preguntó el castaño cruzandose de brazos, Iwaizumi rio.

— Me gustaría creer que ya enamoré a la única persona que me interesa.