Let the light in

Advertencias: Ninguna.

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La joven de cabellos rubios sonrió al ver a Gojo Satoru en la puerta de sus dormitorios, recargado en la madera dando suspiros cortos. Ella juraba que era perfecto; alto, con el cabello igual a la nieve, ojos tan azules que lucían inhumanos. Gojo Satoru era...

—Hermoso, vaya atardecer —dijo el albino con leve encanto—. Supe que tuviste una misión con Nanami-kun, ¿Fue demasiado duro?

Akiko negó—. Él solo es muy callado…pero estuvo bien.

—Sí, así es Nanami —el más alto sonrió—. Tengo un problema, quiero tu ayuda.

Akiko suponía que se trataba de algo así—. Claro, dime y te ayudaré.

—Mi graduación es en menos de dos semanas, y se suponía que Shoko sería mi compañera de baile después de la ceremonia, pero se lastimó la pierna durante una pelea…así que pensé que podrías ir conmigo y ser mi pareja, al menos durante ese día —un leve sonrojo era visible en la punta de sus orejas—. ¿Qué debería hacer?

La sonrisa de Akiko era una de nerviosismo—. P-por supuesto, soy buena bailarina, las mujeres de mi clan me enseñaron.

Gojo acomodó sus gafas y asintió—. Muy bien, te daré dinero para el vestid-

—Tengo mi sueldo, es bastante bueno —sus dedos se movían ansiosos—. Yo puedo pagarlo.

Satoru mostró una mueca—. Admito que me gusta pagar cosas por tí, pero es bueno que tengas independencia. Entonces, iremos juntos.

Naoko tuvo una recuperación exitosa, y en lo que cabía rápida. El joven estaba emocionado por regresar a campo abierto, pero tristemente se dió cuenta que las vacaciones de invierno estaban a la vuelta de la esquina, en su caso dentro de poco pasaría a segundo año, mientras que los de tercero se graduarán y rendirán sus últimos exámenes.

"Akiko estará deprimida" pensó el de cabellos oscuros, pero su sonrisa permaneció "Gojo Satoru se graduará".

—Naoko-kun, ¿Te sientes bien? —preguntó la muchacha de ojos azules—. Te ves extraño.

—Solo pensaba lo emocionantes que serán las vacaciones. Cómo mamá no puede estar en las cenas familiares, probablemente iremos a ver a su familia, si no tienes planes puedes ir, será divertido ir a Canadá contigo.

La menor sonrió suavemente—. Muchas gracias, pero no quiero ser una molesti-

—No eres una molestia, Akiko, tú eres una bendición —la interrumpió el mayor—. Por cierto, escuché que normalmente no hacen una ceremonia tan ostentosa para los de tercero, pero ya que el mismísimo Gojo Satoru es uno de los egresados están gastando mucho, hasta harán un baile ¿Ya tienes un vestido adecuado? De todas formas te verás hermosa con lo que sea.

Los ojos zafiros se agrandaron levemente—. Sí, es muy lindo en realidad…¿Irás solo?

—Claro que sí, a menos que me quieras acompañar como pareja.

Akiko hizo una mueca—. Satoru me pidió acompañarlo, su amiga se lastimó la pierna.

El de cabellos negros negó—. Falso, yo ví a Shoko-san corriendo en sus entrenamientos…¡Seguramente quería invitarte sin que fuera una invitación!

El golpe seco de un periódico contra la espalda del muchacho desvío la atención a su profesor—. Haces mucho ruido, Naoko —les dió una mirada severa y ambos comenzaron a anotar la información en la pizarra—. ¿Cómo esperan ser buenos ejemplos para los chicos de primero el próximo año?

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—¿No es encantadora? —preguntó Gojo a Shoko, de lejos podían ver a los de primero por la ventana de sus aulas.

Shoko enfocó la vista suavemente—. Oh, la niña que sacaste del clan Katō, sí lo es, por cierto ¿Cómo la sacaste de ahí?

—Es mi prometida, ¿No te dije? —soltó una risita al ver como su compañera se quedó horrorizada—. Resulta que así nos llevamos mejor.

—¡¿Y así viviste con ella cuatro semanas?! —estaba agitada—. Oh mierda, más te vale que no la hayas tocado de manera indecente…¡Sucio!

—¿Te doy esa impresión? —preguntó indignado—. No le hice nada. No necesito comprar a una prometida para tener sexo, solo pensé que tenía potencial, realmente lo tiene ¿Verdad?

Shoko ladeó la cabeza—. ¿El gran Gojo Satoru halaga a otra persona? Que raro.

El de gafas soltó un ruido de enojo apenas audible—. Sé reconocer a un buen colega cuando lo veo…

La castaña soltó una risita—. Claro, y yo soy una monja —dijo sarcástica—, Di lo que quieras, te gusta y que sea tu prometida te hace fácil el camino, porque vamos, podrás ser el gran Gojo Satoru, pero tu actitud horrible asusta a las chicas.

—¿Soy horrible?

La más baja asintió—. Eres un patán, haces llorar a todas las mujeres con las que pasas una o dos noches y después yo tengo que sacarlas de los dormitorios —hizo memoria para reclamarle unas cosas más—. Pero bueno, ya no lo has hecho desde hace unos meses…¡¿Es por la de primero?!

Satoru hizo un puchero débil—. Una cosa no tiene que ver con la otra.

Shoko lo meditó un segundo para después asentir—. Tienes razón, tú nunca cambiarías.

El albino escondió la cara entre sus brazos ignorando el sonrojo de sus mejillas por la vergüenza de esa acusación.

En pocos días ya era la celebración. Los asistentes eran en su mayoría los chicos de Tokio, y sus profesores, pues apenas fueron los padres de Shoko y de Nanami, pero al terminar la ceremonia formal, se fueron.

En cuanto tuvo tiempo, Gojo corrió con Akiko a saludarla. Se veía hermosa con el vestido verde esmeralda sin mangas pero cubriendo todo lo demás de su cuerpo, seguramente por las marcas de abuso físico que vivió en el viejo clan. La sola idea hacía que la sangre de Satoru hirviera—. Te ves hermosa —dijo con un tono infantil—. Tan hermosa que me siento mal por las personas que no pueden verte.

—Gracias, tú tampoco estás nada mal —respondió Naoko rompiendo el bello momento entre ambos—. Felicidades por su graduación, no cabe duda que fue un buen año para la hechicería.

Akiko sonrió a su compañero—. ¿Incluso con tu accidente?

—Especialmente por el accidente —aclaró Gojo antes de tomar su mano. La expresión en su rostro era difícil de explicar—. ¿Vas a bailar conmigo?

La rubia se puso roja pero rápidamente descifró que ese era su propósito desde que él la invitó—. C-claro, para eso me pediste ayuda.

Ignorando el hecho de que Shoko estaba platicando con Ijichi, el más alto sujetó la espalda baja de Aki con ambas manos, mientras que la joven posó las suyas en sus hombros. Era una canción lenta, y en realidad no era obligatorio bailar, pero Gojo lo había pintado de esa forma para invitarla. Era más bonita de cerca. Los labios levemente coloreados por la tinta roja, las pestañas rizadas y cubiertas de máscara. Pero algo había pasado en ella, claro que aún estaba nerviosa por tenerlo así de cerca, aunque apretaba los labios para evitar suspirar.

—¿Qué ocurre? ¿Estás triste porque me voy? —preguntó el albino con ese tono burlón.

La menor asintió—. Entré a esta escuela con tu ayuda, y me acostumbré a escuchar de tí…fuiste muy amable conmigo todo el tiempo.

Las palabras causaron un revoloteó en el vientre de Gojo—. Vamos, ya te dije que no me debes nada, en todo caso solo la ropa —soltó una risita nerviosa al momento en que sus ojos se encontraron—. Has cambiado, eres más como tú y menos de la niña reprimida y rara que conocí.

Era melancolía, inquietante y bella. Aki frunció el rostro—. ¡¿Eso es malo? —la menor se quedó pensativa un momento—. Supongo que no es una cualidad adecuada para una prometida…perdón, no quería hablar de eso.

Cualquier hombre estaría feliz de tenerla como futura esposa, pero la niña hasta hace unos meses se podría haber casado con cualquier hechicero que su familia aprobará. "No hay nada de encanto en alguien que te ama por obligación". Satoru negó—. No me molesta lo suficiente hablar de nuestro compromiso.

El corazón de Akiko fue apretado por una gran mano que ahora lo oprimía más y más—. Mientras yo sea tu prometida mi familia no puede acercarse a mí, estoy feliz con eso pero…¿Qué haré cuando quiera casarme de verdad?

Satoru sintió un leve pinchazo, pues era algo que deseaba pero no por obligación—. Te casarás con alguien que te hará muy feliz, estoy seguro.

La rubia no dijo nada, siguió bailando hasta que la música paró y ellos se alejaron unos centímetros—. Satoru —dijo la menor en un jadeo—. Verás, yo m-me enamoré d-de

—¿Qué está haciendo el idiota de Ijichi? —preguntó distraído al notar que trataba de abrazar a Shoko—. ¿Le gusta? Que tipo tan raro —volvió su mirada a la joven de mejillas rojas—. Perdón, ¿qué decías?

—Me enamoré de la hechicería —contestó de prisa y acomodó una sonrisa en sus labios—. Voy a tomar aire, no imaginaba que tan pocos alumnos serían sofocantes.

El más alto inclinó la cabeza de lado confundido, pero la empujó para guiarla a la salida—. Mira cuántas estrellas, se nota que estamos a las afueras de Tokyo.

Akiko solo podía sentir el corazón en su garganta por la vergüenza recién pasada y la cobardía que la ataba a estar de pie junto al hombre que amaba y al que no podía decírselo por temor a ser rechazada. "Que patética soy" sus pensamientos la consumieron e ignoró que Gojo sostenía su mano, y subía hasta su muñeca rozando la pulsera de oro que él le dió. "Satoru es tan limpio, nunca fue golpeado ni despreciado, sus padres no se suicidaron, no fue utilizado…él es tan deslumbrante".

Akiko significa luz brillante, por eso brillas más que las estrellas —había quitado la gafas de sus ojos observándola tanto como podía. Últimamente sentía que su pecho se llenaba de orgullo con solo verla. Era Gojo Satoru y eso lo llenó de orgullo al ser niño, cuando creció se dió cuenta que ser Gojo Satoru no era algo dentro de su control, y no deseaba serlo; todas esas responsabilidades las odiaba, nunca se sintió como en ese momento junto a Akiko Katō—. Me haces sentir orgulloso.

Aki se quedó quieta analizando sus movimientos, el chico se acercaba directo a sus labios, y los presionó. Antes de siquiera poder hacer algo, él se había alejado nuevamente.

—Lo siento —murmuró aún cerca de su cara—. Yo…yo espero que esto te confunda sobre nuestro compromiso...¡Mira la hora! Debería llevarte a tu puerta.

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Enfrente de los dormitorios del primer grado la joven sentía toda la clase de emociones. Por un lado, estaba enamorada de Gojo y sentía que no era merecedora de su amor, y por otro lado no quería ser la única enamorada. Claro, así es el amor, doloroso cuando no es correspondido.

Todavía sintiéndose un idiota, el albino buscaba la forma de remediar lo que hizo, se asustó y reaccionó como un patán mencionando que no quería causar confusión entre ellos—. ¿Irás conmigo en vacaciones? Podríamos visitar lugares que no conozcas, ¡Te haré un tour por todo Tokyo!, ¡También podemos ir a la playa!

La menor asintió con una pequeña sonrisa—. Eso sería bueno, pero ahora estoy muy cansada y quiero dormir —señaló la puerta.

—¡Claro! —el contrario tembló suavemente ante su mirada—. Nos vemos mañan-, nos vemos luego, Akiko.

La joven cerró la puerta apenas entró y caminó hasta el espejo del baño en su dormitorio, se vió a sí misma como un fantasma, claro que fue feliz al dar su primer beso, pero las palabras que le siguieron la hicieron terminar de entender dos cosas: Satoru no quería tener un vínculo con ella, y ella no quería ser solo una extensión de él.

Soltó una risita apartando la mirada de su reflejo—. No quiero ser solo la prometida de Gojo Satoru —las lágrimas picaban sus ojos cada que respiraba—. Entiendo porque te colgaste en la cocina, mamá.


Pensé que había actualizado la historia, quedé, desafortunadamente después me dió un bloqueo pero logré terminar este capítulo y el siguiente será la segunda parte, enfocada en el desarrollo de Akiko como personaje.

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