Flashback

Advertencias: Salto temporal de 5 años, esto se ubica en Jujutsu Kaisen 0, la película.


Akiko despertó sintiéndose aplastada, no, no emocionalmente, pues literalmente el hombre albino estaba casi encima de ella asfixiándola. Como pudo, hizo a un lado su cuerpo desnudo y corrió al baño.

"Fue mala idea llevarlo a ese bar" la joven examinó su cuello lleno de moretones y mordidas "Hoy era mi regreso a trabajar" pensó lamentándose.

El ruido de la puerta abriéndose la hizo mirar, un Gojo Satoru desordenado yendo directamente a la regadera la hizo darse cuenta del nivel de resaca que tenía—. Akiko, ven a bañarte conmigo —pidió el albino con cierto tono ronco—. Ven...ven o te morderé otra vez.

La rubia ladeo la cabeza indecisa—. Pero solo será el baño, ¿Verdad?

—¿Piensas que soy un pervertido? Claro que será solo el baño, me siento muy mal como para cargarte en la ducha —la observó en silencio mientras la menor se quitaba las pocas prendas que llevaba—. Bueno, haré un esfuerzo, no me siento tan ma-

Akiko lo interrumpió—. Solo un baño —se metió con él y cerró la puerta de cristal transparente—. Sabes que no debes beber tanto, ni siquiera te gusta para nada.

El albino disfrutó del chorro directamente en su nuca unos segundos—. Pero tú querías celebrar que tu licencia de hechicera esta de nuevo en uso —murmuró sin entender el disgusto de la menor—. Además, estabas ahí para cuidarme.

—Satoru, eres enorme, ¿Tienes idea de lo pesado que eres cuando estás ebrio? —preguntó casa indignada mientras se acercaba a él—. También ya habíamos tocado el tema del sexo ebrios: sin marcas.

El albino refunfuñó—. Tal vez así las personas se den cuenta que estás con alguien la siguiente vez que salgamos —cerró la llave una vez ambos estaban mojados.

—Solo me pidieron la hora al entrar, literalmente nadie se acercó a mi, pasaste toda la noche abrazándome —respondió con cierto tono de molestia.

—Y aún así te miraban —un ligero color rojo apareció en las orejas de Satoru—. Simplemente no lo tolero, tal vez con esos chupetones aparten la mirada... Déjame hacerte algunos en la cara —la apretó de los hombros poniéndola contra la fría pared de la ducha haciéndola temblar.

—¡Eso ni siquiera tiene lógica! Todos me verán si tengo marcas rojas en la cara, podrían denunciarte de violencia doméstica —intentó soltarse, pero al ver que Gojo no intentaba morder sus mejillas, se quedó quieta—. Una marca de vez en cuando en mi cuerpo no está mal, pero es excesivo.

El albino puso sus dedos sobre su cuello, los hematomas rojos y morados lo hicieron sentir culpable—. Sabes que nunca te haría daño... lamento que tu cuello luzca así, a mi me gusta pero supongo que lo ves feo —suspiró y la soltó—. Te haré moretones en los muslos, así nadie los verá pero estarán ahí.

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Akiko suspiró antes de exorcizar a la pequeña maldición alojada en la casa del árbol, era tan insignificante que bastó un golpe para acabar con ella. Bajó por las estrechas escaleras de madera y miró a los dueños de la inmensa propiedad.

—Listo, esa maldición no volverá a asustar a su hija —sonrió cuando le dieron un sobre lleno de dinero—. Si tienen algún otro problema, por favor no duden en llamarme.

La pareja adinerada asintió y se alejaron llamando a su pequeña hija para que al fin pudiera jugar en la casa del árbol. La rubia salió de su propiedad, lo que menos le importaba era el dinero, ella solo deseaba seguir ejerciendo la hechicería, incluso si debía hacerlo en el campo privado.

"¿Cómo va tu día? Volveré temprano a casa" le envío un mensaje de texto a Gojo, quien no respondió inmediatamente, así que supuso que tenía un mal día "Compraré tus dulces favoritos, me quedan de camino :)".

"Gracias, ocurrió algo" su vaga respuesta ya le daba una idea de lo que sucedía.

"De acuerdo, si necesitas algo llámame"

La rubia hizo una mueca antes de estirar los brazos. En el fondo, su estilo de vida le encantaba: hacer pocas cosas, divertirse mucho, pasar tiempo con Satoru. El albino siempre le contaba sobre sus alumnos; nunca escatimaba en detalles, ella sabía cuáles eran las particularidades de cada estudiante de la preparatoria, incluso cosas muy personales.

"Seguramente los altos mandos lo regañaron por el asunto de Yuta Okkutsu" pensó. La rebeldía de Gojo nunca fue un problema para ella, ni siquiera se daba cuenta debido a que él parecía un perro arrastrándose ante ella, sin importar las consecuencias.

Apenas habían reactivado su presencia en la hechicería y la orden de hechiceros de Japón le envió un correo electrónico "Maledictus" era el código para dirigirse a los brujos causando disturbios. "Se solicita la presencia de cada hechicero japonés, de estar en otro país deben cumplir su juramento a la nación y volver lo antes posible".

Los ojos zafiro parpadearon al leer el comunicado—. Claro que tiene que ver con Gojo.


El 25 de diciembre fue un baño de sangre, maldiciones fueron exorcizadas por centenares, aunque también murieron varios hechiceros, la mayoría con heridas logró sobrevivir.

El joven heredero de los Kamo corría tras una maldición grado especial que Todō había arrojado a unas calles de distancia "¡Encarguense de esa, yo iré por las demás, debo regresar temprano para ver a Takada-chan!" Su patética excusa había hecho que ahora los jóvenes de segundo año tuvieran que pelear con maldiciones fuertes y enojadas por la terquedad de su compañero.

El de cabellos negros recibió un ataque de energía maldita pura, casi rompe su brazo de no haber sido por Mai, que disparó dispersando la energía maldita—. Todō es un idiota.

—No, en realidad los alejó del centro de las calles, ahí es un caos —Akiko cortó la cabeza de la maldición con su técnica de sangre—. Los estudiantes solo tienen permitido enfrentar maldiciones menores a las de primer grado.

Justo cuando Kamo iba a responder, una inmensa hacha se estrelló a unos centímetros de la rubia—. ¡Señorita! —el de los ojos cerrados quiso acercarse a ella, pero la mujer alzó la mano.

—Vayan a un lugar seguro, ayuden a los otros hechiceros —juntó sus manos—. Yo me haré cargo de este brujo.

El hombre rubio que arrojó la espada estaba casi desnudo, aún así se movía de un lado a otro—. El señor Getō me prohibió matarte, dijo que nunca le haría eso a su gran amigo, pero todavía tengo permitido mutilarte un poco…¡Ya sé! Brazos y piernas.

Akiko ni siquiera se molestó en dar otro pasó—. ¡Extención de dominio, bajo y profano! —las calles cercanas se llenaron de sangre que salía de la tierra, de paso ahogo a las maldiciones más cercanas.

“¿Por qué ella tiene un poder así? Las ramificaciones de una técnica siempre son más débiles. Su familia robó la técnica de los Kamo, aún así ella puede extender su dominio sin ningún problema” pensó el estudiante antes de correr y tomar a Mai como un costal de papas—. Debemos irnos de aquí, ayudaremos a Utahime-san.

Akiko esperó hasta que ambos jóvenes se alejaron para por fin manipular su dominio—. Muere —lo señaló y una ráfaga de sangre atacó al hombre ahogándolo unos segundos. “Invocar mi dominio siempre me deja débil, que tontería” la menor limpió la sangre de su nariz, y tuvo que deshacer su técnica.

—Apenas vamos calentando, señorita —el rubio tomó su hacha apoyándose en ella para ponerse de pie, la sangre había entrado como agua a sus pulmones—. Voy a-

La rubia apretó los puños, manipulando la sangre dentro del cuerpo de su oponente. Comenzó a cristalizar la sangre de órganos como hígado y páncreas, pero no se detuvo, fue por el corazón—. ¿Cuántas personas mataste hoy?

El hombre no podía respirar correctamente, la sangre le obstruyo la vía respiratoria, y su corazón no latía. Tenía un paro cardiorrespiratorio.

—Esas personas tenían familias, y tú te creíste Dios y acabaste con ellas…eso es algo horrible, hace que el mundo se sienta todavía peor —otra presencia la hizo girar en busca de la energía maldita que ella reconocía—. ¿Naoko?

—De verdad quieres matarlo —se río el mayor, cargaba su antigua espada de sombras y con una sonrisa arrogante la saludo—. Deja de matarlo, Akiko.

La rubia desactivo su técnica—. No te veo desde el año pasado que volviste por un permiso especial.

—Sí, bueno, ya sabes, Mongolia me tiene atrapado, pero la patria es la patria —se río y noqueó al tipo moribundo—. Te hubiera avisado, pero esto es una guerra, no puede haber noticias tan buenas.

La de ojos azules sonrió a medias—. Es bueno verte.

—Por cierto, ¿recuerdas que te conté sobre mi novia? Ella vino conmigo a este pequeño viaje, nos quedaremos unos meses solamente, es romántico ¿Verdad?

La menor asintió—. Mucho en realidad —giró su atención a la inmensa maldición roja de un solo ojo—. Nos encargaremos de esa cosa tú y- —La energía maldita de Gojo Satoru la pulverizó de un golpe.

—Oh, eso nos deja las cosas más sencillas. Tú por la derecha y yo por la izquierda, nos veremos en el centro una vez hayamos terminado —alzó el pulgar—. Es bueno estar en casa.

—Te extrañé. Hay un acuario enorme en Ginza, lleva a tu novia, quiero conocerla.

El de cabellos negros asintió—. Sí, Aki-chan.

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Juju-corto:

Akiko volvió a casa pasado el amanecer, le dolía todo.

“Acabo de volver de mi retiro forzado, y ya me quiero tomar unas vacaciones” pensó tratando de conciliar el sueño, pero las imágenes de sus colegas heridos y fallecidos la hacía temblar “Satoru ya tardo demasiado”.

Justo cuando iba a ponerse de pie, escuchó la puerta abrirse—. ¿Satoru?

Unos pasos se acercaron, y la puerta de su habitación se abrió, el albino estaba serio, cosa rara en él, no llevaba la venda que normalmente tenía en la cara, y sus ojos estaban rojos.

—¿Qué pasó? —la joven se acercó al filo de la cama, y el mayor la envolvió en un abrazo tirándola a la cama nuevamente, está vez abrazado a ella—. ¿Te duele?

El albino asintió en silencio. Y luego comenzó a escuchar sollozos bajitos “Era mi mejor amigo”.

La de ojos zafiro acaricio su cabeza, no dijo nada, las palabras no salían de su garganta. Solo pudo aferrarse a Gojo hasta que en algún punto ambos cayeron dormidos.

Pero Satoru dijo algo antes de caer rendido por el cansancio. “Tú eres lo único que me mantiene cuerdo…no te vayas, o moriré” plantó un beso tembloroso en su frente y limpió sus lágrimas.


Este extra me salió medio triste porque sí, no me aguanté a hacer más vulnerable a Gojo, es que me da tristeza.

En cosas más lindas: así luciría el chamaco de Akiko y Gojo. Me vale que literal sea una mezcla genérica de ambos, es bellísimo. (Personaje de la villana es una marioneta). *Imagen de hasta arriba, que aquí no me dejó pegarla*.

Los amo, ay no, los siguientes especiales son más tiernos.
-Honey

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