𝐭𝐰𝐞𝐧𝐭𝐲 𝐬𝐞𝐯𝐞𝐧
La atmósfera de diciembre trae consigo las primeras nevadas durante la segunda semana del mes y Jules se encontraba raramente motivado. Desde que Jeannette le había dado un ultimátum de su estadía en el hogar familiar, el joven había enderezado su camino, no frecuentado lugares en donde podría verse tentado por la enigmática Lana Roche y, mejor, había logrado terminar de redactar una canción. Si. Al parecer finalmente lo había logrado. Por primera vez no se sentía inconforme con ninguna palabra tanto al leerla en silencio como al intentar cantarla. Se sentía genuino y en su lugar, por lo mismo, ya que tenía los acordes de guitarra listos para ese tema, pretendía hacer un necesario experimento durante aquella tarde de ensayo con la banda.
―¡DIJIMOS SIN CHICAS EN LOS ENSAYOS! ―reclama un irónico Nick al notar como Fab entraba acompañado de June al garaje. Julian le lanza un maní a la cabeza para hacerle callar mientras sus amigos se quitaban sus nevados abrigos.
―Ella es una de nosotros. Te derrotó en Halloween.
―Da igual. Si es una distracción, Fab, les enviaré a ambos a comer nieve al patio.
―Descuida ―bufa la pelirroja en respuesta a la acostumbrada hostilidad de Nick, ello cuando saluda a Jules y al siempre calmo Nikolai quien también les acompañaba ese viernes por la tarde―. Me quedaré con Niko. Seré una groupie silenciosa.
―No, de hecho, que estés aquí es bueno. Escuché algo por ahí ―interviene Jules alzándose sobre la peluda alfombra y ahora tomando puesto con su guitarra sobre una silla cual arrastra frente al sofá doble en donde June y Nikolai se mantenían sentados. Curiosos, Nick y Fab se unen, apretujándose entre ellos―. Quiero que me den su opinión al respecto. He tenido esta canción durante meses dando vueltas en mi mente.
El moreno, después de un profundo suspiro, se motiva y comienza a tocar sin más. Era una canción algo lenta, pero, el potencial para el trabajo en equipo de una banda era más que evidente. Por otro lado, la letra de la canción iba más allá de un típico balbuceo o intento de romantizar el consumo de drogas, sino que era casi como un personal reproche, era crudo e introspectivo, algo vago, pero lo suficientemente claro para quien buscara ver más allá de la superficie y le diese mayor significado a lo que aquella profunda y casi melancólica voz intentaba contar.
―¿De qué banda es esa canción? ¡está de puta madre! ―exclama Nick, entusiasta―. ¿Quiénes son?
―¡Los enfrentaremos! ―apoya Fab.
Nikolai y June, silenciosos, observan al cabizbajo Julian quien intentaba ocultar su satisfecha media sonrisa de gusto mientras dejaba de lado la guitarra. Los amigos comparten una suspicaz mirada al realizar que ambos tenían al mismo autor en mente, no obstante, deciden callar para respetar su voluntad de anonimato.
De esa manera, la banda vuelve a su clásico estilo de ensayo, Nick esta vez siendo quien tomase el mando al enseñarle a Jules una nueva técnica aprendida en su particular clase de guitarra, ya que, el moreno a pesar de ser capaz de tocar la guitarra era humilde en sus habilidades, sobre todo junto a alguien como Nick quien dominaba ese instrumento desde la infancia y ahora se volvía cada vez más prolífico en él. Fab, por su parte, se mantiene concentrado en un nuevo tempo que Julian le había explicado hace una semana, pero, el cual aún no lograba dominar debido a que sus golpes no eran lo suficientemente fuertes. Nikolai y June se distraen a sí mismos bebiendo unas cervezas mientras juegan cartas inglesas, ello hasta que finalmente la banda termina su sesión de la semana.
―¡Entonces! ―anuncia Nick―. ¿Qué se hace hoy?
―Hagamos algo relajado como ir al cine, por favor ―recomienda un suplicante Fab―. No creo que tenga tanta energía hoy después de este ensayo y no quiero una escoliosis.
―Me apunto ―dice Nikolai, alzándose flojo y estirándose. June frunce sus labios mientras ordena las cartas inglesas en sus respectivos mazos, ya que, podía sentir la fija mirada de Jules sobre ella, como instigando telepáticamente un necesario contacto visual entre ambos.
―Yo no puedo. Es el cumpleaños de John y, si quiero mantener mi mesada, debo ayudar a fingir que tenemos una muy buena relación de padre e hijo. Y sería de mucha ayuda que alguien me acompañara.
―No cuentes conmigo, hombre, tu padre me da miedo ―ríe Fab alzando ambas manos en alto, disuasivo, aunque no tarda en realizar que aquella indirecta iba realmente dirigida a su novia―. Oh ¿tú irás, June?
―Mi padre y hermanos deben estar ahí... ―responde lento y cuando alza su mirada se encuentra con la entornada de su moreno amigo―. Sí. Creo que debo ir.
Así es como unos abrigados June y Jules se despiden del resto y dejan el hogar de los Valensi en dirección al Upper west side en donde residía John y su joven familia. Los chicos caminan a paso lento por las frías y nevadas calles de Nueva york, contemplativos de su entorno, pero, sobre todo de sus internos monólogos. Julian, algo ausente, intentaba motivarse a lucir despreocupado frente a su padre, aún más luego de que se enterase a través de Sam, el novio de su mamá, que Jeannette había hablado con John respecto a su momentánea baja de rendimiento en la universidad; aun así, la mesada continuaba llegando cada semana, por lo tanto, el moreno se sentía algo nervioso, como expectante de una no hablada reprimenda que se acercaba a su punto de ebullición. June, por su parte, se mantenía suspicaz respecto a la canción que su amigo había cantado frente a todos en el garaje, pronto cayendo en cuenta de una reveladora coincidencia.
―¡SOMA! ―exclama de pronto y sus ojos se iluminan. Julian, quien es sacado repentinamente desde sus pensamientos, da un leve respingo y le observa en junto―. Es la droga del placer ideal ¿no? Es una referencia al libro Brave new world ―él asiente ligero y desvía la vista, sonriendo ladino para sí mismo. June, aún más suspicaz que hace un rato, rodea a su amigo, logrando así captar que en efecto sonreía―. Escribiste esa canción ¿no? ¡TÚ LA ESCRIBISTE! ―continúa impaciente. Él mantiene su silencio―. Te vi hojeando ese libro hace un par de meses. Tuve que sacar de exhibición la copia que leías porque tenía migas de pan entre sus páginas.
―Sólo marcaba mi punto de lectura ―bromea satisfecho. Ella le da un bruto codazo.
―Entonces tú escribiste la canción.
―Aun no has dicho que te pareció.
―¡Fantástica! ―dice de inmediato, casi ofendida por la duda―. Jules, sonaba genial. Y su letra... ¿Puedes prestarme la versión escrita? Me gustaría analizarla más a fondo, porque, lo que escuché me agradó bastante.
Él recupera su libreta desde el interior de su chaqueta y encuentra lo pedido entre sus páginas, pronto entregándosela a ella.
―¿Cómo supiste que era yo quien había escrito la canción?
―Me pareció bastante personal ―confiesa pensativa antes de narrar parte de lo que leía―: «Lo intenté una vez y a ellos les gustó. Y yo intenté ocultarlo. Dije, "Lo he estado haciendo durante veinticinco años"».
―Eso no quiere decir que encontré a Jesús o que mucho menos optaré por una vida de sobriedad ―enfatiza ceñudo mientras continúan su caminata―, sino que sé que tengo problemas y que intentaré hacer lo mejor que puedo para balancear cada aspecto de mi vida.
―Lo sé. Reconocí la altanería y sarcasmo con el que siempre sueles refutar mis comentarios de desaprobación "¿Qué sabes tú? Lo he estado haciendo durante veinticinco años" ―imita su grave tono con sorna―. ¿Terminaste de escribir la canción después de aquella vez que me llamaste durante la madrugada?
―Durante esa semana siguiente ―confiesa contemplativo del semáforo en rojo que le mantenía a la espera frente a un paso peatonal―. Luego de verte en Five Towns. Cuando estaba en clase se me vinieron a la mente fracciones de lo que habíamos hablado durante esa madrugada. En parte, fuiste una inspiración ese día.
―Bien. Si se trata de mantenerte por un buen camino, yo estoy conforme con la idea.
Él sonríe amplio cuando retoma su paso en alegre compañía de su pelirroja amiga, pronto dejando caer su melancólica vista sobre el perfil de ella.
―Me haces tan bien... Sé que sonará egoísta, pero, que ese día pasáramos el rato en el campus me hizo desear que el próximo año decidieras estudiar ahí también.
―Bueno... No es un pensamiento egoísta, porque... Sí, parte de mí también lo desea ―el expectante moreno asiente entusiasta para sí mismo, pero, se obliga a mantenerse callado―. Me gustó bastante lo que vi ese día. Su programa está muy bien estructurado, sin mencionar que tienen un profesorado talentoso. Así que, obviamente, he mantenido en mente la posibilidad de aplicar ahí también, en caso de finalmente decidirme por una profesión artística ―Julian se detiene de golpe, finge cerrar sus labios como una cremallera y la abraza con fuerza―. ¡Es sólo una opción, Jules!
―Eso es más de lo que usualmente te das a ti misma ¡Es un gran paso! ―la felicita al soltarla, ahora dándole un poco delicado palmazo sobre la espalda. Ella arruga el ceño, adolorida mientras él rodea sus hombros en un abrazo para así guiar el camino―. Debemos embriagarnos para celebrar.
―¿No que en tu canción hablabas de que intentar mejorar respecto a tus debilidades por las sustancias?
―En relación con las drogas químicas ―aclara extrañado―. ¿Bajarle al alcohol? ni lo pienses.
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