☆ CIENTO QUINCE
Jisung salió casi volando del auto para adentrarse a la casa, siendo seguido silenciosamente por Minho. Habían merendado, pero a qué costo, si ni bien llegó de la cafetería y después de darle la golpiza, Jisung fue directamente a observar sus manos, como si hubiese sido por inercia, como si hubiese sabido que la excusa para irse del hospital, sea el ir a comprar la comida, justamente para golpear a Wonwoo.
No hubo sermón, no el típico de amor y paz, lo único que hubo, y aún hay, es enojo, silencio. Y eso le dolía más que cualquier otra palabra. Así que cuando ingresó a la habitación del menor, lo vio, abrazando a Gruñosito y a Revoltosito, sabía que no solo estaba enojado, sino triste. Pero sinceramente, a Minho le importaba casi nada, porque sabía que se merecía esa golpiza. Inclusive otra.
—¿Puedo acostarme contigo? —preguntó, sintiéndose totalmente incómodo ante el silencio. Sabía que iba a decir que sí, aún así, prefería preguntar antes que alterarlo por algo insignificante.
—Sí, y me va a dar su manito lastimada, es una orden.
—De acuerdo, capitán.
Prendió el aire acondicionado y lo dejó en una temperatura moderada, ya que solo era para enfriar el cuarto, parece que la golpiza le dio más calor delo que pensaba. Minho se acurrucó a su lado y pasó su mano vendada sobre el estómago, observando como la envolvía con sus manitos, para llevarla hacia sus labios y dejarle un beso. Le recordó a la primera vez que le dijo, que todo con amor se cura, así que no tardó en dejarle él, un beso en el bracito que más tenía alcance, y dejarle otro en la mejilla.
—Sé que estás enojado conmigo, por eso no me hablas, solo voy a decir, que se lo merecía.
—Lo sé, lo que hizo es muy feito y me duele, pero no quiero que usted se lastime, por eso estoy enojado.
—Ji... Si estás enojado conmigo, ¿por qué estoy aquí y no en el rincón castigado? Como por ejemplo. Igualmente, es un ejemplo, no idea... No, no lo tomes como una idea —Jisung largó una carcajada, volviendo a estar serio enseguida y dándose la vuelta.
—Estoy enojado con usted, no con su manito. Ella necesita mucho amor paraque sane.
—¿Eso significa muchos besitos? —preguntó interesadamente, con una ceja en alto que Jisung no vio, por cuidar de la manito ajena.
—Tal vez... —susurró, sintiendo como el sueño estaba picando sus ojitos, a pesar de ser solo las siete de la tarde.
—¿Cómo así?—Solo serán besos en su manito, y nada más que ahí. Acepte las consecuencias, hyungcito.
Lee largó un silencioso suspiro y atinó a recostar su cabeza sobre la de Jisung, sintiendo como la mejilla del ajeno estaba caliente. Lo abrazó como pudo, puesto que le quitaría la posición de su mano solo para pasarla por su abdomen y abrazarlo con fuerza, así que lo hizo como pudo.
—Dime los sermones que quieras, niño, pero no iba a dejar que ande por ahí tranquilamente, y mucho menos cuando trató de vi... —se detuvo ahí mismo ,y jamás dudó de sí mismo como ahora. ¿Debía contarle qué era lo que le quería hacer? Negó para sí mismo, no ahora.
—¿Qué? ¿Habla de robarme los pantalones o las quemaduras?
—De los dos. Es algo grave, muy grave lo que hizo, y puede ser que mi justicia por mano propia, no fuese del todo reconfortante, pero estoy bien, solo porque tú estas bien —le dejó otro beso en su mejilla, sintiendo como esa zona esa abultaba, porque una sonrisa se formó en su rostro.
—Sé que dije que estaba enojado... Pero... Pero... ¿puedo abrazarlo?
—Mmmmm, déjame pensar... —se separó a penas y fingió pensar, viendo de reojo la mirada con el entrecejo fruncido, como si estuviese adivinando qué era lo que tenía que pensar—. Puede...
Sin embargo, Jisung ni siquiera lo dejó terminar, puesto que ya lo había abrazado, colocándose arriba, como cuando tenía aquellas pesadillas fuertes, lo único que le molestaba, es que no lo podía abrazar con la misma fuerza de aquellas veces, porque sus bracitos le dolían, y de tan solo pensar eso, la sangre que corría por el cuerpo de Minho, hervía.
—Gracias por defenderme... Se puso en peligro por mi, siendo que pudo haber sucedido otra cosa en vez de Wonwoo golpeado, como su rostro en terribles condiciones, ahora fue solo su manito, así que me voy a encargar de que sane rápidamente.
—¿Con muchos besitos? —volvió a preguntar, ansiándolos.
—Con muchos besitos... ¿también me los dará?
—Me ofende la pregunta —escuchó la risita por parte del menor, así que el también sonrió.
El rubio salió de su escondite, para colocarse delante de su novio con una sonrisa en grande. Lee no tardó en tomar las mejillas y atraer la frente, para dejarle otro besito, que para Jisung, era más que curativo.
—Eres tan lindo—le sonrió nuevamente, mientras le pinchaba la nariz—. Ahora, ¿sabes de qué tengo miedo?
—Oh... Nop.
—No le he dicho a tu madre y me va a cortar más que la cabeza —dijo, mientras le acomodaba un par de mechoncitos lejos de sus ojitos.
—¿Qué otra cosa le puede cortar? No creo que le corte los deditos, yo le diré que no.
—Eres tan lindo —repitió, dejando un beso en sus labios.
—Me lo dice todo el tiempo...
—¡Es que eres muy lindo! Si te llevo con mi madre, se volverá un disco rallado de tanto decir lo mismo, por eso, te quedas conmigo.
—Usted también es un disco rallado, hyungcito.
—Tal vez... Sí, puedo decirte cuantas veces quieras que eres precioso.
Las mejillas del menor ardieron y eso provocó que vuelva a su escondite, entre risas por parte del mayor, mientras lo abrazaba fuerte.
—Min... tú también eres precioso —susurró, sintiendo como la timidez invadía su cuerpo por completo—. Por mamá no te preocupes, yo le diré la verdad cuando hable con ella, le llamaré en el horario de siempre y será lo primero de qué hablaremos.
—Me parece bien... ¿quieres que ordene pizza o que salgamos cenar?
—Prefiero quedarme aquí, podemos mirar películas o una serie juntitos... Tampoco sé si iré a la escuela mañana, no tengo muchas ganas. Solo quiero quedarme así, contigo.
—Mi bebé...
—¡No podré ducharme! —salió de su escondite, interrumpiendo las palabras de su novio—. No podré lavar mi cabello, porque el doctor dijo que el vendaje lo cambie mañana, ni bien me despierte.
—Pues... Puedes recostar tu cabeza en la bañera y yo lo haré... O algo podemos inventar.
—Oh... claro, usted si que resuelve, hyungcito —dijo, asintiendo, mientras escuchaba las risas del ajeno.
El grupo de amigos salió del establecimiento, para detenerse en el patio delantero de la escuela. Jisung observaba sus bracitos, los cuales ya pasaron a tener un vendaje un poco más leve, y no tan cargado como el de hace unos días.
Si bien se lo podía quitar y andar como si nada hubiese pasado, el medico dijo que era esencial, al menos, cubrirlas cuando salía de su casa, ya que el ambiente era muy contaminador. Sin embargo, ni bien llegaba a su hogar, se las quitaba, para que estas heridas tomen un poco de aire y ayude a la recuperación, pero siempre con una crema especialmente para quemaduras. Ya habían pasado tres días, y notaba como cada una de ellas iba desapareciendo, pero si quería que no haya cicatriz, era mejor seguir usando la crema.
—¿En que piensas? —escucho la voz de su novio, la cual interrumpía sus pensamientos, que se mezclaban entre si, pero no le iba a decir cual era el principal, mientras menos hablaba de eso, menos recordaba.
—Que hoy es nuestro último día de escuela, y estoy feliz, porque pronto nos iremos a la Isla Jeju, y estoy más entusiasmado porque mamá me dejó ir. Solo eso —le sonrió.
—Mmmh, ya veo, ¿entonces no pensabas en tus bracitos? —alzo una ceja, y por la expresión puesta por el menor, supo que era verdad—. Te conozco demasiado, enano, aparte de que te mirabas las vendas, es demasiado deducible. ¿Sabes algo? Yo también estoy feliz, nuestro único sufrimiento será el calor.
—Eso es verdad... pero también estoy feliz porque ya no me molestarán y tú no te lastimarás las manitos, ni rostro para defenderme, estoy muy, muy feliz por eso, ¿no, hyungcito?
—Claro que eso también, pero tienes que saber que defenderte no es un problema, es más bien un privilegio —le guiñó el ojo.
—Yo diría una excusa para pelear —alegó el menor, obteniendo una mirada típica del side eye, eso creía ya que no entendió la explicación de Felix, yeso que Changbin le dio una más detallada.
—Oh, bueno, yo diría terapia para descargar tensiones —habló, tratando de defenderse, sin embargo, un estornudo por su parte se escuchó.
—Ay hyungcito, se va a enfermar... —acarició su mejilla con extrema suavidad.
—Yo no me enfermo, ya lo sabes —acotó, ganándose una seria ceja levantada por parte del rubio
—Siempre hay una primera vez... —Minho hizo un pequeño pucherito—. Venga acá, hyungcito, le daré un abrazo —y sin pensarlo, Lee se dejó atrapar—. Para que pase más rápido... —el pelinegro apretó un poco más, para demostrarle cuan amaba los abrazos, pero solo si eran dados por aquel niño—. No tan fuerte, hyung... No puedo respirar...—no le hizo caso, lo quería para sí, y que manera de demostrar el amor si no era de esta forma—. ¡Mis pulmones!
Minho tuvo que soltarlo porque las carcajadas lo debilitaron y a eso que llegaron sus amigos para ver si estaba completo.
—Estoy enterito —confirmó.
—No le vuelvas a hacer eso a mi amigo, ¿no ves que está chiquito? —retó Felix, pero este fue detenido por su novio.
—Shh, déjalo, que tú bien que agarras fuerte otra cosa —se ganó un golpe de Felix.
Minho inmediatamente le tapó los oídos a Jisung, pero era tarde, ya que en su rostro había un semblante de confusión.
—¡Está chiquito! —concordó Lee, retando a Seo.
—Ay, lo siento —y se retiró de la pequeña reunión, para sentarse en una banca, junto a Felix. Ambos miraban como la otra pareja se alejaba sin más, sin embargo, Jisung volvió a mirar a Minho, pero este no le devolvía la mirada, porque ya sabia a lo que se enfrentaría y no sabia como.
—¿Y qué cosa le agarraba fuerte, hyungcito? No entendí.
El mayor asintió, mientras largaba un suspiro. Volvió a mirarlo a los ojos, pero no pudo contenerse de tomar su rostro entre sus manos y apretar sus mofletes.
—Estas demasiado chiquito —susurró, confirmándolo con aquella imagen—. Debe ser la mano, tú también me tomas de esa manera... La mano —tosió, se había ahogado con sus propias mentiras... Es decir, saliva.
—¿Entonces yo también puedo tomarle de la manito fuerte ahora?
Minho le sonrió y corrió un mechoncito de cabello que se colaba entre sus ojos, para luego dejarle un beso en le regordeta mejilla. Iba a decir alguna que otra cosa, como para hacerlo reír, pero sabia que lo iba hacer dudar, y no tenia ganas de dar explicaciones, por el simple hecho de que no sabia cómo explicarle sin el lado de malpensarlo, así que lo dejaría allí, con su inocencia intacta, que parecía que luego de haber hecho todo lo que hicieron, seguía allí, hecha y derecha.
Le sonrió una vez mas y le tendió la mano, en señal de aceptación a su pregunta.
Jisung notó como poco a poco iba abriendo sus ojitos, para luego pasar sus manos y refregarse, con el propósito de despertarse aún más. Observó la hora en el reloj, y se quedó pensando seriamente, si era real o estaba soñando, pero luego la comprobó en su celular, y sí, eran las seis de la tarde, su hora de merienda ya había pasado.
Se sentó sobre la cama, un poco asustado, porque siempre que pasaban esas cosas, Minho lo despertaba, y con la merienda a su lado, pero no era igual a aquellas tardes. Se quiso tranquilizar con la idea de que se durmió para alivianar la tensión que todo su cuerpo tenia tras lo sucedido, y también por la felicidad que su cuerpo sentía por el hecho de que ya no vería a Wonwoo ni a su grupo, además, de que Lee tampoco volvería a pelearse.
Sin embargo, el no haber encontrado a Minho mirando algo en la televisión, lo alertó mucho más que el haberse saltado el horario de su merienda. Estaba plácidamente dormido, así que sonrió, hace ya un mes que el mayor venia durmiendo las ocho horas necesarias para el cuerpo, a veces un poco menos o hasta más, pero no se volvió a repetir esas noches en donde solo dormía una hora, o ni siquiera pegaba un ojo, así que decidió despertarlo, porque sino no iba a dormir bien en la noche.
Pero, al llevar su manito hacia su mejilla para acariciarla, estaba demasiado caliente, así que la descendió hasta su cuello, y luego la metió por debajo de la camiseta, acariciando su abdomen, para comprobar algo.
—¿No vas a esperar a que me despierte, eh? —su piel estaba caliente y su voz rasposa se escuchó, casi incomprensible, además de que sonaba un poco débil.
—Hyungcito, está enfermito, tiene fiebre.
—Lo se, me levante para hacer la merienda, pero me sentía demasiado mareado, así que regresé, supongo que ha subido. No te desperté, lo siento, bebé —le acaricio el muslo descubierto e introdujo un poco su mano por la abertura del short, pero finalizo la caricia con una breve apretón.
—No es hora de preocuparse por eso, lo cuidaré —y le dejó un beso en la mejilla—. Le dije, póngase camiseta, no se bañe con agua fría ni bien llega del entrenamiento o cuando hace ejercicio, ah pero, yo no nunca me enfermo —dijo, imitando su voz, mientras salía de la habitación, escuchando la carcajada débil del mayor—. Siempre hay una primera vez, hyungcito.
—Ahora que sé que me cuidarás, no me importaría enfermarme de vez en cuando.
Y observó como Jisung regresaba para lanzarle una mirada que lo hizo reír. Acercó a Gruñosito, para abrazarlo y cerrar sus ojos, ya que sabia que regresaría con un paño de agua fría y algún que otro jarabe.
Y cuando sintió los deditos del menor tocar su rostro, para colocarle el paño, sabia que estaría en buenas manos.
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