☆ CIENTO DIECIOCHO

Minho sentía como su panza rugía por el hambre que estaba teniendo. 

En su cabeza, la idea de aguantar hasta que terminara de cargar todas las maletas y un par de cajas al auto, así poder llegar a tiempo al aeropuerto, era demasiado fuerte, pero se había rendido ni bien notó como Jisung corría tiernamente con un pedazo de pastel, para entregárselo y que le de un mordisco. 

Se le presentó la idea de parar e ir con su novio a la cocina para desayunar tranquilamente, pero la razón por la que hacia todo esto, era porque le encantaba verlo correr. Parecía que lo hacia todo en modo pequeño y tierno, su cabello subía y bajaba rápidamente por los movimientos y la rapidez, mientras sostenía un pedazo de pastel, o una galleta, las únicas veces que venia con cuidado era para traerle un poco de agua, porque con el sol que apuntaba directo a él, no podía tomar te. 

—¿No crees que falta algo? —le preguntó ni bien vio como le traía un vaso con agua fría. 

Lo observó dudar, y comenzó a enumerar con sus pequeños dedos las cosas de lo que sí estaba seguro de que ya estaba adentro de las maletas, hasta que recordó que había dejado algo en su cuarto: 

—¡Mis ositos! —gritó, esperando ansioso a que le de el vaso para volver. Minho asintió, tomando lentamente el liquido, sabiendo de la ansiedad del menor. 

—Nos vamos un mes, no creo que puedas dormir sin ellos. 

Jisung le sacó el vaso y salió corriendo a por ellos, escuchando las risas de su novio. Dejó lo que tenía en las manos sobre la mesa y fue de prisa hacia su habitación, específicamente a la pared en donde tenia todos sus ositos, y así poder seleccionar cual llevaría, a parte de Gruñosito y Revoltosito. Era extremadamente difícil, nunca pensó en que se iría tanto tiempo a otro lugar que no fuera a los ya conocidos, así que no estaba acostumbrado a elegir, por ende se estaba confundiendo demasiado. 

Sin embargo, optó por la opción que más le gustaba: fue hacia el baño para tomar el canasto de la ropa sucia vacío, ya que pensó que entrarían ahí, más que en una caja, y comenzó a colocarlos, uno por uno, a todos. Para cuando finalizó la torre, tomó como pudo los dos que estaban en su cama y bajó de nuevo las escaleras, con sumo cuidado. 

Minho, quien lo veía bajar, no lo podía creer, tanto que casi se ahogó con el agua que estaba tomando. Se acercó un poco para ayudarlo, colocando una expresión en negativa. 

—No podemos llevar todos, bebé. 

El menor frunció su ceño, pero enseguida fue inundada por una expresión de tristeza, mientras veía el canasto a punto de caerse por tanto peso y a la vez, abrazaba a Gruñosito y Revoltosito. 

—¿Por qué no, hyungcito? Nos vamos un mes... 

—Porque si llevamos todos esos, sí que nos van a detener en el aeropuerto. Esta vez te diré que no bebé. Solo lleva los que tienes en brazos, que son con los que duermes. 

—Pero, pero... Está bien... Al fin y al cabo no quería aparecer en el programa —dijo con un dejo de desilusión, mientras observaba como su novio aguantaba las risas—. No se vale, hyungcito. Tenga, llévelos —les dio los ositos, mientras agarraba con cuidado el canasto—. ¿Está seguro que debe ser así? Porque puedo esconder los ositos para que no los vean... 

—Ellos miran todo —asintió, con una sonrisa, como si estuviese perdón por la negativa. 

—Ufa. 

Todo el grupo estaban haciendo fila para embarcar. 

Jisung agradecía que eran pocos minutos, pero a la vez no, ya que tenia mucho sueño, puesto que el vuelo era a la hora de su siesta, y lo malo de esto, era que si se dormía, tendría que despertarse, porque Minho no lo podía cargar y salir del avión. Pero bueno, al menos Lee le dio una solución que pensó antes, solo que no quería que sonara media vaga: tranquilamente podía ir a dormir un ratito ni bien llegaran. 

—¿Piensas en algo? —preguntó el mayor, cuando terminó de observar que ni siquiera estaba pestañeando. 

—No... solo que... tengo muchas ganas de dormir y si pestañeo, me da más sueño —Lee rio, mientras avanzaban en la fila—. ¿Sabe otra cosa? —le preguntó cuando el ajeno pasó su brazo por al rededor de los hombros del menor, tratando de llegar a la mejilla con su mano para atraparla y apretarla un poco—. Auch. 

—Fue una caricia —se defendió ni bien notó como se frotaba la zona—. Dime... —le prestó a un más atención cuando giró su rostro y vio que la mejilla que había apretado, sí estaba un poco roja y no era por el maquillaje—. Ay, mi vida, si te apreté fuerte —hizo un puchero, mientras se dedicaba a masajear la zona, como lo había hecho antes el menor. 

Jisung le sonrió. 

—Le quería decir que... fue muy lindo muy ver a su mamá, ¿pero sabe qué es lo que me pone un poco incómodo? la tensión que siento cuando nuestras madres están juntas, ¿por qué, hyung? —y lo miró con aquellos ojitos, buscando más que una respuesta que saciara su duda. 

—¿A qué te refieres? —no sabia a donde llegaría sosteniendo lo que ocultaba, por eso se lo diría pronto, para que sepa el por qué, pero en medio de la fila y en el aeropuerto, no era el lugar indicado. 

—Siento como si se conocieran, o como si hubiese pasado algo grave. Pero, lo que cambia fue que, escuché un "gracias" por parte de su mamá a la mía, cuando estaba bajando las maletas. 

—¿Bajabas? —inquirió, ofendido. 

—Bueno, sostenía una parte... me entiendes. ¿La pregunta es por qué un "gracias" si era la primera vez que se encontraban? 

Jisung lo miró, con aquellos ojitos brillosos, llenos de confusión. 

Largó un suspiro y agradeció el hecho de que sea su turno, para que la chica tomara sus pasajes y pasaportes, indicándole que todo estaba bien, y que podían pasar. Minho iba a responder, algo para persuadirlo, pero cuando sintió como la manito del menor se aferraba a la suya con fuerza, sabia que estaba asustado, y por ende, le había dado una salida fácil de aquella duda que luego seria respondida. 

Entraron al avión, sentándose en sus asientos correspondientes. Minho pensaba que seria un vuelo bastante largo, a pesar de que eran pocos minutos los que estarían allí arriba, pero el hecho de que se hayan comprado pasajes con asientos en fila, y que justo ellos dos estén en medio de las otras dos parejas, le sorprendía cuantas veces Changbin y Hyunjin lo podrían molestar, y estaba seguro que, si no despegaba el avión pronto, ellos dos sí que saldrían volando primero. 

—Hyungcito, tiene que practicar la paciencia —dijo, mientras dejaba sus ojitos puestos en su rostro, observando como abría los suyos, tras cuatro suspiros. 

—La practiqué contigo, me siento listo. 

—Claro, la practicó conmigo, pero... ¿cómo que conmigo? —lo miró ofendido, mientras el mayor largaba una carcajada. 

—Es broma... o no, estando contigo, me he dado cuenta que tengo más paciencia de la que creía tener, solo es eso. ¿Recuerdas ese día, donde tenias fiebre y no querías tomar los medicamentos porque ninguno era de frutilla o cereza, y luego me fui enojado, sin decirte nada? 

—Lo recuerdo... 

—Ese día llegué a mi limite, porque no sabia como cuidarte, ahora, si eso se vuelve a repetir, solo te diría que te tranquilices, que voy a la farmacia. 

—¿Tanto te costo, Lee? —preguntó Changbin, dándose la vuelta sobre el asiento y prestando máxima atención. 

—Es que... es que... —hablo rápidamente Jisung—. Yo también... soy un chico difícil... por ahí tengo actitudes que te hacen querer golpearme, o cosas así... y hyungcito recién estaba aprendiendo... los errores siempre son válidos, lo importante es aprender de ellos y no volver a repetirlos. 

—¡Bien dicho, JiJi! —Felix alentó a lo que dijo su amigo—. ¿Escuchaste, Changbin? 

—Ya me disculpe dos veces, sol —se defendió, rodando sus ojos, él solo se metió en problemas—. No volveré a confundirme en la coreografía de "What Is love?", lo prometo —dijo, volviendo a sentarse en el asiento, siendo abrazado por su novio. 

—Más te vale. 

Jisung reía por la escena, sin embargo, Minho se había quedado algo serio, pensando exactamente siete palabras, "tengo actitudes que te hacen querer golpearme". Se quedó pensativo, sin evitar sentirse un poco mal por lo que el menor creía de sí mismo. 

—¿Alguna vez pensaste que yo llegaría a golpearte? —preguntó en tono bajo, tomando al menor desprevenido. 

—¿Ah? No entendí...

—Lo que dijiste, que supuestamente tienes actitudes que son para golpearte, ¿alguna vez creíste que yo lo haría? —esta vez colocó sus ojos sobre los de Jisung con firmeza, sin importarle lo que estos podían llegar a expresar, total, era su niño quien lo estaba observando, quien lo entendía en absolutamente todo, y quien podría darle el correcto consuelo que necesitaba. 

El rubio lo observó varios segundos, encontrando en sus ojitos un dejo de tristeza, y sus facciones habían decaído, denotando preocupación. Le sonrió y le dejó un pequeño beso en los labios. 

—Nunca —se sinceró con facilidad—. Las veces que me habrá golpeado, no fueron a propósito, sino para besarme, contra la pared. Pero hyung... —tomó su rostro con las dos manos y lo miró a los ojos—. No me dolía, por eso no decía nada, es más, me gustaba. Pero sé de quien se enojaba con mis actitudes, aunque... se enojaba hasta porque respiraba, y ese era Wonwoo, alguien que ya no está en nuestras vidas. 

—¿Lo decías por él, entonces? 

—Así es, hyungcito. Sé que nunca me haría daño, usted es mi lugar seguro. 

Una voz sonó por los altavoces, logrando asustar al menor, y sacándole una sonrisa a Minho, ya que fue gracioso verlo. 

—Siéntate bien, y déjame que te ayude con el cinturón, estamos a punto de despegar —volvió a repetir lo que aquella voz señaló. 

—Pero hyung, esta es la parte en donde lo abrazo y me quedo con usted para hacerle mimos.

 Jisung amagó con ponerse entre las piernas del mayor, para sentarse allí y esconder su rostro en el cuello ajeno, mientras le dejaba caricias en el cabello, pero Lee lo detuvo, tomándolo de las manos. 

—Ahora no, bebé, no se puede. Tienes que sentarte y colocarte el cinturón, sino, nos sacarán de aquí, ¿entiendes? Cuando lleguemos a la casa, nos podemos quedar un rato como tú quieras. 

—Pero quiero abrazarlo... —hizo un pucherito y Minho ladeó su cabeza, exhalando un poco de aire. 

—Lo sé, pero ahora no se puede. Ni bien lleguemos a la casa, nos abrazaremos tan fuerte que nos quedaremos sin aire, ¿de acuerdo? 

—Está bien... pero... si veo a esa chica, le diré de todo —dijo enojado, y agarrando a gruñosito para abrazarlo, mientras Minho reía y le abrochaba el cinturón. 

—Si alguna vez se hace alguna película de los Ositos Cariñositos, te lleva real casting, entras tan bien en el papel de Gruñosito. 

—Y usted en el de Tuerca... aunque hará un papel de una cosa que le falta —espetó, frunciendo su ceño, para darle miedo, pero solo consiguió que se riera. 

—¡Auch! —se escuchó la voz de Hyunjin por atrás. 

—¿Qué desayunaste hoy, niño? —preguntó, ignorando completamente el comentario de su amigo. 

—Hoy fue diferente y desayune cereales con yogurt. 

—Bien, no comerás eso nunca mas. 

—¿Y eso quien lo dice? 

—Yo —lo miró, haciéndole frente al menor—. Y soy quien prepara el desayuno casi siempre, así que nada de azúcar, que te vuelves un contestón hiperactivo. 

—¡Contestón hiperactivo su abuela! —exclamó, pero se tapó la boca enseguida—. Yo no quise decir eso... —dijo negando con su cabeza y bajando la misma. 

—Una más a la lista Han Jisung, mi abuela no te querrá. 

—Pero no le diga, que yo la quiero mucho... aunque no la conozca... 

Minho pudo ver un leve pucherito que quería besar con todas sus fuerzas, pero la voz de aquella chica volvió a sonar, avisando que ya estaban por despegar. Y de nuevo, sintió como la manito del rubio envolvía la suya con fuerza, tenia miedo y su cabeza gacha, aun con ese pucherito, que rápidamente llevó sus dedos hacia la barbilla ajena para elevarla y no tardó en besar. 

—Todo estará bien —aseguró y Jisung sintió una seguridad inmensa. 

Le sonrió y recostó su cabeza en el hombro, ansiando las ganas de llegar para abrazarlo lo más fuerte que pudiese. 

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