☆ CIENTO CUATRO
El camino de regreso a casa no solo había estado en una completa oscuridad, debido a que ya era bastante tarde, ya que todos decidieron comer pizzas en un restaurante acogedor, o eso es lo que pensó Minho al entrar, puesto que era realmente bonito y sobre todo, no había tantas personas, lo que sería un respiro para Jisung, y para él también. Sino que se había convertido en un total aburrimiento, ya que se había sumido en un silencio, que lo único que hacía era aumentar su cansancio; sí, quería dormir durante horas y que nada ni nadie lo saque de la cama. Dormir cómo Jisung lo estaba haciendo en este momento, en el asiento del acompañante.
Y cuando el silencio se hacía más ensordecedor, solo pensó en la risa del niño que estaba a su lado, en como esta le llenaba de adrenalina impensada, y que hasta ahora, no se había dado cuenta. Se giró un poco para mirarlo y notar sus mejillas rojas, le dio la señal de bajar la calefacción, ahora en el día hacia mucho calor, pero en las noches llegaba un refresco que te hacía poner la piel de gallina, pero quizás no era tan necesario la calefacción como lo pensó Minho cuando notó que se había dormido.
Al llegar a la casa, salió del auto lo más lento posible y el verdadero desafío era cerrar la puerta, porque Jisung siempre se despertaba y por ende, se asustaría. Así que cuando lo hizo, permaneció observando por si el menor se movía o algo, pero como no sucedió, fue hasta el lado del acompañante y al notar que su cabeza estaba apoyada sobre la puerta, trató de agarrarla lo antes posible para que no se cayera.
Una vez logrado aquello, pudo finalmente, alzarlo, dejando que el menor se acomode a su gusto, que básicamente fue dejar su cabecita en la curvatura del cuello y sus manos escondidas entre ambos torsos. Y así fue, como Minho entró sumamente con cuidado, sacándose sus zapatos y los de su novio para dejarlos en la entrada, al igual que todas las llaves. Subió con cautela las escaleras y se adentró lo más rápido que pudo en la habitación. Se acercó a la cama, retiró todas las mantas y cuando fue el turno de dejar al menor sobre ella, él simplemente se aferró al cuerpo de Lee, rodeando el cuello con sus brazos.
—¡No, no! Con hyungcito... Quiero estar con hyungcito.
Así mismo, Minho también se aferró al cuerpo de Jisung. Inhaló un poco de su perfume, mientras dejaba algunas caricias en su espalda, como solía hacer cada vez que pasaban estas cosas, como el no querer separarse.
—Hay que dormir, no podemos estar así toda la noche. Además hay que ponernos el pijama y lavarnos los dientes. Te prometo que luego de eso, te abrazaré muy fuerte.
Jisung, totalmente dormido y con dificultad para poder abrir completamente sus ojitos, miró como pudo a Lee, negando.
—Yo sé que va a cumplir eso, porque es su turno de abrazarme... Pero...Pero... ¿me promete que no tomará esa pastilla e intentará dormir por su cuenta? No quiero asustarme como lo hice en la mañana... Ni en el centro comercial.
Lee aprovechó esa pequeña lejanía para impactar sus labios sobre lo del menor, quien torpemente le siguió el ritmo.
—Dormiré muchas horas, estoy cansado —y con aquella respuesta, los ojitos de Jisung se abrieron de par en par, junto a un brillo que el mayor amaba.
—¡Me pondré el pijama y lavaré mis dientes! —chilló, estaba feliz.
Y se bajó del cuerpo ajeno tan fácilmente que hasta Lee se sorprendió, pero allí estaba, corriendo hacia el baño para hacer lo que dijo, mientras él, le dejaba la ropa arriba de la cama.
Changbin largó el humo del cigarrillo por la boca, antes de aplastar el mismo, en señal de que ya lo había terminado. Se recostó en el sofá, recordando un par de cosas del dia anterior, y todas recayeron en la actitud de Jisung hacia Minho.
—¿No crees que está muy apegado a ti? —señaló al mayor, y este lo miró sin comprender—. Jisung, estuvo pegado todo el tiempo a tu lado... No quiero decir que está mal y entiendo todo lo que pasa y más siendo autista, las personas, los ruidos, etcétera, Félix me dio una larga clase. Sin embargo, sabemos a lo que conlleva los apegos y más, los emocionales, no lo sé, no querría que ambos tengan que depender emocionalmente del otro.
—No es por eso Bin... —dejó el agua en la mesa y se volvió a recostar en el sofá individual y pensó antes de mirar a su amigo, percibiendo como Hyunjin solo prestaba atención—. Estaba asustado. En la mañana, no me despertaba porque la pastilla me derribó por completo, y él quería despertarme y no podía, y cuando por fin abrí mis ojos, él simplemente se largó a llorar. Esa mañana sí estaba pegado a mí, porque esa es su manera de cuidarme. Y en el centro comercial, estaba asustado por la cantidad de personas que habían. El gentío logró separarnos y que lo perdiera, se asustó por eso también.
—Entiendo... —susurró Seo, pensando seriamente en las palabras—. Aún así, va para los tres —dijo incluyéndose—; no hay que dejar que el apego emocional se vuelva el centro de la relación. Cada uno debe tener sus momentos, hacer cosas que le gusten a los dos, no sentirse inferiores y no debemos obsesionarnos con nuestra pareja...
—Yo estoy obsesionado con sus besitos —afirmó Lee, tratando de no mirara Seo quien lo observaba con su semblante serio.
—Y yo con sus hoyuelos —le siguió Hwang.
—Y yo con sus pecas —agregó Seo, en un suspiro frustrado.
—Pero eso no es apego emocional, ¿o si? —fue Hyunjin quien apagó la televisión para prestar atención a la respuesta que le darían sus amigos.
—No, el apego emocional va más allá de algo físico. Se vuelve apego cuando prácticamente una de las partes hace todo, como mantener la relación, pensando que puede hacer todo sola... También, cuando la toxicidad empieza, y crees que está bien porque necesitas de su afecto, y ahí es cuando la pérdida de entidad, pensando que sin esa persona en tu vida, no eres nada, se hace presente... Eso es apego emocional, o una parte de ella —fue lo que dijo Changbin, sin despegar sus ojos del suelo, dejando las ideas lo más claro que podía.
—Mi relación con Jisung está lejos de ser igual a lo que describes, yo no dejaré que se convierta así. Igualmente, no sé si podría afirmar que sin Jisung no seré nada, pero definitivamente, si Jisung le hace falta a mi vida en algún día, seré diferente, porque él se llevará la mejor parte mi. Eso está dicho, pero espero que no se compruebe, porque no tengo pensado estar sin mi niño.
—Poco a poco volveremos a hacer los mismos, sin importar la huella que nos dejen. El proceso es lento pero se puede llevar a cabo.
—Lamento cortar la conversación aquí... Pero están hablando de sus parejas como si ya no estuvieran y es triste, porque pienso en Innie y me pongo a llorar, así que agradecería que nos vayamos a su casa, porque necesito abrazarlo, luego de la tremenda estúpida reflexión que se acaban de dar. Gracias.
Mientras Hyunjin se quejaba, solo buscaba las cosas necesarias para irse dela casa de Changbin, como su cargador por ejemplo, porque después de loque acababa de escuchar, planeaba no separarse en toda la noche de Jeongin. Los otros dos solo asintieron, habían quedado en ir a comer y ver algunas películas en la casa de los dos hermanos.
Jisung estaba algo aburrido, no había llevado sus cositas para dibujar o pintar, para entretenerse al menos con algo. Si bien estaba con Felix y Jeongin, estos estaban jugando a la play, y a él eso no le llamaba la atención, pero no podía, ni iba a decir nada, porque ya habían hecho cosas que a él le gustaban, como por ejemplo jugar a un juego de mesa de preguntas y respuestas, luego miraron un par de capítulos de una serie de Song Kang, claramente, luego de desinflarse de la risa porque al plantear la idea, Jisung lo llamó "Kango", todo por culpa de Minho.
Y habían hecho muchas cosas en el día, por ello, estaba bien que jueguen todo el tiempo que quisiesen a la play, ya que se encargó de mandarle un mensaje a Lee, para que le trajera sus libros y lápices. Y cada vez que se acordaba del por qué no podía acercarse hasta su casa, que estaba al frente, solo se acordaba del momento exacto en que Minho se llevó las llaves del menor por error, así que no podía ingresar a su propia casa. El timbre sonó y eso lo asustó porque estaba sumido en sus pensamientos, aún así, él no fue a atender, ya que Jeongin le ganó, sin embargo, Minho no había venido junto a los demás, sino que estaba buscando las cositas que le pidió. Y al saber aquello, lo esperó pacientemente en la entrada.
—¡Hyungcito! —exclamó cuando lo vio entrar y corrió para abrazarlo, siendo gustosamente recibido.
—¡Bebé! —le dejó un tierno beso en la mejilla—. Traje lo que me pediste, por eso demoré —se quitó la mochila y la abrió para que pueda ver lo que había dentro, entonces, una sonrisa apareció en su boca—. Y tus llaves —extendió su mano, dejando ver lo que Jisung dejó dentro del auto, el menor las tomó entusiasmado.
—¡Muchas gracias, hyungcito! Trataré de que no vuelva a pasar lo de llave, ¿sabe cuál es el número de copia de esta, porque siempre la pierdo?
—¿La diez?
—Nop, la cincuenta y cinco, hasta mamá estaba cansada de que las pierda...—se rascó su cabecita, mientras que Lee lo miraba con los ojos abiertos—. Y desde que dijo que no me haría más la copia si la perdía, no le he quitado el ojo de encima, hasta hoy...
—Eres un travieso con todas las letras —tomó la cintura del menor y lo atrajo hacia él, dejándole un beso en los labios—. ¿Quieres ir al jardín? No hace frio y podemos disfrutar de lo que queda de la tarde.
—¡Sí! —tomo la mano ajena y tiró de ella, para conducirlo hacia afuera.
Ambos salieron con prisa, sin importarle los demás. Fueron directos hacia la mesa, apoyando todo arriba, y mientras Jisung sacaba los libros y todos los lápices, Minho se sentaba en la silla de atrás del menor. Tomó la cintura ajena y lo atrajo hacia sus piernas, para que se sentara y luego lo abrazó, apoyando su mentón en el hombro.
—Si te sientes incómodo así, puedo ir a la otra silla —Jisung negó por completo.
—No, hyungcito... Es que.... sus manitos... —dudó, pero no se iba a quedar con las ganas de sentir caricias, así que el rubio agachó su mirada para tomar lo antes dicho, y dejarlas debajo de su camiseta, en contacto directo sobre su piel—. Caricias en la pancita.
Sonrió cuando Lee no se quejó y comenzó a hacerle algunos masajitos allí, mientras él comenzaba a dibujar, y lo mejor que se le ocurrió, era dibujar la escena que en ese momento estaban viviendo.
La noche se había acentuado, y el término de la hora de comer también, así que lo único que quedaba en la lista para acabar el día domingo, era la película. Fue tarea de Felix haberla elegido, la que claramente contenía una escena sexual, o no tan explícita según él.
No estaba acostumbrado a ver esas cosas, no le disgustó para nada, porque estaba feliz de ver algo diferente, pero en el proceso de aquella escena, muchas dudas se plantaron en su cabeza. Y era en este momento, cuando debía buscar cosas en internet para saberlas, porque no tenía la valentía para preguntar en voz alta. Así que bostezó y se levantó del pecho de su novio, enseguida obteniendo su atención.
—Hyungcito... Voy al baño y luego nos vamos a casita, ¿puede ser? Ya son las once —en sí, era como una excusa, pero por la otra parte, moría de sueño y quería dormir para mañana tener las energías necesarias.
—Ve, juntaré las cosas que quedaron en la mesa.
Lee lo vio perderse por el pasillo, y no pudo evitar reír al recordar cómo se había excitado hace un tiempo, así que no le haría ninguna pregunta acerca del cambio repentino, ya que lo veía entusiasmado por ver la película. Sin embargo, por otra parte, había que respetar la rutina. Jisung ingresó al baño inmediatamente, se sentó en el suelo, un poco nervioso por las ideas que su cabeza estaba reteniendo. Sacó su celular, buscó Google y solamente tecleó.
"Cómo sé si estoy listo para tener sexo salvaje con mi novio"
Borró aquello y volvió a buscar.
"¿Cómo se si estoy listo para hacer cositas con mi novio?"
"¿Le tengo que dar señales o decirle?"
"¿Cómo sé si llegó el momento?"
"¿Cómo hago para que hyungcito duerma más y que no recurra a las pastillas?"
"¿O para que no me coma los dulces de sandia?"
"¿Cómo hacer para que hyungcito, yo, gruñosito y revoltosito entremos en la misma cama para dormir?"
"Sexo salvaje"
"Sexo gay"
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