ᴍɪʟᴀɢʀᴏ

"Si el propósito de la vida es el amor, el propósito de la mía eres tú."
















































Se encontraba cortando leña a las afueras de su hogar, como ya faltaba poco para cenar, Tanjiro supuso que era mejor estar preparado.

Al estar tan concentrado en su labor, el joven mortal no pudo notar el rayo que le iba a impactar a su lado y hacerle perder el equilibrio.

Cuando calló, se asustó al darse cuenta de que en ves de haberse caído en el pasto se estaba ahogando en el agua.

¿Como rayos? Si el río más cercano estaba lejos de su casa.

Al sentir que el agua se adentraba en su cuerpo Tanjiro empezó a marearse.

¿Enserio moriré así? Que patético eres Tanjiro.

- ¡Tanjiro!

El nombrado, como pudo, observó al dueño de ese llamado.

- ¿Giyu... San?

- ¡nada Tanjiro! ¡NADA!

Sus ojos se abrieron de golpe.

Todo había sido un extraño sueño.

Pero se había sentido tan... Real.

- ¿por qué lo llame por su nombre? - preguntó inconscientemente -

¿Acaso ya tenían historia y el no lo sabía?

Si no era así, entonces no se explicaba el como es que en su sueño el mismo llamaba a Tomioka por su nombre y no por su apellido como suele hacerlo.

- quizás... Solo fue una coincidencia - musitó para volver a tratar de dormir -

No lo culpó, ese sueño le hizo despertarse a media noche.



























Al escuchar semejante conclusión, Kokushibou no pudo evitar carcajearse en las nubes blancas (su escondite).

Aunque agradecía internamente que el mortal no sospechara nada, todavía tenía una parte del plan que se llevaría a cabo por la tarde.

- perdóneme señor Muzan - suplico mirando a la luna - pero hace años que no veo un amor tan puro y genuino como el de esos dos

Sabía que esa excusa no sería perdonada por el Dios de la muerte si se llegara a enterar de ello, pero era suficiente en su conciencia para traicionar los planes de su jefe.

- descanse joven Tanjiro, le queda mucho por recordar

Y con una sonrisa cómplice se fue volando a su nublado hogar.
































Si ponías la suficiente atención, a lo lejos de los prados y detrás de las cascadas, se podían escuchar unos llantos y lamentos originados por una adolorida y grave vos.

Si te adentrabas al lugar, podrías divisar a un hermoso pero decaído hombre de cabellos negros y piel pálida llorando por su perdida.

A su lado se hallaba su fiel amigo y compañero alado, tratando de consolarlo con sus enormes y plumadas caricias.

- lo siento Sabito - murmuró tratando de disipar sus lamentos - se suponía que hoy estarías con aquella pavo real, no conmigo

El de plumas solo negó con su cabeza lo dicho, sabía perfectamente que su pareja Makomo entendería la situación y lo perdonaría por no acompañarla esa ves.

- gracias - fue lo único que pudo articular para volver a sucumbir en el llanto -

Le dolía.

Le dolía haber sido el culpable de la pérdida de recuerdas de su amor.

A pesar de que todos le dijeran constantemente lo contrario, el simplemente seguía hechandose la culpa de lo sucedido.

Incluso Shinobu trató de animarlo a su manera, pero el no quería permitirse estar feliz mientras su mortal sufría.

Simplemente le parecía una injusticia.

- ¡Solecito! - grito con desesperación - ¡por favor perdoname!

Sin recibir respuesta alguna, el pilar del agua abrazo fuertemente a Sabito.

¿Como podría seguir siendo un pilar? si pasaban los meses y se sentía cada ves peor.

Sus hermanos ya no sabían cómo hacerle sonreír.

Sabito ya le había sarandeado y golpeado para que "despertará"

Nada parecía funcionar.

Por que el solo quería a su solecito devuelta.

- ¡Tomioka-San! - llamó una dulce vos sacándolo de su miseria - se que estas en medio de un desahogo emocional ¡pero tienes que venir a ver esto!

El de ojos marinos se limpio las lágrimas como pudo y se alejo de Sabito.

- ¿que sucede?

Esa vos ronca y triste le rompió el corazón a la Pilar del amor.

Pero tendría que consolarlo luego de arreglar lo que estaba sucediendo.

- el río se está moviendo de forma extraña - señaló - ¿lo provocaste tú?

Tomioka observó hacia a dónde señalaba su hermana y en efecto la corriente parecía querer salirse de su lugar e inundar las casas de las personas.

- no, cuando lloro lo que provocó son tormentas - explicó - ¿Ves? Ya se está disipando el cielo - comentó con sus ánimos por el suelo -

Mitsuri lo miró con pesar.

- ¿entonces que es lo que está causando esto?

Tomioka sólo pudo pensar una cosa.

- no me digas que el... - musitó captando los pensamientos contrarios -

Tanjiro, no dejes que ese desgraciado vuelva a abusar de ti.

- ¿los demás est

- ya se encuentran tratando de calmar a la muchedumbre - afirmó para coger impulso antes de saltar - sin embargo.. te necesitamos Tomioka-San













































- ¡¿pero que carajos le pasa al agua, Monitsu?!

- ¡¿como se supone que sepa eso, cerdo?!

Nezuko solo suspiro decepcionada mientras que Kanao trataba de calmarlos.

- no lo se, pero ciertamente se me hace familiar - comentó Tanjiro ganándose la atención de los demas -

La de ojos rosados lo miró con ligera esperanza en sus ojos.

- ¿que piensas cuando ves esto? - preguntó Kanao tomando riendas en el asunto -

- sonara loco... Pero me veo a mi mismo controlando el río

Los cuatro que le ponían atención se miraron insistentes.

¿Acaso esto era una señal?

- ¡Nezuko cuidado! - exclamó Zenitsu al poder escuchar un rayo aproximándose -

Sin embargo la fémina reaccionó tarde, alcanzado a esquivarlo se cayó al río.

¿Por qué siempre le pasaba precisamente a ella?

- ¡NEZUKO! - exclamó Tanjiro -

"Nada Tanjiro, NADA"

Sin pensarlo ni un segundo, el pelirrojo se abalanzó hacia el río y para sorpresa de todos logró llegar nadando hasta su hermana.

- ¡Nii-chan! - chillo con temor la menor -

- ¡no te sueltes de mi!

Dicho y hecho, la de cabellos largos obedeció para luego llegar a la superficie a salvo con la ayuda de su hermano.

- Tanjiro tú—

- ¡pequeños! - grito alarmada la de cabellos verdes y rosados - ¿se encuentran bien?

Atrás de ella le seguía Tomioka quien no pasó desapercibido a los ojos fogosos de Tanjiro.

Disimuladamente olio con desespero el aroma que desprendía, también pudo ver un sutil pero visible rastro de lágrimas en su angelical cara, estaba mal, siempre estuvo mal y por fin sabía el porqué.

- ¿Estas todos bi—

- ¡Te amo mucho, Giyu-San!

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