La integración de la doncella.

Convivencia, charlas pendientes y perros calientes después de violín

BAKUGOU:

Hay varios puntos que él no comprende en lo que es ahora su vida. En como hace tan solo dos meses su rutina era de lo más simple y ahora aquellas tardes se ven lejanas a causa del ambiente en su hogar.

El viejo seguía trabajando pero lo veía más en los días, y aunque suene mal eso no era bueno. Iba en las tardes al jardín de Inko, esperaba pacientemente a que Yaoyorozu llegara, se quedaba en la estación hasta tarde y luego llegaba a altas horas de la noche, a repetir la misma rutina al siguiente día. Ya casi serían tres semanas, o quizás cuatro de lo sucedido, pero para él es mucho más tiempo.

Es incomodo ver a Yaoyorozu con "pollo". Su presencia en su casa — Hasta que encuentre lugar donde quedarse — y sus comportamientos en los días. Buscaba evitarla cuando va a la cocina, procura estar en su cuarto a esperar ir a la escuela, o sacar a Riot y jugar con ella, con tal de no tener a la azabache al lado. Incluso había ocasiones en las que ponía música de manera alta en su cuarto porque "pollo" no dejaba de llorar.

Aún no sabia el nombre del bebé y creía que su padre tampoco lo sabría. Al parecer era algo muy personal como para que la otra lo dijera.

Ha estado estresado, siente su espalda tensa al despertar y gran parte del día, y sus ánimos de salir no son muchos aún si son con sus amigos. Jirou también a estado dispersa y Kaminari igual que siempre.

E intenta ser positivo, de verdad que si. Esta mañana se ha levantado sin la punzada en la columna, los chicos le han escrito para salir esta tarde aprovechando el fin de semana y, por fin luego de mucha espera y un poco de nervios, Kirishima se ha logrado comunicar con él. Una llamada corta a causa de la señal, pero llenadora que le hizo sentirse optimista. Riot incluso comio todo su plato y el llanto de pollo no se ha escuchado, por lo que es una buena mañana.

Lo seria, sino fuera porque la bruja esta sentada en el comedor tomando de su taza favorita, leyendo una revista de ropa y estando tranquila al lado de Yaoyorozu, que carga a pollo — Esta última, al verle, no hace más que bajar los hombros, sin saber que es toda esa situación —.

Pronto la bruja nota su presencia, a lo que levanta la mirada y puede contemplarla mejor. Con ese cabello rubio cenizo igual al suyo, los ojos rojos iguales a los suyos, y un cutis perfecto a causa de los productos aplicados en la piel y su juventud.

— Interesante tu entusiasmo al verme hijo, se nota que urgías por mi presencia — Dijo, antes de voltear a leer de nuevo la revista, ya dejando la taza a un lado. — También te extrañe. ¡Oh! Y gracias por las constantes llamadas, me hacían sentir querida — Con la ironía en la punta de su lengua, Mitsuki deja en claro lo que su presencia es en la casa.

Mitsuki Bakugou había vuelto, y él no estaba dichoso de tenerla otra vez.

— ¿Entonces tú mamá volvió de su retiro vacacional? — Pregunta Kaminari, lanzado la pelota hacia el agujero que marca el número 100, fallando en el intento — Demonios.

Están en "The Mic's Place", mientras Kaminari juega una de las maquinas, Jirou y él se dedican a pasarse el disco en el minijuego de Hockey. Van 4 a 6, con Jirou ganando. Una salida que se convirtió en su desahogo de lo de esa mañana, o procuraba que lo fuera.

— No era un maldito retiro vacacional — Intenta lanzar con fuerza el disco, pero este choca contra una de las paredes dirigiéndose a Jirou.

— Creí que eso era, es decir eso fue lo que nos dijiste cuando se fue — El disco marca un punto a su favor, a lo que la chica solo rueda los ojos para prepararse para su lanzamiento — Aunque tiene lógica, un retiro vacacional no puede durar más de un año — Lanza el disco, y él devuelve la jugada empezando el juego.

— Quizás existan algunos. ¿No volvió en la navidad del año pasado? — Kaminari intenta de nuevo, pero solo la risa del payaso en el juego se escucha burlándose del rubio. — ¡Oh, por favor!

— No era un maldito retiro, la bruja no esta tan vieja, a mi pesar. Era una de sus firmas de libros pero decidió extenderla a último minuto.

— ¿Pero hace eso siempre, no?

— Exacto, y es por eso, pequeña plana, que su presencia no es bienvenida. — Lanza el disco.

— Es tu madre, Bakugou — Lo devuelve.

— Es molesta — Choca contra la pared, yendo hacia Jirou.

— Como tú — Jirou, sonriendole, impulsa el disco con fuerza, anotando y por consiguiente ganando el juego.

— ¡Oye!

— ¡Podemos, por favor, dejar la paternidad, maternidad o lo que sea, por unos momentos! — Ambos voltean a ver sorprendidos a Kaminari, quien ahora se encuentra con un círculo rojo en su frente.

—  Wow, tranquilo viejo — Tanto Jirou como él levantan las manos en son de paz, dando un paso hacia atrás.

— ¡Ey, los memes son lo mío! — Denki empieza a sobar su frente, acercándose a la mesa de Hockey — Y volviendo al tema, por favor chicos. Dejemos a un lado nuestros padres y enfoquemonos en lo importante.

Hay un silencio entre los tres que permanece hasta que él decide hablar.

— ¿Y eso es...?

— ¡Ganar las pijamas a juego! ¡Vamos chicos, necesitamos disfraces de Halloween y esas cosas son perfectas! — Con gran exageración, Kaminari alza sus manos señalando el puesto de lo que seria el punto de atención.

Ambos voltean encontrando a Shinsou, ahora con el cabello de nuevo a violeta, mirando a su teléfono y detrás de él, expuestas en la vitrina, tres pijamas a cuerpo completo de dinosaurios. Azul, verde y morado eran los colores de cada uno, con un precio muy elevado de tiquetes y expuestas de una manera que las hacían parecer el premio mayor.

— ¡¿Esas?! ¡Pero si están horribles! — Jirou cruza sus brazos, avanzando por los juegos y siendo seguida por los otros dos — Además, ¿Quien usa aún ese tipo de pijamas? Eso fue como, no se, ¿Del 2015? Incluso antes creo

— Las únicas pijamas así horribles son las de unicornio y las de stitch, y solo son horribles porque el mundo las sobre explotó — Argumenta Kaminari, adelantándose a ellos dos y empezando a caminar en reversa — Además son solo para Halloween, podemos maquillarnos incluso si gustas. No habrá problema

— ¿Como nos maquillaremos? Ni siquiera se encresparme las pestañas

— Para eso existe youtube, gremlin

Y él se abstiene de decir algo más, porque coincide con Jirou en que esas pijamas son ridículas pero sabe en el fondo que si Kaminari logra conseguirlas no tendrán más opción que usarlas. Es algo que él llama "Haz lo que se le venga en gana a Kaminari, porque nadie entiende más las ideas de Kaminari que Kaminari".

Pronto van a acercándose a Shinsou, quien al sentir la presencia del los tres deja a un lado su teléfono para ponerles atención.

— ¿Qué se les ofrece?

— ¿Cuanto me cobras si dices el slogan de Mic's Place y me dejas grabarte? — Tanto él como Jirou voltean a ver a Kaminari quien ya tiene su teléfono en mano, expectante.

— Cero, porque no lo haré. Suficiente tengo con limpiar las malteadas regadas por los bichos raros — Sin esperar mucho, Shinsou vuelve la vista a su teléfono al haberse asegurado que no hay nuevos clientes.

— ¡Agh, vamos! Necesitamos entretenimiento.

— Literalmente están en un arcade.

— Esto no es un arcade, ¡ni siquiera tienen a pac-man para hacerse llamar arcade!

— Ese juego estaba muy viejo que tuvimos que desecharlo. Un día más y el lugar se incendiaba por completo — Shinsou levanto la vista hacia ellos, recorriendo su mirada como si estuviera siguiendo algo — Pero si quieren entretenimiento vayan al juego de baile, es lo único interesante que ha pasado esta semana.

Los tres amigos se miraron confundidos sin entender que tendría de nuevo ese juego de baile. Jirou solo bajo los hombros y Kaminari empezó a avanzar siendo seguido por ellos hacia el dichoso juego.

— ¿Creen que deberíamos jugarlo? Tal vez Shinsou lo comento porque puedan tener nuevas canciones — Comento Kyouka, empezando a contar las monedas que tenía restantes — Bakugou, dame tus monedas.

— Eres un fastidio — Aún así, Bakugou saco de su bolsillo la mitad de las que tenía.

— Bueno, en caso de que quieras jugar creo que deberás esperar — Escucharon decir a Kaminari, quien había frenado su paso y traía cara de amargado.

— ¿Por que?

— Señor "Patas calientes" lo está usando, de nuevo — Denki rodeo los ojos fastidiado.

Jirou y él miraron hacia el juego donde Sero se encontraba bailando, marcando "perfecto" en cada paso que hacía, a lo que ambos no tardaron en imitar la misma expresión que Denki.

No era una sorpresa que en cada juego del lugar el nombre "Hanta" se encontrará en la cima de los puntales, e incluso con una insignia en la pared por "mejor jugador", insignia que fue creada gracias a Hanta y a su impecable puntaje.

— ¿Es que el cara plana no tiene vida?, ¿Hasta cuanto va a elevar sus números?

Los tres, resignados, se dedicaron a esperar a que Hanta terminará "Hung up" para poder jugar. Cuando la máquina dijo "¡Ganador! ¡Nuevo puntaje más alto! ¡Ganador!", el azabache se bajo de la plataforma intentado recuperar el aliento.

— ¡Oh, chicos, no los vi! — Respirando de manera pausada, Hanta se enderezó limpiando el sudor de su frente y luciendo ahora nervioso. Él sólo pudo rodar los ojos al saber que era por la presencia de Jirou, quien lucia indiferente a la mirada de bobo que le dedicaba cara plana — No se preocupen, solo hice unas cosas pendientes. Esta libre.

— Genial, mi turno.

Tanto él como sus amigos miraron detrás de ellos, encontrándose con una chica alta sonriente con una moneda en mano. Tenía el cabello azul pálido, o a eso le parecía, al igual que sus ojos. Venía en una pantaloneta negra, chaqueta rosa impermeable y tenis blancos. Su cabello estaba en una coleta alta y sin reparar mucho en ellos les pasó por el lado hacia el juego. Era bonita.

Pronto él salió de su ensoñación cuando el juego emitió su canción de inicio.

— ¡Oye, estúpida, era nuestro turno! — Sintió un golpe en su cabeza, haciendo que se volverá encontrando a Shinsou con un periódico en mano — ¡¿Por qué jodidos me golpeas?! — Otro golpe — ¡¿Quieres morir?!

— No se si lo recuerdes, pero, luego de lo de aquella fiesta de cumpleaños, estas con tarjeta amarilla aquí — Con el periódico, Shinsou señaló hacia una pared donde estaba colgando su foto y la de Yaoyorozu (tomada ese mismo día antes de salir) en el muro de "tarjetas amarillas" — Así que si quieres seguir viniendo y no llegar a tarjetas rojas, cierra la boca.

— ¡Eres un imb-! — Otro golpe — ¡Basta!

— Oigan, si terminaron, vengan a ver esto — Kaminari, con un chocolate de quien sabe donde, les señaló el juego en donde no solo estaba la desconocida sino Hanta insertando una moneda.

Pronto el juego indicó nuevo jugador, con el azabache ubicándose con expresión seria.

Shinsou se rió un poco, comentando con simpatía — Nunca me cansaré de esto.

Sin saber la razón, en ese momento tuvo la sensación de haber olvidado algo.

— Ya sabes, yo escojo la canción — Sonriente, la chica miró a Hanta quien ya se encontraba sosteniendo de la baranda trasera, posicionándose.

— Si, solo hazlo.

La chica solo rió, empezando a mover las canciones demasiado rápido y oprimiendo una al azar para empezar el baile. Pronto la música empezó a sonar y la pantalla empezó a mostrar las clásicas flechas.

"Eenie meenie miney mo
Catch a bad chick by her toe
If she holla
If-if, if she holla, let her go"

— Ay no... — Dijo, al reconocer aquella canción de Justin Bieber y otro cantante que no recordaba el nombre.

De algún modo los tres amigos habían puesto una expresión de impresión al escucharla, y probablemente teniendo los mismos recuerdos de la presentación aquella a finales de primaria.

Una horrible presentación, cabe mencionar.

"She's indecisive, she can't decide
She keeps on lookin' from left to right"

Los pasos empezaron lentos y sencillos, ambos alcanzaban la puntuación perfecta y pronto el coro empezaba a acercarse. Kaminari se meneaba con el ritmo, Jirou grababa y él mantenía las manos dentro de su pantalón.

Aunque no lo dijera en voz alta, era intrigante la copentencia, la seriedad de Hanta y la frescura de la desconocida con cada paso que daba. Lo iguales que estaban en habilidad hacían de ese juego un entretenido show.

"You seem like the type to love 'em and leave 'em
And disappear right after this song
So give me the night to show you, hold you
Don't leave me out here dancing alone"

"You can't make up your mind, mind, mind, mind, mind"

Fue en ese momento es que la desconocida, soltandose de la barra, empezó a bailar en contra de Hanta. No era solo pisar la flecha correcta, ella movía sus brazos y caderas a la par de la melodía, dando giros sobre si misma, moviendo sus pies con un ritmo hipnotizante luciendo todos sus pasos en el juego.

Hanta, por otro lado, seguía sostenido a la barra al contrario de su contrincante que estaba verdaderamente bailando. Él hacía pasos ligeros, pero no fluidos u atractivos, en cambio la de chaqueta rosa parecía disfrutar esa canción con todo de ella, demostrándolo con su cuerpo.

Dio una mirada hacia sus amigos notando lo sorprendidos e intrigados que estaban, porque no todos los días alguien retaba al "Patas calientes" con tanto estilo.

La canción paso tan rápido que cuando la melodía finalizó, ambos puntajes en la pantalla empezaron a sumar a una gran velocidad, siendo vistos por todos los que habían presenciado la batalla. Contemplaron como la máquina decía los resultados y Kaminari tiraba su chocolate al suelo.

"¡Ganadora! ¡Nuevo puntaje más alto! ¡Ganadora! ¡Nuevo puntaje más alto!"

— Bueno, volví a ganar — La de cabello azul, bajando de la plataforma y tomando los tiquetes que la maquina expulsaba, salió sonriente del juego acercándose a Shinsou — Quiero reclamar un premio.

— ¿Cuando no? — Viendo como la chica no se inmutó, Hitoshi sólo suspiro yendo a la recepción — ¿Cuantos traes?

— Unos 230. — La chica siguió a Shinsou, dejando a los demás atrás.

— ¡¿230?! — Kaminari volteo hacia donde se habían ido los otros dos, limpiando el chocolate de sus labios — ¿Qué come esa mujer para tener tantos?, ¡¿Papel?!.

— Si quieres conseguir esas pijamas tanto como dices, mueve tu trasero y ganemos más tiquetes. Movelo, movelo. — Quitando a Hanta de la plataforma, Jirou arrastro al rubio para iniciar nuevamente el juego. Escogiendo esta vez Gimme More.

Hanta, atontado y entre un espacio de la realidad y el espacio, va a su lado apoyando su frente en su hombro.

— ¡¿Y tú que cara plana?!

— Fui humillado, humillado...

— ¡Pero quítate de mi hombro! ¡Me ensucias!

YAOYOROZU:

Efectivamente, Bakugou la había dejado con lo que parecía ser su madre, la señora Bakugou.

Había sido un poco desconcertante ver a Bakugou salir molesto de casa, gritándole "¡Bruja!" A la mujer, mientras se llevaba a Riot con él a quien sabe donde, azotando la puerta. Es decir, era conocedora de la nula tolerancia que el cenizo le tenía y que ella, cuando debía, correspondía. Pero no hubiera creído posible que solo la dejara tirada con una mujer que, apenas llegó, le hizo entender como su presencia no parecía ser bienvenida (Comprensible, teniendo en cuenta las circunstancias de su presencia).

Lo que era aún más incómodo, era tener a su hijo balbuceando cada segundo intentando acaparar el tenso silencio, ocasionando su efecto contrario.

La madre del cenizo era una réplica exacta a él (o más bien él de ella). La mujer tenía el cabello más largo a comparación de Bakugou, que se extendía en dirección a sus hombros y no hacía el cielo como el de su hijo. Tenían los mismos intimidades ojos rojos, con ella teniéndolos cubiertos por un rimel negro. No usaba tanto maquillaje, o no uno tan notorio, y su piel era brillante, nutrida, tanto así que de verdad se pregunto cuantos años tendría esta mujer.

Ella estaba tranquila, bebiendo de una taza roja mientras ojeada una revista sin dirigirle la mirada o palabra que calmara la situación.

No sabe que hacer porque desconoce si ella quiere oirla hablar, conocerla, o solo pretenderá que no está para comodidad propia. No sabe como ella la está analizando o si le da alguna importancia, y sinceramente eso solo aumenta su ansiedad. No porque le importe la opinión de ella, sino porque no la conoce y no está familiarizada con su actuar cotidiano para prevenir algo en contra.

Para distraerse, empieza a mover sus muslos de arriba hacia abajo haciendo rebotar al bebé que solo ocasionan que sus balbuceos suenen más graciosos.

— ¿Ya le diste de comer?

Intenta disimular la tensión en el cuello y brazos, mirando con cautela a la mujer que no ha levantado la mirada de la revista.

— ¿Uh, disculpe? — La ha escuchado, pero son los nervios los que le hacen preguntar aquello.

— Debe tener hambre si no ha dejado de balbucear. — La mujer pasa a la siguiente página, mirando detenidamente — Dios, necesito ese vestido.

Mira al bebe en su regazo. El mocoso es extraño, demasiado bipolar, así que no puede asegurar que tiene hambre.

No, esperen, no tiene. Ella le dio papilla hace unos instantes.

— No, no tiene. Le di papilla hace poco. — Se da palmadas en la espalda ella misma con orgullo, porque ya se siente más confiada ante la situación.

— ¿Quien dijo que la papilla era suficiente para un bebé que, deduzco, tiene unos seis meses? — Esta vez la mujer le mira con incredulidad y aburrimiento.

Se da un golpe mental ella misma por confiada.

— A él le gusta.

— A los hombres todo les gusta. — Volviendo la vista a su revista, la mujer da un nuevo sorbo a su taza — Todo lo que les beneficie, claro está.

La situación paso de incomoda a tortura, y esta considerando seriamente lanzar al bebé al sofá y escaparse por la ventana del segundo piso para una muerte segura.

No, no. Concentración. ¿De qué hablaban?. Algo de papilla y hombres. Okay, no debe ser tan difícil encontrar la conexión a eso.

— Vea pues. — ¡No, eso no se decía!

La mujer le mira con una ceja alzada y ella cree que es suficiente señal para huir. — Me pregunto quién estará tocando.

— Nadie ha tocado.

— Debe querer algo si no se ha detenido.

— Pero nadie ha tocado-

— Iré a ver. Debe estar desesperada esa persona.

Sin dejar que la mujer termine, carga a su hijo y se levanta de la mesa para ir hacia la puerta. Al abrirla el oxígeno y la casa de los vecinos del frente es lo que único que encuentra.

Empieza a mover la cabeza como si estuviera afirmando algo. Y suelta unos "uh" "ya veo" "¿De verdad?" Mientras mira la calle.

Siente la mirada de la señora Bakugou en su nuca y decide actuar.

Con un tono más elevando de voz y utilizando su actuación natural, empieza su escena — ¡Oh vaya, quien lo diría!. ¡Bueno, de ser tan necesaria mi presencia no tengo más opción que ir ahora mismo para allá! — Luego emite unos sonidos que parecen murmullos, como si alguien estuviera hablando, para seguir — ¿Qué esperas? ¡Vamonos, vamonos! — Saliendo de la casa toma en un brazo al mocoso y con el otro toma la perilla de la entrada. — ¡Un gusto conocerla señora Bakugou, pero me necesitan! ¡Hasta luego, byee!

Cierra la puerta y sin mirar atrás avanza a paso tranquilo hacia la casa de Inko para dejar al niño. Eso en lo que encuentra algún edificio para gritar a solas.

Si. Planes perfectos es su segundo nombre.

JIROU:

Son, quizás, las tres de la mañana cuando decide que está harta de las benditas piedras estrellándose contra su ventana.

Con enojo tira las sábanas que están encima suyo. Se levanta y va hacia la ventana mientras que se frota un ojo por el sueño.

Ahí, parado en el frío de la madrugada, se encuentra Shindou con un poco más de piedras en una mano. Trae puesto su cotidian abrigo verde y parece que está temblando por seguir en el exterior.

Ridículo e increíble.

Cuando Shindou la observa saluda. A lo que ella muestra el dedo medio y recibe uno igual con una cara de indignación. Ella solo rueda los ojos para alejarse de la ventana y prender su luz de noche, al lado de su cama.

Con calma va hacia su puerta y pega la oreja en ella esperando escuchar un ruido de afuera. Pero al no recibir nada es suficiente para ir al armario y sacar una caja que tiene oculta. En ella se encuentra tan conocida cuerda de sábanas, siendo mala imitación de cabello de rapunzel. No piensa en eso cuando el sonido de algo chocando su ventana vuelve a aparecer y camina irritada hacia ella otra vez.

Sin darle una segunda mirada a Shindou, abre la ventana y deja caer parte de la larga cuerda de sábanas viejas por ella. El otro extremo lo amarra a una de las patas de la cama y, asegurándose de que este firme, se sienta en el colchón a esperar.

La cuerda se tensa y es notable que algo tira de ella. Son segundos cuando Shindo ya está al pie de su ventana y entra en ella sonriente y rojo.

— Hola bebé. — Así, casual, saludando luego de entrar por su ventana. — ¿Por qué no estas lista?

— ¿Lista para qué?

— La fiesta. Te envié un mensaje.

— Sabes que aun no tengo mi celular.

— Ah, cierto. — En tres paso se lanza a su lado al colchón, quedando acostado boca arriba — Bueno, que bien que vine. Vístete y vamos.

— ¿Y que me dejes sola otra vez? No gracias, paso. — Cruzando los brazos, se levanta yendo hacia su ventana para cerrarla un poco a causa del frío.

— ¿Dejarte?. ¿De que-. Oh, ¿Te refieres a la vez del bar? — Ella no le responde, mirándole de frente con los brazos cruzados. Shindou se sienta de un impulso y la mira tranquilo — Bebé, el bar era muy grande y te perdí. Me preocupe mucho, pero yo no te deje.

En un susurro, ella eleva su voz — ¡Deja de ser tan mentiroso!. Me dejaste en ese maldito bar, borracha y con una estúpida credencial falsa. Me dejaste sola. Tuve que llamar a Bakugou y Kaminari para que vinieran por mi porque no podía caminar. Y como si fuera para poco me metí en problemas con mi madre por ti. ¡idiota!

Shindou levanta sus manos en un gesto de paz, bajando y subiendo sus palmas y diciendo tiempo fuera. Él se para del colchón y se acerca para quedar frente ella.

Shindou es un edificio al lado suyo. Demasiado grande. Espalda y hombros anchos que pueden llegar a cubrirla por completo. Es imposible no sentirse atrapada cada que él se acerca así a ella.

Da un brinco al sentir sus manos en sus brazos, dando caricias leves y tiernas. Y poco a poco empieza a relajarse.

Shindou tiene esta cosa de que cada que busca un perdón o es juguetón agacha su cuerpo. Hay veces que lo hace suficiente para quedar frente a su rostro y otras donde se arrodilla por completo para abrazarle. No entiende porque, pero le parece tierno.

Cuando tiene la cara de Shinsou de frente sabe que se a agachado un poco. Él nunca quita esa sonrisa suya. Jamás.

— Perdóname, ¿Si?. Si, me fui del bar, pero fue porque no te vi ahí luego de que discutimos y me asusté. Vine aquí a buscarte pero me dijeron que estabas en una supuesta pijamada, y tambien a la casa de tu amigo pero no había nadie. Sabes como es tu mamá de tensa, no es tú culpa ni mía que a veces llegue a extremos con su enojo. Aún así se que no debí irme — Y luego él se arrodilla, abrazandole y apoyando su cabeza en su abdomen. — Perdóname bebé.

Y si. Ella es débil.

— Esta bien — Lleva sus manos al cabello ondulado negro, dando caricias que relajan al otro. — Te perdono. Deja y me visto y salimos.

— Nah, mejor no. Quiero quedarme contigo — El azabache se levanta rápido del suelo y toma sus manos dirigiéndose a la cama. — Ven, quiero dormir un poco. — Antes de que ella pueda armar alguna objeción la interrumpe — Me iré antes de que tus padres se vayan. Lo prometo.

Y eso es suficiente para que estén en la cama. Ella debajo de las sábanas y él encima de ellas, pero ingienandoselas para poder acurrucarse y dormir.

Hay un momento en donde su sueño se va unos instantes y despierta por poco tiempo. Su ventana está abierta y Shindou no está. Mirando el reloj de mesa son las 3:45 a.m.. Pero no piensa mucho cuando vuelve a quedarse dormida.

El sonido de los instrumentos es molesto. Irritante, a su parecer. Eso o tal vez que su gripe no le deja pensar con claridad.

Debió saber que dormir con la ventana abierta no le sería beneficioso. Pero en su defensa esperaba que Shindou se hubiera quedado más tiempo protegiéndola del frío y no que se marchara 45 minutos después de venir.

Tiene una congestión molesta en su nariz, que se expande por la zonas entre sus cejas en frente. Un dolor que la marea, pero no lo suficiente para desmayarse. Sus ojos están demasiado sensibles y se siente tan débil que solo quiere dormir por horas con tal de no sentir más de eso hoy.

Los gritos de su padre diciendo los errores de cada uno de sus alumnos taladran su cabeza. Esta demasiado perdida en si misma.

Kaminari no vino hoy, no sabe porque. Esto de no tener como comunicarse con sus amigos le está molestando.

Su vista está en sus partituras, pero las notas navegan en la hoja y es imposible para ella leerlas con claridad.

— ¡Kyouka! — De un brinco ella se levanta, mirando a su padre que tiene un porte bastante irritado — Por favor, vete de clase. No se porque viniste si estas en esas condiciones. Ya tengo suficiente con que Tatami este cabeceando del sueño. Cuando puedas dar de tu parte entonces vuelve. Empaca tus cosas.

Las miradas están sobre ella y unas fuertes ganas de llorar se apoderan de su pecho. Kaminari no mentía cuando dijo que ella era muy sensible, lo era. Demasiado para su gusto.

Sabe también que a gran parte de la clase no les cae bien y que a algunos simplemente no les importa. Su único amigo es Kaminari ahí y no ha venido. Así que no les da el beneficio de verla llorar, porque sabe que lo disfrutaran. De ver a la hija del maestro siendo reprendida. La tan aplicada alumna.

— Si señor. — Sin mirar a nadie, ni siquiera a su padre, cierra la carpeta donde están sus partituras, guarda su violín y se levanta con sus cosas en mano sin decir adiós a nadie.

Los pasillos de la academia son fríos y eso le da una satisfacción del ambiente contrastando con el calor de su cuerpo.

Solo paso media hora de las tres que tienen de clase, así que es muy temprano. No quiere ir a su casa. No es conocedora si su madre ha llegado o tuvo planes que atender, y no quiere lidiar con ella. Tampoco irá a casa de Shindou, debe estar la universidad aún o con esos amigos que no le caen bien.

Quizás pueda ir a la casa de Bakugou, pero con la madre del otro allí presente las libertades se limitan más.

Un disfraz de perro se aparece en su cabeza y decide visitar a Yaoyorozu al trabajo más temprano de lo habitual. Sólo para alargar su llegada a casa. El camino allí es tortuoso, pero agradece haber tenido dinero extra para el bus hacia su casa.

Cuando baja al frente del centro comercial mira lado de lado buscando a un perro con un cartel. No es difícil encontrarlo. Esta de pie al lado de una cabina telefónica, con el cartel de su restaurante moviéndose de manera floja. Si, esa era Yaoyorozu.

— ¡Ey! — Le grita al perro, que al voltear a su dirección parece alegrarse. Lo cual es absurdo, porque es un disfraz y no puede ver la cara de la azabache.

— ¡Jirou¡ — Acercándose a paso rápido, tiene a Yaoyorozu frente a ella. Es cómico verla con su disfraz. — ¿Qué haces tan temprano aquí? Se que no estoy equivocada en el tiempo, me hubiera ido ya.

— Estoy enferma y salí antes de clase. Vine a visitarte ya que no podía venir después.

— ¡Tan linda! Eres genial, Jirou. ¿Quieres caminar un rato?

— ¿No debes trabajar?

— No te preocupes, convencere a alguien de cubrirme unos momentos. — Antes de comentar algo Yaoyorozu se vuelve a sus pasos para ir a donde trabaja.

Pasan unos diez minutos para que Yaoyorozu vuelva. Tiene su cabello en una coleta alta, una camisa blanca bastante grande y un pantalón suelto color negro.

— ¿Esa no es la ropa de Bakugou?

— Ah si. Hoy en la madrugada tenia que ir a trabajar pero la señora Bakugou había tomado toda mi ropa a lavar. No tenía nada y creo que Bakugou se canso de mi presencia, así que termino gritándome que tomara cualquier cosa de él con tal de que me fuera a dejar al bebé en la guardería de Inko. Creo que tenía prisa, siempre me acompaña a dejarlo así que mi demora debió molestarlo.

— Ya veo.

— Uh, bueno, ¿Qué quieres hacer? Tenemos más tiempo que de costumbre hoy.

Y este es un detalle que quizás no le ha mencionado a Bakugou, Kaminari o a cualquiera de su círculo familiar. Las reuniones con Yaoyorozu.

Después de esa tarde en la que se encontraron en la farmacia, junto a la propuesta de verse, pasaron solo dos días para que su curiosidad le ganará. Fue al lugar que le había dicho donde trabajaba y fue realmente incómodo la primera vez. Su plan había sido ir una vez para cumplir una supuesta reunión, pero una vez se convirtieron en dos y luego cada dos días, y en poco tiempo la resultó visitando cada tarde a su trabajo. Aunque fueran unos segundos para saludarla.

¿Cuenta como una especie de traición esto?. ¿Reunirse con la presunta "loca del delineador corrido" a espaldas de Bakugou, la persona que le da posada?.

Ella a escuchado a amigo quejándose de la presencia de la azabache. Lo invasiva de su presencia y lo poco cómodo que se encuentra ahora en su hogar. Donde antes si no era con Kaminari o ella, se la pasaba solo. Yaoyorozu, sumándole a la presencia de la madre del cenizo, ha ocasionado una zona de peligro al solo llegar.

Por eso le confunde de si misma que este pasando tiempo con la persona que le causa una pesadez a su amigo. ¿Qué la motiva a seguir viendo a Yaoyorozu todas las tardes? La chica es muy atractiva y tiene esos aires de persona que vive en su propio mundo. ¿Su curiosidad es mayor a su razonamiento para seguir con estas reuniones?.

Esta confundida.

— Jirou, ¿Estas bien?

Parpadea al instante en que escucha la voz de Yaoyorozu. Ella le mira con confusión, frunciendo sus finas cejas marcando arrugas en su rostro. ¿Que tanto estuvo metida en su cabeza?.

— Si, si. ¿Por que preguntas?

— Estas como, uh, despistada. También roja. No sonrojada, roja. Te ves mal — Sutil. La mano de Yaoyorozu se pone en su frente y su estómago se estruja por la cercanía. No es fanática del tacto. — Y ardiendo. A este paso te usarán de caldera. Creo que tienes fiebre. Vamos, te compraré algo y te llevare a tu casa.

— Yaoyorozu, no es necesario que hagas eso. Estoy bien.

— Eso dicen los que están mal. Ahora vamos, sin discusiones. Y mejor no me digas Yaoyorozu, es muy largo.

— ¿Y como te llamo entonces?

— Momo. Ya te lo había mencionado. — Sin esperar su respuesta Yaoyorozu toma su mano y la dirige hacia la farmacia cerca del puesto de perros calientes.

— Lo habría recordado.

No tardan en llegar a la farmacia, paseando de pasillo en pasillo hasta conseguir unas pastillas lo bastante fuertes para dejarla descansar por unas horas.

No es que no se sienta mal, solo cree que Yaoyorozu esta exagerando en el tema. ¿Tendrá eso que llaman el sentido maternal? ¿Por eso actúa así? ¿Su sentido de madre?.

Madre. Yaoyorozu, una chica un año mayor que ella, es madre.

Es un conflicto para ella sentirse tan confundida o abrumada por saber eso. Saber que convive con una chica que ya es madre y que salio de la nada. A escuchado casos como esos, pero eran tan ajenos a ella que solo era guardado en su cabeza como información preventiva para su propio futuro. Como "lo que no se debe imitar".

Y no se siente con el derecho de comentar o pensar sobre la vida de Yaoyorozu. Porque no la conoce y no ha echó un mínimo inicio en sus acciones para demostrarlo, cree. Pero no puede evitar que esa pequeña parte de ella diga "es madre" "estuvo embarazada" como algo que llegue a ser aterrador.

Yaoyorozu. Que ahora ha comprado el medicamento y le pregunta que bus deben tomar para llegar a su casa. Que no suelta su mano y llena el ambiente de sus quejas hacia su estúpido jefe que no sabe manejar la parrilla. Que paga el transporte de ambas y, como promete, la está acompañando a su casa. Yaoyorozu. Una completa desconocida que la está haciendo sentir cómoda con nada más que su presencia.

Yaoyorozu, alguien con una vida muy distante a la suya. De seguro.

— ¿Tú mamá está? — Están al frente de su casa. De fuera tiene un color blanco pulcro y detalles de negro en elementos como el marco de las ventanas, puesta o techo.

— No. — O quizás si. En su interior espera espera no. — Tampoco mi papá.

— ¿Quieres que te acompañe?

Voltea la vista hacia la más alta. Yaoyorozu le mira paciente y la curiosidad en su cabeza solo aumenta. Esta chica enfrente de ella, tan dispuesta y relajada. Tan peculiar. ¿Quien es?.

— Si, por favor.

La azabache le sonríe y la dirige a su propia puerta esperando a que le abra.

Lleva sus manos a los bolsillos de su abrigo encontrando las llaves y llevándolas hacia la ranura. Antes de que entren, un pensamiento frena sus movimientos.

— Yaoyorozu.

— Momo — Corrige.

Momo — Aún quieta, sin mirarla, se prepara mentalmente para lo que va a decir. Porque no está segura y a empezado a sudar. Y lo más seguro es que sea algo raro para personas de la edad de ellas. — ¿Puedo preguntar algo?

— Claro. No veo porque no. Pero quiero impunidad en la corte.

Ignorará eso porque sino su valentía, que no sabe porque necesita, se irá.

Toma una respiración fuerte y lo suelta.

— ¿Puedo ser tu amiga?

Apenas acaba de decirlo mira a la chica a su lado. Yaoyorozu tiene una expresión sorprendida y la cambia rápidamente a una risueña para soltar al final una risita.

— Te pedí que me visitaras a mi trabajo luego de verte vomitar y que tu me vieras muda. Nos hemos visto estos últimos días. No te he soltado la mano en todo el camino, ni siquiera ahora. — Momo arquea una ceja pero eso no le hace perder su expresión risueña — Creo que era obvio mi intención de ser amigas. Respondiendo, si. Puedes ser mi amiga. — La expresión de Momo se ablanda y le da un apretón a su mano. — ¿Puedo yo ser tu amiga?.

¿Puede?. ¿Esta chica puede ser su amiga?, ¿Su primera amiga después de mucho?.

— Si. Si puedes.

La felicidad de Momo es contagiosa y se la transmite a ella. Así que ambas entrar sonrientes a su casa vacía. Y su nueva amiga no tarda en pedirle que se acueste en lo que toma la medicina.


Esta largito jeje.

Con respecto al pensamiento de Jirou con la maternidad de Momo se profundizará más adelante. Ya se ve más interacción de la doncella junto a la vida de personajes que llegarán llegarán influenciar a futuro a los protagonistas.

Les deseo lo mejor. Felices fiestas y año nuevo. Me hacen feliz.

Sin nada más que decir, se despide CrowBlast.

Adiooos <3.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top