xlv. I'm sorry

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Capitulo Cuarenta y cinco| Lo siento

Un pequeño conejo de pelaje azul brillante dejó de olfatear y levantó sus orejitas, sonriendo con felicidad. Comenzó a saltar mientras señalaba la residencia de los Lake y se giraba para mirar a su acompañante. La joven que lo acompañaba se quitó la capucha, revelando el rostro de la estudiante de último año: Allison Spencer, o más bien, Allison Valerious.

—Hemos pasado semanas recorriendo toda Arcadia solo para descubrir que Bridget ha estado aquí todo este tiempo —suspiró la chica de cabello oscuro, cruzándose de brazos mientras observaba al conejito, que se encogió de hombros moviendo sus patitas—. Ya sé que su grupo siempre está metido en problemas.

Subió los pequeños escalones mientras Kiko, el conejo, se escondía en su mochila. Comenzó a tocar la puerta, esperando pacientemente a que le abrieran; pasaron varios minutos y nadie parecía atenderla.

Estuvo a punto de rendirse e irse, pero decidió esperar un poco más. Finalmente, la puerta se abrió lentamente, revelando a una mujer de cabello pelirrojo, acompañada de una pareja de casados con sonrisas nerviosas y una anciana que ocultaba una pala detrás de ella.

—¿Podemos ayudarte en algo? —preguntó la mujer pelirroja, sonriendo nerviosa y mirando detrás de ella de vez en cuando.

—Estudio en la escuela de Arcadia, estoy en el último año y busco a una estudiante en particular —respondió Allison encogiéndose de hombros—. Bridget Amber Hart.

Los adultos se miraron entre sí, manteniendo sus sonrisas nerviosas, buscando posibles respuestas sin mencionar que, por error, habían golpeado "accidentalmente" al detective Scott, que ahora estaba inconsciente en uno de los sillones.

—Está bien, no hay de qué preocuparse —intervino Farah, sonriendo de lado—. Ella lo sabe todo.

Allison arqueó una ceja, confundida, pero el guiño que le lanzó su maestra le hizo comprender la situación. La chica sonrió mientras Barbara se hacía a un lado, dejándola pasar. Kiko salió segundos después, comenzando a olfatear la sala y soltando un pequeño gruñido al ver a Dictatious.

—¿Qué está pasando aquí? —preguntó el troll, moviendo un poco sus cuatro brazos. En cuestión de segundos, Kiko se abalanzó sobre él, empezando a rasguñarlo.

—¡Ayuda! ¡Ayúdenme! ¡Quitenme a este animal salvaje! —gritó Dictatious, mientras intentaba zafarse de las garras del pequeño conejo. Allison soltó un suspiro pesado, negando con una mueca.

・ ゚ ゚・ ✧ 。.。.: *

Sabía desde un principio que esta misión conllevaba muchos riesgos, y que probablemente la mayoría de nosotros saldría herido. Sin embargo, jamás imaginé que llegaríamos a perder a uno de los nuestros. 

La pérdida de Draal dejó un vacío en nuestros corazones, pero más aún en el de Jim. Lo supe por la forma en que permaneció callado cuando nos reunimos con los demás; siempre tenía la mirada agachada, como si estuviera perdido en sus pensamientos. He intentado acercarme, pero algo dentro de mí me dice que no lo haga.

—Estamos en el lugar menos adecuado en una caverna que colapsa —mencionó Blinky—. Parece que la tumba de Merlín ahora será la nuestra.

Los temblores se hacían cada vez más fuertes y apenas podíamos mantener el equilibrio. Me tropezaba en ocasiones, sosteniéndome de la pared, mientras frotaba mis ojos para recuperar la visión.

—Podemos ir por allá —señalé, indicando una brecha abierta. Por suerte, los temblores cesaron—. Está abierto.

—Solo es una oportunidad para estar encerrados en otro lugar —comentó Blinky, tratando de no sonar sarcástico.

—O solo es una salida. Debes ser positivo —sugirió Toby, fingiendo no estar nervioso.

Clara y AAARRRGGHH los siguieron a ambos, mientras yo, en cambio, me quedé en mi lugar al notar que Jim no tenía intención de seguirnos. Su mirada seguía perdida, y sus manos permanecían en los bolsillos de su chaqueta. Apreté los labios y tomé valor para acercarme.

—No podemos abandonarlo así —escuché su susurro mientras me posicionaba a su lado.

—Draal hubiera querido que siguiéramos —respondí en voz baja, encogiéndome de hombros. Él negó, apartándose un poco de mí y comenzando a pasar sus manos alrededor de su rostro.

—No sé qué estoy haciendo —farfulló entre dientes. Lo miré confundida—. Es como si lo estuviera viendo en todas partes. No sé qué hacer; no logro sacarlo de mi cabeza —balbuceó.

—Jim...

—Muchas personas están saliendo heridas por mi culpa. Primero AAARRRGGHH, luego Vendel, ahora... Draal —comenzó a caminar en círculos y cada vez que intentaba acercarme, él se alejaba más, retrocedía o se apartaba de mi lado—. ¿Quién puede asegurarme que la próxima no seas tú?

Por primera vez logré mirarlo a los ojos; estaban completamente rojos y pequeñas lágrimas se deslizaban por sus mejillas. Todo el brillo que había tenido desde el principio había desaparecido. Me miraba con terror, como si estuviera asustado y temiera perderme en cualquier momento, sin importar cuánto le asegurara que eso no sucedería, él seguía aferrado a ese pensamiento.

—No puedo seguir con esto, Bree' —apartó la mirada de mis ojos y pasó a mi lado, dirigiéndose hacia la superficie del precipicio.

Mi ceño se frunció poco a poco, mi respiración se volvió lenta y los latidos de mi corazón se hicieron débiles. ¿A qué se refería con eso? Me giré un poco y tragué el nudo en mi garganta.

—Creí que habías dicho que me amabas —dije, sintiendo cómo mi voz se quebraba al pronunciar esas palabras.

—Claro que te amo —me aseguró, girándose nuevamente y caminando hacia el muro de la brecha.

Si estuvieras seguro, no estarías tratando de alejarme.

—¿Y por qué no te basta con eso? —tomé el último valor que me quedaba y me acerqué a él, hasta quedar a una leve distancia entre nosotros.

—Porque no puedo permitir que algo como lo que le pasó a Draal te ocurra a ti también, por dios —me respondió entre dientes, secando las lágrimas que caían de sus ojos—. Creí que ese sentimiento desaparecería, me decía a mí mismo que estabas a salvo, que no corrías peligro, pero hoy... hoy —dejó de mirar a los lados y sus ojos se clavaron en los míos—. Estuve a punto de perderte otra vez, Bridget, otra vez —remarcó la palabra.

Me costó entender la manera en que lo decía. Sabía desde el principio que él se había arrepentido de haberme involucrado en esto desde el inicio. Hice todo lo que pude para borrar esos pensamientos de su cabeza y cuando creí que lo había logrado... volvimos a lo mismo.

—Ni siquiera... ni siquiera pude protegerte de Rafaella.

El último comentario fue como un balde de agua fría que se esparció por todo mi cuerpo. Mis ojos se abrieron y mis piernas se obligaron a retroceder, el nudo de mi garganta descendió hacia mi estómago. ¿Cómo... cómo se enteró de eso? Sus ojos bajaron hacia las mangas de mi chaqueta que cubrían, como siempre, los moretones que Rafaella me había dejado marcados en la piel.

—¿Cómo...?.

—El día que fui a recuperar tu alma del reino de las sombras... —sorbió su nariz, apartando la mirada—. Lo vi todo, Bridget... Lo vi todo.

Me quedé perpleja, incapaz de mover un solo músculo, sin poder controlar mi cuerpo. Sentía lágrimas deslizarse por mis mejillas. Quería hablar, pero mi boca permanecía cerrada; sabía que si intentaba decir algo, probablemente tartamudearía y las palabras se enredarían en mi voz rota.

Había imaginado que algún día podría contarle todo lo que sufrí con Rafaella, pero el miedo se apoderó de mí. No sabía cómo reaccionaría, cómo lo tomaría, o si me reprocharía por no haber confiado en él lo suficiente como para contárselo. Mil escenarios pasaron por mi mente, y ninguno se parecía al que estoy viviendo ahora.

—No creas que te culpo por no habérmelo contado —su voz rompió el silencio—. No lo hago, Bree'. Pero quiero que entiendas... Entiendas el miedo que se apodera de mí cada vez que nos encontramos en una situación como esta. El miedo de perderte, Bridget; te has convertido en una parte importante de mi vida. Una parte que me falta cuando no estás. No puedo soportar la idea de que algo te pase y no pueda hacer nada para evitarlo. Te amo tanto que me duele Bridget.

Sentí que el aire se me escapaba. Sus palabras eran dagas que se clavaban en mi corazón, y no sabía cómo responder. La intensidad de su dolor me atravesaba, y en ese momento, comprendí la profundidad de su lucha interna.

—Jim... —intenté decir, pero mi voz se quebró, atrapada entre la tristeza y la confusión.

—No puedo ser el responsable de otra pérdida, Bridget. No puedo vivir con eso. —Sus ojos estaban llenos de lágrimas, y yo quería abrazarlo, consolarlo, pero el miedo me mantenía paralizada.

—Tú no eres responsable de lo que pasó con Draal. No es tu culpa. —Mis palabras parecían insignificantes ante su tormento, pero sabía que debía intentar hacerle entender.

—Pero sí soy responsable de ti. —Su voz se volvió un susurro, lleno de desesperación—. Y cada vez que te veo en peligro, mi corazón se quiebra un poco más. La idea de perderte me consume. No sé si podría soportarlo.

Las lágrimas comenzaron a deslizarse por mis mejillas, y el nudo en mi garganta se hacía más pesado. Cada palabra que salía de su boca era un recordatorio de lo frágil que era nuestra situación, de lo importante que éramos el uno para el otro, y de lo que podría perder.

—Si por no querer perderme... No puedo estar contigo —logré articular mientras apretaba los labios con dolor—. ¿Eso a quien beneficia Jim?.

—Lo siento... Pero no puedo Bridget.

Él apartó la mirada, y en ese momento, supe que había tomado una decisión. Su rostro se tornó grave, y el dolor en sus ojos era palpable. Era como si un abismo se abriera entre nosotros, un espacio que nunca habíamos imaginado que existiera.

Su angustia era evidente, y aunque entendía su miedo, no podía evitar que me doliera. La idea de que nuestra relación se desmoronara por el miedo a perdernos mutuamente era una ironía cruel.

—Pero al hacer esto, al alejarte de mí... ¿no estás perdiéndome de todos modos? —pregunté, sintiendo cómo la desesperación se apoderaba de mí.

—No lo sé... —respondió—. Tal vez sea la única forma de protegerte.

—Jim, me has hecho esto una y otra vez —dije mientras me secaba las lágrimas con una risa irónica—. No quiero seguir así... Yo termino contigo —declaré con firmeza, adoptando un semblante más serio—. Yo termino contigo.

Esas fueron mis últimas palabras antes de volver a retomar el camino hacia la cueva, sin saber si me había seguido o si había tenido la intención de detenerme.

—Lo siento...

・ ゚ ゚・ ✧ 。.。.: *

Ninguno de los dos había vuelto a dirigirse la palabra durante el resto del día; cada uno mantuvo su distancia. Toby y Clara se miraban de reojo, intentando descifrar lo ocurrido. Era evidente que algo había pasado, lo notaron por la seriedad en la voz de Jim y la manera en que Bridget se mantenía siempre detrás de ellos, sin intención de acercarse.

El camino los llevó a un pequeño espacio con escasa iluminación, y frente a ellos se encontraba una figura que jamás imaginaron encontrar.

—Es él... —murmuró Blinky impresionado.

—¿En serio es él? —preguntó Clara sorprendida, observando el cuerpo cubierto de polvo y telarañas.

—Debe ser...

—Merlín... —completaron Jim y Bridget al unísono.

La piedra del amuleto comenzó a resplandecer, emitiendo destellos. James se quedó unos segundos pensativo antes de suspirar y acercarse al cuerpo, dejando el amuleto. Tres pequeñas esferas azules emergieron de la piedra y se dirigieron hacia los ojos y la boca de Merlín. Tras unos momentos de espera, el azabache se inclinó hacia su pecho, esperando escuchar su respiración.

De repente, soltó un grito cuando el anciano se levantó de golpe. La pelirroja, inconscientemente, tomó la mano del chico y lo atrajo hacia ella, también asustada. Merlín comenzó a toser, aumentando el temor del grupo. Jim entrelazó sus dedos con los de la chica y la apartó, colocándola detrás de él.

Aunque estuvieran separados, sus corazones seguían protegiéndose como si el amor aún habitara entre los escombros.

—¿Eres tú el Cazatroles? —preguntó el hechicero al dejar de toser. El joven de cabello azabache comenzó a balbucear—. Te imaginaba más alto, mucho más alto. Y más grande. ¿Qué edad tienes? ¿Diez?

—Ahh, dieciséis —respondió confundido, levantando una ceja.

—Creo que me equivoqué por... —el mayor empezó a contar con los dedos—. Catorce años.

—¡Oh, santo Merlín, eres tú! —exclamó Toby emocionado, sacudiendo a su mejor amiga por los brazos.

—¿Y qué clase de troll eres tú? —preguntó Merlín.

—No soy un troll, soy un Toby —respondió el chico con aparatos en los dientes.

—¿Y quién es esa belleza? —preguntó de nuevo. La chica de mechón blanco soltó una risita, sonrojándose un poco.

—¡Blinkous Galadrigal! A su servicio... —se presentó el de seis ojos.

—Tú no —interrumpió el anciano—. Tú —señaló a la chica detrás de Blinky.

—Clara Núñez, señor.

—Un placer, querida —dijo el hechicero con una sonrisa. Ladeó un poco la cabeza al ver a la joven de cabellera pelirroja—. ¿Marion?

Bridget tragó saliva y, al cruzar miradas con James, ambos soltaron sus manos, sintiendo un vacío al hacerlo. La joven avanzó un poco, sonriendo nerviosa.

—Soy su hija, de hecho. Bridget —se presentó con una reverencia—. Aunque mi verdadero nombre siempre fue Bloom —añadió nerviosa.

—El placer es todo mío, querida —admitió con una leve sonrisa. Había oído poco de la hija de Marion, pero el parecido entre ambas era impresionante.

—A ellas sí les habla con cariño —se quejó el castaño, cruzándose de brazos.

—Su alteza sabia, nosotros... —intentó hablar el de piel azul, pero Merlín lo interrumpió, comenzando a estirar todas las partes entumecidas de su cuerpo.

—Bueno, estuvo dormido por no sé cuántos años —dijo la de pecas, alzando los hombros.

—¿Solo dormido? ¿No debería de estar...? —James frunció el ceño, extrañado.

—¿Descansando?

—Muerto.

—En teoría, pero él es un mago —respondió su mentor.

Merlín tambaleó un poco al ponerse de pie, cayendo en los brazos de AAARRRGGHH—. Enderézame, ¿sí? cosa gigantesca —le indicó al troll, quien hizo lo pedido mientras el mago seguía tronando sus huesos.

—En serio, no quiero envejecer.

—Okey, primero lo primero, ¿dónde tienen mi báculo? —preguntó Merlín mirando al grupo, quienes compartieron miradas nerviosas sin saber cómo explicárselo—. ¿El báculo de Avalon? Como así de alto —hizo un ademán con sus manos—. Tiene una esmeralda, es muy elegante.

—Es que lo perdimos sin querer queriendo —respondió el de aparatos, sonriendo nervioso.

—¿Cómo que sin querer?

—Gunmar lo tiene —explicó el Cazatroles, soltando un suspiro.

—Oh, ¿eso es todo? Entonces no se perdió el báculo, sino la esperanza —contestó el hechicero, dándose la vuelta para recostarse en la mesa de piedra.

—¿Cómo sabrías que vendríamos a buscarte? Es decir, tu báculo —preguntó el joven de cabello azabache al acercarse a él.

—Porque, Jim... yo soy tu padre.

Ja ja. Ya sería el colmo que le creyeran.

—¡No puede ser! —exclamó Toby, abriendo los ojos con sorpresa. La mayoría del grupo soltó un jadeo mientras Bridget rodaba los ojos.

—Broma —dijo Merlín con diversión—. Puedo ver el futuro, aunque no es un don perfecto.

—Esperabas que Jim fuera más grande —habló la pelirroja, chasqueando la lengua.

—Y más alto.

—Claramente previó nuestra llegada para poder ser despertado —concluyó Blinky.

—¿Por qué te dormiste para empezar? —preguntó Clara, frunciendo el ceño.

—Fue el costo de la batalla, querida.

—¿Qué batalla?— pregunto AAARRRGGHH 

—La de Muerte Enfrente por supuesto. 

—Disculpe su alteza mágica, pero AAARRRGGHH y yo estuvimos presentes en Muerte Enfrente y no recordamos haberlo visto ahí— intervino el de seis ojos, Merlín solo asintió aburrido—. Y he leído volumen tras volumen de libros de historia y ninguno menciona..

 —La historia solo cuenta lo que se supone que paso, casi siempre esta incompleta— interrumpió—. Si no es que siempre— agrego empezando a crear una esfera de destellos verdes que cada vez se hacía más grande.

 —¿Pero qué es esto?— pregunto el de frenos mirando las aureolas 

—Estoy abriendo una ventana al pasado,

—Creo que va a ser genial, si no es que morimos.

・ ゚ ゚・ ✧ 。.。.: *

El entorno había cambiado drásticamente; ahora se encontraban en un bosque completamente desconocido. Bridget miró a su alrededor, perpleja, al reconocer fragmentos de este lugar de sus pesadillas pasadas.

—Seguimos en las cavernas de geodas, esto solo es una ilusión —explicó Merlín.

—Ya había estado aquí. Gran Gorka, este es el bosque de Muerte Enfrente —comentó el troll de piel azul—. Al menos, así lo recuerdo.

El campo de batalla se desplegó ante ellos, con trolls y Gumm-Gumms luchando ferozmente. La pelirroja ladeó la cabeza al ver la figura de Oritel, su padre, con la espada atravesada en uno de los Gumm-Gumms. Y aún lado tenía a su madre; Marion.

—En el preciso momento en que dio el golpe que decidió la batalla —la voz de Blinky captó su atención—. Deya, la libertadora, fue la más poderosa Cazatroles que jamás haya existido.

—Es fabulujoso —expresó Toby.

Trolls, Gumm-Gumms, gnomos, goblins, merodeadores y muchas otras criaturas participaban en esta épica batalla que marcó tanto un final como un comienzo.

—Recuerdo todo esto como si hubiera sido ayer —dijo Blinky con orgullo—. Fue un honor, luchamos como si no hubiera un mañana.

—Mira, ahí estás —señaló Bridget, sonriendo divertida. El Blinky de la batalla corría asustado de un grupo de goblins.

—Ehhh, no, ese es alguien más —mintió el de seis ojos, algo avergonzado—. Ahora, si fijamos nuestra atención por aquí —continuó el recorrido. La joven soltó una risa, negando divertida.

Se apartó un poco del grupo y observó a la mayoría de los trolls. Una pequeña sonrisa nostálgica se le escapó al ver a Vendel, quien irradiaba valentía y seguridad. Sin duda, extrañaba a su gruñón favorito.

Retrocedió unos pasos y sus ojos se posaron en Jim, que estaba frente a la figura de Draal. Su instinto le decía que se acercara y lo apoyara, pero otra parte de ella decidió dejarlo allí mientras retrocedía y se daba la vuelta cuando Merlín los llamó nuevamente para mostrarles la verdadera batalla de Muerte Enfrente.

・ ゚ ゚・ ✧ 。.。.: *

—Al concentrarse en la batalla, ocurrieron eventos que pasaron desapercibidos —relató Merlín.

—Supongo que luchar por nuestras vidas nos distrajo un poco —dijo Blinky con ironía. 

Las figuras de Merlín y Morgana se mostraron ante ellos, enfrentándose con magia.

—¿Qué? Es ella, es... —murmuró la de chaqueta morada mirando a la de armadura dorada. 

—Morgana —completó Bridget, sonriendo con sarcasmo. 

—Sí, la dama pálida, la madre de los monstruos —continuó el hechicero. 

—Yo le agregaría más nombres a esa lista —dijo Clara entre dientes, entrelazando su brazo con el de la pelirroja. 

—Pero no hay libro de historia que hable de esto. 

—Bueno, eso es solo por una razón: esta fue la verdadera batalla de Muerte Enfrente —mencionó Merlín. 

—¿Tú y Morgana? —preguntó el azabache, bajando un poco la mirada. 

—Ella es tan antigua como yo, o incluso más —respondió el mago, mirando la figura de la mujer—. Sedienta de caos, sembró la semilla de la disensión entre humanos y troles —contó. 

—La conocemos bien, está muy loquita —comentó la de mechón blanco. Su amiga sonrió dándole la razón. 

—Por eso la noche eterna. Notó que si los troles perecían a la luz del día, ¿Qué tal si la noche fuera perpetua? —continuó Merlín. 

—Gunmar y sus fuerzas podrían hacer lo que quisieran —comprendió James, alzando la mirada de inmediato. 

—Había que detener a Morgana a cualquier precio —dijo Merlín—. Resulta que... 

—Ese precio fue tu magia —completó el de ojos azules, soltando un suspiro. 

—Sí, la única forma fue usar casi todo mi poder y confinarla el mayor tiempo posible —agregó el mago. 

—Supongo que "posible" termina en este momento —habló la de pecas, encogiéndose de hombros. 

—Estamos condenados a pelear de nuevo gracias a los esfuerzos de Gunmar.

・ ゚ ゚・ ✧ 。.。.: *

La ilusión se desvaneció y pronto se encontraron de nuevo en esa espantosa cueva donde parecían estar atrapados.

—Bueno, todo lo divertido tiene un fin —dijo Merlín mientras se frotaba las manos.

—Si queremos hacer algo al respecto, debemos salir de aquí —dijo James al sentir un nuevo temblor que provocó que pequeñas piedras cayeran desde arriba.

—¿Y ahora qué sucede? —preguntó Bridget con irritación.

—¿Por qué llueve bajo tierra? —preguntó Toby con temor.

—El derrumbe probablemente desvió la cascada hacia la montaña —respondió el de seis ojos.

—¿Entonces moriremos ahogados? —preguntó asustado el de frenos.

—Eso suena a mucha agua —concluyó Clara.

—Después de siglos, nada se ha vuelto fácil —comentó Merlín con un suspiro.

—Tal vez puedas usar tu increíble magia para, no sé, sacarnos de aquí —propuso desesperadamente el de frenos.

—Eso sería encantador, pero ¿no escuchaste? Dije que usé casi toda para atrapar a Morgana —respondió Merlín—. Los jóvenes de hoy.

—Pero nos llevaste a la batalla de Muerte Enfrente —recordó Domzlski.

—Fue un simple truco de salón, para escapar necesitamos el poder del amuleto —contestó señalando al azabache.

—Eso podría ser complicado —respondió James encogiéndose de hombros—. Lo destruí para obtener el mapa y encontrarte.

—Dámelo.

El chico le entregó el amuleto hecho pedazos junto a la piedra que lo componía.

—Vaya, sí que lo descompusiste —mencionó el hechicero observando los fragmentos, mientras Jim soltaba una risa nerviosa.

—¿Podrías hacerlo funcionar? —preguntó la pelirroja acercándose un poco.

—Por supuesto que puede —respondió el de seis ojos—. Esas manos forjaron el amuleto originalmente...

—Cuatro brazos, seis ojos —interrumpió Merlín—. Pero parece que tiene diez bocas —se acercó a la joven—. Claro que puedo, querida, estas mismas manos forjaron el amuleto originalmente.

Colocó todas las piezas del amuleto sobre la mesa y las examinó por unos momentos antes de comenzar a repararlo, aunque se tomaba su tiempo.

—¿Podrían guardar silencio? —exigió el mago al escuchar otro temblor.

—Es la caverna, se está derrumbando —contestó Toby.

—Debemos salir pronto —apremió AAARRRGGHH.

—Usemos las ruinas para sellar esta cámara y ganar algo de tiempo —sugirió Blinky tomando algunos cristales.

・ ゚ ゚・ ✧ 。.。.: *

—¡Rápido, rápido, rápido! —farfullaba el de ojos verdes con desesperación.

—Nos queda poco tiempo —advirtió el troll de piel azul, inquieto.

—Hago lo que puedo, ¡fue hace siglos! ¿Qué parte no entiendes? —reprochó Merlín, rodando los ojos con exasperación.

—¿Y más o menos para cuándo estará listo, Merl? ¿Puedo llamarte Merl?

—Solo si quieres pasar el resto de tu vida como cucaracha —amenazó el mago con tono molesto.

—Uhh, fue como un soplo de aire fresco, ¿eh? Ya comenzaba a hacer calor aquí —comentó el de frenos, intentando aligerar el ambiente.

—Eso no fue un soplo —corrigió la pelirroja, frunciendo el ceño—. Fue una compuerta.

—Tienes que arreglarlo ya —apresuró el azabache, dirigiéndose hacia el mago. Se quitó la chaqueta y la colocó sobre los hombros de la pecosa antes de avanzar hacia Merlín.

—¿Qué parece que estoy haciendo? ¿Tronando los dedos? —preguntó Merlín con sarcasmo—. Es un amuleto, forjado con magia; no se trata solo de ensamblar partes —añadió con seriedad—. Falta una pieza.

—Te di todo lo que tenía —respondió James, frunciendo el ceño con desconcierto.

—¡Amigos, el agua está más cerca! —avisó Toby, alarmado.

—Piensa... necesito algo pequeño, algo que encaje aquí —indicó Merlín, señalando una parte del amuleto.

El azabache soltó un quejido, pasando una mano por su cabello en frustración. Bridget se acercó y, con decisión, se quitó el broche que sujetaba su cabello, dejando que este cayera libremente.

—Gracias, bella Bridget —agradeció Merlín con una leve inclinación de cabeza—. Toma —dijo, entregándole el amuleto al de chaqueta azul.

—¿Y ahora qué se supone que haga? —preguntó James, mirando el amuleto con una mueca, mientras acariciaba la parte donde ahora estaba colocado el broche de la pelirroja.

—Tú eres el Cazatroles. Solo tú puedes extraer el poder del amuleto —afirmó Merlín con firmeza.

El agua comenzó a inundar la cámara con rapidez. James intercambió miradas con el resto del grupo, y cuando sus ojos se encontraron con los de Bridget, ella le regaló una leve sonrisa. Aquello fue suficiente para llenarlo de valor.

—Por la gloria de... bueno, tú. La luz del día está bajo mi mando —exclamó, alzando el amuleto. Tres pequeñas esferas de aura azul surgieron de él—. ¡Y la luz del día nos protegerá! —añadió, mientras su espada aparecía en un destello brillante.

El agua arremetía con fuerza, pero con un movimiento preciso de su espada, James partió la corriente en dos, creando un escudo que protegió a todos.

—¡LO ESTÁS HACIENDO, JIMBO! —gritó Toby con emoción—. ¡NO SÉ QUÉ ESTÁS HACIENDO, PERO ASÍ SE HACE! —celebró entusiasta.

El azabache visualizó una posible salida y, con un nuevo movimiento de su espada, redirigió la corriente, abriendo un camino. Pronto, el agua dejó de fluir.

—El instrumento de nuestra muerte se convirtió en nuestro medio para regresar —observó Blinky, admirado, mientras señalaba la salida.

—¿Eres un troll o un diccionario? Solo por curiosidad —bromeó Merlín, alzando una ceja.

Bridget sonrió de lado y, con un suspiro, se encogió de hombros antes de acercarse a Jim, quien seguía arrodillado intentando regular su respiración.

—¿Estás bien? —preguntó suavemente, agachándose un poco para mirarlo mejor.

Él tragó en seco y levantó la mirada hacia ella, asintiendo con una leve sonrisa. Bridget le devolvió la sonrisa como pudo antes de reincorporarse, justo cuando Merlín se acercaba.

 —¿Cómo sabías de esto?— pregunto James mirando al mayor.

—Puedes hacer más de lo que crees y lo harás.

—¿Cómo?

—Cuando me ayudes a destruir a Morgana.

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