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Antes de que empiece el capítulo, me gustaría recalcar el aviso que aparece en la descripción de la historia. Consiste en que en el texto que vais a leer a continuación aparecen comportamientos y frases ofensivas hacia ciertos colectivos. Quiero recalcar que es solamente un personaje y no podría estar más alejado de mi pensamiento personal. Gracias por leer y mil gracias por el 1k de lecturas. Os quiero mucho y espero que disfrutéis el capítulo y este pequeño maratón que estoy haciendo. Ahora sí, que comience la historia.
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Entré a mi hogar y me descalcé.
— ¡Bienvenido!
— Hola.
Fui hasta la cocina, donde me esperaban mi mujer y mi hija. No pude evitar mirarlas con cierta tristeza.
— ¿Estás bien? — Hinata se acercó a mí y me cogió las manos.
— Sí, es solo el estrés del trabajo dattebayo — ella asintió y me soltó para ir a terminar de preparar la cena.
— Ya casi he acabado. Avisa a Boruto para que venga, por favor.
— Claro.
Subí las escaleras para ir a buscar a mi hijo. Una vez estuve frente a su puerta, llamé repetidas veces, esperando una respuesta por su parte. Unos segundos después, esta se abrió.
— ¿Qué quieres?
— La comida ya está lista dattebayo.
— Bajo ahora — el menor volvió a encerrarse en su cuarto. Suspiré y fui de vuelta a la cocina junto a Hinata y Hima.
— Dijo que venía ahora — la adulta asintió mientras le ayudaba a poner la mesa. Cuando acabamos, Boruto llegó y ella nos sirvió la comida.
La cena transcurrió muy silenciosa, a excepción de alguna conversación entre las chicas. En cuanto terminó su plato, el rubio chasqueó la lengua enfadado y volvió a su habitación. Su madre suspiró, mientras que la pequeña y yo nos limitamos a ver como se iba. Pronto, los demás acabamos de comer y la menor también abandonó la mesa, aunque ella sí se despidiera con un beso en la mejilla a cada uno.
— Te ayudo a recoger dattebayo.
— No hace falta. Tienes mucho trabajo últimamente, ve a descansar un poco — asentí no muy convencido y la besé en la frente antes de subir.
No pasó mucho tiempo desde que me senté en la cama a pensar en mi conversación de hoy con Shikamaru hasta que Hima abrió la puerta. Di un par de pequeños golpes a mi lado, indicándole que se sentara junto a mí. Ella cerró la puerta e hizo lo que le señalé.
— ¿Qué ocurre?
— Eso debería preguntarlo yo — infló sus mofletes durante unos segundos esperando que le explicara todo, mas continuó hablando al no recibir respuesta —. Estás raro. ¿Pasó algo con mamá?
— No. Mamá no tiene la culpa de nada de esto dattebayo — nos quedamos en silencio unos minutos. Yo tenía la mirada perdida en un punto cualquiera del suelo y la de mi hija estaba fija en mí, intentando averiguar qué ocurría.
— Papá, puedes confiar en mí. ¿Es que ya no quieres a mamá? — no dije nada. Había dado en el clavo —. ¿Es que acaso hay alguien más? — permanecí callado, pero esta vez desvié la mirada hacia la puerta, la cual acababa de ser abierta por alguien.
— Ya veo... Así que es eso dattebasa.
— Boruto yo...
— Déjalo. No quiero oír tus patéticas escusas. ¿Quién es? — mis ojos se cristalizaron ante la fría mirada de mi hijo. Hima se levantó de la cama y se puso frente a él.
— Hermanito, para.
— ¡Te he preguntado quién demonios es! — el rubio la apartó con un brazo y dio un paso al frente. Yo me levanté y la pequeña se colocó detrás de mí.
— No trates así a tu hermana — el Uzumaki soltó una pequeña risa amarga.
— Conque no lo vas a decir, eh... ¿Es Sakura? ¿O, tal vez, es Ino? ¿O no será...? — volvió a emitir una carcajada sin alegría y se acercó más a mí — ¿No será que eres gay y te gusta Sasuke? Claro, por eso te ha afectado tanto lo de su divorcio dattebasa.
— Hermanito ya basta.
— ¡Tú no te metas Hima! — un par de lágrimas cayeron de los ojos de Boruto, resbalando lentamente por sus mejillas. La menor se volvió a esconder detrás de mi pierna asustada por la escena que estaba presenciando. En ese momento, Hinata entró a la habitación.
— ¿Qué está pasando aquí? — el rubio chasqueó la lengua y salió del cuarto, empujando ligeramente a la adulta al pasar a su lado.
— ¡Que papá es un capullo maricón! — escuchamos el golpe de una puerta cerrándose bruscamente y rápidamente reinó el silencio entre los tres que continuábamos en la sala. Tras unos segundos en los que todos intentábamos asimilar la situación y miles de dudas se formaban en la princesa del byakugan, esta decidió romperlo.
— Naruto, ¿de qué está hablando? — no respondí, sólo bajé la mirada al suelo mientras trataba de reprimir las gotas saladas que amenazaban con caer de mis ojos. Shikamaru no se había confundido, amaba a Sasuke y por fin me había dado cuenta, pero eso solo hacía todo más doloroso y complicado — Hima, tenemos que hablar a solas. Vete a la cama, voy en un rato a darte las buenas noches.
— S-sí — la pequeña hizo lo que su madre le indicó y, una vez estuvimos solos, Hinata cerró la puerta. Nos sentamos en la cama para hablar, aunque ninguno de los dos se atrevía a hablar. Ambos teníamos la vista perdida en el suelo, sumidos en nuestros pensamientos. Después de unos minutos callados, carraspeé para empezar la conversación, pero, antes de que pudiera decir nada, la de pelo negro me interrumpió.
— ¿Es cierto? — no me miró, no expresó ninguna emoción, tan solo dijo las palabras justas para aclarar sus dudad. Tragué fuertemente antes de responder, tratando de deshacerme del nudo formado en mi garganta.
— Sí... — mi voz fue casi un susurro, mas ella logró escucharlo. Volvimos a quedarnos unos minutos en silencio hasta que me giré para poder verla — Lo siento, yo... — antes de que siguiera, Hinata volvió a pararme.
— No pidas perdón. No es tu culpa. A veces ni uno mismo sabe lo que quiere o deja de querer y necesita que ocurra algo que le abra los ojos — la portadora del byakugan también se dio la vuelta, provocando que nuestras miradas se cruzaran.
— Aún sí lo que dices es verdad, no te mereces esto. Lo siento — un par de lágrimas empezaron a deslizarse por las mejillas de Hinata, las cuales rápidamente se limpió. Negó con la cabeza y se levantó del colchón lentamente.
— Ya te he dicho que no tienes que disculparte. Voy a darle las buenas noches a Hima — la azabache salió de la habitación, dejándome solo.
Si tan solo Sasuke y Sakura no se hubieran divorciado nada de esto habría pasado, pero el dolor ya estaba hecho y era demasiado tarde como para pensar en eso. Boruto tenía razón, no era más que un idiota gay que estaba destruyendo nuestra familia.
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Holiiiii.
Como dije al principio, un millón de gracias a todes por las 1000 lecturas, os quiero mundos. Espero que os gustara el cap larguito aunque fuera bastante sad xd. Quise poner el aviso del principio porque he visto de casos en los que los escritores han sido insultados por las actitudes de sus personajes, aunque creo que es evidente que no soy homófoba porque esta historia es yaoi xd. Espero que tengáis una buena mañana/tarde/noche y os dejo con los memes uwu. Os amo <3.
Bye <3.
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