EXTRAÑOS FETICHES

CAPÍTULO VEINTISIETE

Extraños fetiches,

Haruchiyo miró la hora en su reloj por segunda vez. Para ese punto ya habían pasado diez minutos desde que la mujer se había retirado de la sala, y su tardanza comenzaba a incomodarle.

— Ya vuelvo. — Avisó el peli-rosa antes de ponerse en pie y salir de allí, sintiendo el aire fresco de la noche golpear su rostro. Sus ojos buscaron en los alrededores visibles a la castaña, pero esta no se encontraba, lo único que pudo encontrar con su audición fueron unos quejidos que realmente le molestaron.
Sus pies le arrastraron a unos metros lejos de la entrada trasera a su residencia, encontrándose con algo que definitivamente le hizo perder la poca paciencia que mantenía.

Sus ojos observaron cómo su mujer era tomada en aquel momento por el menor de los hermanos Haitani, la castaña retorciéndose bajo sus toques mientras era fuertemente embestida.

Haruchiyo no supo si agradecer llegar al culminar de la situación, notando al hombre alejarse de su mujer y tirar el condón usado a un lado.
Un tic se instaló en su ojo izquierdo, notando al otro hombre acomodar el vestido de la mujer y depositar un lento beso en sus labios.

— ¿Sabes? No te drogué para que fueras a revolcarte con este imbécil. — Ambos giraron sus rostros sorprendidos, Rindo soltó una risilla nasal antes de acercarse con la mujer hacia Sanzu, este pudo notar las piernas temblorosas de la castaña a penas permitirle caminar.

— Haruchiyo-

— No me digas nada. — El peli-rosa estiró su brazo, tomando a la mujer de la muñeca para arrastrarla consigo a dentro. Kyomi giró su rostro, mirando a Rindo despedirse con la mano mientras le deseaba suerte, la menor solamente pudo suspirar rendida.

Watanabe miró a los hombres en la sala de estar al pasar por el sitio, todos le miraron con curiosidad y diversión mientras era aún tirada por Haruchiyo, quien no se detuvo hasta llegar hasta su habitación, lanzando a la mujer a la cama.

— Haru-

— Dije que te calles. — El hombre se acomodó de rodillas sobre su cuerpo, Kyomi le miró mientras una mano tomaba de su cuello, apretándole con medida fuerza. — Abre la boca.

— No consumiré más. — Aseguró Kyomi con dificultad. Sanzu soltó una carcajada.

— ¿Acaso te pregunté si querías? — Con su mano libre, el hombre abrió la boca de la mujer, dejando caer dentro una nueva píldora. Watanabe no tuvo más opción que tragarla o terminaría ahogándose con ella, una sonrisa apareció en el rostro del hombre. — Buena chica.

Sanzu se inclinó, tirando con sus dientes del labio inferior de la mujer quien se quejó.
Kyomi estiró uno de sus brazos, tomando al hombre de la nuca, Haruchiyo sonrió, inclinándose a unir sus labios una vez más.

[...]

Watanabe miró al hombre a su lado durmiendo, después de la cena del día anterior podría decirse que ambos no se aburrieron, y al terminar ambos cayeron rendidos.

Kyomi tomó su sostén y se lo colocó, poniéndose después de pie para colocarse el resto de sus prendas superiores restantes.
En silencio, la mujer se retiró de la habitación, bajando a la cocina a buscar algo de comer.

Vaya sorpresa se llevó al encontrarse a su hermano allí, preparando el desayuno para su jefe.

— Creo que será costumbre verte por aquí desde ahora. — Dramatizó el menor, Kyomi rio acercándose a abrazar a su hermano quien correspondió al gesto. — ¿Cómo estás? Creí que no querías ver más a estos idiotas.

— Las cosas cambiaron... De nuevo. — La castaña suspiró. — Venía a buscar algo de comer ¿Crees poder hacerme algo ligero?

— Por supuesto, ve al comedor, te lo llevaré en seguida.

— Gracias. — La mayor se retiró del sitio, dirigiéndose al comedor.

Al llegar al sitio, tomó asiento en la silla que solía ocupar Haruchiyo, aprovechando su ausencia notó las buenas vistas que el hombre tenía desde allí, estar en el centro de la mesa permitía una visión amplia de los demás asientos.

— Aquí está. — Ryo se apareció en el sitio, dejando un plato sobre la mesa, Kyomi se lo agradeció. — Entonces, dime... ¿Cómo regresaste con él?

— Es complicado de explicar. — Ryo descendió su mirada, sorprendiéndose y preocupándose al ver las marcas de dedos en la delicada piel de su hermana mayor.

Con una mano el hombre tomó con delicadeza el mentón de la mujer, elevando su cabeza para tener una mejor vista que aquellas marcas. La castaña lo entendió al instante.

— No te preocupes, nada de esto fue por obligación. — Ryo le miró con sorpresa y extrañeza.

— No me digas que tienes un raro fetiche con ser asfixiada. — La mayor no respondió, Ryo soltó un largo suspiró mientras negaba. — Creo que hay muchas cosas de ti que aun no comprendo, después de todo fueron once años.

— Tranquilo. — La mujer tomó la mano de su hermano, dándole un suave apretón. — No pasará nada, por ahora él respeta mi opinión.

— Si deja de hacerlo, sal de ahí.

— Lo haré después de romperle las pelotas. — Ryo sonrió asintiendo, inclinándose a dejar un suave beso en la frente de su hermana.

Un carraspeo hizo que ambos giraran sus rostros. Sanzu se acercó a ellos, inclinándose a unir sus labios con los de la castaña en un beso sin importarle si el hermano de la misma se encontraba allí, mirándoles.

— Buenos días. — Saludó Kyomi, Haruchiyo sonrió pasando su pulgar sobre el inferior de sus labios, limpiando los rastros de saliva en ellos.

— Traeré su desayuno de inmediato. — Avisó Ryo, girándose para volver a la cocina.

— Con que sentada en mi sitio.

— Lo siento, me moveré. — Watanabe iba a cambiarse de sitio, pero las manos contrarias sobre sus hombros le detuvieron.

— Quédate aquí. — Sanzu tomó otra silla, acercándola a la mujer para estar a su lado. — Come, tu comida se enfriará.

Kyomi obedeció, tomando sus cubiertos para comenzar a comer aquel delicioso desayuno preparado por su hermano mayor. Sanzu le observó entretenido mientras esperaba por su comida, la cual no tardó en recibir, comenzando a comer también.

— Mañana debo de ir a trabajar. — Recordó Kyomi. — ¿Será que para mañana mi casa esté lista para volver a ella?

— No lo creo. — Sanzu sonrió. — El hombre que envíe a arreglarla todavía no lo ha hecho, le insistiré hoy.

Qué vil mentira de su parte. Haruchiyo estaba totalmente consciente de sus acciones, y totalmente consciente de que ni siquiera había llamado a ningún hombre.

Kyomi lo sabía también, pero fingió no hacerlo, tampoco le molestaba estar en casa del peli-rosa.

______________________________

💦 Un voto y un comentario se agradece.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top