CENA CALIENTE

CAPÍTULO VEINTIDÓS

Cena caliente,

Kyomi entró a la enorme cocina de aquella maravillosa construcción, desde que comenzó a frecuentar las casas de los hermanos y Haruchiyo nunca había entrado a ninguna cocina y no podía creer lo lujoso que era absolutamente cada rincón del sitio.

— ¿Qué haces aquí? — Ryo se giró al ver el reflejo de su hermana mayor a través de un plato bien lavado.

— Vine con Sanzu. — Respondió la mayor. — No sabía que estabas aquí, solamente estaba dándome una vuelta por el sitio.

— Hay algo que aun no entiendo. — Kyomi elevó una de sus cejas. — ¿Cuál es exactamente tu relación con Sanzu y los dos hermanos?

La mujer no supo cómo responder a esa pregunta ¿Qué debía decirle a su hermano?

"Sí, hermano, la verdad es que me acuesto con esos tres cada que tienen oportunidad, creo no soy nada de los hermanos y mi relación con Sanzu es más complicada que la de una abeja en el agua".

Kyomi soltó un largo suspiro antes de sentir una mano deslizarse por su cintura y atraerle a un fuerte y firme pecho.

— Es mi mujer. — Los dos hermanos se paralizaron. Ryo miró a su jefe con incredulidad, mirando después a su hermana quien parecía estar igual que él. — No me mires de esa forma, Kyomi, lo sabías desde un principio.

— Alto. — Ryo detuvo su trabajo. — Sabía que había algo entre ustedes, pero ¿Cuánto llevan con esto?

— Una semana más o menos. — Respondió Kyomi.

— ¿Desde qué volviste de Inglaterra? — La hermana mayor rio avergonzada. — Kyomi, por todos los cielos... ¿Olvidaste lo que te dije?

— Sea lo que sea que le hayas dicho, no pasará. — Sanzu se giró, llevándose consigo a la hermana del chef en la cocina.

Ryo soltó un suspiro cansado, su objetivo había fallado miserablemente, no había logrado evitar que su hermana se juntara con esa clase de personas, pero de todas formas había sido su culpa por llevarle en aquella ocasión a cenar cuando Kokonoi se lo había pedido.

— Estúpido, estúpido, estúpido. — Se regañó a sí mismo antes de continuar con su inicial trabajo, terminando con la cena de esa noche.

— Siéntate aquí. — Ordenó Sanzu, Kyomi le observó por unos segundos con una mueca ¿Cómo se suponía que comerían si ella estaba sentada sobre su regazo? Haruchiyo elevó la mirada de su teléfono al no recibir una respuesta de la mujer. — ¿Qué estás esperando? ¿Necesitas que te lo repita?

— Será incómodo comer si estoy sentada sobre ti, Sanzu. — El hombre elevó una ceja, Watanabe sonrió. — Haruchiyo. — Se corrigió finalmente.

— No me importa. — El mayor estiró su brazo, tomando de esa forma a la mujer de la muñeca atrayéndola hacia él después.

La menor suspiró rendida tomando asiento sobre las piernas del peli-rosa quien dejó su teléfono a un lado.
Kyomi no habría entendido las intenciones del hombre en ese momento, pero lo hizo cuando este pegó sus labios a su cuello de manera casi desesperada, dejando marcas tras marcas como un mosquito hambriento en el momento justo que entraba su hermano con el platillo principal.

Ryo frunció su ceño, una escena sexual entre su hermana y su jefe no le haría perder su profesionalismo, aunque aquello le cabreaba en demasía, después de todo seguía siendo su hermana la que estaba sentada sobre el regazo de un hombre del cual desconfiar como lo era su contratador.

— Buen provecho. — Deseó Ryo antes de retirarse del comedor.

Pero Sanzu no se detuvo, sus manos recorrieron el cuerpo de la mujer por unos segundos más antes de alejarse y mirar a Kyomi quien mantenía sus ojos cerrados, disfrutando de las caricias.

— Podríamos saltarnos la cena y continuar follando. — Bromeó Haruchiyo, Kyomi abrió sus ojos, sonriendo después.

— Realmente tengo hambre, prefiero satisfacer a mi estómago primero. — La mujer iba a bajarse del regazo contrario, pero el hombre no lo permitió. — ¿No me dejarás comer, Haruchiyo?

— Come aquí.

— No quiero comer aquí. — Sanzu entrecerró sus ojos, Kyomi le observó fijamente sin apartar la mirada.

La mujer no esperó ser repentinamente tomada del cuello, con una fila de dedos presionando su tráquea mientras se unía en un fogoso beso con el mayor. Un leve gemido escapó de los labios de Sanzu, Watanabe rio por lo bajo sintiendo el bulto que presionaba su trasero en aquel momento.

— Comeré primero. — La castaña se acomodó exageradamente sobre el rechazo del hombre para molestarlo antes de estirar su mano y tomar los cubiertos, comenzando a comer.

Haruchiyo cerró sus ojos mientras intentaba mantener la calma y no tirar todas las cosas de la mesa y tomar a la mujer allí mismo.

Kyomi no se tomó mucho tiempo para comer, con el paso de diez minutos ya se encontraba levantándose para retirarse del comedor, aunque sabía claramente que el hombre de rosados cabellos no permitiría aquello fácilmente.
Tomándole de la muñeca, Sanzu le detuvo, mirando a la mujer a los ojos.

— ¿Qué pasa? — Preguntó Watanabe fingiendo ignorancia. — Volveré a casa con Ryo, debe de estarse por ir.

— No irás a ningún lado hoy. — Haruchiyo se puso de pie, arrastrando a la mujer consigo.

Kyomi intentaba forcejear y soltarse, aunque claramente era misión imposible si comparaba su fuerza con la del mayor.
Finalmente se rindió, dejándose llevar hasta la habitación de Sanzu quien le obligó a sentarse en la cama.

— Escucha bien. — El contrario le tomó de la mandíbula, obligándole a verle. — Si vas a estar moviendo tu maldito culo de esa manera mientras estás sobre mí, más te vale saber que pagarás las consecuencias quieras o no.

Kyomi le observó antes de sonreír con inocencia y estirar su brazo, tomando de la corbata al hombre para atraerle a sí misma.

— Está bien, Haruchiyo. Lo que tú digas.

Sanzu sintió su entrepierna palpitar conforme su erección crecía, con cada segundo se volvía aún más dolorosa para él y lo único que pasaba por su cabeza era tomar a la mujer y tener sexo por cada jodido rincón de aquella habitación.

Un toque en la puerta interrumpió el momento de ambos, Kyomi y Sanzu giraron sus rostros, encontrándose así con el hermano menor de la mujer quien miraba sin expresión alguna al peli-rosa.

— Siento la molestia. — Ryo señaló a la mujer. — Tengo unos asuntos que tratar con mi hermana, te agradecería que me permitieras llevarla a casa.

Haruchiyo bajó su mano, Kyomi entendió de inmediato lo que intentaba hacer dirigiéndose hacia aquella arma de fuego, así que posó su mano sobre la del mayor, deteniendo sus movimientos.

— Ven por mí mañana después del trabajo. — La castaña se puso de pie, uniendo sus labios con los contrarios en un casto beso, después susurró. — Pagaré por mis pecados, Haru.

Haruchiyo se heló. Ni siquiera se dio cuenta cuando la mujer se retiró del sitio hasta que otra voz se hizo presente, era su chófer, avisando que el vehículo estaba listo para ir hacia la casa de su jefe.

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¿Con quién o quiénes creen que terminará Kyomi?

¿Con uno solo? ¿Sanzu, Rindo o Ran?

¿Con dos?

¿O con los tres?

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