PDV: Bucky

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Dicen que para superar una relación hay que mantener una total distancia de la otra persona de al menos la mitad del tiempo que duró dicha relación.

No sé por qué esto se me vino a la cabeza hoy. Mientras esperábamos superar el tráfico, había visto a una pareja enfrascada en una pelea trágico-cómica en plena acera y en medio de tanto lío callejero, tal vez fue por eso. También recuerdo haber pensado que, en momentos así, realmente valoraba mi soltería.

No me siento solo, pero valoro mi soledad, es decir…ya estoy acostumbrado. Y tampoco es que sea un hombre solitario que no tenga a nadie en el mundo…

— ¿Papá, crees que Alpine esté de acuerdo con lo que estamos haciendo?

Miré a Morgan, realmente estaba pensativa. No había hablado mucho durante el viaje y eso era muy raro de su parte porque usualmente es muy paralanchina. 

— ¿Lo que vamos a hacer? ¿A qué te refieres? —le pregunté curioso volviendo a fijar mi vista en el camino.

Entonces Morgan se acomodó en su asiento de copiloto para poder mirarme mientras me explicaba sus dudas de si estar viajando a otro país a miles y miles de kilómetros de distancia para llevar a Alpine a un lugar especial no se trataba de algo demasiado exagerado. Ella acaba de cumplir 10 años este noviembre, así que asumiré que se está haciendo más madura y yo más senil.

Sí, eso está bien.

— Pero no olvides que también vamos por ese asunto de las hortalizas, cariño —le dije, tratando de disimular mi "senilidad".

— Ah, cierto.

Y se conformó. En realidad yo era el único que iba hasta el sur de Sokovia cada seis meses para supervisar la producción de hortalizas que instauré humildemente allí. Me ayuda a desconectarme de la "Gran Ciudad", amo respirar el aire puro y todo ese aroma de campo. Es el mejor emprendimiento que pude concebir en todos estos años. A Helmut, a él también le emocionó, en su momento, esta idea.

Habíamos tomado un vuelo desde Nueva York a Londres y de allí a Bélgica para visitar a Becca. Entonces seguimos descendiendo en el mapa europeo hasta finalmente estar aquí, en Checoslovaquia, a unas buenas horas de nuestro destino. Pronto los cielos limpios de Sokovia nos recibirían, a mí, a mi pequeña Morgan  y a nuestra —por siempre— pequeña Alpine.

También recordé…

Todas esas etapas del duelo cuando pierdes a alguien o después de que terminas una relación. Bien, no sé por qué estoy pensando tanto en todo esto. Pero, lo único que diré al respecto es que no se cumplen al pie de la letra; no es que un día comienzas con la negación, al siguiente con la ira, etc hasta que finalmente logras la paz interior…No, al menos conmigo siempre fue diferente. 

Recuerdo que aquella vez cuando me separé de Helmut, ya hace tantos años, lo único que quería era saber cuándo terminaría todo el dolor. Porque todos aseguraban que pasaría, está bien, pero ¿cuándo? ¿y mientras tanto? Duele, duele cada minuto, cada segundo…

— ¿Alpine siempre lo quiso a él? —me preguntó Morgan de pronto.

— A quién… 

— A Helmut —respondió  ella con desgano, como si fuera obvio.

— Oh, sí. Nos quiso a todos —respondí con tranquilidad.

— Y por eso se la estamos llevando…¿Así es?

— Claro, como te dije, a ella le encantará estar con él —perdí mi vista en el camino de nuevo y susurré— Lo sé.

Lo sé.

Claro que sí.