𝓬𝓪𝓹𝓲𝓽𝓾𝓵𝓸 𝓽𝓻𝓮𝓬𝓮

ENSUEÑO:

Saint despierta. Está acostado en un campo abierto... Hermoso. Verde con brisas frescas. Las hojas verdes tocaban sus cachetes. Girasoles por entremedio. Él estaba acostado vistiendo una camisa blanca de botones y pantalones negros. Descalzo pero sin la cortada en el cuello. Miró todo a su alrededor con miedo, hasta sentir una mano sobre su pecho. Al mirar a su lado, era Perth. Acostado sobre su codo. Sujetando su cabeza con una mano mientras le sonreía a Saint.

—¿Perth?— Saint pregunta apoyándose en sus dos codos para mirarlo a la cara. Sus ojos cristalizados.

—Saint.— Perth llama con risitas tristes en su sonrisa.

—¿Por qué te estoy viendo?— Llora Saint mientras que ahora su ex le acariciaba uno de sus cachetes. —¿Qué sucede?

—Debería de ser yo quién te pregunte por qué estás aquí. Aún no es tu hora de estar aquí.— Le dice Perth acariciándole el labio inferior con su pulgar. Ambos dejando lágrimas caer.

—Te extraño.— Saint llora. —¿Por qué no debería de estar aquí?

—No puedes morir aún.— Perth le dice, sin dejar de acariciarle un cachete. —Y es probable que cuando lo hagas; no me veas a mí.

—¿A dónde irás tu?

—Yo estaré bien. Pero este Edén... Creo que será para ti y a la persona que amas.

—Yo te amo.

—Pero ahora tienes un nuevo amor. No te preocupes. Tu amor por mí nunca morirá. Lo sé bien.

Saint suspira viéndolo con demasiado cariño. Perth lo besa a los labios acariciándole la nuca con su pulgar. Inhalan sus alientos en el beso. Saint ladea su cabeza para responderle el beso con otro intenso. Dejan de besar sus labios carnosos para mirarse entre sí; con ojos de amor.

FIN DEL ENSUEÑO.

Dentro de un hospital en la pequeña pantalla de una TV se reproducen las noticias del momento con una entrevistadora castaña que va informando lo siguiente: «En la cafetería de Coffee & Tell se descubrió un club ilegal en el sótano del lugar al que iban muchas familias o amigos a disfrutar de unas buenas tostadas y un café. Esto ocurrió por el detective que fue catalogado como el asesino del tiroteo del año pasado; pero la comisaria al fin reveló a los medios esta mañana lo que verdaderamente ocurrió y por qué del detective fue incriminado en ese caso--»

Pasando de ella, en una habitación de hospital, estaba acostado Saint. Teniendo una gasa alrededor de su cuello. Acostado con sus ojos cerrados. Vistiendo una bata de hospital. Mientras que a su lado se sentaba el danzante Zee. Este tenía su cabeza sobre sus brazos cruzados al lado del inconsciente. Había perdido mucha sangre y se la pasó toda la noche de ayer durmiendo. Ahora eran las doce del mediodía y tampoco despertaba.

Así que el danzante estaba dormido a su lado. Esperando a por él.

Hasta que Saint despierta. Parpadeando lento sus ojos. Se siente terrible al tragar así que se toca la garganta. Sintiendo el pegajoso trazo de la gaza. Es suave pero con hilitos pegajosos. Mira abajo y ve a Zee dormido a su lado. Parece un niño pequeño cuando duerme. El danzante siente los movimientos del contrario así que abre sus ojos de a poco. Soñoliento. Y se sienta sin perder más tiempo.

—Detective, ¡despertaste!— Dice el danzante. Su detective lo mira con mucho cariño en los ojos. Una cálidez inmensa. Se le ve relajarse cuando ve al danzante a su lado.

—Estás...— Saint trata de hablar en un hilo de voz adolorida. —bien...— Suspira el detective.

—Por favor, no te esfuerces mucho en hablar. Sí. Estoy bien. Gracias a ti. Yo lo único que hice fue... Golpear al maldito que te hizo esto.— Zee dice ahora acogiendo la mano de su detective entre ambas de sus manos. Frotandola ahí con cuidado. El detective sonríe todo lindo. Aún con sus ojos débiles.

—¿Le diste una buena paliza?

Saint pregunta débilmente. Zee hace de su sonrisa una cuadrada. —Puede que... Lo haya matado al romperle la nariz.— Su carita es de «oops» mientras dice lo último nervioso de cómo vaya a reaccionar el detective. Pero su detective le acaricia un cachete con una mano. —Aún así, ¿estás bien?— Él pregunta suavemente.

—Simplemente hice lo que sentí era correcto. Mi intención no era matarlo.— Responde el otro su estado con seriedad. Brincando sus hombros mientras mira sinceramente a los ojos del detective. —Simplemente te vi en peligro y, reaccione. ¿Estuvo mal de mi parte?

—No.— Responde el detective con ojos cristalinos en una cálida sonrisa. —Simplemente me pareces más atractivo.

—Entonces, ¿hablaremos de ese cursi "Te amo" que me diste como últimas palabras?— Zee pregunta con una sonrisa tirándole en cara y Saint respinga leve antes de reír un poco. Riendo internamente y en bajito mientras se sostiene la garganta. Se tranquiliza cerrando sus ojitos y cubriéndose la boca con sus nudillos.

—¿Dije eso?— Pregunta el detective. Haciéndose el loco.

—Okay... Quieres hacerte el difícil. Los doctores dijeron que no puedes comer nada fuerte, solo cosas como la gelatina o el yogur. Así que: hice que Gulf me trajera toda una bolsa de gelatinas.— Zee anuncia colocando una bolsa encima de la camilla. Ambos se miran. El detective sonriendo de a poco. —¿He ganado más puntos para ser tu novio?

Eso causa algo de gracia en el detective además de sonrojo. Sin creerlo, el detective niega su cabeza hacia el tejado negando con la cabeza.

—Bien. Puedes ser mi novio.— Dice el detective volviendo a mirarlo. Zee ensancha su sonrisa. —Estás: permitido.— Saint simplemente responde y le ofrece su mano para que Zee le ponga una cajita de gelatina. El danzante suavemente retira la mano del detective.

—Yo te alimentaré.— Zee dice.

—Vamos. Alguien podría entrar en cualquier momento.

—¿Te avergonzaría?

—No, tal vez te avergonzarás tú.— Saint le dice.

Zee ríe y abre el envase para, con una cuchara plástica, recoger un trozo de la gelatina azúl y dársela como bocado al detective. El detective da su bocadito en la cuchara mirándolo a los ojos con risitas internas y retira su cabeza para seguir masticando.

—¿Te gusta? Es blueberry.

—Sabe rico.— El detective opina y ambos ríen.

—¿Otro bocado más?— Zee pregunta alzando la cuchara con un trocito de gelatina encima. El detective se encoge de hombros con una sonrisa y toma otra pequeña bocanada.

Entonces, el detective recuerda algo, y restaura su espalda para mirar al danzante. —¿Y la niña de Perth?— Él pregunta.

—Ah. Está en la comisaría. Dijeron que la cuidarían ahí.

—Oh... Qué bueno saberlo. Es un alivio.— Suspira el detective.

—¿Serás su papá entonces?

—... No lo sé, Zee. No sé si sirvo para eso.— El detective opina en su voz quebrantada. El otro se le queda viendo con entendimiento.

—Si sirve de algo, contarás con mi ayuda. No tengo pruebas de esto pero soy tan encantador que los niños no tienen problemas en amarme.— Zee sonríe en su defensa. Cosa que causa gracia en el detective.

—Ah, no voy a tener un novio presumido.

—¿No?

—Porque quiero que me presumas a mí.— El detective coquetea.

—Oh, creeme. No tendrás problemas con eso.

El danzante le dice con una bonita sonrisa que expresa todo el cariño del mundo reciclado en sus ojos.

—¿Sabes? Ahora te consideran un héroe. Investigaste sobre el ilegal trafico humano. Y mi academia... Está tratando de solucionar los problemas de las estudiantes fallecidos.— Zee dice con una carita de «oops» linda.

—¿Cómo lo están solucionando?

—Mi profesor tiene que dar una conferencia de padres. Creo que aún la esta dando si no me equivoco.— Dice Zee.

—Oh. Ya veo.

Saint opina, y por la puerta entra el jefe de su comisaría. Es un hombre calvo enorme con un fuerte mentón incluso si es asiático. Zee agrando sus ojitos pues para él se vio como un Godzilla. Y bufó una risa al verlo que al instante cubrió al tapar su rostro con sus brazos al lado del cuerpo de Saint.

El detective lo mira raro. —Oye, ¿qué te pasa, Zee? Oye.— El detective trata de convencerlo a que este lo mire pero Zee niega repetidamente la cabeza sin darle rostro a nadie porque sabe que no puede reírse frente al jefe de su ahora novio. Sería vergonzoso. Totalmente inadecuado además.

—¿Está bien, detective?— Pregunta el jefe de comisaría.

—Me puse mejor con la visita del animado joven.— Anuncia calmadamente el detective con una sonrisa de labios.

—Así que, trafico ilegal ¿eh? ¿Puede ser que ellos fueran quiénes maratón al profesor Whitmore entonces?

Era obvio que no. Eso junto a las muertes de los dos estudiantes fue obra de la fantasma. Aunque claro no se le podía decir al jefe que la fantasma de una alumna muerta hace un año era la causante de las muertes de la academia. Así que con un sentimiento de carga tuvo que mirar al comisario a los ojos con una humilde sonrisa de labios. —Así es. El sr. Whitmore y la segunda estudiante muerta de la academia fueron esos hombres. El que murió comido por un tigre... Fue un accidente.

Confiesa Saint aunque no con mucho gusto, pues eran obras de una fantasma vengativa... A la cual no podría atrapar ni culpar.

•─────⋅☾ ☽⋅─────•

Mew y Gulf estaban besándose en el dormitorio del danzante. Mew vestido con un traje formal elegante, gabán incluso, zapatos brillantosos negros. Cabello largo suelto. El bailarín vestía una camisa de mangas largas negra con unos pantalones suaves ajustados en la cintura.

—Tengo que estar en la conferencia, Gulf.— Mew dice todo agitado.

—Solo serán unos minutos. ¿Sí? Es solo que estás muy guapo y quiero disfrutar a mi profesor,— El bailarín le jala hacia abajo la chaqueta con un sensual jalón que hace sonreír a ambos. Viéndose. La chaqueta aún en los brazos del contrario. —hasta dejarlo seco.— Dice lo último con una voz rasposa.

El profesor entonces les da la vuelta para plasmarlo contra la pared. De espaldas. Dominantemente le sostiene un hombro para abrirse los pantalones con una mano. Se los baja y le baja al bailarín su ropa intima junto a sus pantalones. Lo abraza desde atrás y penetra su culo. Haciéndolos a ambos respingar. Mew comienza a embestirlo. Moviendo solo su parte baja contra la otra de manera rítmica. Chocando sus pieles. El sonido obsceno era la banda sonora de la habitación acompañado de los gemidos roncos de ambos.

Gulf plasmo una de sus manos contra la pared y se dio la media vuelta para besar a su profesor. Su profesor lo besa. Una y otra vez. Sin darle tiempo de respirar. Así eran ellos: intensos pero pero perdidamente enamorados.

—¡Profesor...!— Gime Gulf algo alto cuando los gemidos aumentan. El profesor Mew le cubre la boca con una mano halando todo su cuerpo hacia él desde atrás y lo embiste más fuerte. Le deja de cubrir la boca para sujetarlo del cuello suavemente. Ahí no lo agarra fuerte pues sabe bien que lo puede lastimar. Así que es más bien como un roce.

El chico no deja de gemir hasta que Mew se corre dentro de él. Deteniendo el movimiento de ambos. Dejando a Gulf con la respiración agitada todo desesperado porque quiere correrse ya. Mew vuelve a recuperarse y lo sigue embistiendo una y otra vez hasta que su chico se corre con un gemido alto.

Ambos suspiran agotados. Mew acostando su cabeza en la espalda del bailarín. El bailarín sonríe cansado, pero alegre de su sección de sexo. —Eres increíble, profesor Mew.— El bailarín lo llama así a propósito. Coqueteando.

—Tú eres el increíble, Gulf.— Mew le dice al separar su rostro de la espalda de su estudiante para que ambos se miren. Y se besen repetidamente. Lento, suave, sobre todo con amor y cariño.







Para la conferencia: Mew se encontraba frente a las escaleras de la escuela hablando tras un podio con muchos entrevistadores y padres de la escuela parados frente a él. Unos dos guardias en las escaleras de academia parados como estatuillas con gafas de sol. Pareciendo vampiros.

—La muerte de Nara al parecer fue trafico ilegal humano. Me disculpo antemano por ello. Padres de Nara,— Mew se dirige a la pareja mayor a una esquina de toda una multitud que está llorando. —mis más sinceras condolencias.— Los padres siguen llorando.

—Lo qué pasó en el parque...— Ahora él se dirige a los padres cuyo tigre comió a su hijo. —solo puedo tristemente decir que fue un terrible error. Mis condolencias a ambos también; tal vez la academia sí este maldita como dicen muchos pero tal vez no. Hay estudiantes que quieren seguir bailando y es mi deber como profesor, darles esa oportunidad.

Mew habla sinceramente. Gulf está parado desde las puertas de la academia (desde adentro) mirándolo con una cálida sonrisa de labios.

Saint y Zee lo veían desde una transmisión en vivo por la TV. Tranquilos y serenos.

—Así que hagan lo que quieran... Quiero dejarles saber que tienen mi apoyo.— Mew les dice a los familiares porque estos están inseguros de demandar la escuela o no.

De repente, una bala perfora el pecho del profesor y este arquea su espalda por unos segundos con una sangre que brinca de su camisa blanca.

Ahí es cuando todos se sorprenden. El público cunde en pánico. Todos gritan. Gulf agranda los ojos desde su sitio y sale por aquellas puertas corriendo en cámara lenta con un grito.

Zee y Saint desde donde están agrandan los ojos viendo la televisión con impacto.

Y nadie ve, que entre la multitud, está Chicha. No luce como una fantasma. Sino que da a denotar que luce completamente humana. Ella sostiene un rifle y viste una chaqueta marrón larga por encima sobre una camisa y pantalones blancos... Descalza. Su cabello ahora largo hasta sus hombros con flequillos delanteros. Ella baja el rifle para sonreír con malicia y mira el reloj en su muñeca izquierda.

Dan las 1:00 p.m. y todos los teléfonos comienzan a recibir un vídeo por mensaje. Todos los teléfonos de todas las personas.

Las personas sacan sus teléfonos mientras que el estudiante Gulf gritaba. De cuclillas al lado de su amado profesor. Abrazándolo a su pecho con los guardias de la academia ocupándose de llamar a la ambulancia.

Entonces las personas respingaban. Pues ahora reprodujían un vídeo erotico en el que Mew estaba teniendo relaciones sexuales con Gulf en la cama de aquel hotel. Ahora todos sabían lo que su profesor hacía con su estudiante a ocultas. Y sus padres lo sabrían ahora.

—Qué reine el caos.— Murmura la chica... Yéndose de la multitud, vivita y coleando.

*N/A: 😱😱 ¿Les sorprendió que estuviera viva?  Obviamente habrá explicación de cómo rayos sigue viva😂❤❤Ya estamos en finales, espero les haya gustado✨✨*

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top