Genya Shinazugawa.


pedido por: YouMum2020

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El primer amor de Genya.

—Genya, Genya, Genya... —una chica rubia de no más de veinte años repetía el nombre del cazador como si no hubiera un mañana.

—¡¿Qué quieres?! —este detuvo su caminar para encararla con firmeza. Sin embargo, su gesto le dio más risa a la joven que intimidarle.

—¿Dónde caliento esta comida? Es que me he perdido varias veces y no encuentro donde queda la cocina.

—¡Búscala por ti misma y deja de molestarme por tonterías!

—¡No es ninguna tontería, me muero de hambre! ¡Y en serio voy a fallecer si no como antes de ir a entrenar!

—...Tsk. —chasqueó la lengua para caminar de vuelta a donde estaba de pie la aspirante a pilar. Ella le siguió con curiosidad, tras pasar algunas habitaciones finalmente dieron con la cocina. —¡Aquí está, buen provecho! —y así, se fue.

—Que agradable sujeto.

La verdad es que ( _ ) le dio curiosidad el aspecto de Genya, parecía ser un chico rudo y temible. Pero ya sabía que eso era una simple apariencia. Se dio cuenta cuando lo encontró desprevenido alimentando a unos pájaros que se encontraban en las afueras de la finca. Desde entonces su interés en él empezó.

Después del entrenamiento, volvió a buscarlo para compartir el almuerzo. Tenía suerte de que Shinobu tuviera el gran detalle de preparárselo. Eso y que cuando la dejo sola para hacerlo terminó haciendo un gran desastre.

Mientras caminaba y observaba a su alrededor en busca del azabache, lo vio a lo lejos sentado bajo la sombra de un árbol.

—¡Hey, compañero! —gritó lo suficientemente alto para que le escuchara. Genya tensó el cuerpo para ver con terror a la fémina. —¡Qué bueno que recién empiezas, pensé que no te encontraría!

—...Sí.—en realidad él había escondido en vano para que no le encontrara. No tenía malas intenciones, simplemente no sabía actuar con las chicas y evitar decir algo que al final se arrepentiría.

Comieron en silencio, parecía una situación normal y corriente. Sin embargo, Genya se notaba nervioso y no ayudaba que ella le mirara de vez en cuando.

—Oye, Tanjirou me dijo que se te cayó un diente. —hizo un esfuerzo por no escupir el agua.

—¡¿Qué?! —ese pelirrojo sí que era chismoso.

—Sí, pero no le creo ¡Es imposible! ¡¿Cómo te volvería a crecer tan rápido?! ¡No te falta ninguno!

—¡¿T-te fijaste en mi dentadura para confirmarlo?! —su rostro enrojeció.

—¡Pues claro! ¡Déjame ver otra vez! —se acercó a él con intenciones de verificar.

—¡N-no! ¡Aléjate!

Después de eso, compartir la comida se volvió un hábito. La insistencia e interés de la de cabellos claros era fuerte. Más un día, ella no apareció.

—¡Oye cara rara, ¿dónde está tu novia?! —preguntó Inosuke.

—¡Q-que ella no es mi novia, cara de cerdo! —se fulminaron con la mirada a unos pocos segundos para empezar una pelea física.

—¡C-cálmense, Inosuke solo está bromeando! —Tanjirou intervino entre ambos.

—Yo si lo apoyo, se la pasan de un lado a otro como una pareja de verano. ¡Qué envidia, no puedo creer que hasta Genya lo logró!

El azabache se alejó cansado de los comentarios, le fue fácil debido a que se entretuvieron sin darse cuenta que ya no se encontraba con ellos. Caminó a la finca mariposa siendo lo más sigiloso posible. Por suerte las niñas no lo vieron tras aguantar la respiración en el pasillo.

Sabía dónde se encontraba su habitación ya que una vez la vio entrar cuando se despidieron y le acompañó. Tocó de manera tímida un par de veces esperando respuesta, pero al no escuchar nada se preocupó.

—¿( _ )? —cerró la puerta tras de sí, escuchó un ronquido. —No puede ser. —abrió la ventana, pero la chica ni si quiera se inmuto. Estaba acostada acaparando todo el futón con el cabello hecho un desastre. —( _ ), es hora de levantarse, es tarde. —la movió sin tener resultado. Fue entonces que decidió irse por la vieja confiable.

Le tiró una almohada en la cara.

—¡AAAH! ¡¿Ataque sorpresa?! ¡Ya mismo los enfrentó, listos para su final! —se despertó haciendo una pose de batalla extraña. Cuando abrió los ojos se percató de la luz. —¡Me quemo, aagh! —intentó esconderse de nuevo pero Genya le arrebató la sábana.

—¿...Ahora eres un demonio? —arqueo una ceja, la joven reaccionó.

—¡G-genya! ¡¿Pero qué diablos haces en mi habitación?! —él suspiró.

—Te quedaste dormida, vine a despertarte.

—¡Awww! ¡Ya caíste bajo mis encantos! —movió su cabello como si fuera un comercial. Aunque fue el efecto contrario por lo desarreglada que estaba.

—Vístete. —le dejó la sábana encima tapándola.

—¡Ya voy caballero, por favor espere a esta bella doncella! —siguió con su juego antes de que abandonara la habitación.

Tras unos rápidos minutos, salió de la habitación viendo como Genya aguardaba recostado sobre la pared. Se acercó con una sonrisa amplia en su rostro.

—¡Estoy lista, gracias! —el azabache desvió la mirada rascando su nuca.

—No tienes que agradecerme... —dijo en voz baja.

—Claro que sí, no tenías que hacerlo. —así, empezó a caminar seguida de Genya.

Al final de la tarde, se quedaron al aire libre observando el anochecer. Fue entonces que ( _ ) sintió la mirada del menor de los Shinazugawa sobre ella. Volteó a verlo sonriendo.

—¿Qué sucede? —preguntó de manera amable. Genya se mantuvo callado un momento pensando en sus palabras.

—L-lo siento, no quería incomodarte. Es solo que... Me preguntaba cuál fue la razón por la cual te interesaste en acercarte a mí. Creo que soy el que tiene la apariencia menos amigable. —miró hacia abajo.

—Ah, eso. —dio una carcajada debido a los nervios. —La verdad es que, vi lo que paso entre Sanemi y tú ese día donde Tanjirou intervino. Debe ser... Muy difícil y doloroso que ni si quiera tu hermano te considere parte de su familia.

Genya se quedó callado con un gesto de aflicción. ( _ ) frunció los labios y volvió a hablar.

—Es algo cruel decirlo así, pero... Mi padre nunca me miró como su hija porque siempre quiso un niño. Nunca me aceptó, y jamás sucedió porque no pude hacer nada cuando ese demonio atacó nuestro hogar. Tal vez si hubiera sido más fuerte lo hubiera salvado.

—...Yo le dije cosas horribles a mi hermano. Nunca me di la tarea de entenderlo, no quiero perderle a pesar de que nuestra relación sea así.

Se mantuvieron en silencio.

La mano que reposaba sobre la grama fue sujetada por Genya mientras temblaba por el nerviosismo. Ella colocó su otra mano sobre esta para reconfortarlo.

Habían encontrado a alguien que entendía por completo aquello que les marcó de por vida.


Perdonen... pero es que me da gracia que en anterior one shot este bien muerto y aquí vivito y coliando como si nada AJAJJA. ¡Queda otro pedido de él así que espero que les haya gustado!

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