Ayaki Rui.


pedido por: Lilybela

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Hace unos días te habías mudado temporalmente a un pequeño pueblo junto a tu tía, tus padres tenían trabajo en la cuidad y decidieron dejarte con ella para cambiar el ambiente mientras estaban ausentes. No te molestó en lo más mínimo, era mil veces mejor que quedarte sola en casa y morirte del aburrimiento.

La mejor parte era que ibas a poder compartir con otro familiar que adorabas. Con Ena podían hablar por horas y hacían muchas cosas divertidas para pasar el rato. Cuando llegó a recogerte la recibiste con un abrazo y pronto te despediste.

El viaje no iba a ser muy largo, como se encontraba cerca de las montañas tenían que caminar entre la naturaleza. Aquello te agradaba bastante, pero Ena en un momento de su camino apretó tu mano con fuerza.

—¿Qué sucede? —preguntaste, aceleraron un poco el paso. Mirabas su espalda pero algo te hacía voltear hacia atrás de vez en cuando por inercia.

—Lo siento, ( _ ). No quiero asustarte, pero...Últimamente han desaparecido personas por aquí. —tragaste saliva. —No se sabe la razón, pero por eso es mejor estar precavidas hasta llegar a la entrada del pueblo ¿sí?

Asentiste en silencio a pesar de que no te estaba viendo, el ambiente se volvió tenso por sus palabras. Cada paso que daban ahora parecía ser una eternidad. Al pasar los minutos sin tomar algún tipo de descanso lograron ver a la distancia unas casas.

—¡Mira, ya llegamos! —dijiste con alegría y tu tía suspiró con alivio, se detuvieron un momento en la entrada para tomar algo de agua. Observaste el gran arco que daba hacia un puente.

—Los que vivimos aquí creemos que estamos a salvo después de pasar este puente. —volvió a tomar tu mano y el sonido de la madera te hizo ver hacia abajo. Era bastante alto, el agua pasaba con gran rapidez chocando con las rocas.

Ena te sonrió al verte desviar la atención hacia varios chicos que se divertían con la nieve.

—Puedes jugar con ellos después de que comamos algo. —le miraste no muy convencida.

—N-no lo sé, tal vez más tarde. —siguieron su recorrido hasta la casa, una pequeña pero bastante modesta. Al estar adentro agradeciste ya que estaba caliente a comparación de afuera.

—Te haré un poco de té, puedes dejar tus cosas en la habitación.

Cuando estaba listo, se sentaron y conversaron para ponerse al día. Comieron algo y se quedaron en silencio viendo el cielo.

—Bien, dentro de poco saldré a trabajar. Puedes dar un paseo si quieres para que no te quedes aquí, los vecinos son muy amables y estoy segura que te caerán bien.

—Ok. —te quedaste callada mientras ella tomaba todo lo necesario para salir. Al quedarte sola observabas constantemente la puerta.

Tal vez no sería una mala idea.

Cerraste la puerta tras acomodar la bufanda en tu cuello, sobaste tus manos y caminaste sintiendo como tus pies se hundían en la nieve. Los nervios se hacían presentes en tu cuerpo, no eras muy buena comenzando una conversación con personas que recién conoces.

Recorrías tu mirada por los alrededores pero no encontrabas a los chicos en ningún lado. Tal vez se aburrieron y regresaron a sus hogares.

—¡Rui! —escuchaste la voz de una mujer cerca de tu posición. Un chico que aparentaba tu misma edad dio unos pocos pasos para caer de cara sobre la nieve.

Ouch, eso debió haber dolido.

Te aproximaste hacia él con preocupación, la joven llegó casi al mismo tiempo que tú y le ayudaste a que se levantara.

—Muchas gracias. —te agradeció, retrocediste unos pasos con timidez. Lo hiciste por acto reflejo al ver que alguien necesitaba apoyo.

—N-no es nada. —parecía ser su madre, tenían un claro parentesco por el cabello y el color de ojos. Limpió la nieve que quedó en la ropa del chico que parecía llamarse Rui.

Los ojos de la mujer te vieron con curiosidad.

—Te me haces conocida. —que te estuviera observando tanto te ponía aún más nerviosa.

—Soy la sobrina de Ena. Es un placer, me llamo ( _ ). —hiciste una reverencia. Ahora un hombre se aproximaba a su posición, cargó a Rui entre sus brazos.

—Así que eres la famosa ( _ ). —intervino el señor. —Ena nos ha hablado mucho de ti, por favor acompáñanos.

Los seguiste hasta la casa que estaba a una corta distancia. Te preocupaba Rui. Se veía bastante mal. Te daban ganas de preguntar al respecto pero no querías llegar a ser imprudente.

—¿Acabas de llegar? —asentiste. —Seguramente estás sola, tu tía suele salir a esta hora a trabajar. Es muy cercana a nuestra familia. Siempre ha estado al tanto de la salud de nuestro hijo.

—Uhm, ¿su hijo...? —le miraste en señal de aprobación. Pareció entender el mensaje.

—Verás, Rui siempre ha sido propenso a enfermarse mucho. Por esa razón no es bueno que salga afuera. —frunciste los labios, tenía que ser terrible no poder hacer literalmente nada.

—¿Quieres algo caliente? —el padre de Rui te ofreció al regresar.

Después de conversar un poco, estabas a punto de retirarte.

—Si no puede salir... ¿puedo visitarlo? —ambos se miraron por un momento y sonrieron.

—Por supuesto. Estamos seguros de que eso le hará muy feliz.

Al día siguiente comiste lo más rápido que pudiste para visitar a tu futuro nuevo amigo. Ena te miraba con una sonrisa amplia en el rostro asegurándose que salieras lo suficientemente abrigada.

Corriste hasta llegar a la puerta, la madre de Rui te recibió amablemente.

—Adelante, está en su habitación.

Tras saber la ubicación caminaste para tocar. Al no recibir respuesta la deslizaste con cuidado y observaste a Rui sentado viendo hacia afuera. Diste unos pasos hasta llegar a su lado casi en puntillas y te sentaste. Te miró sorprendido.

—¿Quién eres?

—Soy ( _ ), vine de visita... Conoces a mi tía Ena.

—Ah, eres tú. Ena habla de ti todo el tiempo. —te ruborizaste. Reíste nerviosa.

—S-sí, tus padres me dijeron lo mismo.

—...Gracias.

—¿Eh?

—Me ayudaste a levantarme cuando caí en la nieve, fue bastante vergonzoso.

—E-eh, para nada. No creo que fuera así. —hubo un silencio mutuo. —Y... ¿Quieres hacer algo?

—¿Algo? ¿Cómo qué?

—No lo sé. ¡Agh! Creo que no debí preguntar. Lo siento. 

—Está bien, se pueden hacer otras cosas sin tener la necesidad de salir. —pensaste.

—¿Qué tal dibujar?

Pasaron el rato hablando y dibujando por bastante tiempo. Notaste como dibujaba varias arañas de distintos colores.

—¿Te gustan mucho? —preguntaste, Rui asintió.

—Una vez llegó una a mi habitación, mamá estaba aterrada porque logró caminar por las sábanas. Pero no me parecen aterradoras. —empezó a toser haciéndote levantar del suelo. —Estoy bien.

—Sí, son muy bonitas. —alguien tocó la puerta.

—( _ ), ya es tarde. —hiciste contacto visual con Rui.

—De acuerdo.

Las visitas eran frecuentes, siempre traías algo diferente del exterior para que Rui lo viera. No querías que siguieran pasando los días, ya que pronto tendrías que volver.

—¿Te irás, verdad? —una tarde preguntó de repente. Dejaste de coser, mirándolo por un momento para bajar la mirada.

—Sí. Pero... Pronto volveré. Lo prometo. —aquello no parecía animarle. —Así que no te desanimes, no te dejaré solo. —buscaste acercarte. Te sentaste para abrazarle.

Rui no reacciono hasta segundos después.

—Eres la primera que me abraza, además de mis padres. —correspondió, en el momento que se separaron notaste como estaba sonrojado pero desvió rápido la mirada. Hiciste lo mismo quedando ambos en silencio.

Era el último día, Rui no pidió que hicieran algo en específico. Solamente que te quedarás a su lado.

Observaron el cielo y la nieve caer, recordabas el primer día en el que llegaste al pueblo. Parecía que nunca hubiera jugando la nieve.

—Rui, ¿qué tal si hacemos ángeles de nieve?

—¿Ángeles? ¿Cómo se hacen? —reíste.

—Solamente te tiras y mueves tus manos y piernas. ¡Vamos! —le tomaste de la mano para salir al pequeño patio.

—Pero... —le empujaste haciendo que cayera de espaldas.

—¡Hazlo! ¡Rápido! —lo imitaste a su lado. Empezaron con su cometido mientras reías, no querías que pasará tanto tiempo porque podría ser peligroso si se quedaba demás en el frío. Te sentaste mirándolo. —Creo que es suficiente, será mejor... —sostuvo de la mano evitando que te levantarás.

—Por favor, solo quedémonos un poco más. —dijo viendo el cielo. Sonreíste y volviste a tu posición anterior. Disfrutando como la nieve caía en tu rostro.

Seguramente ibas a ser castigada por esto. Pero iba a valer la pena.

Le observaste en silencio, hizo lo mismo y apretó tu mano con fuerza.


PorfinalguienpidedeRuisoyfeliz c':

Pensaba hacerle una segunda parte. Pero todo se volvería super dramático y quería solo enfocarme en hacer algo más fluffy :' igual siento que no fue lo suficientemente tierno...

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