Ayaki Rui.
Advertencias: Sé que Rui es un bebé, pero esto es un one shot y se vale soñar AJJAADF. Tenía ganas de hacer un escrito de este estilo uvu
Contenido triste.
︿︿︿︿︿︿︿︿︿︿︿︿︿︿︿
Todo estaba completamente en silencio esa noche.
Jurabas que solamente podías escuchar el sonido de las ramas de los árboles mecerse constantemente abruptamente cuando un grito despavorido te despertó.
Sentiste como el pánico era víctima de tu cuerpo, tanto así que no pudiste ser capaz de hacer algo aunque fuera con todas tus fuerzas.
Pero lograste luchar contra el miedo y salir afuera, dándote cuenta que la casa de al lado tenía una luz encendida.
Justo la de tu mejor amigo.
Tu mente pronto imaginó la peor de las situaciones, sobretodo porque los ataques en el pueblo iban en un terrible ascenso en poco tiempo.
Todo se desvaneció, corriste entre la nieve para llegar al patio trasero para confirmar que lo que escuchaste no fue más que un cruel truco de tu mente.
Grave error.
Un hombre estaba de pie ahí. Vistiendo completamente de negro pero con un distintivo sombrero blanco.
Este sin ninguna dificultad se percató de tu presencia. No te dio tiempo de moverte si quiera un poco. El aura de ese hombre te produjo unos escalofríos y temor indescriptible.
Justo cuando jurabas que tu vida terminaría ahí al notar los cuerpos de los padres de Rui, te desmayaste.
Tiempo después fuiste capaz de recobrar la conciencia. Jurando por un momento que aquello no fue más que una terrible pesadilla.
—Debemos hablar. —la voz de Rui te hizo dar un pequeño respingo en tu lugar. Después de buscarlo por los alrededores de aquel sótano este te refutó. —No intentes buscarme, no me encontrarás.
—¿D-D qué hablas...? ¿Por qué actúas así de repente? Y... Yo, vi a tus padres...
—¿Padres? No sé de qué hablas, nunca los he tenido. —interrumpió abruptamente.
Tal vez fue tanto el shock que reprimió el recuerdo.
—...Vale, que quieres decirme.
—Quiero que seas parte de mi familia, como mi esposa.
—¿Q-Qué? ¿Hablas enserio...? —tu rostro enrojeció por completo y te costó hablar.
—No bromeó, quiero que lo seas para poder así crear la familia perfecta.
No podías estar más confundida. Al no obtener respuesta pareció enojarse.
—¿Y bien? ¿No piensas responder?
Su voz tan fría te produjo escalofríos.
—...E-espera un momento, solo estoy asimilando lo que me acabas de decir.
Tu cabeza daba vueltas sin parar. No sabías que hacer.
Rui nunca fue así, era un chico amable y de buen corazón.
Tal vez ese hombre le hizo algo...
—Está bien, acepto.
Ibas a averiguarlo.
(...)
—No entiendo porque Rui no deja que salga de la habitación, ni si quiera mamá es capaz de entrar.
—¡Shh! ¡Vendrá dentro de poco, haz silencio!
Las voces de unas chicas te hicieron despertar. Cuando viste por la ventana pudiste percatarte que ya era de noche.
Raramente solo las escuchabas cuando caía el sol. Nunca las habías visto, pensabas que eran miembros de la familia que Rui tanto hablaba.
Pero tampoco podías verlo a él y eso no ayudaba.
Querías saber la razón, aceptaste con la intención de averiguar cómo ayudarlo pero no podías avanzar nada a este paso.
Escuchaste dos toques pausados. Te escondiste entre las sábanas.
La puerta fue abierta.
—Te traje la comida de hoy. —el sonido de un plato siendo colocado sobre el piso te hizo cerrar los ojos. Muchas veces querías voltearte y verlo pero de solo escuchar los regaños que les hacía a los demás miembros de la familia te aterraba enormemente.
Por alguna razón solo una única vez una de esas chicas abrió la puerta y por mera coincidencia estabas despierta.
Apenas notaste que tenía el cabello blanco y unas raras marcas en el rostro.
Te asustaste tanto que te tropezaste haciendo que inmediatamente Rui apareciera.
—¿No tienes hambre? —reaccionaste al escucharlo de nuevo.
—No mucha.
—Hoy saldremos de nuevo así que espero que te alimentes lo suficiente hasta que volvamos.
Después de decir eso se fue. Volteaste para ver las frutas en un plato.
¿De dónde lo sacaba?
Esta vez ibas a averiguarlo.
Siempre podías notar como se dirigían a lo más profundo de la montaña. Seguramente si te acercabas algo podrías descubrir.
Tomaste la comida necesaria que habías guardado en un trozo de tela para crear una bolsa para poder llevarla.
Esperaste el tiempo suficiente que la casa estaba en completo silencio y saliste.
La noche te recibió con un frío bastante intenso. Como podías hacías el menos ruido posible, hasta que unos alaridos de dolor te hicieron frenar en seco.
Por un momento reaccionaste al sentir algo rozarte la mejilla haciéndote daño.
Eran unos hilos.
Te agachaste lo más rápido posible.
Oh no, esto era muy malo.
Esperaste por varios minutos sin saber a dónde moverte, los ruidos continuaban.
Pronto empezaste a moverte rezando a que no ocurriera nada peor. Lo extraño fue que ningún hilo te volvió a dañar.
Te levantaste dudosa, tomando un tronco que al girarlo por tu alrededor no le ocurrió nada.
Por si las dudas continuaste con el mismo procedimiento adentrándote más al bosque.
—¡¿Cómo qué escapo?! —el grito de Rui hacia la madre de la familia fue contundente.
—N-no lo sé... Pe-pero quité los hilos de esa zona... No le ocurrirá nada...
Rui sin duda estaba más que molesto. Y más porque si alguno de los cazadores te encontraba...
—Acaba con ellos.
Esta vez la voz parecía ser de unos chicos que jamás habías escuchado.
Te aproximaste lo más pronto posible pero te encontraste a un... ¿Cabeza de jabalí?
Parecía estar bastante molesto, tanto que no se percató de tu presencia.
Preferiste seguir tu recorrido hacia donde parecían ser unas pisadas.
Hubiera sido mejor que no lo hubieras hecho.
—¿Quién eres tú? —de repente un chico de cabello negro y ojos azules apareció frente a ti.
Te asustaste tanto que perdiste el equilibrio.
Él te sostuvo sin ningún tipo de esfuerzo.
—Y-yo... —no pudiste articular alguna palabra.
—Bien, no importa eso ahora. Ven conmigo.
Asentiste y lo seguiste. Al notar la katana que llevaba contigo por alguna razón te hacía sentir segura.
Pronto llegaron a una zona donde estaba la misma chica que viste en la habitación. Ibas a acercarte pero el azabache te hizo señas.
—Quédate aquí.
Se alejó tan rápido que no te dio tiempo de refutar. En un segundo se escuchó como utilizó su espada.
Pero reconociste a quien habían atacado.
—¡¡Rui!! —gritaste con un nudo en la garganta. Intentaste llegar a su cuerpo pero este pronto desapareció. —No... No puede ser...
Un sabor amargo quedó en tu boca. Las lágrimas no paraban de salir y humedecer las ropas que solía utilizar.
No pudiste hacer nada.
No sabías en que momento te alejaron de ese lugar.
Al ver todos los cuerpos de cazadores fue que te diste cuenta.
¿Acaso él hizo todo eso?
—Oye... ¿Estás bien? —la voz de alguien te hizo mirarle, era un chico vendado completamente.
—No... No lo creo. —respondiste.
—Oh vaya...Es que puedo escuchar tu tristeza.
—¿La tristeza se puede escuchar?
—Así es, es algo complicado de explicar.
De alguna manera esa conversación te animó un poco.
Tal vez algunas cosas salen de nuestras manos y es mejor aceptarlas.
Más no quiere decir que de eso no puedas aprender.
Seguir adelante.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top