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La puerta se cerró tras de Jim, pero apenas le prestó atención, aún estando abajo de una presa, sentía como la luz del Sol le daba en plena cara, y le encantaba, cerró sus ojos respirando el aire puro del bosque que estaba adelante de él.

Despertó de su ensoñación al oír a los autos en el puente a su derecha, lo espantó un momento y después volteó viendo la piedra donde estaba la puerta hace solo unos segundos, tocó la piedra, cualquiera que pasara por ahí, jamás se imaginaría que había una civilización haya abajo.
- Perdóname Blinky- susurró, para después adentrarse al bosque

Paso una buena hora buscando el camino que lo llevará a la ciudad, como hacia un buen clima se quitó su chaqueta amarrandosela a la cintura, tenía una playera un poco gastada, bueno toda su ropa era usada, aunque la había cosido poniéndole parches se veía que era vieja, pero eso no le importaba mucho.

Iba esquivando varios arbustos y ramas caídas del bosque cuando vió que a solo un kilómetro se escuchaban a las personas y los autos pasar.
- He llegado- se dijo para sí
Fue corriendo hacia la ciudad, el bosque acababa atrás de varias casas, en medio de dos de ellas fue donde Jim se ocultó por unos momentos viendo a la gente pasar.

Se ocultó atrás de un bote grande de basura, no quería correr como un loco afuera gritando de emoción, daría una mala impresión.
Y aunque hayan pasado 10 años y pensara que nadie lo reconocería, decidió mantener un perfil bajo.

Salió con paso temeroso del callejón, viendo por última vez el bosque.
Caminaba viendo cada cosa que se le ponía enfrente, autos, personas, puestos, casas, todo le parecía que lo conocía a la perfección, y aún así, parecer algo completamente nuevo para él.

Era cierto, que Jim había captado varias miradas de desprecio hacia él, pero quien lo culpaba, su ropa, y su aspecto lo hacían ver como alguien de la calle. Aún así, Jim los ignoró maravillandose con todo.

Iba caminando por las calles viendo los puestos, cuando llego a uno que hizo que parara en seco.
Enfrente de él, en la otra cuadra se veía una tienda de motocicletas, y ahí vio algo que le recordó a su niñez en la superficie.

Desde pequeño le habían encantado las motocicletas, pero en especial un modelo, "Vespas", estas eran tan hermosas, pequeñas, pero rápidas, que desde niño soñó con tener una cuando creciera.
Sin importarle los autos que tuvieron que parar para no atropellarlo, ni los gritos de los conductores enojados, cuando paso sin cuidado la calle, llegó a la ventana donde se exhibía una Vepsa de color azul claro, preciosa.

Jim puso sus manos en el cristal admirando la motocicleta.
- Como quisiera tener una...- susurró
Pero obviamente no tenía dinero para comprar una, pero con solo imaginarse en ella, recorriendo el mundo hizo que una sonrisa se plasmará en su rostro.

Decidió ir a ver más la ciudad, caminaba con una sonrisa, pero esta se desvaneció cuando vió a la gente pasar esquivandolo, eso hizo que se sintiera un poco mal, ¿En serio se veía tan mal?, se arregló un poco su cabello por inercia, por lo menos eso lo podía arreglar un poco.

Caminó hasta un camión de comida, decía "Burritos" y olía bastante bien, pero sin dinero, no podía comprarse nada de comer.
Enfrente del carrito había un pequeño parque y decidió sentarse ahí, viendo a la gente salir con su burrito en mano, sintió como su estómago rugía del hambre.
- Debí traer un poco de comida- pensó, aunque un pan duro que Blinky le traía todos los días, no se le antojaba

Suspiró viendo el cielo y cerrando los ojos, tratando de pensar en otra cosa, para que el hambre no le consumiera.
- Un chico de tu edad no debería morirse de hambre
Abrió los ojos y vió a un hombre viéndolo con una sonrisa.
- ¿Disculpe?- dijo Jim sin entender lo que le había dicho
- Por lo menos eres amable- dijo el señor, Jim lo veía con curiosidad sin entenderlo- veo que tienes hambre, toma- dijo dándole un burrito envuelto en aluminio

Jim dudo un poco en tomarlo, pero al sentir otra vez como su estómago pedía comida, lo tomo y lo abrió mordiendolo rápidamente para calmar el hambre, estaba delicioso.
- Muchas gracias- dijo Jim viendo al hombre
- No te preocupes, pero... creo que deberías ir con tu familia, no deberías ir caminando sin rumbo por las calles

Penso en como no podía ir a su casa, ni siquiera sabía si sus padres seguían viviendo en Arcadia, Jim solo asintió con una sonrisa, el hombre le devolvió el gesto y se fue caminando tranquilamente.
- Por lo menos alguien me ayudó- pensó Jim viendo el burrito con una sonrisa

Fue comiendolo despacio mientras seguía caminando por las calles, no quería que se le acabara y después tener otra vez hambre.
Entonces llegó a un edificio más grande que los demás.
- Debe ser una plaza- pensó
Decidió ir a ver un rato, no compraría nada, pero así pasaba el rato.

Al entrar vio que había un reloj, decía que eran las 3:30 de la tarde.
- He caminado por bastante tiempo- pensaba mientras entraba, no se sentía cansado por caminar toda la mañana, y al parecer, tarde, es más, quería seguir caminando hasta haber visto toda la ciudad.

Vio que varias personas entraban por las puertas automáticas, Jim caminó hasta ella, y se paró en un tapete que había abajo de la puerta, esta se abrió y Jim sonrió, había olvidado lo genial que eran esas puertas. Camino unos pasos atrás hasta quedar a un metro de la puerta, que se cerró después de unos segundos, esto lo repitió unas cuantas veces sonriendo divertido, hasta que vio que la gente lo veía con desaprobación.

Jim solo carraspeo sonriendo a la gente con vergüenza entrando por fin a la plaza.

...

Al entrar a la plaza vio varias escaleras eléctricas, se veía que era bastante grande, Jim contó 4 pisos, decidió verlos todos.

Subió a la escalera con un poco de miedo.
- Tu puedes hacerlo Jim, lo hacías todo el tiempo de pequeño- pensó poniendo un pie en el escalón, este se empezó a mover y se tuvo que agarrar de los pasamanos

Suspiro aliviado, lo había logrado, subió al primer piso y bajó de un salto las escaleras, la gente lo vio confundida por este acto, pero Jim los ignoró y empezó a entrar a varias tiendas.

Vio ropa, discos, videojuegos, restaurantes, aunque a estos no lo dejaron entrar, subía a cada piso, hasta llegar al último, donde vió una tienda de cocina.
Y es que su pasatiempo favorito de pequeño era cocinar, cualquier cosa, ya fueran unos simples panqueques, hasta pasteles enormes.

No dudó en entrar, una pequeña campana sonó cuando abrió la puerta, la chica que estaba atendiendo la tienda dejó su revista para ver al nuevo cliente, y se sorprendió por su aspecto, la chica se puso nerviosa, cuando el chico empezó a revisar las repisas con todos los productos que vendían para decorar y hacer comida.

Jim veía todo con una sonrisa, levantando algunas cosas que reconocía, las volvia a dejar en su puesto, pero la chica, no dejó de verlo con desprecio y miedo, nunca le había tocado que alguien de la calle entrara a su tienda, o a la plaza, pero por miedo a que le hiciera algo, o robara el dinero, presionó el botón rojo abajo del mostrador, este avisaría a los guardias de la plaza y llegarían en apenas unos minutos.

Después de unos segundos, la alarma empezó a sonar, y Jim se espantó, la gente se empezaba a poner alrededor de la tienda viendo que estaba pasando.
A Jim no le dio tiempo de preguntarle a la chica que estaba pasando, cuando 2 guardias entraron y se llevaron a Jim afuera agarrado de los dos brazos fuertemente.

La gente estaba alrededor de ellos, pero los guardias pudieron conseguir pasar entre ellos.
- ¡Sueltenme!, ¡No he hecho nada malo!- les decía Jim mientras lo bajaban por un elevador hasta la planta baja, donde lo soltaron en la entrada de la plaza haciendo que casi cayera al suelo
- Chico será mejor que no vuelvas, la próxima vez llamaremos a la policía- dijo uno de los guardias
- ¿Pero por qué?, ¡No hice nada!- murmuró varios insultos en troll, pero lo suficientemente bajo para que no lo escucharan

El otro guardia sacó una risa sarcástica y le dijo- Deberías buscar otra muda de ropa, la gente te confundira con alguien de la calle, y pensarán que eres peligroso, tienes suerte de que nada más viniéramos nosotros, vete a casa niño
Los guardias volvieron adentro y Jim se quedó afuera con el ceño fruncido unos segundos.
- No tengo una casa aquí- se dijo para si llendose de la plaza

Vio la hora, eran las 6 de la tarde, por lo menos se la había pasado bien, antes de que lo sacaran.
Estaba bastante enojado, caminaba sin rumbo fijo, chocando con varias personas, pero no les hizo caso, murmuraba cosas en idioma troll, normalmente hacía eso cuando estaba enojado.

Paso horas caminando sin rumbo fijo por la ciudad, hasta que se dio cuenta, se sentía más frente frío, por lo que se puso su chaqueta, y luego vió que el cielo era de un azul oscuro, mientras que las estrellas se alzaban junto con la luna.
- O por Gronka Morka- susurró viendo la luna

...

No mentiría, estaba más que asustado, ¿Qué iba hacer?, no sabía dónde estaba, no recordaba como regresar al bosque, y aún así, si lo encontraba debería caminar demasiado para saber como llegar a la presa.

Se paso sus manos por su cabello desesperado caminando con un poco de rapidez, cuando chocó con alguien, la persona le había dicho algo, pero Jim no lo escuchaba, solo pensaba en que hacer para que Blinky no lo matara si regresaba.

- ¿Estas bien?- preguntó la persona, se habia acercado a Jim, pero este se apartó con miedo por un momento, cuando lo vio por primera vez desde que chocaron, se veía que era de su edad, y se veía preocupado por él, ¿En serio se veía tan desesperado?

Sin responderle y dejando de verlo, siguió pensando en que hacer, balbuceaba cosas en troll, pero en voz muy baja.
- Hey, esta bien, déjame ayudarte...- dijo el chico
- No, no, no, Blinky va a matarme, y después me revivirá para regañarme, ¡Y luego me volverá a matar!, nunca debí hacerle caso a Draal...- dijo estaba vez en voz alta

- Por lo menos eso no lo va a entender...- pensó
- ¡Oye chico!- le dijo un poco más fuerte, lo que hizo que Jim le viera- ¿Estas bien?, ¿Estas perdido?
- Ja, ni te lo imaginas- susurró para si Jim, vio al chico analizándolo, al final suspiró tratando de tranquilizarse- sí, me perdí en el camino a mi casa

El chico lo vió con una sonrisa tranquilizadora y tomó su hombro, esta vez Jim no se apartó.
- Creo que seria mejor que te quedaras en algún otro lugar, ya es bastante tarde, si quieres te ayudo a buscar tu casa por un rato, pero debo irme rápido, ¿No importa?

Jim había tenido suerte de encontrar a alguien que quería ayudarlo, pero... no sabia como decirle, que se tendrían que adentrar al bosque para encontrar su casa, solo asintió, pensando en como decírselo sin sonar como un lunático.
- Me llamo Krel, ¿Y tú eres?- dijo el chico

Jim pensó un momento, ¿Le diría su verdadero nombre?, habían pasado tantos años que no creía que alguien se acordara de su nombre, no veía porque no.
- ... James, pero todos me llaman Jim








































































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¿Quién creen que sea el señor que le dio comida a Jim?, pónganme sus teorías en los comentarios, me encantaría leerlas <3

Sin más que decir
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