Capítulo 53


No imaginas cuánto he luchado (incluso conmigo) por ti.


Después de un susto de esa magnitud, era casi necesario borrarlo de la mente de las personas.

Bueno, tal vez de algunos no.

Respiró agitadamente, mientras se daba cuenta de que estaba en su habitación.

¿Qué rayos acaba de pasar?

Antes de poder siquiera analizar la situación, el psíquico apareció frente a ella.

—¡Ah! ¿Saiki? ¿cómo... qué pasó?

Si su intuición no fallaba, Saiki estaba relacionado con lo que había sucedido.

Trató de calmarse o de lo contrario tendría un ataque de pánico.

Tranquila, respira, todo está bien.

Ella lo observó, aún con inseguridad. Mientras lo veía detalladamente, notó que sus anteojos y sus broches habían regresado.

—Por favor, Hirai, déjame explicarte todo —él movió sus labios, su voz rasposa y cansada llamó su atención.

"Por favor, ámame más de lo que me odias"

Koemi reflexionó brevemente, al fin tendría respuestas sobre la mayor mentira de su vida.

Suspiró, mientras tomaba asiento en su cama, palmeó levemente a su lado para que Kusuo se sentara junto a ella.

Saiki titubeó, pero terminó accediendo.

—Ahora, ¿Me dirás qué está pasando? —ella lo miró a los ojos.

«Por favor, no me mientas»

Después de tanto tiempo, debía ser honesto con ella. Ya no quería mentirle, quería poder ser honesto con alguien.

Hirai, sé que te parecerá extraño e incluso imposible, pero por favor, créeme —el color violeta se encontró con el café, de nuevo —. Yo no soy como las demás personas, sé que lo sabes, pero es mucho más complicado de lo que piensas.

Por alguna razón, esta revelación de sus poderes era más difícil que las demás. Lo hacía sentir un bicho raro, mientras que ella era como un ángel.

¿Qué rayos estaba haciendo aquí?

Sus pensamientos punzantes fueron interrumpidos por el sorpresivo toque de su mano junto a la suya.

—¿Puedes decírmelo? —su mano fría sobre la suya, sentía que lo quemaba.

-—Dijiste que la magia te encantaba —suspiró —. Déjame mostrarte algo —de pronto, muchas de sus pertenencias comenzaron a flotar, por un momento, creyó que ellos también lo estaban haciendo —. Hirai, soy un psíquico.

¿psíquico?

Miró hacia abajo.

Oh, no estaba imaginando nada.

Sin dudar demasiado, rodeó el cuello del chico con sus brazos, de verdad estaban flotando.

No te asustes, todo está bien.

Giró para verlo, su rostro contenía una leve sonrisa. Eso fue suficiente para que su miedo se fuera.

Suavemente, volvió descender, dejando todo como estaba.

Koemi quedó sin palabras por un momento, era simplemente increíble, Saiki esperaba pacientemente una respuesta.

—¿Eres alguna clase de extraterrestre, como Superman?

Aquí vienen las preguntas.

No que yo sepa.

—¿Desde cuando puedes hacer eso?

Desde que era un bebé.

—¿Te picó algún insecto radiactivo?

Preferiría morir antes que eso.

—¿Puedes hacer algo más?

Si, muchas cosas más.

Saiki se levantó de la cama, le mostraría todo lo que puede hacer.

Cada expresión de su rostro mostraba mayor fascinación que la anterior, Kusuo hacía cosas que ella creyó que solo podían pasar en las películas. Después de esto, seguramente nada podría impresionarla así de nuevo.

Era tan extraño, ella era tan extraña, él era tan extraño.

—¿Cómo rayos puedes hacer todo eso? —su miedo desaparecía y tenía tantas preguntas.

No lo sé, pero este soy yo.

Koemi estaba impresionada, creía que los superpoderes no existían, pero siempre soñó con tener algo así.

Volvió a sentarse, debía procesar toda la información.

—¿Creíste que te diría algo así?

—No, honestamente creí que me dirías que eras un ilusionista, que hacías cosplay o algo así —el rostro de Kusuo fue un espectáculo.

Ella rio levemente, nunca pensó que algo tan loco pasaría. En realidad Kusuo si era una caja de sorpresas.

El silencio se formó entre ellos, ambos aclarando sus mentes. Hasta que Kusuo decidió ser valiente.

Lamento haberte mentido —pudo sentir la sorpresa de la contraria —. Pero te prometo, que nunca quise lastimarte —confesó, mientras sentía como una enorme carga salía de él.

—¿Por qué lo hiciste? Sé sincero, por favor.

Un poco más, y no podría aguantar su mirada.

¿Cómo es posible que le tema más a sus sentimientos que a un meteorito?

Creo que tenía miedo.

—¿Miedo?

Kusuo suspiró, era hora de explorar sus sentimientos.

Cuando te conocí, no creí que captarías mi atención como lo hiciste —sonrió levemente —. Eres tan extraordinaria, que creo que tuve miedo de ser yo mismo contigo.

¿Quién podría amar a alguien como él?

Después de unos segundos eternos, ella giró hacia él, con el rostro ligeramente sonrojado.

—Saiki, por favor, dime que no fingiste cuando eras Yasuo, dime qué tus actos y palabras eran honestas.

Tenía que ser honesto.

Al principio no lo fue, pero después, todo lo que hice y dije fue honesto.

Oh, ¿Quién eres? ¿Acaso ella te hace ser alguien mejor?

Al no tener una respuesta, decidió seguir.

Sé que debí decirlo antes, lo siento, entenderé si me odias.

Sus pensamientos eran un poco confusos, callados y demasiados.

Cuando pensó en darle un poco de espacio, ella se acercó a él, temerosa, para poder abrazarlo.

Fue una total sorpresa para él. Su cuerpo era cálido y sus manos tocaban su espalda delicadamente.

Hace mucho que no había recibido un abrazo como ese, que le brindara seguridad, estaba seguro que el último había sido de su madre.

Lentamente, subió sus manos para rodear su espalda, estaba tan cerca que estaba seguro que lo que escuchaba era a su corazón latir.

—No pienses eso, estaba molesta, pero nunca podría odiarte —su voz era segura y dulce para sus oídos.

Lo sé, te escuché llamarme por mi nombre —confesó de repente, haciendo que la chica lo soltara.

—¿Me escuchaste? —oh, cuando mencionó que era psíquico, no creyó que fuese tan preciso.

Su rostro comenzó a sonrojarse, no esperaba que él supiera lo que pudieron haber sido sus últimos pensamientos.

¿Qué más la había escuchado pensar?

Kusuo sonrió levemente, había cosas entre ellos dos que solo él sabía, y quizá algún día se las diría.

—Creo que sabes demasiado, Saiki.

Lo admitía, era un poco extraño estar con alguien que puede leer tus pensamientos, podía comenzar a entender el miedo de Kusuo. Aún así, no era suficiente para apartarla de él.

Había sido honesto con ella, y hasta creía que con él mismo. Era un gesto bastante agradable para ella.

¿Crees que es raro que pueda leer tu mente?

—Lo es, pero está bien, no puedes evitarlo ¿No? No te preocupes por eso, Saiki —sonrió.

Espera, ahora vuelvo luego de decir eso, desapareció, bien, cada poder era más fascinante que el anterior.

Después de al menos cinco minutos, él regreso, tenía un anillo en su mano.

Al ver eso, no pudo evitar pensar en algo más, lo cual la hizo sonrojarse.

«¡No pienses cosas raras, tienes a un psíquico enfrente!»

El anillo es mío, limita mi telepatía cuando lo uso, quizá podría ayudarel chico tomó su mano y lo colocó, después de unos segundos en silencio, habló —. Impresionante, disminuye el sonido de tus pensamientos.

Definitivamente, Kusuke no se enterará de algo así.

—¿Estás seguro? —ella vió el anillo en su mano, era el mismo que había visto el día que descubrió todo.

Quédate con el.

—Dijiste que el anillo te ayudaba, ¿No sería una pena si me lo das?

Conseguiré otro, no te preocupes, quiero que te lo quedes. Quizá no impida mi telepatía, pero será menos incómodo para ti.

—Gracias.

De hecho, Kusuo y Yasuo no eran tan diferentes, ambos eran muy amables con ella

Ojalá todo hubiera sido así desde un principio, ojalá no tuviera que mentir.

Pero ésta vez, quería tener la valentía que debió demostrar hace tiempo.

Hirai, ¿crees... que podríamos comenzar de nuevo? —la miró a los ojos, ansiaba tener una segunda oportunidad sin tener que alterar todo a su conveniencia, como solía hacerlo.

Fue reconfortante recibir una sonrisa como muestra de aprobación.

—Me encantaría —se acomodó en el lugar donde estaba sentada y miró a Kusuo, con la mano extendida —. Mi nombre es Hirai Koemi, es un placer conocerte.

Él suspiró, mostró una leve sonrisa, y extendió su mano para estrechar la de ella.

Mi nombre es Saiki Kusuo, y soy psíquico.

Ella sonrió, y él sintió como un gran peso desaparecía de sus hombros, incluso se sentía más liviano.

Debo irme, es tarde y debes descansar. Demasiadas emociones por hoy Se levantó y comenzó a caminar hasta la ventana —. Descansa, no te preocupes, nadie recordará nada.

—Gracias por ser honesto.

Él rio.

Aún tengo cosas que confesar El rostro de Koemi cambió, causándole gracia —. Descuida, te las diré, en algún momento.

Antes de que pudiera irse, sus palabras lo detuvieron.

—¿Está bien si me lo dices con un café? —él la miró —. El Café Mami es tranquilo, ¿quieres ir mañana?

Un poco impresionado por su petición, asintió con la cabeza, junto a una pequeña sonrisa.

—Nos vemos mañana —se despidió, y cerró la ventana de su habitación cuando vio a Saiki salir flotando por ella. Rio sonoramente, él realmente parecía Peter Pan cuando salió volando por la ventana.

Cuando se acostó para dormir, giró para ver el escritorio de su habitación.

Ah, eso explica por qué no se han marchitado.

Las flores que había recibido por su cumpleaños, aún seguían en buen estado.

Eres un detallista, Saiki Kusuo.

Oh Saiki, deberías verte, estás flotando sin control.

Flotaba boca arriba, viendo las estrellas, brillantes y bonitas.

Como ella.

Parecía un lunático, pero estaba feliz, era de las pocas veces en que podía ser él mismo. ¿Así es como el amor debería sentirse?

Cuando llegó a su cuarto -realmente no le importó si alguien lo vió- se acostó en su cama y suspiró.

Cubrió sus ojos y rio.

Ahora era uno más de esas personas enamoradas.

Esa noche, a pesar de todos los altercados que sufrió, durmió tranquilamente.

Santo Cielo.

Quizá, una vida problemática no sea tan mala.

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Han pasado muchas cosas estos meses, perdón.

Espero este capítulo este a la altura para regresar. Muchas gracias por su apoyo.

Disculpen si no es lo que esperaban, pero ahora que el libro casi termina, las cosas serán un poco diferentes. Ojalá les guste.

Cuídense y sonrían 💜

Pd: ¡Ya me gradué! Espero que ustedes también estén bien ♡

Pd2: Entonces Kusuo y Koemi comenzaron de nuevo y empezó a sonar "The night we meet"

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