Capítulo 52


Es absurdo buscar alejarme de ti, si en cada paso quiero encontrarme contigo.


Cuando las mentiras salen a la luz, algunas personas pueden salir lastimadas.

La honestidad es una característica importante para el ser humano.

Irónicamente, las mentiras piadosas suelen ser bastante utilizadas.

Tarde o temprano, sus consecuencias llegan.

Oh, Kusuo, tus mentiras piadosas se han derrumbado, igual que un castillo de naipes.

Ojalá puedas arreglar el daño que has causado. Porque no puedes rebobinar el estado de un corazón humano, al menos no en sus sentimientos.

A menos que juegues con el tiempo.

En esa fría aula, donde ocurrió algo que nunca olvidaría, estaba Kusuo, sintiendo algo en su interior.

¿Tristeza? ¿Así es como lo nombraron?

Ahora podía sentirlo.

Desde que tuvo uso de razón, y al darse cuenta de todo lo que sus poderes le habían arrebatado, se considero como la persona más infeliz del mundo.

Pero, ahora, sin sus poderes, podía sentir mucho más. Y podía decir que, nunca había sentido una tristeza como la que sentía en ese momento.

Saiki se levantó de donde estaba, tenía la mirada de sus amigos puestas sobre él.

Caminó hasta la puerta, Koemi ya no estaba ahí. Miró hacia el suelo, notando su anillo de germanio.

Ah, no estaba alucinando, si había teletransportado cosas inconscientemente.

Tomó el anillo con su mano derecha y lo apretó, como si el anillo tuviera alguna culpa de lo que pasó.

—¿Qué harás ahora? —Aiura estaba preocupada, ver a Kusuo así era algo que no deseaba. Incluso si estuviera furiosa con él, no desearía verlo así.

No lo sé.

Ambos psíquicos pensaban en como podían remendar su error. Pero, ni siquiera tres cabezas podían idear una forma de pedir perdón por tales actos.

De pronto, la campana sonó, el almuerzo había terminado.

Necesito pensar.

Saiki caminó apresurado, en dirección a su clase. Detrás de él, caminaban sus amigos, separándose al ir a buscar su clase.

Fue de los únicos momentos en su vida, donde deseo utilizar la telepatía para escuchar sus pensamientos.

Cuando las clases terminaron, se apresuró en buscarla.

—No regresó a clase —Toritsuka observó el rostro serio de Saiki —. Le pregunté a varios fantasmas para saber si sabían algo, al parecer se presentó como enferma para poder regresar a casa.

Saiki no sabía que hacer, no esperaba que las cosas salieran a la luz de esa manera. Suponía que la vida nunca se cansaría de reírse en su cara.

—Saiki, ¿La encontraste? —Aiura se acercó apresurada a ambos chicos.

Toritsuka negó.

—Regresó a casa antes.

Aiura también estaba decepcionada.

Es mi culpa, buscaré una forma de arreglarlo, quizá le pida a Kusuke algún aparato para borrar la memoria y...

—¿Aún quieres huir?

Él no respondió.

—Ven, Saiki, caminemos.

Ambos chicos, aún confundidos, la siguieron.

Caminaron unos minutos, hasta llegar al parque cerca del lago, donde se puede ver un puente.

Era la hora perfecta para estar ahí, los rayos del sol se mezclaban y creaban un ocaso de nubes moradas, rosas y naranjas que contrastaban con el azul cielo, y hacían brillar el lago.

—Es similar a su aura —mencionó Aiura.

Lo es.

Permanecieron admirando el cielo unos minutos más, hasta que comenzó a oscurecer y el cielo borraba sus colores.

—Tienes que hablar con ella.

Debe odiarme.

—Tal vez, pero al menos debes intentarlo. El amor puede doler, Kusuo, pero también nos mantiene vivos.

Que frase tan extraña.

—No es extraña, ¡ayudó a muchos de mis clientes! —«Y me dejó muchos billetes».

—Ve, Kusuo, si te odia, no tienes nada más que perder. Ve allá, sube a su balcón, toca su ventana y dile toda la verdad —Reita hacía movimientos con sus manos, tratando de animar a Saiki.

—Tiene razón, ¡Inténtalo, Saiki! —Mikoto también lo animó—. Koemi merece una explicación sincera.

Saiki lo pensó, era verdad.

Koemi siempre trató de ser lo más sincera con él. Claro, a veces mentía, ¿quién no lo hace? Él era un experto mentiroso.

Pero fue tan amable y comprensiva con él. Llegó a pensar que podría aceptarlo tal y como era.

Quizá estaba tan seguro de tenerla, que no pensó que la perdería.

Pensaba en como darle una buena explicación y recibir, al menos, su perdón.

Pero si miraba muy dentro de su corazón, o mente -como diría Saiki- no quería dejarla ir.

Bien, iré, pero —Sus amigos prestaron atención a lo que diría —. ¿Cómo se escala un balcón?

Escupió esa frase con una terrible vergüenza.

Ambos psíquicos no supieron que decir. Tampoco sabían si podían reír.

Ese mismo día, se dieron cuenta que Saiki
ni siquiera sabía saltar decentemente.

—Bien, quizá no sea necesario que subas a su ventana —aclaró la clarividente —. Vas a disculparte, no a pedir que te acompañe al hospital.

Toritsuka se decepcionó, su idea había sido maravillosa.

«Era más genial cuando tenía sus poderes» aprovechó en pensar.

—Búscala mañana, tal vez venga a la academia. No puede evitarte por siempre —Aiura tocó su hombro, motivándolo.

Ambos psíquicos se despidieron de él, dejándolo solo aún en ese lugar, el cielo ya era oscuro.

Pensó en lo que podría ser su vida sin Koemi. Como lo era antes.

Tsk.

Ella era ese tipo de persona que no te gustaría perder.

No, no quería perderla.

Si hablamos de manera científica y racional, él la necesitaba y quería, como un adicto a la cafeína.

Bueno, quizá no tan racional.

Mientras caminaba de regreso a casa, algunas palabras de su clase de literatura resonaban en su cabeza.

Había personas que decían "Si lo amas, déjalo ir"

Pero, ¿Eso era realmente lo correcto?

Esa noche fue un poco difícil dormir, era repugnante, casi irónico, que los pensamientos que ahora tenía, lo abrumaron más de lo que los pensamientos de los demás lo hacían.

Ese día fue un alivio poder despertar sin ser bombardeado por muchos pensamientos, claro, eso antes de escuchar los suyos.

Se preparó física y mentalmente para asistir a la escuela.

Mientras caminaba, miró una casa con un jardín lleno de flores.

Un pensamiento vino a su manera.

Las personas suelen pedir perdón con flores, ¿Debería...

Descartó esa idea.

Rememoró los días en los que, cuando se acercaba a la Academia, podía escucharla.

También recordó las veces en que pensó en decirle la verdad.

Fue infortunado al no poder encontrar a Koemi al principio de clase, nunca antes tuvo ese problema.

Pasó las primeras clases pensando en una buena forma de explicar las cosas.

Cuando comenzó el descanso, salió en búsqueda de Koemi. Ni siquiera sabía si había asistido, no pudo preguntarle a Mera.

Tuvo más suerte en encontrar a dos psíquicos.

—¡Saiki! Hirai vino a la academia —Reita estaba frenético por saber que haría el joven de cabello rosa.

No sabía que esperar; pero definitivamente, no esperaba que Saiki comenzará a correr, probablemente, para buscarla.

—¡Tú puedes, Saiki! —gritó Mikoto, viéndolo correr desde la distancia.

Recorrió lo más rápido que pudo la mayor parte de la academia, hasta que pensó en buscarla en el lugar donde casi siempre iba cuando quería estar sola.

Rayos, la conocía mejor de lo que imaginaba.

Paró de correr en cuanto llegó a las escaleras, fue como si sus poderes regresaran por un momento, porque alcanzó a ver tras esa pared y pudo mirarla.

Un repentino sentimiento de miedo y coraje apareció en él, supuso que eso era valentía.

Comenzó a subir las escaleras mientras pasó levemente la mano por su cabello, tratando de peinarlo.

Ahí estaba Koemi, de espaldas, pero cuando sintió su presencia giró para verlo. Su mirada era diferente, lo miraba casi como si fuera un extraño.

Está bien, también fue extraño para mí.

Kusuo no sabía por donde empezar, pero antes de poder hacerlo, Koemi comenzó a caminar en su dirección.

Fue una sensación extraña al ver como ella pasó a su lado, sin decir una palabra.

No pudo ni voltear, ella siguió su camino.

No esta vez.

Sonaría egoísta, y no le importaba, no quería dejarla ir.

Hirai —la llamó.

Ella quedo frívola cuando escucho como él la llamaba.

Ese hombre parecía ser un completo cínico.

Perdón —soltó sin ningún aviso.

Una pelota de béisbol golpearía menos fuerte.

Kusuo pensó un poco sobre lo que diría, no estaba dispuesto a dejarla ir tan fácilmente.

No debí mentirte de esa forma, no lo merecías. Hay muchas cosas que quisiera decirte, pero tal vez no me creas exhaló —. ¿Crees que podemos comenzar de nuevo?

Soltó de una sola vez, sin esperar más, como una presa inundada.

Nunca creyó que podría decir algo así, supuso que era parte de ese sentimiento nuevo en el que era inexperto.

Koemi tardó un poco en analizar sus palabras, rayos, también era nueva en esto.

Giró y lo miró a los ojos, enfrentando todas las mentiras que veía plasmadas en su rostro.

—Eres un mentiroso y un egoísta, ¿no pensaste en lo que podría sentir? ¿creíste que era tan tonta para nunca darme cuenta? Es algo cruel, quien quiera que seas.

Luego de decir eso, la expresión de su rostro se suavizó lentamente, como si fueran a caer lágrimas.

Kusuo se dió cuenta de algo en ese momento, odiaba verla llorar.

Su enojo salió, pero también recordó que la ira no era la mejor manera de resolver problemas.

La noche anterior, había pasado algunas horas pensando en la farsa.

No quería volver a verlo, estaba confundida, molesta y triste, todo había sido un mar de sentimientos encontrados.

Pero debajo de toda esa oscuridad, estaba su deseo de saber por qué había echo algo así, en el fondo estaba su deseo de comprenderlo. No sabía si era torpeza o fruto de la empatía que poseía. ¿Y si en verdad tenía una buena razón para hacer todo eso?

Sería difícil olvidar, pero estaba dispuesta. Quería comprobar que, al menos el Saiki que conoció, no era totalmente una ilusión.

—Aún estoy confundida, no sé cuáles fueron tus razones, pero en verdad intento comprenderte. Tengo muchas preguntas, ¿A qué se refieren con que eres psíquico?

Koemi se sentó en el último escalón de las escaleras, el otro la imitó.

También es extraño para mí, nunca hice algo como esto, pero te juro, que no intentaba lastimarte —Kusuo la miró a los ojos, intentando poder transmitir la sinceridad de sus palabras —. Justo ahora, no creo poder demostrarte a lo que me refiero.

Koemi no sabía si estaba haciendo lo correcto, tal vez en el fondo ella también quería creer en él.

Una oportunidad, es lo que él tendría.

¿Crees en los superhéroes?

Bueno, tal vez sería más difícil de lo que pensó.

Solo quiero que abras tu imaginación, cuando llegue el momento, podré mostrarte a lo que me refiero —de nuevo, fue de los únicos momentos donde deseo tener sus poderes. Podía ser un ser casi indestructible, pero aún tenía miedo.

Ese hombre era un misterio.

Koemi creyó que era un poco infantil creer que tenía algún tipo de poder, pero, al mismo tiempo, le daba una buena explicación para todos esos momentos en los que no había manera de fingir ser dos personas.

Incluso llegó a pensar que era un tipo de mago experto o ilusionista. Lo había visto con un mago antes, al menos no sería algo tan loco.

Solo quería que fuera honesto.

—Cuando estés listo, quiero que me digas la verdad —se levantó de su lugar, sintiendo su mirada —. Me sentía tan cercana a ti, o a lo que fingías, que llegué a pensar que podría llamarte por tu nombre.

Kusuo pudo sentir su pecho arder, entre sus pensamientos más locos llegó a imaginar estar junto a Koemi, pero después, pensó que el "estar juntos" era algo inalcanzable para él.

Recordó que cuando sus poderes comenzaron a crecer más de lo que pudo controlar, creyó que nunca encontraría a alguien que pudiera amarlo. ¿Quién podría amar a un fenómeno?

Quizá esa también fue una razón de su mentira.

El sentimiento de querer estar a su lado y creer que no lo merecía, era decepcionante.

Él se paró también, frente a ella, solo para no perder su mirada. No supo si arrepentirse, porque ese movimiento solo causó que pudiera ver lo linda que era.

Perdón, mundo, solo déjame ser egoísta una vez más.

Hirai, si alguna vez llegas a perdonarme —él puso su mano en su pecho, extrañamente, le dolía —. Por favor, llámame por mi nombre.

Observar su rostro sonreír suavemente, fue suficiente para calmar su abrumadora mente.

—Lo haré.

Había sido una conversación un poco extraña; pero, vamos, nada que se relacione con él es normal.

Sentía su cuerpo más ligero, por primera vez en su vida, deseo que sus poderes regresaran de cualquier manera, quería poder demostrarle a Hirai que quería comenzar de nuevo.

Las siguientes clases fueron difíciles.

La vida es tan cambiante como el clima, de un momento a otro comenzó a experimentar golpes aleatorios de sus poderes, era un hecho, estaban regresando.

Y aunque quería tener una vida tranquila, comenzaba a comprender que tal vez eso no era para él.

Y así fue, la vida puede pasar de blanco a negro en muy poco tiempo. Cuando su hermano le dijo que sólo tenía unos minutos para arreglar su vida.

Pero, ¿qué haces cuando un meteorito está a punto de caer a la tierra?

No podía terminar así, aún no había confesado lo que sentía.

Pero, como un rayo de esperanza, comenzó a ser bombardeado por un centenar de voces.

Nunca creyó estar tan feliz de escuchar cada mísero pensamiento de los demás, y oír esa voz en especial.

Todo era un caos total, podía escucharlos a todos, podía escuchar a sus amigos.

Quizá una vida desastrosa era lo que lo hacía feliz.

Se dirigió hacia ese meteorito, era el único capaz de hacer algo contra ello.

Mientras flotaba, escuchó los pensamientos más profundos de las personas.

Dicen que cuando estás asustado, tus verdaderos pensamientos y acciones salen a la luz.

Ese fue su caso.

Estaba asustada, pasaron demasiadas cosas por su cabeza; sus padres, sus abuelos, Chisato.

Mientras veía el caos de su clase, la última cosa que paso por su mente, fue él .

«No importa el color de tu cabello, si usas gafas o no, no importa si me has mentido, ¡Yo te quiero, Kusuo, tal y como eres!»

Sabía que quizá fue solo la emoción del momento, pero eso no evitó que su hermosa voz resonara en toda su mente, su corazón se aceleró y sonrió como nunca antes lo había hecho.

Acabaría con ese meteorito y entonces enfrentaría uno de sus mayores temores.

Ser él mismo. Se cansó de huir.

Yo también te quiero, Koemi.

Santo Cielo, necesitaba una gelatina de café.

______________________

Gracias por su paciencia. La escuela me ocupa siempre, esta semana son exámenes.

Espero les guste, fue complicado escribir esta parte. ¿Cómo podrías perdonar a alguien en una situación tan confusa? Ojalá que no parezca tan ilógico.

Cada ves más cerca del final, gracias a todos por leer y perdón de nuevo por la demora.

¡Cuídense y sonrían! Siempre me hacen feliz sus comentarios 🌷

Pd: Gracias por leer ^^

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top