Capítulo 39
"Que bolsas tan pesadas, se supone que solo compraría arroz, no la mitad de la tienda"
La señora Saiki estaba fatigada, era un día soleado y ella estaba cargando muchas bolsas.
Se había entusiasmado un poco con las compras.
Con precaución, cruzó la calle y siguió su camino a casa. Observaba el cielo, a las personas, los niños y las mascotas. Salir a caminar la hacía feliz.
Aunque era un poco difícil hacerlo cuando tenías al menos tres bolsas en cada brazo.
"Me pregunto si ésto hará felices a los chicos, hasta compré gelatina de café y otras cosas"
Amaba a su familia y quería hacer algo lindo por ellos, porque amaba verlos sonreír.
Aunque ahora también deseaba tener algo de ayuda, no le molestaría que su hijo psíquico escuchara sus pensamientos y la ayudara.
Ah, sí, él había escuchado todo, desde el momento en el que mencionó la gelatina de café.
Estaba a menos de doscientos metros, podía escucharla, quería decirle que caminara hacia un lugar con poca gente, y él iría por ella. Y cuando estaba a punto de hablarle, alguien se interpuso en sus planes.
—Disculpe, señora Saiki —ahí estaba ella, observando con preocupación.
—Oh, hola, Koemi ¿Qué sucede? —trató de acomodar las bolsas en sus brazos, una acción que no pasó desapercibida.
—¿Necesita ayuda? Por favor, déjeme ayudarle.
¿Por qué siempre hace eso? Tiene unos pasatiempos singulares.
—Ah, muchas gracias, eres muy gentil -Con cuidado, Koemi tomó algunas de las bolsas que la mujer tenía.
Ambas comenzaron a caminar, una al lado de la otra.
Su madre esperaba que Kusuo no estuviese molesto por dejar que una de sus amigas la ayude, y si era así, esperaba remendarlo con una gelatina de café.
—Que suerte encontrarte por aquí, Koemi —a Kurumi le agradaba la chica, las pocas veces que la había visto, había sido bastante encantadora, como Teruhashi.
No, hay una gran diferencia.
—Si, terminé de ayudar a una amiga, así que iba de regreso a casa —sonrió.
—¿De verdad? Ah, te debo estar retrasando.
—¡Claro que no! Usted es una amiga de mi madre, y si puedo ayudarla, me sentiré feliz de hacerlo.
Kusuo tenía una curiosidad desde hace un tiempo. ¿Cómo se comportará con su madre? Estaba seguro que no sería como Teruhashi, y tampoco como se comportaría Yumehara, eso lo hacía fascinante.
Ella no sentía nada por él, más que una amistad, era interesante ver su comportamiento y pensamientos.
Ambas llegaron a casa de los Saiki, siendo observadas por Kusuo, quién fingía no estar en casa. Era por motivos de investigación.
—Por favor, pasa, te daré algo como recompensa por ayudarme —sonrió, mientras insistía.
—Oh, no es necesario, no se preocupe —estaba apenada, no quería que creyese que hacia eso para ganar algo.
—Tu ayuda fue muy útil, debo agradecerte con algo, por favor.
La contraria sonrió, algo avergonzada, mientras cedía a la petición de la mujer.
—Siéntate, en seguida te doy una gelatina de café.
Ahora Saiki quería dejar de fingir que no estaba en casa.
—Oh, esas gelatinas, ¿Son de Saiki? —preguntó, sacudiéndose toda la vergüenza que sentía al preguntar eso.
Si, son mías.
—Si, lo son, veo que ya lo conoces —rió —. No creo que le importe si tomamos una.
Saiki tuvo un conflicto, ¿Le importaba o no?
Antes que pudiera determinarlo, escuchó.
—En ese caso, ¿Podría darme otra cosa? Se esforzó tanto en traer gelatina para él, sería una lastima si yo la comiera, por lo que sé, a él le encantan.
Ella... ¿Estaba pensando en él?
Kurumi la observó por unos instantes, sonrió al ver su amabilidad.
—Veo que te preocupas por Saiki —Kurumi también tenía curiosidad —. Está bien, en vez de la gelatina, ¿Quieres un flan?
—Si, muchas gracias.
Sacó un flan de la bolsa, y lo sirvió frente a Koemi.
—Cuéntame, ¿Cómo va tu amistad con Saiki? —preguntó, con una sonrisa.
Koemi la observó, empezaba a creer que las madres hacían las mismas preguntas casi siempre.
—Estamos bien, aunque no hablamos mucho —Saiki estaba consciente —. Aún así, él me parece muy agradable.
Kusuo prestó atención.
—Oh, ¿En serio crees eso?
—¡Claro! A veces hablo con sus amigos, ellos dicen que aunque es callado, es un buen amigo.
¿Qué?
—Yo creo que lo es, es amable con los niños, es paciente, y eso es bueno, porque sus amigos suelen ser bastante revoltosos —rió —. Y si, es callado, pero creo que eso es perfecto para guardar secretos.
Kusuo se sentía expuesto, desprotegido ante sus palabras.
—Pero, cuando lo veo en el café Mami, es como si su aura cambiara, quizá sea porque le gusta ese lugar. Además, me gusta verlo sonreír cuando prueba un postre —sonrió —. Creo que es único en su tipo.
—¿Tú crees?
—Claro, las pocas veces que hemos estado juntos, es agradable y pacífico.
Kurumi estaba conmovida, nadie había sido capaz de describir a su hijo de tal manera.
Por otro lado, Koemi se dió cuenta que se había dejado llevar.
«No estás hablando con un amigo, ¡Es su madre! ¡Hablar así de su hijo le resultará extraño!»
—Ah, perdón, creo que me dejé llevar —no sabía cómo disculparse luego de eso.
Si.
—Al contrario, gracias, eres muy amable al decir eso —sonrió —. Muchas gracias por ser amiga de Kusuo.
Qué terrible deja vú.
—No tiene que agradecerme, yo también agradezco haberlo conocido.
Las palabras "Yo también" estaban jugando en los labios de Kusuo.
Koemi terminó su flan, agradeció, y buscó sus zapatos para poder irse.
—Muchas gracias por el flan —hizo una reverencia —. Espero verla pronto.
—Gracias a ti, saluda a tu madre de mi parte.
Koemi asintió con una sonrisa, y se fue.
Saiki esperaba escuchar una cantidad incalculable de pensamientos hacia su persona y la persona que acababa de irse.
Pero no pasó.
Intrigado, bajó al primer piso, olvidando por completo eso de fingir que no estaba en casa.
—Oh, hola, Ku —su madre se veía normal, no estaba entusiasmada —. Qué bueno que bajaste, traje gelatina de café.
Oh, no la engañó, sabía que estaba en casa.
Kusuo tomó asiento, algo confundido por la actitud tan calmada de su madre.
Ella le dió una gelatina, junto a una cuchara, y fue hacia la cocina, quizá a asear.
Sintió que algo no estaba bien, pero al probar su gelatina, se olvidó de eso.
Santo Cielo.
Si, indagar sobre su comportamiento no era su actividad favorita en ese momento.
Quizá, su madre aprendió a no emocionarse mucho por cosas triviales, como esa.
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Bro, si me tardé, perdón.
La próxima semana comienzan las clases y siento que no aproveché mi tiempo, perdón.
Mini explicación: casi siempre escribo antes de dormir, es cuando estoy libre y me concentro, pero, es díficil terminar porque me da sueño.
Es frustrante.
En fin, espero les guste, ya vamos a avanzar.
¡Por cierto! ¡Este libro ya superó las 200k leídas y los 27k votos! ¡Muchas gracias por su apoyo! Estoy feliz <3
Gracias por leer, cuídense y sonrían 🌞
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