Capítulo 15
«Por fin, sábado»
Me levanté con ánimo, hoy saldría con Chisato, mamá me había contado que una amiga suya había abierto un restaurante donde su principal atractivo eran sus postres y que poseían el café de países como Brasil y Guatemala.
Eso me entusiasma mucho. Bajé para desayunar y luego me iría.
—¿Estás segura que puedes ir sola?
—Es la quinta vez que me lo preguntas papá —reí —iré con Chisato.
—Cielo, tú la dejaste ir sola cuando llegamos aquí —mi madre cuestionaba a mi padre.
—Eso fue porque fue a la casa de su amiga, ahora quiere ir más lejos.
—Koemi, quiero que te cuides mucho, ¿Si? —mi madre se acercó a mí.
—no te preocupes, regresaré sana y salva —sonreí para tratar de calmar a mis padres.
Una vez que terminé de desayunar, subí para arreglarme, hacia un poco de frío, así que tome un abrigo ligero. Los días en donde no hacía ni mucho frío ni mucho calor eran mis favoritos, y hoy era uno de esos.
—¡Ya me voy! —grité mientras me ponía mis zapatos.
—Koemi, llévate esto —mi madre me extendió un abrigo.
—con este está bien mamá —traté de convencer a mi madre, lo cual no funcionó, así que terminé cargando otro abrigo en mis brazos.
—saluda a Isamu de mi parte —mamá estaba feliz por su amiga.
—lo haré —sonreí, me despedí por última vez y salí de casa.
Caminé hasta la casa de Chisato y toqué la puerta.
—Hola Koemi —Chisato sonreía —espera.
Ella se despidió de sus hermanos, en el fondo me sentí mal, no podíamos llevar a sus hermanos con nosotras.
«prometo que haré algo para recompensarlos»
Cuando ella salió noté que no llevaba ningún abrigo, aunque no hiciera tanto frío igual podría enfermarse.
—Chisato, ponte esto —le extendí el abrigo que mi madre me había dado antes.
—no te preocupes, no tengo frío.
—tómalo, puedes enfermarte —le dije con preocupación.
Ella río.
—esta bien, gracias —ella recibió el abrigo y se lo puso.
«gracias por haberme convencido mamá»
Caminamos para llegar al restaurante, nos gustaba hacerlo, porque podíamos hablar y hacer bromas.
Además, el restaurante no estaba tan lejos.
Cuando llegamos, quedé fascinada, el olor a café podía sentirse desde antes de entrar al lugar.
Cuando entramos, una mujer nos recibió.
—bienvenidas —ella hizo una reverencia para luego observarme con detenimiento —¿Koemi?
Yo sonreí, me reconoció.
—Ha pasado tiempo —su expresión estaba llena de emoción.
—¡Pero cuánto has crecido!
Chisato me miraba confundida.
—Es amiga de mi mamá —susurré, asintió, había entendido la situación.
—¿Quien es ella? —preguntó observando a Chisato.
—Es mi mejor amiga —ella sonrió.
—Tiempo de chicas ¿Eh? —rió —¿Cómo está Katsumi?
—Muy bien, dijo que te mandaba saludos.
—Iré a visitarla cuando pueda —ella hizo un ademán para que entremos —pasen por favor.
Nos dirigió hacia una mesa al lado de una ventana.
—Pidan lo que quieran, la casa invita.
—¿Estás segura? —pregunté.
—¡Claro! Es para celebrar tu regreso.
Chisato y yo nos miramos.
—¡Muchas gracias! —dijimos a la vez.
Isamu me sonrió con amabilidad, ella era casi parte de mi familia, ella y mamá se conocían desde pequeñas y a mí me conocía desde que nací hasta que me mudé a Okinawa.
Ella se alejó, Chisato y yo vimos el menú, todo parecía delicioso.
Un chico se acercó para pedir nuestra orden, Chisato estaba realmente feliz, pidió al menos tres platos diferentes sin mencionar el postre, yo ordené solo uno y un postre, lo que realmente me emocionaba era el café, pedí un café Colombiano y un café brasileño.
Koemi no lo había notado, pero un psíquico estaba sentado justo detrás de ella, en la otra mesa, Saiki empezaba a cuestionarse de si al mundo le gustaba burlarse de él, diciéndole que no podía controlarlo todo.
Estaba allí por la exquisita gelatina de café de ese lugar, nunca se esperó que Hirai llegara al mismo restaurante, el mismo día y en una mesa tan cercana a él. ¿El mundo era tan pequeño?
Para su (casi inexistente) suerte, ella no lo había notado, era mejor así.
Por su parte, Koemi gozaba del delicioso café que le habían servido, el sabor de los dos cafés era tan magnífico.
Se llenó de alegría al ver comer a Chisato de una manera tan feliz.
Pidió al chico que las había atendido algunos postres para llevar, los hermanos de Chisato también merecían probar estas delicias.
«pagaré por esos postres, no quiero abusar de la amabilidad de Isamu»
Siguió degustando de su café, conversaba y reía con Chisato hasta que terminaron su comida y ya tenían que irse.
Al momento de levantarse chocó contra alguien, casi cayó al suelo, pero algo la detuvo.
Era él, el mismo chico con el que se había topado en el café Mami.
El chico de cabello azul la sostenía para que no cayera al suelo, Koemi se reincorporó y se inclinó para pedir una disculpa.
«tengo un gran deja vú justo ahora»
Dímelo a mí.
—Ten más cuidado —el chico se inclinó para luego irse.
Ella lo vió alejarse, en verdad le parecía un chico muy lindo.
—Koemi ¿Quien es él? Parece que ya lo has visto antes —Chisato sonreía, le parecía interesante la reacción de su amiga al ver a aquel chico.
—Nadie en especial.
Chisato observó cómo el rostro de Koemi se había sonrojado ligeramente, haciendo que riera.
¿Es en serio?
Por su lado, Saiki no encontró otra manera de hacer que Hirai no lo reconociera.
Santo Cielo.
Ya entrara su otra identidad uwu
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