𝑣𝑒𝑖𝑛𝑡𝑖𝑛𝑢𝑒𝑣𝑒
La multimedia son ustedes cuando les dije que queda poco para que se termine la historia.
—¿Quieres dormir? —Kyojuro la sacó de sus pensamientos. La película que estaban compartiendo terminó hace minutos atrás.
Los ojos mieles observaron por un instante el televisor. Sentía el cansancio por el día vivido o quizás por simplemente tener acumulado noches de insomnio.
—¿Dejaremos a Senjuro aquí? —mencionó al tener al mencionado contra su hombro, durmiendo profundamente.
—No, lo llevaré a su habitación. —susurró para acurrucarlo entre sus brazos. Inmediatamente el menor se acomodó mostrando una escena sumamente tierna que Rosslenne no evitó sonreír.
Se levantó dando pasos tímidos siguiendo a Kyojuro por el pasillo. La mayoría de las luces estaban apagadas, un bostezo salió de su boca.
—Ya está. —la puerta donde estaba Senjuro fue cerrada, siendo recibida por una expresión de cariño hacia la castaña. —Vamos princesa, es hora de descansar.
Tomaron sus manos instintivamente para dirigirse a la siguiente habitación.
Rosslenne se encontraba cansada, los párpados estaban como si tuvieran vida propia cerrándose contra su voluntad. Apenas vio la cama no dudó ni un segundo en dejarse caer de una forma inadecuada.
Sus piernas no llegaban a estar en una posición correcta y su cara estaba contra el colchón haciendo que el rubio riera.
—No hagas eso, déjame ayudarte.
El cuerpo de la fémina fue acomodado boca arriba, terminando de arroparse con las sábanas con sumo cuidado. Sintió un beso en su frente.
—No me dejes sola. —regañó al ver como Kyojuro tras darle ese gesto se levantó.
—Estaré aquí, no tengo buen aliento porque no me he cepillado.
—Yo no lo hice.
—Ross, no descuides tus dientes. —ante el reclamo movió sus pies como una niña pequeña al no obtener su juguete deseado.
—¿Tengo que levantarme?
En realidad si hizo su ritual de higiene. Únicamente no le parecía justo quedarse dormida tan rápido. ¡Todavía había mucho por hacer!
Antes de poder hacer cualquier cosa Kyojuro estaba a menos de un centímetro de su rostro, manteniéndose a una distancia que le puso el rostro de todos los colores a la chica.
—¡Tienes buen aliento! —se separó tan pronto como se acercó, dejando a Rosslenne en una posición algo incómoda por lo abrupto de su accionar.
Los ojos cálidos se achinaron para sonreírle mientras colocaba pasta dental en su cepillo.
—¡Eso es trampa! —gritó para volver a esconderse en las sábanas, abajo de colchón si fuera necesario.
Recibió las risas de la persona que más quería.
Aunque escuchó los pasos de él alejarse, cayó en brazos de Morfeo pocos minutos después.
Al día siguiente el olor a panqueques le hizo despertarse. No tenía a nadie junto a ella, así que se acomodó para no aparecer como una desaliñada frente a los hermanos.
Sus pies descalzos no producían ningún tipo de sonido, apenas caminó cuando escuchó:
—¿Entonces se coloca primero la mantequilla? —Kyojuro hablaba con el sonido de los utensilios de la cocina.
—Creo que no importa el orden, puedes hacerlo después.
—La miel se mezcla con eso, así que...
Rosslenne sonrió para entrar al baño.
—¡Gracias por la comida! —agradecieron sentados en la mesa mientras Senjuro servía el jugo en los vasos.
—¡Se ve delicioso! —a Rosslenne se le hacía agua en la boca.
Disfrutaron de su desayuno en silencio. En contadas ocasiones era que comentaban sobre algún tema o anécdota.
—Me gustaría quedarme pero tengo que volver, Tanjirou hará una salida en la tarde. —indicó Senjuro en el momento de estar limpiando los trastes.
—Claro, te acompañamos.
La castaña estaba muy cómoda con la camisa del rubio, se la quedaría si pudiera.
Salieron al pasar un par de minutos tomando el transporte. Al dejar a Senjuro en la estación, Rosslenne recibió un mensaje de Inosuke preguntando donde estaba.
—Parece que está cerca. Quiere que nos veamos. —Rosslenne miró a Kyojuro que ofrecía su brazo para que se sostuviera.
—¡Genial!
A una parada de la zona se despidieron con un pequeño beso que dejó las mejillas de ambos como un durazno.
Rosslenne caminó hasta salir del metro hasta el punto de encuentro donde no tuvo que esforzarse por identificar a su amigo de cabello llamativo.
—¡Por aquí! —le llamó al quedar a pocos pasos de su lugar. La recibió con un abrazo fuerte.
—¿Cómo te fue?
El azabache ahora sin necesidad de cuidar al gato que adoptaron Rosslenne y Kyojuro estaba algo desanimado al encariñarse. Pero pronto podría verlo así que eso hizo que sus ánimos se elevaran.
—¿Quieres un helado? ¡Yo invito! —no pudo responder ante tal propuesta, menos cuando su mano fue sostenida y llevaba al local con gozo.
Al conseguir un par de asientos cerca de la ventana. Fue una buena elección por el clima caluroso.
—La próxima vez llamemos a Shinobu, seguro le gustaría este lugar.
Con ese pensamiento revisó su celular para escribirle. Cierto que quería que fuera con ella al negocio familiar para salir de la rutina.
—¡Espero que no pida el mismo sabor que yo! —se quejó Inosuke mientras alzaba los brazos como un niño. Rosslenne limpió sus mejillas.
—¡Estás sucio, déjame ayudarte!
Terminaron de charlar para recorrer un rato los alrededores. Tomaron un par de fotografías y se sentaron en un parque cercano para descansar.
—¿Si vienen tus padres quieres que esté presente? —la pregunta tomó desprevenida a la fémina.
—Eso creo... Puede ser después del comienzo de clases.
Observaron el cielo en silencio.
—Sabes que cuentas conmigo, les patearé el trasero si se pasan de la raya.
—¡Inosuke! —a pesar de su tono serio no pudo evitar reír. —No será necesario.
—Debo prepararme para cualquier situación.
—Claro... Pero no golpearás a nadie.
—Aburrido.
Retomaron el camino para tomar el transporte. Entre conversaciones de diferentes temas llegaron a su hogar donde decidieron quedarse en el apartamento de Rosslenne hasta el día siguiente.
Los ojos verdosos miraban a su amiga cocinando una sopa para imitar la manera en la cual picaba los vegetales. Verlo utilizando un delantal fue objeto de burla durante unos largos minutos.
—Ross. ¿Aunque estemos en diferentes universidades no nos separaremos, verdad?
Detuvo su tarea para observarlo. Acariciando su espalda al ver su gesto decaído.
—¡Claro! ¡Somos inseparables! Así estemos en el otro lado del mundo no se acabara nuestra amistad.
Terminaron de almorzar en un agradable ambiente.
Los capítulos de la historia central están casi terminando. Saben que puedo traer un especial como los anteriores, si desean votar por una continuación o alguna idea nueva como uno donde Rosslenne y Kyojuro estén viviendo juntos lo haré con sumo gusto.
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