𝟎𝟎𝟑

El silencio reinaba en la habitación, no había ni un solo ruido a excepción de los pequeños sollozos.
Se aferraba a la camisa del mayor con desesperación mientras las lágrimas fluían, le daba pequeñas palmadas en la espalda para intentar consolarlo.

──No te voy a abandonar Dessert, lamento haberte preocupado.

Después de un rato logró que el niño durmiera así que siguió atendiendo sus heridas, la próxima vez pensaría en su hijo antes de envolverse en problemas.


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