011. i can't keep waiting

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chapter eleven
❝No puedo seguir esperando❞

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ODESSA YA HABÍA PERDIDO la noción del tiempo, por lo que no sabía exactamente cuanto tiempo llevaba en cautiverio. Intentaba hacer preguntas para obtener información de cualquier tipo, sin embargo, todos parecían ignorarla, incluso algunos hombres llegaban a amenazarla para golpearla si no guardaba silencio.

No iba a entrar en desesperación, entendía que el estar en ese lugar era necesario y que debía permanecer lo suficiente para que se juntara la información necesaria para el arresto y la detención de todo ese grupo de hombres. Tenía que esperar a que la junta en donde los principales hombres de la organización fueran llevados ante ella, así tendría una idea de cuantas personas estaban involucrados en todo esto, además de que si lograba reconocerlos, ayudaría a saber que tan grande era la organización.

Se tenían las sospechas sobre algunos políticos con cargos muy importantes, de hombres que trabajaban en puestos importantes en la policía de Francia, incluso se tenían las sospechas sobre hombres fuera del continente...

Y era por eso, que Odessa sabía que debía permanecer en completa calma. Tenían que detener a aquellos que veían a las mujeres como un método para sacar dinero "fácil"

El sonido de la puerta principal se escuchó, dejando ver a Joe Scott entrar para ver a Odessa, quien aún permanecía atada a un viejo calentador oxidado.

— Vaya, vaya— decía Joe burlón— Parece que alguien quiso hacerse la heroína y no le sirvió de nada... 

Odessa sentía asco mientras lo escuchaba. Lo miraba con seriedad y con falso miedo.

No quería mostrarse débil, pero sabía que tenía que dar la imagen de una victima, por lo que el miedo en su mirada era necesario.

— Que lastima que una chica tan linda como tu vaya a ser desperdiciada... pudiste llegar a ser una de mis chicas— decía Joe mientras acariciaba la mejilla de la castaña— Una de las especiales...

Odessa retrocedió fingiendo miedo, aunque por dentro estaba intrigada por eso de ser una de las chicas especiales de Joe. En todo el tiempo que llevaban investigando aquella organización, jamás habían escuchado algo como eso, por lo que sabía que debía indagar más al respecto.

— Por favor, no me hagan nada— pedía Odessa fingiendo miedo— Yo no hice nada... sáquenme de aquí, por favor, por favor

— Tu sabes muy bien lo que hiciste— decía Joe centrándose en la mirada de Odessa— Y es una lástima que lo hicieras... toda esa belleza... será devorada por los gusanos... o tal vez por los perros, depende de lo que se decida

Odessa no tuvo que fingir miedo ante esa oración. La idea de ser devorada por perros o ser enterrada viva para que los gusanos hicieran lo suyo, sin duda la hizo temblar. Realmente necesitaba encontrar toda la información necesaria antes de que fuera demasiado tarde para ella.

— Haré lo que me pidas, solo... no me mates, por favor— seguía suplicando Odessa con desesperación

La castaña bajaba la mirada fingiendo estar atemorizada

— El problema es que tu vida ya no está solo en mis manos. Cometiste un gran error al abrir la boca con las personas equivocadas... y eso, amor mío, te va a costar muy caro— decía el sujeto acariciando la pierna de Odessa— Aunque... podría divertirme contigo un rato... junto a mis chicas... solo en lo que los demás llegan

Para sus adentros, Odessa celebró el hecho de estar por conocer a lo que Joe se refería con "sus chicas", sin embargo, esa felicidad duró poco al reaccionar a que clase de diversión se refería el hombre frente a ella. 

Estaba por revivir el infierno por el que pasó tiempo atrás...

Mientras tanto, del otro lado de los micrófonos, Emily y Luca se encontraban siendo detenidos por un par de agentes. 

En un principio Luca era quien intentaba detener a Emily, sin embargo al escuchar las palabras finales de Joe, supo que ya no podía quedarse de brazos cruzados, tenía que entrar por su mejor amiga. 

Ninguno de los dos estaba dispuesto a quedarse sentados escuchando como alguien lastimaba a Odessa, por lo que en ese momento lo que menos les interesaba era el procedimiento "adecuado", querían dar la orden para rescatar a Odessa.

— ¡Tienen a Scott en la propiedad, solo entren por él y ya!— exclamaba Luca con desesperación

— ¡Esto no se trata solo de Scott, son muchas más cosas en juego y su agente lo sabe!— respondió uno de los agentes— No solo estamos tras Scott, estamos detrás de hombres poderosos y con influencia en el país... hombres de los cuales aún no tenemos las suficientes pruebas para realizar un arresto

— ¿¡Por qué nadie nos informó de eso!?— preguntaba Emily visiblemente molesta

— Es información que debía ser contenida lo más posible, su agente en el campo lo sabe, se le informó mientras se planeaba todo y estuvo de acuerdo... pidió que nadie interviniera, ni siquiera ustedes— respondió ese mismo agente

Emily negó. Se negaba a creer que Odessa se pondría en un peligro así de grande sin antes hablarlo con ella. Ese era el trato, ese siempre había sido el trato, nunca prohibirse nada, pero siempre hablar sobre aquellos casos o situaciones que podrían llegar a ponerlas en peligro.

¿Acaso Odessa había quebrado al regla más importante en su relación? No era posible... ella no era capaz de hacerlo. No cuando ambas habían hablado tantas veces del miedo que tenían de perderse la una a la otra.

— Quiero oírlo de su voz... quiero que ella me diga que no entre a salvarla— dijo Emily tragándose las lágrimas

— Sabe que ella no puede escucharnos— dijo el agente con seriedad

— Pero nos dará una señal... se que así será. La conozco lo suficiente para saber que nos sabrá mandar una señal para que actuemos o para que permanezcamos quietos hasta que sea el momento indicado— dijo ahora Luca, quien al igual que Emily, se notaba visiblemente afectado por la situación— Ella sabe que hacer...

Nadie dijo nada. La tensión en la pequeña camioneta parecía poder cortarse con el filo de una espada. Todos se colocaron los audífonos para seguir escuchando lo que los micrófonos lograban captar. Se escuchaba el sonido de las cadenas moviéndose, señal de que estaban trasladando a Odessa a una locación diferente.

Emily mordía sus uñas con nervios mientras su corazón latía con intensidad. Su pierna no dejaba de moverse de arriba a abajo por la ansiedad que estaba experimentando.

— ¿A dónde vamos?— se escuchaba la voz de Odessa

— Iremos a divertirnos antes de que los demás decidan que hacer contigo— se escuchaba la voz de Joe

— No dejes que me maten... yo puedo hacerlo que tu me pidas... puedo resistirlo, pero déjame vivir— suplicaba Odessa haciendo que Luca y Emily se voltearan a ver para saber si habían entendido lo mismo— De verdad... yo puedo... yo puedo... puedo hacer lo que me pidas, estaré a tus órdenes, pero no dejes que me maten

Se escuchó un golpe y eso hizo que Emily lamentara nuevamente su decisión de permitir que Odessa fuera la infiltrada en esa misión.

— Cierra la boca— respondió él— Sigue caminando y sin quejas. A menos que nuestra diversión tenga un cambio de planes

Emily ya no quería seguir seguir escuchando nada de eso. Era como una tortura para ella. Su novia estaba por sufrir una de las peores cosas que cualquier mujer podría sufrir... y ella no podría hacer nada. Se sentía sucia, se sentía furiosa... era como si ella estuviera siendo cómplice al no estar haciendo algo para detenerlo.

— ¡Emily, escucha esto!— exclamó Luca extendiéndole los audífonos a la pelinegra

— No... no puedo...

— ¡Oh, tu hazme caso!— exclamó nuevamente Luca— Ven aquí, rápido

Emily tuvo que aceptar, aunque no del todo feliz por tener que seguir escuchando lo que para ella era una tortura.

— ¡He dicho que no te la llevas!— gritó un hombre—Todos están esperando a que la chica aparezca. Incluso Marrast vino porque quiere que el asunto quede resuelto. Sabes que esta clase de información no le hace bien a su campaña

— ¿Marrast? ¿Eugene Marrast?— preguntó Emily con sorpresa— ¿El candidato a ser alcalde de París?

— Por eso es que tuvieron tanta libertad y recursos durante años... tenían a un pez muy gordo de su lado— decía Luca con sorpresa— Emily... necesitamos hacer este arresto. Marrast es el favorito para ganar la alcaldía... y si lo logra, el atraparlo va a ser casi imposible

Emily no dijo nada y continuó escuchando.

— Ese hombre nunca viene a las juntas importantes, solo quiere que le estemos mandando chicas, y ahora si viene a arruinarme la diversión— se escuchaba a Joe

— Y sabes que no podemos decirle nada... no cuando gracias a él podemos operar libremente— dijo alguien como respuesta— Trae a la chica y vamos, le urge conocerla

•••

Emily sentía el pecho arder, como si cada palabra de Joe Scott traspasara la bocina directamente hacia ella. Apretaba los puños con tanta fuerza que las uñas ya se le estaban clavando en las palmas. Era una mezcla de impotencia, rabia y terror; la desgarradora sensación de que Odessa estaba sola, tan cerca y tan lejos al mismo tiempo.

Su mirada se encontró con la de Luca, quien mantenía una expresión seria, aunque sus ojos brillaban con un dolor silencioso.

—Emily, piensa en lo que podríamos lograr si logramos obtener pruebas suficientes para arrestarlo —murmuró Luca, intuyendo el conflicto en sus ojos— Si Odessa puede aguantar un poco más... todo este infierno tendrá sentido y salvaremos a muchísimas chicas

Emily sacudió la cabeza.

—¿De qué sirve, Luca? ¿De qué sirve si ella no sale viva? No... no puedo quedarme aquí sentada y esperar. No, no con esto... — tragó saliva, y su voz tembló cuando continuó—. Si perdemos a Odessa por detener a un político corrupto, no sé si podré vivir conmigo misma. Necesito hacer algo. Ahora mismo.

Luca notó cómo su compañera llevaba la mano hacia su pistola, mirándolo con una determinación que pocas veces había visto en ella.

—Emily... —la voz de Luca intentó detenerla, pero el brillo en los ojos de Emily le decía que no la haría cambiar de opinión fácilmente— Yo tampoco estoy de acuerdo con esto... pero debemos hacerlo

—No puedo quedarme aquí sentada —replicó ella, mirándolo con una mezcla de suplica y resolución—. Esa mujer allá adentro es mi vida, Luca. Si tú estuvieras en mi lugar, ¿te quedarías sentado? Yo la amo...

Luca bajó la mirada, recordando todo lo que Odessa significaba para él. Tragó en seco, debatiéndose entre el deber y el instinto de proteger a su mejor amiga.

—Entonces no lo hagas por mí —añadió Emily por el silencio— Hazlo por ella. Sabes que Odessa no merece esto. Sabes que no podemos dejar que estos tipos... no después de todo lo que ella ha pasado.

Hubo un silencio tenso, interrumpido únicamente por los sonidos lejanos y las voces de los hombres que hablaban de su prisionera. Luca asintió, su mandíbula apretada.

—Solo necesitamos una señal —susurró finalmente—. Una mínima señal de que este es el momento.

Emily asintió y ambos se colocaron nuevamente los audífonos, esperando, conteniendo la respiración. Sabían que esa decisión, ese momento de actuar, sería el que definiera el destino de Odessa... y posiblemente el de ellos mismos.

El silencio en la camioneta de vigilancia era tan denso que Emily podía escuchar cada uno de sus propios latidos. El canal de audio estaba abierto, transmitiendo los sonidos del lugar donde se encontraba Odessa. Solo el zumbido bajo de la electricidad de los equipos y el ocasional crujido de un asiento rompían la quietud mientras Emily mantenía los auriculares presionados contra sus oídos, inmóvil y concentrada.

De repente, un eco de pasos resonó a través del canal. Emily supo que algo estaba a punto de suceder. Los pasos eran decididos, firmes, cargados de una seguridad perturbadora. Alguien poderoso había entrado en escena. Entonces, una voz grave y autoritaria resonó a través del canal, y Emily sintió un escalofrío recorrerle la espalda.

La voz de Marrast resonó en los audífonos de Emily y Luca, clara y despectiva, como si la vida de Odessa no fuera más que una mera transacción para él.

—La policía se está acercando demasiado —dijo Marrast con frialdad, hablando en voz baja pero con autoridad—. Necesitamos distraerlos. Que sigan ese rastro falso y los mantenga ocupados el tiempo suficiente. No quiero errores.

Uno de sus hombres, con un tono preocupado, intervino.

—¿Y qué hacemos con la traidora? —preguntó, refiriéndose a la castaña que miraba todo con detalle— Si la dejamos viva, podría derrumbar toda la operación. Ya sabe demasiado

Marrast suspiró, como si la respuesta fuera obvia.

—Es un riesgo que no podemos permitirnos. Vamos a llevarla con nosotros hasta que arreglemos esta situación. Después... ya saben qué hacer. No quiero que quede ningún cabo suelto.

Emily sintió una descarga eléctrica en todo el cuerpo. Cada palabra de Marrast era un golpe al estómago, un recordatorio de lo real que era el peligro. En ese instante, algo en ella se rompió, la última pizca de paciencia que le quedaba. Se quitó el auricular y miró a Luca, su rostro marcado por una determinación feroz.

—Voy a entrar —declaró en voz baja, su tono inquebrantable.

Luca alzó la mano, sorprendido.

—Emily, espera. Necesitamos un plan, si actuamos sin...

—No hay tiempo para un plan, Luca. Ellos se la van a llevar, y si eso pasa... —Emily tragó saliva, su mirada decidida—. Tenemos las grabaciones. Tenemos suficiente para hundir a Marrast. Ya no se trata de una operación. Se trata de Odessa. No voy a quedarme de brazos cruzados mientras él le da la orden de... de acabar con ella... no puedo seguir esperando

Antes de que Luca pudiera detenerla, uno de los policías de la unidad especial se acercó y bloqueó el camino de Emily hacia la puerta de la camioneta.

—Agente Mills, no podemos entrar aún —dijo el policía, su voz firme—. La orden es esperar refuerzos y no comprometer la operación.

Emily lo miró con los ojos encendidos de furia y desafío.

—¿Esperar? ¿Esperar a qué, exactamente? ¿A que Marrast se salga con la suya?— espetó, su voz cargada de rabia— Acabamos de escuchar todo, ¿o acaso no lo notaste? Este tipo acaba de decir que se va a llevar a Odessa. No podemos perder más tiempo.

El policía intentó retenerla, colocando una mano en su brazo para detenerla.

—Prentiss, la orden es clara. Necesitamos asegurar cada detalle antes de dar un paso en falso. Esto viene desde arriba.

Emily se zafó de su agarre, fulminándolo con la mirada.

—Si quieres seguir órdenes y quedarte a escuchar cómo él se la lleva, adelante —replicó, su voz temblando de rabia contenida— Pero no esperes que yo me quede quieta. Tenemos las grabaciones. Es suficiente para atraparlo. Y cada segundo que perdemos, Odessa está en más peligro.

El policía, visiblemente indeciso, lanzó una mirada rápida a Luca, como buscando apoyo, pero Luca simplemente bajó la mirada, reconociendo la verdad en las palabras de Emily. Finalmente, el hombre asintió, resignado.

—Hágalo rápido, agente Prentiss —murmuró, retirándose a un lado— Pero, por lo que más quiera, tenga cuidado.

Emily no necesitó más. Con un último vistazo de agradecimiento hacia Luca, quien le dio una pequeña inclinación de cabeza, salió de la camioneta y se dirigió hacia el edificio, moviéndose con sigilo y rapidez.

Cada paso la acercaba al lugar donde Marrast estaba, y con cada segundo, su corazón latía más fuerte, impulsado por el deseo de rescatar a Odessa y ponerle fin a la amenaza de una vez por todas.

Apenas llegó a la puerta lateral, escuchó la voz de Marrast dentro. La rabia la impulsaba, pero sabía que debía mantener la calma, ser estratégica. Tomó un respiro, preparándose para la confrontación.

Esta vez, no había vuelta atrás.

— Voy por ti, cariño— decía Emily mientras cargaba su arma

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