𝙘𝙝𝙖𝙥𝙩𝙚𝙧 𝙛𝙤𝙪𝙧, the longing for a mother's love
───CHAPTER FOUR
el anhelo por el amor de una madre
VISERYA PODIA SENTIR LA tensión en el aire y no sabía el motivo.
Otto y Alicent estaban en una esquina al lado del asiento del rey, mientras que Helaena, Aegon, Aemond y ella misma estaban al frente.
La mirada de su madre no se despegaba de ella, actuando furiosa por sus pocas palabras con sus hermanos o con ella, enfocándose solamente en conversar con el rey sobre los dioses o sobre temas de su propia familia.
Historia de la antigua valyria, y dragones.
Viserya sabía que a su madre le desagradaban los dragones, busco retenerla de exigir uno hace años, lo cual resultó con una amenaza de mi dragón, firestorm, al abrir su hocico y dejar relucir un poco del fuego.
Ambos se habían reclamado mutuamente, y Alicent nunca estuvo tan furiosa.
───Viserya, cuentame como es la septa Marlene, ¿te ha tratado como la princesa de esta dinastía que eres?───Preguntó con tono cariñoso, haciendo que sus otros hijos apretaran sus mandíbulas excepto Helaena que sonrío.
Helaena y Viserya se salvaban, Viserys las quería. Pero adoraba más a Viserya.
Tanto que le daría todo lo que quisiera si ella lo pedía, el único problema vino con Alicent que siempre encontró forma de hacerla sentir culpable y mal por los problemas que cargaba consigo desde niña.
Quizás por eso no hablo, por miedo.
O por que quería a su madre aun cuando ella no lo hacía.
Alicent pronto la miró y Otto bebió vino disimulando su mirada, Viserya se sintió ahogada, esta familia... No se sentía en un buen lugar.
Siempre estuvo sola.
Pero no quería quedarse totalmente sola.
───Si, padre. La septa Marlene ha sido una excelente instructora───Mintio crudamente, arrebatandole felicidad que apenas pudo reunir.
───Bueno saberlo───Sonrió comiendo un poco de su carne y bebiendo vino antes de levantarse───Quiero brindar por mi pequeña Viserya, mi tormenta que llena mi corazón de orgullo, por fin volvio despues de tanto tiempo, aunque sea por poco tiempo───Sonrió triste───Y también quiero brindar por Helaena y Aegon, ambos pronto van a casarse y traeran fortaleza a esta dinastía.
Viserya miro a Helaena y ella hizo lo mismo, otorgandose un poco de consuelo mientras Aegon se ahogaba en vino.
───Y no puedo dejar de lado a Aemond, que cada vez es más diestro con su espada.
Viserya alzó su copa con jugo simple de mora, tenía prohibido beber vino.
Era un líquido que incitaba a la lujuria y al deshonor. La mayor prohibición para una novicia o en particular para cualquiera que quiera ser parte de la fe.
Dejando eso de lado, Viserya miró a sus hermanos fijamente notando la clara incomodidad y la furia guardada tras sus ojos.
Bebió del jugo con calma y siguió comiendo, en medio de un silencio sepulcral del que solo había el rechinido de los cubiertos con los platos y las risitas de Aegon al ya estar debajo de los efectos del alcohol.
Pero Viserya se dio cuenta de una sola cosa.
Aegon estaba al borde de estar ebrio, Helaena no comía nada y mucho menos miraba a aguien ,solo miraba un punto muerto actuando como si estuviera loca quizás, Aemond no paraba de usar un cuchillo para rasgar la madera molestando en el proceso.
Los tres actuaban terrible y raro, pero Alicent la miraba a ella con odio.
A ella que no estaba haciendo más que comer como debía, beber como debía y no hablar tanto.
Alicent miraba con tanto odio y repulsión a su persona, a su hija que creció y vivió dentro de ella. Que Viserya sencillamente no estaba soportandolo.
Su madre quizás no la amaba como ella la amaba, su madre la odiaba.
Tenía que aceptarlo.
Pero era tan jodidamente difícil...
───Hermana───Llamo Helaena levantándose de la silla y avanzando hasta ella───Bailemos, ¡no lo hacemos desde hace mucho y lo extraño!
───Helaena...───Llamo nerviosa, sintiendo la penetrante y furiosa mirada de su madre.
───Majestad, ¿podemos mi hermana y yo bailar?───Le pregunto viendo a su padre sonreír y asentir.
───Disfruten, mis dulces princesas.
Con eso Viserya se levantó y siguió a Helaena, sintiendo su cuerpo tenso y dolorido por la gran cantidad de emociones y sentimientos que experimentaba en ese momento tan corto.
Intentó seguir la danza tan acorde como pudo, alzando sus brazos y siguiendo a Helaena con más libertad.
Era divertido, pero no lo era realmente para arrebatarle una sonrisa.
Viserya sólo quería ir con su dragón y volar toda la noche si es posible.
Ella no quería seguir allí.
Ahora la idea de ser una septa era mucho mejor para su mente llena de dolor por el rechazo.
───Stormfire───Llamo alegre, quitándose la capucha y corriendo hasta su dragón.
Su adorado Stormfire, un dragon de tonos negros y escamas naranjas como el fuego, con una aparante expresion de hastio hacia el mundo y ojos rojos como la sangre.
Su gran dragón nunca fue una dulzura llena de cariño para dar, pronto estuvo frente a ella rodeándola con su cuerpo bajó la alerta de los entrenadores.
───Mi adorado dragón───Susurró tocando su hocico, sintiendo las escamas y su temperatura elevada───No sabes el gusto que me es verte.
Viserya miró detrás suyo notando el ala de Stormfire cubrir toda su vista.
───Un vuelo nocturno───Susurro besando una de sus escamas antes de correr y subirse.
Stormfire chillo, ayudándole y esperando a que diera la firme orden antes de emprender vuelo.
───Princesa───Llamó uno de los domadores haciendo que ella lo mire───Regrese tan pronto como se le sea posible, su madre ha sido clara───Masculló con una pizca de repulsión.
Nadie quería realmente a Alicent, al menos no los que tenían hilos con los dragones y los Targaryen.
Tal parecía que su padre era la única excepción, amaba a su madre demasiado.
───Lo intentare, de todas formas el regaño lo llevare yo───Le sonrío con malicia antes de tomar las correas de seguridad y ponerlas en sus piernas, enlazando una en su brazo y enganchandola rapido.
Una vez tomó el cuero que envolvía las escamas de Stormfire el dragón alzó vuelo lo suficientemente rápido como para alertar el resto de dragones.
Estaba ilusionado por volver a volar después de dos años cuando logró escapar para ir al gran septo en busca de su jinete.
───Lykirī (calma)───Se sujetó firme entrecerrando sus ojos por la fuerte ventisca fría de la noche, viendo las antorchas encendidas en todo king's landing.
Era reconfortante tras un día lleno de tensión, aferrándose al asiento mientras stormfire disfrutaba de volar alrededor de los muros de la capital y aventurandose pronto un poco más allá.
Viserya sabía que no debía y tampoco quería lidiar con regaños.
───Dohaerās (sirve)───Ordenó flexionando sus brazos y haciendo hacia atrás su cuerpo con las sogas en sus manos, obligando a Stormfire a dar media vuelta y volar cada vez más arriba encima de la capital.
Si fuera por Viserya, habría huido de la capital e ido a los confines del mundo. Donde nadie de su familia pudiera encontrarla, pero era sensata en lo que cabía.
Era una niña, muy pocos sabían quién era, su madre se encargó de enterrar su nombre como una simple futura septa, y aparte de todo, no tenía ni una sola moneda. Moriría rápido y no era lo que deseaba.
Viserya no tardó en hacer que Stormfire se apresurara al ver a Vhagar levantar su cabeza por el ligero escándalo, volviendo a acostarse una vez estuvieron alejados encima de la fortaleza roja.
Para cuando regresó a la fortaleza roja lo hizo escoltada de sir James, escuchando las quejas y la furia de Alicent por su vuelo nocturno con 'esa bestia alada', sabiendo perfectamente que tendría una reprimenda fuerte de parte de ella apenas tocara el piso de los pasillos reales.
Y así fue.
Sir Criston intercepto sus caminos tomando el brazo de sir James y llevándoselo consigo, siendo Talya quien se acerco a ella con calma.
───Su madre la reina la espera───Fue lo único que dijo dándose la vuelta, Viserya sintió sus piernas temblar por unos segundos, apretando su traje de montar con sus manos antes de ingresar a la habitación de su madre.
Estaba más que lleno de objetos referente a la religión de su línea materna, detallando todo hasta que vio a su madre terminar de beber una copa de agua y acercarse a ella con calma.
───¿Que te dije sobre esa bestia?
───Se llama stormfire, y es mi dragón, mi derecho por nacimiento───Aclaró rápidamente, cruzando sus manos detrás de su espalda haciendo que su madre enfurezca.
───¡Serás una septa!
───No retira que en mis venas corre la sangre del dragón───Se defiende tragando duramente el nudo en su garganta cuando su madre se paró muy cerca suyo con furia.
───Los Targaryen siguen siendo personas tan... Tan...───No encontró una palabra educada abriendo sus manos con discordia.
───¿Tan que, madre?───Pregunto viendo a su madre tragar saliva───Dilo, tus cinco hijos llevan la sangre Targaryen, dos de ellos van a casarse y tendrán hijos... ¿Somos tan desagradables por las costumbres?, ¿horribles por tener dragones como nuestros compañeros?, o... ¿Arrogantes por no permitir que nos pisoteen?───Pregunto sin miedos, furiosa.
Pero esa furia no la llevó a nada más que enloquecer a su madre.
Su mano golpeó con fuerza su mejilla, volteando su rostro y haciéndola tambalear por la gran fuerza, sintió su mejilla arder y deseo con todas sus fuerzas que no hubiera roto su labio.
───¡Soy tu madre!───Gritó tomando su mandíbula, Viserya se quejó en sus adentros, tomando la mano de su madre con fuerza───¡Me debes respeto!
La presión de sus dedos tenían entumecida su rostro, haciendo que trague saliva difícilmente mientras sostenía su mirada con coraje.
───No has cambiado nada───Susurro con repudio───Sigues siendo la misma niña insolente, mal educada y altanera───Soltó su quijada con un empujón que Viserya apenas pudo predecir, tropezando mientras tomaba la zona afectada para masajearla y soltarse───Acelerare todo, te convertirás en una septa cuando regreses.
───Espero que no quede marca...───Murmuró Viserya con una sonrisa altanera, su madre veía bien quien era, pero también veía lo peor de ella solamente.
Dolia.
───... Por que si queda una marca dudo que mi padre sea benevolente, dulce sueño, madre───Se retiró sin más, sin darle una reverencia dejando a su madre furiosa.
Viserya estaba temblando de la furia, con zancadas siguió hasta una esquina donde Sir Criston hablaba muy amenazante hacia su guardia que estaba a nada de tomar su espada e iniciar un duelo.
───Crispin───Llamo furiosa, el dorniense la miro molesto por el apodo───No tiene derecho de intimidar a mi guardia juramentado, puede largarse como el perro faldero que es───Dijo toscamente, parándose a un lado de su guardia───Después de todo, es lo único que puede hacer bien en su miserable vida.
───Ese no es el lenguaje de una novicia───Puntualizó alejándose un poco, Viserya se rió irónica.
───Es el de una princesa, no una estupida novicia, puede retirarse───Hizo un ademán con su mano echándolo de su vista, una vez el hombre se retiró ella miró a James───¿Que tanto te dijo?
───Quería saber con quienes estaba usted y cuáles eran sus planes ahora que está aquí.
───No me sorprende───Murmuró con una mueca───Criston y mi madre siempre me repudiaron.
───Mi princesa, usted conseguirá a alguien que la ame como si usted fuera su hija, solo debe tener paciencia───La alentó con una sonrisa amigable, Viserya se obligó a sonreír.
───Vamos, sir James, usted irá a descansar y yo haré lo mismo───Se dio media vuelta y avanzó con paso decidido y fuerte, ignorando rotundamente a Aegon que pasaba por el mismo pasillo completamente borracho.
Viserya no entendía la fijación que cargaba su padre con hacerlos convivir.
Realmente pensó que su viejo padre había tenido en claro lo poco bien que se llevaban los miembros de su familia, después de todo, convive día a día con todos y por ahora con ella.
Quizás era un deseo suyo al creer que podría morir en cualquier momento.
Antes de partir a Dragonstone, su padre había organizado un desayuno demasiado decente, hablando con todos pero mucho más con ella.
Su madre misma también intentó hablar con ella, tratándola con amor y cariño que hizo al corazón de Viserya voltearse y un sentimiento de culpa almacenarse fríamente.
Poco después el desayuno culminó y Viserya se dispuso a volver a su habitación, arreglándose con ropa apta para montar en dragón y digna de una princesa como ella.
───Viserya───Llamo Alicent apenas se abrió la puerta, la joven solo pudo tensarse y girar para mirarla.
───Madre───Saludo cortamente volviendo a acomodar su cabello.
Sin decir nada Alicent se acercó y tomó el cepillo para desenredar su largo cabello bajo el notable temblor de ella.
───Había olvidado que tu cabello es algo difícil de manejar───Inicio Alicent acariciando lo sedoso de su ondulado cabello, Viserya tragó saliva.
───Es fácil cuando aprendes a lidiar con el───Susurro escuchando a Alicent tararear.
───¿Lo llevarás bien recogido?
───No tengo una idea de que hacerme en mi cabello───Susurro tensa, jugando con sus dedos, sintiendo arder los alrededores de las uñas.
Alicent lo noto, mas no dijo nada.
───¿Te hago uno parecido al mío?───Preguntó y VIserya no dudó en mirar por el espejo el recogido de su madre junto a adornos.
Eran peinados elaborados, los que habitualmente hacían las adorantes de los siete.
───Una trenza───Fue lo único que dijo y viéndolo lo más fácil, Alicent asintió e inició con su labor.
Viserya se sentía tensa, pero también culpable.
Sus ojos violetas detallaron la concentración de su madre, tomando mechones y cuidando de no jalarlos tanto, poniendo pocos adornos que Viserya usaba habitualmente cada tanto, asegurándose de hacer un buen trabajo.
Quizás su malhumor y los malos recuerdos le nublaban la vista como para ver el cariño de su madre.
Su madre parecía amarla, y con su actitud arrogante y altanera la frustraban. Era culpable.
Sus hombros se relajaron y bajó su cabeza un poco, llamando la atención de Alicent que no tardó en inclinarse un poco.
───¿Tome muy fuerte tu cabello?
───No...───Dejo al aire soltando un muy pesado suspiro───Perdón por mi actitud, es solo que... Siento que nunca me has querido───Susurro viendo los ojos castaños de su madre parpadear y su mano acariciar su cabello.
───Yo te amo, eres mi hija───Susurro, tomando sus manos───Todo lo que hago es por tu bien, por el de esta familia.
───¿Hacer que me fuera un año y medio a Oldtown, estar en el gran septo para convertirme en septa?───Pregunto viendo la mueca de su madre───Todo inició por mi problema───Chisto encogiéndose de hombros.
───Eres mi segunda hija, tu y yo sabemos el sufrimiento del mundo y mi mejor forma de alejarte del sufrimiento fue que estuvieras en el gran septo, Viserya.
───¿Entonces si me quieres?───Preguntó fijando sus ojos del mismo color y distinto tono en ella, Alicent pareció dudarlo.
───Te adoro, eres una parte de mi...───Le dejo entender viendo la sonrisa en su joven hija───Por eso mismo, tengo que advertirte sobre Rhaenyra, ella es... Mala.
───Eso no es lo que dicen muchos───Susurro viendo la mala mirada en su madre.
───Es solo un rostro que muestra, pero es malvada, no te dejes engañar por ella, Viserya... Necesitare que me digas todo lo que ella haga, con quien está, sus conversaciones con su esposo, todo. Ella siempre busca como joder nuestras vidas y quiero prevenirlo.
───Madre...
───Por favor, Viserya, eres mi hija, hazme sentir orgullosa───Susurro viendo a su hija tomar aire antes de asentir, Alicent beso su frente───Gracias, Viserya.
───Si hago todo eso... ¿No seré una septa?───Pregunto esperanzada, Alicent nego.
───Lo serás, eso no va a cambiar nunca───Declaró duramente───Por tu bien.
Viserya sólo asintió.
Porque aunque era muy inteligente, el anhelo de tener el amor de su madre y tener su protección siempre será más fuerte.
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