VII. Annual Humanitarian Award


CAPÍTULO SIETE
PREMIO HUMANITARIO DEL AÑO



—Bienvenido—saluda Tommy al abrir la puerta del apartamento que él y Laurel compartían—

—Felicidades amigo—sonríe Oliver entregándole una bolsa—

—Gracias—sonríe Tommy antes de abrazarle—

—Hola—saluda la acompañante de Oliver—

—Esto parece un Châteauneuf-du-Pape—comenta Tommy mirado la bolsa que su amigo le ha entrando—

—Y también sabra igual—le asegura Oliver—

—Eres un gran amigo, gracias—sonríe mientras camina hacia el comedor y Oliver cierra la puerta del apartamento—

—Tommy, recordaras a McKenna Hall—señala Oliver a su acompañante—

—De los viejos tiempos.

—Prehistóricos—bromea ella al entrar en el comedor y encontrase con Laurel y Tessa allí—

—Ollie—sonríe Laurel abrazando a su amigo—

—Hola—saluda él correspondiendo su abrazo para luego abrazar a Tessa—

—¿Como estas?—sonríe Tessa apretando su última cicatriz situada en su hombro—

—Bien, gracias—le asegura Oliver dedicándole una mirada de advertencia haciendo que Tessa sonría aún más con diversión—Ah, Laurel, Tessa esta es...

—McKenna Hall—completa la abogada con rapidez—Nos conocemos de los juzgados.

—¿Como estas letrada?—pregunta ella—

—Muy bien inspectora—sonríe Laurel—

—Voy a abrir el vino—anuncia Tommy entrando a la cocina—

—Tessa Merlyn—se presenta ella mirando a McKenna—Un placer.

—Igualmente—sonríe la policía—Por cierto, que bonito piso. Y cuánto espacio.

Oliver sonríe y se aleja de ellas para acompañar a Tommy y dejar a las chicas hablar a solas. McKenna observa el lugar y coge una foto de uno de los muebles para admirarla.

—Aww, es adorable—comenta—¿Que edad tenias aquí?

—Esa es mi hermana Sara, en realidad—le explica Laurel colocándose a su lado—

—Vaya, lo siento—se disculpa con rapidez—

—No, no te disculpes, tranquila—le pide ella mirando la foto—No se porque mi padre le regalo ese canario. Cantaba día y noche, nos volvía locos.

—Brindemos—habla Tommy entregándoles copas a vino a todos—Por el primer cumpleaños que disfruto desde hace mucho tiempo. Mi mejor amigo ha vuelto y... por fin e averiguado porque llevan varios milenios escribiendo poesía.

Posa su mirada en Laurel y sonríe. Ella le devuelve el gesto y le da un pequeño beso en los labios mientras Tessa rueda los ojos.

—Salud—interrumpe empezando el brindis—

—Salud—repiten todos en el mismo momento que llaman a la puerta—

—Será la comida—dice Laurel dandole su copa a Tommy para ir a abrir—

—Menos mal que no ha cocinado ella—comenta Oliver en un susurro—

—Y que lo digas—sonríe Tommy antes de beber de su copa—

Mientras tanto Laurel abre la puerta sorprendiéndose al ver a Malcolm Merlyn, el padre de Tessa y Tommy, al otro lado de está, en vez de al repartidor de comida.

—Señor Merlyn—saluda ella—

—Laurel. ¿Puedo pasar?—pide él—

Ella se encoge de hombros y se hace a un lado para dejarle entrar y juntos se acercan a los demás.

—Oliver—saluda al verle—

—Señor Merlyn—responde él con educación—

Tommy posa su mirada en su hermana con confusión.

—Yo no le dije nada—le asegura en un susurro ella—

—He intentado llamarte—habla entonces Malcolm mirando a su hijo mayor—

—¿Que haces aquí?—cuestiona Tommy—

—Feliz cumpleaños, Tommy—le responde sacando una pequeña caja de su abrigo—

—¿Nos disculpáis?—pide él mirando a sus invitados y a su novia—

—Por supuesto—responde Laurel—

Tommy le entrega su copa y junto a Tessa y su padre salen del apartamento para poder hablar en el pasillo.

—Íbamos a cenar así que...

—No puedo quedarme—le interrumpe Malcolm—

—Pues me alegro—le asegura Tommy—Porque no estás invitado.

—Va a darme un homenaje el grupo municipal de Starling City. Me conceden el premio humanitario del año—les informa a sus dos hijos—

—Vaya, ¿Es que ya no quedan más humanos a los que dárselo?—cuestiona Tessa cruzándose de brazos—

Que su padre y ella no estuviesen enfadados no quitaba que ella protegiera a su hermano Tommy, y mucho menos que ignorara todas las faltas de Malcolm en su vida.

—Me gustaría que fuerais, si podéis—les dice ignorando el comentario de su hija—

—Estoy seguro de que ese día estaré ocupado—le dice Tommy dispuesto a entrar en su apartamento, pero Malcolm le sujeta del brazo—

—Tal vez no lo creas pero mi único deseo es que seáis felices—le asegura mirándole a los ojos—Y volveré a abrirte el grifo si eso alivia la tensión.

—Guarda tu dinero—le pide Tommy—No lo necesito.

—Aún así, querría que vinierais a la gala—le insiste entregándole las entradas a Tessa—Significaría mucho para mi.

Se separa de Tommy y se dispone a irse.

—¿Sabes, papá?—habla Tessa haciendo que frene sus pasos y se de la vuelta para mirarla—A veces las personas que más deseas que estén, no están. Me lo enseñaste tú. Muchísimas veces.

Le devuelve las entradas y se acerca a su hermano para volver a entrar en el apartamento.


—¿Vas a decirme lo que te pasa?—cuestiona Aaron mientras disfruta de su helado de chocolate—

—No se de que me hablas—le dice Tessa cogiendo el helado que la vendedora le entrega—Gracias.

Aaron le da el dinero a la vendedora y ambos se alejan del puesto de helados con sus cucuruchos.

—Me refiero a tu cara de amargada—le responde él como si fuese lo más obvio del mundo—

—¡Vaya!—exclama Tessa—Eso me ofende, Aaron.

—Ya bueno, no lo siento—le asegura él—¿Por qué no quieres contármelo?

—Porque es lo mismo de siempre—suspira ella antes de tomar otra cucharada de su helado de fresa—Mi padre.

—¿Que ha hecho esta vez?—cuestiona él—

—Invitarnos a Tommy y a mi a una estupida celebración de premios porque le dan uno a él—le explica ella—Y resulta que quiere que estemos allí, pero él solo piensa en si mismo. ¿Quien estuvo conmigo en mis concursos y recitales de baile y gimnasia rítmica? Tommy. ¿Y quien estuvo en los torneos de ajedrez y partidos de Tommy? Yo. Nadie más. Él nunca estuvo ahí.

—Sabes que te entiendo, pero... ¿No creo que desde la muerte de su mujer las cosas han ido mal para él?

—Él no fue el único que pedido a alguien, Aaron—le recuerda ella—Tommy perdió a su madre e indirectamente a su padre.

—Solo digo que... Oye, mi padre murió hace siete años y... se que a pesar de sus errores él me quería—le explica el dejando de caminar para mirarla—Ahora hasta desearía que me mirara con desaprobación por la carrera que he elegido. Desearía que me dijera "Aaron deberías hacer algo importante. Hacerte policía. Me sentiría orgulloso"

—Deberías hacerte policía—admite Tessa—Se te daría bien.

—Vale, ahora me estás convenciendo—admite él—¿En serio crees eso? Porque no he querido nunca pensar en eso. Porque era el sueño de mi padre, y ya sabes eso de las pelis "Toma tú propio camino y no el que te dictaminen" y por eso es que... ¡Has cambiado de tema! ¡No me cambies de tema!

—Creí que no ibas a darte cuenta—se queja ella cerrando la ojos con frustración y recibiendo una mala mirada por su parte—Vale. ¿Sabes? Después de que Rebecca Merlyn muriera, mi padre se fue de casa unos dos años. Los años siguientes viajó de un lado a otro. Hasta que un día volvió a casa conmigo. Tommy asegura que él era cariñoso y bueno, pero yo siempre le he conocido como alguien frio. Desde fuera parecía que Tommy y yo teníamos un padre que nos pagaba las cosas y nos sacaba de líos. Pero... fue el padre de Oliver y Thea quien llevó a Tommy a su primer partido de fútbol, fue quien me regaló mis primeras zapatillas de baile, quien estaba en mis recitales junto a su familia.

—Entiendo eso, pero estoy seguro que Robert Queen tampoco era perfecto—le dice él—También cometería errores. Como mi padre. Como el tuyo. Pero un padre es un padre, Tessa.

—Ya—suspira ella bajando su mirada a su helado—

En ese momento una mujer choca contra ella y se aleja sin pedir perdón.

—Debería mirar por donde va—le grita Aaron pero la mujer le ignora—¿Que demonios? Eso ha sido muy borde.

Tessa suspira frustrada por su mala educación y entonces sus ojos captan algo brillante en el suelo. Se agacha con cuido y lo coge encontrándose con un colgante.

—Es precioso—comenta Aaron mirándolo—¿Se le habra caído?

Tessa mira el colgante con atención antes de volver su mirada hacia el lugar por donde la mujer se había marchado. Ese colgante tenia la misma forma que la cerradura de su cofre.

—Tessa—la llama su amigo con preocupación—¿Estas bien?

—Ehhh—murmura volviendo a la realidad—Si. Estoy bien.

Sujeta el colgante con fuerza y lo guarda en uno de los bolsillos de su chaqueta.

—¿Vas a quedártelo?

—¿Por que no?—cuestiona ella—Esa mujer se ha largado, y ni siquiera a pedido disculpas. Por no mencionar que puede ser de cualquier otra persona que haya pasado por esta calle.

—Touché.


Nada más llegar a casa después de pasar la tarde con su mejor amigo, Tessa corrió a su habitación y sacó el pequeño cofre de debajo de su cama para comprobar una teoría.

Observó a cerradura y con cuidado saco el colgante que había encontrado en la calle de su chaqueta.

—Bien, haya vamos—suspira antes de intentar encajarlo en la cerradura—Tiene que ser un broma.

El colgante encajaba a la perfección con la cerradura y de un solo giro el cofre se abrió, por fin después de dos meses en los que Tessa había estado desesperada por descubrir lo que había en su interior.

En ese instante y antes de destaparlo, Tessa se paró a pensar en la mujer que había chocado con ella.

No le había podido ver la cara pero si recordaba que su cabello era negro como el carbón. Y sus ojos, los cuales la miraron un solo instante, eran verdes esmeralda. Y brillaban de forma especial. Tessa juraría que nunca había visto unos ojos brillar tanto y de forma tan genuina.

Podría tratarse de su madre biológica. Al fin y al cabo sus ojos eran de un azul extraño con destellos verdes. Aunque eso no le aclaraba nada puesto que los ojos de su padre eran azules y los de su hermano eran casi iguales a los de ella.

Si se basará en eso, Tessa podría ser hermana hasta de su amiga Thea.

Entonces el miedo la invadió y se sintió abrumada. En verdad no sabía si quería ver lo que había en el interior de ese cofre.

Ahora tenía la llave, podría abrirlo en cualquier momento. Pero ese no era el adecuado. Pues su vida podría dar un vuelco tan grande que lo más probable es que ella no fuera capaz de sobrellevarlo.

Al menos ahora tenía la opción de elegir. Y por el momento tenía suficiente con la familia que tenía. No necesitan respuestas de alguien a quien no había conocido nunca. Al menos no de momento.

Con esa decisión tomada, Tessa volvió a girar la llave en la cerradura antes de sacarla de ella. Guardo el cofre y decidió colocarse el collar en su cuello para después ponerse a buscar un bonito vestido con el que acudir a la entrega de premios a la que su padre la había invitado.

Y es que Tessa no dejaría que su hermano, quien le había mandado un mensaje diciendo que había decidido acudir, fuera solo.


—Que guapo estás—sonríe Laurel al ver a Tommy colocarse una pajarita—

—Intento evitarlo pero no se como—le responde él haciéndola reír—

—¿Que se celebra?—le pregunta con interés—

—He decidido ir a eso de mi padre—le responde él mientras se coloca la americana de su traje—

—¿En serio?—murmura acercándose a él algo preocupada—¿Estas seguro?

—Casi—admite—

—¿No quieres que te acompañe?—cuestiona ella—

—No, no. Se que tienes trabajo y además, ya tengo acompañante—le responde él con una sonrisa—

—¿A si?

—Si, es una chica muy guapa—asegura Tommy con diversión—Más joven que tú y... es mi hermana.

—¿Tessa también irá?—cuestiona Laurel con sorpresa—

—No quería dejarme ir solo—suspira Tommy—Estaremos bien.

Laurel asiente y se acerca a él para darle un beso. En ese mismo momento el timbre les hace separarse.

—Esa debe de ser mi cita—sonríe Tommy separándose de su novia para abrir la puerta encontrándose así con su hermana pequeña—¡Vaya! Estas...

—Preciosa—completa Laurel por él—

—Gracias—sonríe ella con timidez—El vestido era de...

—Sara—recuerda Laurel—Lo recuerdo. Te lo deje para la fiesta del instituto del año pasado.

—Si—sonríe Tessa—Fiesta a la que al final no fui así que...

—Me alegra que te lo hayas puesto—le asegura Laurel acercándose a ella para abrazarla—Pasáoslo bien.

—Gracias—sonríe Tommy dandole un rápido beso antes de salir del apartamento—

—Tú también estás guapo, por cierto—le dice Tessa mientras caminan por el pasillo hacia el ascensor—

—Será cosa de familia entonces—sonríe él—Veo que llevas mi collar, pero ¿Y este?

Se acerca a ella y sujeta el colgante con forma de w.

—Ah, regalo de Aaron—le miente ella con rapidez—

—Es bonito—admite Tommy con una sonrisa—

—Si, lo es—suspira ella recordado el cofre de su habitación y a la mujer de la calle—

Y una extraña sensación le recorrió el cuerpo. Por alguna razón Tessa sentía que ese día las cosas iban a cambiar de forma radical, y no creí estar preparada para ello.

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