- ͙۪۪̥˚┊❛ 𝐁𝐞𝐚𝐜𝐨𝐧 𝐇𝐢𝐥𝐥𝐬 ❜┊˚͙۪۪̥◌
Apenas llegamos a casa empecé a empacar, no sabía muy bien cómo era Beacon Hills, pero pensé que debía empacar solo lo necesario.
Papá me había recalcado varias veces que solo iríamos por un día, máximo dos, y que volveríamos pronto.
Papá había llamado a su amiga Lydia y a su amiga Malia para que nos ayudaran a hacer el ritual para Allison. Sonaba extraño, pero ellas no hicieron preguntas.
Papá tocó en mi puerta y después la abrió.
—¿Lista para irnos?
—¿Puedo llevar la katana?
—¿Puedo convencerte de que no lo hagas?
—No.
—Entonces está bien.
Sonreí y cerré mi maleta. Guarde mis últimas cosas, maquillaje, una libreta para dibujar, colores, y mi cargador.
El me ayudó a cargar mi maleta y subimos las cosas al auto antes de que el empezara a manejar.
—¿Hay algo más de Beacon Hills que debería saber?–Pregunte mirándolo. El no desvió la mirada del camino.
—Salía con Malia.–Hice gesto de sorpresa.–Ajá.
—¿Entonces le pediste a tu ex que te ayudara a liberar el alma muerta de tu otra ex?–El asintió.–Esto es tan irreal.
—Ni yo me lo creo a veces. Además, mi mejor amigo, Stiles, el también salió con ella.
—¿Con Allison?
—No, con Malia. Pero el salió también con Lydia.
—¿La que besaste?
—Solo fue... no creo que cuente.
—Claro que cuenta. ¡Papá te metiste con todas las chicas del pueblo!–El se sonrojó un poco.
—No con todas.
—Eras todo un rompecorazones en esa época... ahora ni una sola chica–Reí.
—Estoy a tiempo de regresar a casa y dejarte ahí.
—¡No!–Me queje.
—Entonces pórtate bien.
Bufé y me recosté contra el asiento de mala gana, todo para poder ir en una aventura mística, mágica y peligrosa.
Valía la pena al cien por ciento.
[...]
—Papá.
—¿Si?
Estábamos a punto de llegar, pero ya no podría más.
—Tengo que ir al baño.–El suspiro cansado.
—Ni cuando eras niña me dabas tantos problemas.
—Lo sé, pero no hay devoluciones.–Sonreí y el rio. A pesar de sacarlo de sus casillas, el sabía que me quería, y sabía que yo lo quería también.
Se estacionó en una gasolinera y me dejó salir.
Yo casi corrí al baño al ya no poder aguantarme.
Salí unos minutos después y me fui hacia la tienda para comprar comida, cualquier cosa menos refrescos, porque sabía que me darían más ganas de ir al baño y sabía que papá me regañaría si tuviera que detenerse de nuevo.
Me pase por todos los estantes, viendo los precios y los artículos en cada uno. Habían cosas más baratas que otras, pero más barato no significa mejor, en especial cuando se trata de comida.
Compre un par de chocolates KitKat y papas fritas, tomé todo como pude y salí de ahí después de pagar. Subí al auto y el me miró con duda.
—Es parte para ti.–Aclare. Aunque era obvio que no me comería todo.
—Está bien, es tu dinero.–El arranco el auto y volvió a ponerlo en marcha. Escuché una canción en la radio y la empecé a cantar a todo pulmón, el, aunque decía que le molestaba, cantaba conmigo.
Empecé a usar mis piernas como tambores para simular el ritmo movido de la canción, aunque no usara una batería.
Comí un pedazo del chocolate y utilicé el resto como micrófono.
Papá se burló de mi, pero no me importó.
Solo quería divertirme un poco antes de tener que, levantar a los muertos y todo eso.
[...]
Llegamos al lugar donde había estado la fábrica donde murió Allison. Papá parecía un poco nostálgico, por lo que lo dejé ir sin decirle nada y me quedé en la camioneta.
Un poco después se estacionó otro auto tras el nuestro, una mujer pelirroja se bajo de él y caminó hacia mi. No sabía que hacer, mi katana estaba muy lejos, aunque no parecía querer dañarme.
—Tu debes ser Cassi.
—¿Quien pregunta?
—Soy Lydia, la amiga de tu papá.
—Oh, perdón. Si, soy Cassi.–Le pase mi mano para que la estrechara, pero ella me abrazo con fuerza, intente poner mi mejor cara para ir no viera que esto me incomodaba. No la conocía, era raro.
—Te ves tan grande... tu papá me mando fotos de cuando te encontró, pero no sabía que había pasado tanto tiempo.–Asenti sin saber que más decir.–¿Donde está el?
Lo señalé con la cabeza, ella asintió y se alejó para ir a verlo.
Papá se veía mal, se sentía mal.
No sabía muy bien que hacer, pero sabía que debía mantenerme a su lado lo que pudiera.
Vi como ambos hablaban y se abrazaban a la distancia. Papá me hizo una seña y me acerqué a ellos.
—¿En verdad crees que es real?–Preguntó Lydia.–¿Que Allison está atascada y no va a poder cruzar?
—No lo sé–Respondió papá.–Pero si está aquí y hacer esto puede ayudarla, y no hace daño a nadie. Quiero intentarlo.
—Muy bien, intentándolo.
Ella sacó un par de hojas de una carpeta que tenían algo escrito. Las jalé un poco para que me las prestara y ella lo entiendo, pasándome las hojas blancas.
Empecé a leer más o menos lo que estaba escrito, pero no se entendía nada.
—¿Qué necesitamos para esto?–Cuestione sin verlos.
—Necesitamos tierra del suelo donde murió–Aclaró la pelirroja.
—Muy bien.—Papá se agacho para tomarla y Lydia también, tomando su mano. Alce una ceja extrañada, creo que yo nunca le he tomado la mano a un amigo, pero cada quien. Ella después se alejó y papá empezó a golpear el suelo con fuerza, rompiendo gran parte de el hasta que en su puño estuvo un montoncito de tierra.
Le acerqué una bolsa de plástico para que metiera la tierra y el así lo hizo, Lydia la cerró.
—¿Y ahora que?–Interrogó el lobo. No dijimos nada y nos fuimos a la camioneta.
Lydia se sentó en la parte de adelante, mientras que yo iba atrás, juntando las hojas, parecían decir algo, pero no estaba segura de que.
—¿A donde vamos?–Segui juntando las hojas.
—A la casa de la abuela.
—Bien.
El siguió manejando, absorto por todo lo que estaba pasando, no hablo ni un segundo.
Nos estacionamos y ahí estaba ya el auto del abuelo, como esperándonos.
Entramos y nos saludo, pero se me hizo raro que nos saludara en conjunto y no uno por uno como solía hacerlo.
Nos guió a la cocina, y apenas Lydia vio la katana sobre la mesa se sintió mal.
—¿Podrías cerrar eso?–El abuelo siguió sus órdenes para no incomodarla. Cerrando el estuche y quitándolo de la mesada.
—¿Tu mamá sabe que estás aquí?–Le preguntó a papá.
—¿Ella sabe que estás aquí?
—No, y me gustaría mantenerlo así.
—A mi igual.
—Bien... Lydia, tenemos la tierra del lugar donde murió y el arma que la mató, con tus instrucciones son el paso uno y dos, ¿que sigue?
—Esperaba que pudieran ayudarme a resolverlo–Saco las hojas de nuevo–Para ser sincera estoy fuera de práctica en todo esto.
—¿Ya no gritas como un banshee verdad?–La cuestionó papá.
—No como solía hacerlo... no. Es como un músculo, dejas de usarlo y se atrofia.
—¿Por qué ya no lo haces?–Pregunte empezando a unir las hojas.
—Stiles. Obviamente tiene que ver con Stiles–Entró un hombre y abrió el refrigerador.
—¿Y quien eres tú?–El miro a papá.
—¿No le dijiste a tu hija sobre mi?
—¿Por qué lo haría?–Papá se cruzó de brazos.–Además, ¿que haces tú aquí?
—Ahm...–El empezó a comerse un trozo de pizza del refri.–Primero, Jackson prefiere que no se hable de él como si no estuviera aquí.
—Y yo prefiero cuando la gente no habla de si misma en tercera persona, pero supongo que todos tenemos que adaptarnos–Respondí yo, el me miró mal.
—Tu hija es una chispa McCall.
—Gracias–Dijimos ambos al unísono.
—Segundo, Lydia me llamó rogándome que le ayudara. Dije, está bien, siempre y cuando ella prometiera no decirle nada a Ethan ya que le prometí a Ethan que no volvería a esta ciudad.
—Gracias–Murmuró la banshee.
—Uhm, me encantan estos juegos–Iba a tomar una de las hojas, pero yo le detuve la mano.
—No es un juego.
—Tengo garras que gotean veneno paralizante.
—Y yo una katana y un zorro que me protege de gente como tú.
—Touché niña. ¿Sabes cómo responder esto?
—Lo sé.
—Entonces ayúdame.
Tomamos las hojas entre los dos y el se metió l pizza a la boca.
Empezamos a resolverlo como un rompecabezas, todo tenía que encajar. Se acercaron a ver qué hacíamos. Comparamos varias partes, pero después de poco tiempo, estaba listo.
Bardo.
✶⊶⊷⊶⊷❍⊶⊷⊶⊷✶
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