iv. chapter four

[Antes de todo quiero dedicarle el capítulo a SoyCrystalia_A]

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❛❛Loneliness is a great
company. ❜❜























LA SILUETA QUE HABÍA VISTO Alena era la de Clint, y al verla caer desmayada lo primero que hizo fue levantarla en sus brazos y llevarla al ala médica.

Alena no despertó hasta un dia después y lo primero que vio al abrir los ojos fue a Tony en el sillón que al ver los pequeños movimientos que hacia Alena se levantó de un salto. Alena quiso sentarse pero Tony no se lo permitió y le volvió a acostar con delicadeza.

— ¿Que me pasó? —  la voz de Alena salió ronca.

—  Eso quisiéramos saber nosotros también. — le dijo Tony.

Alena suspira y baja la mirada.

» — Al parecer tuviste un ataque de ansiedad.

— No he tenido uno desde hace un
año. — admitió en voz baja.

— ¿Que fue lo que lo
ocasionó? — le preguntó suavemente mientras le daba un apretón en la mano.

— Creí que lo tenía controlado, creí que al fin la que tenía el control era yo. — su voz se quebró. Lágrimas se asomaron por los ojos pero no se permitió llorar, no más lágrimas.

— ¿De que hablas? — preguntó confundido el Playbloy.

Alena tomó una bocanada de aire para tranquilizarse.

— Me creerás loca..

Tony negó lentamente.

— Chico, comparto techo con un tipo que nació en 1918 y hasta la fecha esta mejor que reservado que la comida enlatada. Nada me parece loco. — Alena sonrió levemente.

— Después de estar en la Habitación Roja, HYDRA pensó que sería mucho mejor experimentar conmigo. — Empezó Alena por lo bajo.

Tony la miró intrigado.

» — No se cual era su cometido pero desde entonces.. Escucho voces que me dicen que hacer. Es como un sumbido en mi oído. Traté de hacer que la Maximoff me ayudara con eso, pero no funcionó. Por eso no hablo de eso, por que cada vez que lo hago en las noches me torturan hasta que pierdo la razón.

Tony quedó sumamente sorprendido y sin habla. Su boca se abrió y se cerró como pez.

— No se que decirte. — confesó Tony aún anonado.

Alena bajó la mirada.

— No tienes, ni puedes hacer
nada. — Tony sabía que Alena tenía razón. Eso no era algo que él pueda manejar, todo queda en que la joven lo controle por si mismo.

— ¿Es por eso que nunca dejas de jugar con tus manos? — Alena se sorprendió de esa pregunta. No se había dado cuenta de eso hasta que bajó la mirada a sus dedos y vio como estos se movían inconscientemente.

Alena abrió la boca para responder pero fue interrumpida por Banner entrando a la habitación. Se quitó los lentes impresionado al ver a la joven despierta y se acercó con una tableta médica en sus manos.

— ¡Alena, que bueno que despertaste! Todos nos empezábamos a preocupar, nos diste un susto a muerte. — Alena sonrió ante la dramatización del doctor. — ¿Como te sientes?

— Mmm, me siento bien. Me siento fuerte. — admitió un poco tímida. La sonrisa de Bruce se ensanchó.

— Eso es bueno. ¿Te duele la
cabeza? — le preguntó Bruce.

Alena negó.

— No, me siento bien, de
verdad.. — insistió Alena. — ¿Ya me puedo ir?

— Bueno, si dices que te sientes bien no veo por que no.

Tony ayudó a Alena quitarse todo y la ayudó a levantarse.

» — Si vuelves a sentir ansiedad sólo toma dos de estas. — le entregó un frasco de pastillas.

Alena frunció el ceño más no cuestionó nada y las tomó.

Tony se ofreció llevar a Alena hasta su habitación. El camino fue algo incomodó, tenso dado que ninguno sabía que decir.

— A propósito hoy habrá una
fiesta. — mencionó Tony una vez que llegaron a la puerta de la habitación de Alena.

— ¿Una fiesta? — Tony
asintió. — Te refieres a que habrá licor y esas cosas ¿no?

— Si, habrá licor y habrán personas vestidas formalmente mientras bailan. — le explicó Tony.

— Pero si tienen vestidos y tacones no podrán bailar, les resultará muy incómodos. — Tony rió ante lo ingenua que se miraba Alena.

— Mira chico, el ballet no es el único tipo de baile. Existen
muchos. — le explicó Tony con una sonrisa burlesca.

— Ah.. ¿Entonces tengo que
ir? — preguntó tímida. Alena no quería asistir, pero tampoco quería estar sola donde quedaría a merced de sus voces crueles.

— Bueno ese era el plan. No queremos que estés aquí sola. Diviértete, a tu edad me la pasaba genial, aún la sigo pasando genial pero no hay nada como tener dieciséis otra vez.

Alena puso una sonrisa burlesca.

— Eso fue hace mucho ¿no?

La boca de Tony se formó en una gigantesca "O" mientras miraba como la joven entraba en su habitación y dejándolo sólo en el pasillo aún indignado.




























































HABIA UNA PARTE (DIMINUTA) DE ALENA que agradecía a la Habitación Roja por enseñarles maquillarse, peinarse y a tener una enseñanza en que vestir en un determinado momento. Para Alena La Habitación Roja no era tan mala quitándole el hecho que los obligaban a matar.


Supuso que la ropa que tenía en el armario era de Natasha o de María, por que no hay que ser Einstein para darse cuenta que las únicas mujeres en la base eran Natasha o María. No le hizo tanto caso al tema y se preparó con un lindo vestido que le quedaba un poco grande, sólo un poco.


Era blanco y unos tacones color crema lo complementaban. Se dejó su cabello azabache suelto, se pintó los labios y los ojos y se echó un poco de perfume que estaba en la cómoda.


Se miró en el espejo. Sin darse cuenta una lágrima bajó por su mejilla. Todo lo que estaba viendo era un especie de juego que sabía que tarde o temprano se iba a acabar, que toda esa facha de ser libre algún día se iba a acabar. E iba a estar como siempre estuvo desde el momento en que nació; sola.


Alena se limpió rápidamente las mejillas para salir de su cuarto y dirigirse hacia el salón donde sé haría la fiesta.


Al momento de estar en la fiesta Alena se sintió incómoda. En este momento deseó haberse quedado en su habitación y no asistir. Además, ¿que hacía ella ahí si a nadie conocía?


— Que bueno que veniste. — le habló Steve una vez que se acercó a la joven.


Alena puso una sonrisa falsa.


— Creo que fue una mala idea, la mitad de estas personas están ebrias y a la otra mitad le falta poco. — Steve rió ante las palabras de joven pero no pudo nada más que darle la razón.


— Eso es cierto. Pero no es bueno estar solo, a veces sólo necesitas
distraerte. — dijo Steve. Alena asintió.


— La soledad es una buena compañía, no lo creas. — sonrió Alena.


— No siempre.


Incómoda.


Esa era la palabra con lo que describirias el como se sentía Alena en este momento.


—¿Sabes que? Podré tener dieciséis pero soy Rusa así que voy a ir al bar y pediré un Medovuja. Si es que tienen. — murmuró lo último mientras se dirigía a la barra.


Le pidió al Barman su anhelado Medovuja y esperó hasta que se lo dieran.

— Hola, hermosa. — dijo un señor joven de aproximadamente veinte años a Alena.


Alena levantó las cejas incrédula.


— Tengo dieciséis.


Con una cara de decepción que trató de ocultar el tipo se fue de ahí sin decir nada más.


Alena le dio un sorbo a su bebida mientras bajaba la mirada.


» —La historia de mi
vida. — dramatizó.























































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HOLAAAAA!!!

¿Que cambiarían del capítulo?

«VOTEN O ELIMINO LA HISTORIA»

EL MEDOVUJA ES UNA BEBIDA RUSA QUE CONTIENE UNA PEQUEÑA CANTIDAD DE ALCOHOL.

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