𝐂𝐎𝐌𝐏𝐋𝐈𝐂𝐈𝐃𝐀𝐃

Capítulo 52

Una vez más, el patio de entrenamiento del castillo Worwick se preparaba para deleitar a los miembros de la familia y a los invitados de otros reinos con un duelo entre el príncipe Aiseen Worwick y un soldado de la guardia real.

El príncipe Aiseen había estado entrenando duramente los últimos días, y su padre, el rey, había pedido este duelo especial para ver qué tanto había mejorado su hijo con referente al uso de la espada, ataque y defensa. En esta ocasión, Valko había solicitado que no se les limitara a ambos enfrentados con el llamado círculo imaginario que no se podía romper.

Aiseen se preparaba para el duelo; escogiendo la espada que usaría en esta ocasión, mientras todos se acomodaban para observar el espectáculo.

El rey Valko se encontraba situado en el balcón más amplio del patio de entrenamiento junto a su esposa, la reina Elizabeth, su madre, la reina Ahela, su hijo, el príncipe Veikan Worwick y su hija, la princesa Diana. La presencia del príncipe Valerio y su esposa Lady Asenya también se encontraba junto al rey y la reina. El príncipe Carsten y Lady Whitemount yacían junto a los reyes y la presencia de la princesa Tanya también se encontraba junto a su familia.

En otro de los balcones se encontraba el príncipe Valero Brandenhill junto a su esposa, la princesa Litta Larris y la princesa Arlette Brandenhill, listos también para observar el espectáculo. Finalmente, en el balcón de la izquierda se encontraba la familia Blackroses, el rey Nargaroth y sus dos hijos, la princesa Bathory y el príncipe Burzum.

El duelo estaba a punto de empezar. El soldado de la guardia real se estaba colocando en posición mientras que el príncipe Aiseen se notaba totalmente relajado con su espada en mano, a un costado el príncipe Jaden Brandenhill estaba observando la formación, mientras analizaba a Aiseen de arriba abajo; a ciencia cierta, él no esperaba que el Worwick pasará invicto, simplemente no creía en él como guerrero.

Aiseen alzó la mirada hacia uno de los balcones y vio a su familia observarlo y hablando entre ellos mismos, seguidamente miró a la derecha donde estaba la familia Brandenhill y aprovechó la distracción de Valero y Litta que estaban hablando entre ellos mismos para guiñarle un ojo a Arlette a modo de dedicación del duelo que estaban a punto de presenciar; Arlette le sonrió de vuelta dejando ver en su mirada tantas cosas que ella le estaba diciendo en silencio.

Lástima que la princesa Bathory se había dado cuenta de este gesto, pero lo realmente lamentable es que el príncipe Jaden también lo logró ver; cosa que no le gustó en lo absoluto. El príncipe clavó su mirada más molesta sobre Aiseen, quien no percibió que había sido observado por quien no debía.

Desde las alturas el rey de la casa Worwick dio la orden y el duelo tomó comienzo.

Los golpes de ambas espadas no se hicieron esperar y se escuchó el primer choque de las filosas hojas retumbar. El soldado estaba siendo suave con el príncipe lanzando ataques bastante obvios y Aiseen parecía aburrido de aquel combate soso; era como si el soldado sintiera que no debía ser tan rudo con el príncipe, al parecer nadie aún se acostumbraba a ver al peliblanco en este plan de guerrero por su largo historial de vagancia irresponsabilidad y poco compromiso.

—¿Esto es modo amistoso? —preguntó Veikan observando el flojo combate de ambos.

—Creo que solo están siendo delicados con él — comentó Tanya mirando fijamente el duelo desde su posición.

—Bueno creo que es natural —intervino la reina Elizabeth—. Él apenas está empezando los entrenamientos en los que ustedes llevan años.

—Yo hago exactamente eso estando dormido —reviró Valerio a modo de mofa sin ninguna mala intención—. Mírelo madre es un inútil.

Valko y todos los presentes voltearon a mirar seriamente el comentario irreverente de Valerio, quien dejó de sonreír al ver la mirada fría de su padre sobre él.

—Disculpen —dijo el príncipe.

Veikan y Carsten se miraron y sonrieron en silencio por el comentario de Valerio a espaldas de Valko, mientras Valerio les seguía el juego.

El enfrentamiento continuaba duramente abajo, al tiempo que todos colocaban atención nuevamente sobre los guerreros en duelo. Aiseen comenzó a golpear fuerte al soldado, pero ninguno de los dos se movía del mismo lugar. La acción que se debía ver en estos duelos no se estaba apreciando totalmente en este.

—Muévete Aiseen —gritó Valko instando a su hijo a que buscara acción por su parte.

La espada del príncipe se templó aún más contra la espada del soldado, que no se esperaba los movimientos bruscos y fuertes que este comenzó a dar; dejando casi que sorprendidos a todos los reunidos en el patio  de entrenamiento. Aiseen no dudó en colocar en práctica todas sus clases hasta que pudo derribar fuertemente al guardia, terminando con su espada sobre la garganta del hombre.

Los aplausos se escucharon en el sitio.

—¡Ja! Pudo hacerlo el maldito —comentó Valerio de nueva cuenta olvidando que su padre estaba ahí.

Valko volvió a mirar a su hijo, el que dejó de reírse y agachó su mirada mientras Asenya le hacía un ademán con el rostro para indicarle que fuera más prudente.

Lejos de eso, las risas silenciosas de los hermanos no se hicieron esperar, incluso Elizabeth pudo percatarse de esto y dio una leve sonrisa que rápidamente escondió.

Un segundo duelo se iba a presentar a petición, pero esta vez el príncipe Jaden se ofreció a sustituir al soldado amablemente. Aiseen no se negó en hacerlo cuando se dio cuenta de que se trataba de él, sintiendo sus turbias intenciones.

En el balcón de los Brandenhill, Litta se notaba preocupada y Valero aún más, quien no dudó en sentenciar a su hijo desde su lugar.

—Solo es un duelo amistoso Jaden. Espero que te comportes.

Jaden miró a su padre y Asintió.

En el balcón del rey Valko la preocupación se respiraban más todavía por parte de los Worwick, que sabían que no era buena idea dejar iniciar ese duelo.

—Padre —se pronunció Tanya—. Creo que esto es una mala idea.

—Pues veamos —esas fueron las únicas palabras de Valko.

Ambos príncipes se colocaron en posición y comenzaron a pelear a espadas. Si bien se sabía que solo era un duelo, este se sentía distinto al anterior. Jaden golpeaba duro la espada de Aiseen, casi como si quisiera provocar ira en él, pero Aiseen lejos de molestarse, comenzó a disfrutar la acción que estaba dejando aquel enfrentamiento junto a la ira de Jaden. Su posición burlona solo lograba enfurecer más al Brandenhill quien estrellaba con más fuerza la hoja afilada de la espada de Aiseen.

—¡Jaden es solo un duelo! —gritó Valero desde su lugar.

El príncipe Burzum estaba disfrutando enteramente aquel duelo con una sonrisa maliciosa en su rostro, mientras todos en el lugar se estaban tornando preocupados por la manera en la que peleaban esos dos, ya que se veía como si de verdad se quisieran hacer daño el uno contra el otro.

—Debería atravesarte con mi espada —le susurró Jaden a Aiseen al tenerlo lo suficientemente cerca.

—Te estás convirtiendo en una sería molestia para mí Brandenhill —se pronunció Aiseen sin hacer mucho escándalo.

Aiseen sacó todo su potencial escondido y empezó a atacar fuertemente a Jaden una y otra vez, siendo demasiado amenazante, hostil  y dominante.

—Aiseen Worwick vuelve a tu posición —le ordenó el rey a su hijo.

Las espadas chocaban agresivamente, logrando que ambas se salieran arrancadas de las manos de sus guerreros; Jaden calló al suelo y se suponía que ya el duelo había terminado, pero lejos de eso, el espectáculo acababa de empezar.

El Brandenhill sacó una daga que tenía en su cinturón y Aiseen hizo lo mismo yéndose el uno contra el otro, haciendo que la situación oliera a peligro. Eso ya no era un duelo amistoso de entrenamiento, eso era una pelea.

—¡Jaden Brandenhill suelta esa daga ahora! —ordenó Valero.

El pelirrojo estaba reacio a dejarlo y ambos príncipes comenzaron a pasear por el patio de entrenamiento atacándose ferozmente mientras la incertidumbre  crecía en los balcones; por supuesto el miedo en el rostro de Arlette no se hizo esperar y más sabiendo que no podía bajar a detener aquella lucha que ella sabía que podía  detener con tan solo decirle a Aiseen que parara y ella estaba segura de que él lo haría, pero no era prudente que interviniera.

Jaden hizo caer a Aiseen y cuando este lo tuvo en el suelo se acercó a él colocando su daga en su garganta y citó amenazante: —Aléjate de nosotros, Aiseen.

—Tu hermana ya es mía Brandenhill —murmuró Aiseen en tono burlón.

Jaden arrojó su daga a un lado y agarró a Aiseen  por su uniforme militar, yéndose a los golpes con él y justo ahí Valko descendió junto con Valero de sus balcones para detener el enfrentamiento. Ambos príncipes se golpeaban uno al otro; aunque en sí, Aiseen no fue tonto, él solo se defendía, más no respondía a los golpes de Jaden en forma de ataque.

Al rey llegar junto a los jóvenes, ordenó a los  guardias que los separaran y estos agarraron a los príncipes logrando separarlos, pero con quien más tuvieron que lidiar fue con Jaden. Aiseen sostenía esa típica mirada maliciosa con esa sonrisa esquinera que solo era de él, mientras Jaden ardía de rabia ante el cinismo de Aiseen por esas últimas palabras.

—¡Ya basta Jaden Brandenhill! —gritó Valero a su hijo.

—¡Pero padre! —reviró el pelirrojo solo para que una bofetada se plantara en el rostro del pelirrojo por parte de su padre —¡He dicho que basta!

Jaden se soltó bruscamente de los guardias con rabia y salió del lugar sumido en un fuerte enojó, mientras que Aiseen solo miraba la escena tratando de parecer serio.

—Lo siento Valko —habló Valero—. Pido escusas por mi hijo.

—No se preocupe, príncipe Valero,  creo que esto es algo pendiente entre Jaden y yo —respondió Aiseen amablemente, apersonándose de aquella acción.

Valko le tocó el hombro a Valero y lo invitó a seguir por el pasillo amablemente, indicando que no había problema alguno.

El entrenamiento había finalizado.

—¡¿Qué es lo que te pasa, Jaden?! ¿Me puedes explicar qué fue lo que pasó ahí fuera? —exigió Litta muy molesta a su hijo.

—Madre, yo tengo mis razones para hacer lo que hice —se defendió el pelirrojo.

—Tú siempre tienes razones, siempre dices lo mismo y nunca hay nada. Tu padre te está pidiendo que te comportes. ¿Qué es lo difícil de hacer eso?

—Lo siento, pero no puedo y menos cuando se trata de ese imbécil —la molestia se sentía en sus palabras cuando se refería a Aiseen.

—¡Pues tendrás que aprender a hacerlo! —se impuso Litta mientras la figura del príncipe Valero se hacía presente en la sala privada.

—Padre…

—Recoge tus cosas, al atardecer viajarás a Casteloduth y no llevarás a tu esposa contigo —ordenó.

—¿Pero por qué? —se quejó.

—¡Porque yo lo ordeno! —gritó Valero a su hijo, sintiéndose harto de tantos problemas—. Mi primo Valko y yo hemos tenido años de buenas relaciones para que tus rabietas lo arruinen. Aiseen puede ser lo que tú quieras, pero sigue siendo hijo de Valko Worwick y si él no lo ha matado, ¿Quién te crees que eres tú para hacer eso?

La rabia de Jaden era fácilmente legible en sus ojos.

—¡Él quiere aprovecharse de Arlette!

—¡Ya basta, Jaden!  ¡Ya basta! Aiseen se casará con la princesa Blackroses; tú mismo oíste el pacto de matrimonio que ofreció el rey Nargaroth ¡Así que deja de dejarte llevar por estúpidas intrigas y compórtate!

—¿Qué iré a hacer a Casteloduth sin Tanya?

—Necesito que concretes algunos asuntos con tu abuelo y después de eso vuelvas aquí. Como están las cosas, no es seguro que viajes con tu esposa y no creo que Valko lo permita.

—Está bien —resonó la voz de Jaden sonando inconforme con los argumentos de su padre. Estaba más que claro que Valero quería mandarlo unos días lejos para aplacar los problemas.

—Permiso —interrumpió Tanya entrando a la sala—. ¿Podemos hablar Jaden?

La princesa Litta y el príncipe Valero salieron de la sala privada de los Brandenhill dejando a la pareja a solas y la peliblanca se acercó a su esposo con esa mirada fría que ella solía tener.

—Tanya, de verdad siento lo que sucedió ahí fuera, pero sabes que el imbécil de tu hermano siempre...

Una bofetada se estampó en el rostro de Jaden por la mano de su esposa.

—¡Tanya! —Él la miró confuso.

—¡Deja de comportarte como un niño estúpido Jaden!

—¿Por qué me reclamas esto a mí?

—Porque tú pediste ese duelo y lo hiciste a propósito para terminar en esto —reclamó molesta—. Sé que Aiseen es un mal nacido grosero, mal educado y todo lo malo que quieras, pero es mi hermano y te aconsejo por tu bien y por el bien de nuestro matrimonio que no provoques a mi padre.

—¿Ahora resulta que yo tengo la culpa?

—¡Sí, Tú!

—¿Por qué Tanya? ¿Por qué si él fue quien me provocó? Él siempre y cada vez que puede me hace ciertas insinuaciones  sobre mi hermana.

—¿Y tú le crees?  ¡Por dios Jaden! Ya me doy cuenta por qué siempre terminas en lo mismo. Caes en el juego de Aiseen para terminar siendo tú el culpable de las peleas que fomentan ¿No te has puesto a pensar que él te dice esas cosas solo para verte enojado? ¡Es increíble!

—Sí, está bien, pero cuando se trata de mi hermana es algo distinto.

—¡Deja a Arlette en paz! —exclamó Tanya cansada de la sobreprotección de su esposo hacia su hermana—. ¡Déjala vivir como cualquiera mujer normal de su edad, Jaden, deja de sofocarla!

—¿Me estás pidiendo que se la ceda a tu hermano? —preguntó molesto.

—¡No! Solo te estoy pidiendo que entiendas que Arlette ya no es una niña; ella siente, tiene emociones y pensamientos propios y debes respetarlos. Debes ser consiente de que ella también tiene derecho a enamorarse de quien quiera y no puedes evitarlo jamás.

Jaden respiró profundo, cerrando sus ojos para tratar de encontrar calma. En el fondo, él sabía que eso era cierto, aunque le costará admitirlo. Su delicada niña ya no era tan niña.

—Tanya, yo lo siento, sabes que no quiero pelear contigo. —La agarró suavemente por el brazo para acercarla a él—. Sabes que te quiero y no me gusta que estemos enojados. —Situó sus manos en la cintura de la Worwick que lo miraba altivamente con esa mirada dominante que heredó de su padre.

—A mí tampoco me agrada que estemos enojados, por eso te pido que pares, por favor.

Jaden Suspiró. —Está bien, lo haré.

Tanya cerró los ojos, descansando en un suspiro ahogado al haber neutralizado la situación. Jaden inclinó su rostro llevándolo al  rostro de su esposa y buscó sus labios para darle un beso tierno y tratar de apaciguar ese temperamento altanero que solo ella sabía poseer, pero que a él le encantaba.

La noche llegó sobre Southlandy, y un ambiente de tranquilidad se respiraba a pesar de lo ocurrido ese día en el patio de entrenamiento.

La familia Blackroses partió ese día de Southlandy hacia su reino en Roseskings, pero antes Valko le comunicó formalmente al rey Nargaroth sobre la decisión que había tomado su hijo, el príncipe Aiseen de no desposar a su hija, la princesa Bathory. El rey pidió excusas sobre el tema, pero él fue claro al argumentar el porqué no obligaría a su hijo a casarse con la princesa de cabellera oscura. Los acuerdos de lealtad y ayuda de la casa Blackroses siguieron en pie a pesar de todo.

Por otro lado, la princesa Bathory decidió pedirle a una de las sirvientes del castillo que le hiciera entrega de una carta a la princesa Litta Larris, ya que ella no había podido encontrarla para entregarle la carta personalmente y la princesa debía partir.

El príncipe Jaden partió también ese día a Casteloduth como su padre se lo había pedido sin haber ninguna objeción por parte de la princesa Tanya, quien tenía el carácter y la mente de hierro para entender las cosas sin darle tanto color a los asuntos del reino.

El rey decidió sentarse esa noche a la mesa junto a sus hijos y en compañía de los Brandenhill para compartir una cena familiar en paz.

Todos se veían realmente contentos compartiendo los unos con los otros, cada hijo de Valko se encontraba sentado al lado de su esposa, mientras que la princesa Tanya se sentó justo al lado de Aiseen.

—Lamento que hayan enviado a tu esposo lejos de aquí —comentó Aiseen con su típica sonrisa sin mirar a su hermana.

Ella tampoco lo miró. —¿Lo lamentas? —sonrió—. Creo todo menos que lo lamentes.

—¿Por qué te casaste con él? No lo entiendo.

—¿No creo que eso sea de tu incumbencia?

—Bueno, soy tu hermano, ¿no? —Tomó un sorbo de su copa.

—¡Claro! Jamás te ha importado que pase con ninguno de nosotros. —Ella movió los cubiertos en su plato.

—Es cierto, todos siempre me han parecido ridículamente hostigantes, pero... Jamás me había dado cuenta de lo parecida que eres a padre. Ahora entiendo por qué siempre me peleabas tan bien y nunca me ganabas.

Tanya lo miró sorprendida. —¿Qué?

—Sí —sonrió—. Su carácter, su mirada, su frialdad para algunos asuntos. Su manera de darle el frente a los problemas; tienes mucho de él. Jamás has necesitado que alguien te proteja, ni tu gemelo —Aiseen introdujo un pequeño bocado de comida a su boca.

—¿Esto es en serio?

—No tengo intenciones de decirte que eres amable, tierna y dulce, aunque lo seas a veces. Eso es algo que yo diría de Diana, ella es la tierna consentida de la familia.

Tanya sonrió, para ella era un gran halago el hecho de que alguien le dijera que se parecía a su padre; El hombre que ella más admiraba profundamente.

Valko se percató de que ambos hermanos se estaban mirando y no solo eso, sino que también se estaban sonriendo, lo que llamó profundamente su atención.

—Olvida lo que te dije, o seré muy grosero —pidió Aiseen sonando tosco nuevamente.

—Lo haré, no te preocupes, y si me retas te golpearé —ella sonó igual que él.

—Padre —Diana pidió la palabra y Valko se la cedió—. Quería preguntarle si... —La rubia miró a Aiseen—. Si nos concedieran el permiso de ir a Thousands a pasar unos días ahí.

—¿Quieren ir? —preguntó Valko.

—Bueno, yo quisiera ir junto con Veikan.

—No me aparece una mala idea —comentó Carsten—. Yo también quisiera ir, sé que Merrie quisiera conocer Azzex.

Merrie sonrió.

—¿Yo podría ir de nuevo? —preguntó Valerio sumándose al grupo.

Valko sonrió levemente y mirando a sus hijos comentó: —Está bien, si quieren ir pueden hacerlo.

Diana sonrió a modo de victoria sabiendo que logró lo que pretendía y volvió a tomar la palabra. —Quisiéramos que Arlette nos acompañara.

Arlette se sorprendió ante la petición de la rubia, y Valko solo se limitó a mirar a Valero. —Tú decides, Valero, por mí no hay problema, mis hijos estarán ahí.

Valero miró a todos en la mesa por unos segundo, mientras todos estaban a la expectativa de lo que decidiera el Brandenhill y al final él respondió. —Está bien, puede ir, pero con mucho cuidado.

—No se preocupe, príncipe Valero, protegeremos a Arlette y estaremos muy pendientes de ella y de sus necesidades. —dijo Veikan.

—Padre —Aiseen tomó la palabra—. Quería aprovechar este momento para avisarle que partiré a Thousands también, pero mi estancia ahí será meramente por trabajo militar.

—¿Sí? —preguntó Valko algo sorprendido de las iniciativas de su hijo.

—Sí, estoy bien informado que Lord Demian es un excelente soldado, guardián y cazador de Cangrinos y Estenos y quiero ir a aprender sus técnicas.

—¡Claro hijo! Tienes mi aprobación. —Asintió Valko.

Diana y Aiseen se miraron con complicidad, eso era justo lo que él quería y sus hermanos lo ayudaron como él se los había pedido.

A las afueras del castillo, una carroza se encontraba llegando al lugar.  Los soldados y guardias cercanos se hicieron presentes en la entrada de las grandes puertas, puesto que a esas horas no se recibían visitantes sin previo aviso, lo cual fue muy sospechoso y extraño.

Al abrirse las puertas de la carroza, de esta bajó una mujer, la que se presentó  como Lady Vera Glasser, madre de Lady Merrie Whitemount.

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