[𝟚.𝕆] 𝕥𝕙𝕖 𝕣𝕖𝕒𝕝 𝕨𝕖𝕕𝕕𝕚𝕟𝕘 𝕨𝕚𝕥𝕙 𝕒 𝕔𝕠𝕟𝕗𝕖𝕤𝕤𝕚𝕠𝕟
Pasaban las semanas desde el compromiso de Aegon Targaryen y Eaddelyn Stark, tal como se esperaba cada quien tomaba su propio camino con el principe siguiendo disfrutando de sus adicciones y con la norteña teniendo su romance secreto con su amado Aemond. Día tras día los enamorados compartían muchos momentos juntos disfrutando la compañía del otro fortaleciendo aún más su relación ya que llegaron a un punto en donde nadie podría interferir entre ellos.
A excepción de que ambos eran ignorantes de lo que sucedía con el esposo de Eda. Estos últimos días que ha decidido poner más atención en su vida, se dio cuenta que se sentía vacío, ni el alcohol ni las mujeres podían sacarlo de su soledad. Sentía que algo en su vida faltaba, eso sin añadir que su madre constantemente estaba pisándole los talones para dar la cara en la corte y ser un orgullo para su padre en un intento de convencerlo de cambiar de opinión con respecto al heredero del Trono.
Pero también un factor a considerar era el hecho de que cada que veía a su hermano escabullirse con su esposa, de alguna extraña razón lo hacía sentir frustrado y celoso por su hermano de tener a una dama como lo era Eaddelyn. No se supone que debe ser Aegon quien disfrute de la castaña? Después de todo es su esposa y al contrario, debería estar pasando tiempo con ella, tal como su madre insiste.
Sus pensamientos se ven interrumpidos cuando alguien ingresa a su cuarto sin permiso. Aegon alza la vista relajándose al ver que era precisamente Eaddelyn entrando. La norteña traía el cabello desaliñado y se encontraba sudando.
—Otra mañana movidita con mi hermano? —intenta sacar un tema de conversación.
Eaddelyn lo mira de mala manera—. Como si a ti te importara lo que yo hiciera —se limita a contestar.
Aegon observa con detenimiento a la norteña desvestirse para después colocarse otro atuendo más limpio. Su mente comenzaba a traicionarlo inundándolo de sucios pensamientos conrespecto a Eda. Me imagino su boquita saboreando mi miembro. O sus uñas rasgando mi espalda. Mis manos explorando cada parte de su cuerpo. Yo dentro de ella sacando mi líquido. Fueron algunos de las muchas ideas que su cabeza no dejaba de crear.
Sin estar consiente de lo que estaba a punto de hacer, se acerca a lady Stark con detenimiento por detrás de ella, toma su cintura con fuerza para que lo mire sin despegar la vista. Esto tomó por sorpresa a Eda quien se mantuvo en guardia ante cualquier cosa que Aegon fuera capaz de hacer.
—Qué mierdas haces?! —lanza como queja intentando desprenderse del principe pero este increíblemente consiguió ser más fuerte que ella.
El platinado exploró con sus ojos hasta el más mínimo detalle del rostro de Eaddelyn recordando la primera vez que se vieron. Ella estaba de infiltrada en el castillo hace un par de años. De lo poco que Aegon se acuerda es que nunca jamás había visto una chica tan hermosa y preciosa como lo era Eaddelyn. Si que los genes norteños eran de otro nivel.
—Pensaba en la primera vez que nos conocimos. Ya sabes, cuando tenías que traer mi comida para pasar por una sirvienta —deja escapar una leve sonrisa.
Eaddelyn creyó que quizá estaba pasado de copas, por lo que decidió seguirle el juego—. Me sorprende que tengas la habilidad de recordar eso —comenta burlona.
—Recuerdo cada momento que he pasado contigo. —Claramente Aegon estaba actuando sin pensarlo antes—. Recuerdo cuando defendiste a mi hermanito Daeron. Recuerdo el día de nuestra boda... —esta vez se atrevió a intentar acariciar la mejilla de su esposa pero es justo ahí donde Eaddelyn aprovecha para apartarse del príncipe un tan asqueada.
—En qué estás pensado?! —desea saber frustrada—. A qué quieres llegar con esto? O simplemente estas borracho como siempre?!
La interrogación de Eaddelyn hizo regresar a Aegon de vuelta a la realidad. En qué estaba pensando?! De verdad estaba a nada de cambiar su vida de diversion y vicios para dejarlos a un lado y así comenzar a ser un esposo leal a Eaddelyn Stark? Ni con todo el alcohol consumido de Westeros sería capaz de hacerlo cambiar de parecer.
—Quería ver que tan leal eres a mi hermano —logra zafarse—. Él de verdad te considera su más preciado tesoro y hubiera sido devastante que se enterase que lo estás engañando con tu esposo —explica irónico—. Y sí, es el vino hablando.
—Amo a tu hermano más que nada en esto mundo. Dejé mi familia por él. Hice muchos sacrificios para estar con él. Y los volvería a hacer —confiesa sin dudarlo.
En ese preciso momento, Aemond estaba ingresando al cuarto—. Te estaba buscando, mi amor. —estaba asombrado por el discurso de su amada.
Eda camina directo a su príncipe—. Y lo digo enserio —reafirma—. Te amo, Aemond.
—Te amo demasiado, milady —la acerca para plantarle un fuerte beso en esos labios que tanto deseaba.
Mientras los enamorados compartían ese salvaje beso, Aegon sintió rencor por su hermano ante el hecho de que él era amado por una mujer y que ese amor era correspondido. El hermano mayor deseaba tener algo así o quizá quería tener exactamente lo mismo que su hermano menor. Era evidente que estos días sólo han servido para darse cuenta que añoraba tener a Eaddelyn, algo como una fantasía.
No se podía permitir ese tipo de sentimientos. Él era una persona sin formar ningún tipo de relación cercana con alguien. Se burlaba de esos relatos de amor y afecto. Era una persona que lo único que disfrutaba era el placer.
—Deberían casarse en secreto! —interrumpe alzando la voz ganándose unas miradas confusas por parte de los amantes—. Lo digo enserio!
La norteña es la primera en hablar— no puedo tener otro esposo más —razona al pensar que también se encontraba casada con su propio hermano mayor.
—Maegor tuvo 6 o 7 esposas y nadie lo detuvo o le dijo algo —ejemplifica Aegon.
—Sí. Pero ese es un ejemplo de alguien masculino de la realeza. A nadie le importa si tienes muchas esposas y engendras bastardos, mientras seas un hombre —explica Eda.
—Nos podríamos casar en secreto —sugiere Aemond ocultando lo entusiasmado que se estaba sintiendo—. Vamos, mi corazón. Contraemos matrimonio en secreto y así nadie sospechará nada. Yo estoy dispuesto a hacerlo.
Eaddelyn tenía que pensar qué era lo mejor para ella, para Aemond, y compañía—. Si es lo que quieres. Pues hagámoslo —afirma Eda con una enorme sonrisa—. Y creo que este sería el perfecto momento para decirte que... esperamos un hijo —suelta la noticia oculta haciendo que el tuerto la abrace lleno de alegría y orgullo.
Todo se estaba formando como anillo al dedo. Eaddelyn no había tenido su sangrado habitual, sentía mareos y ascos. Por ello, corroboró que eran los mismo síntomas que tuvo cuando se embarazó de Rickon. Y ahora con la propuesta de casarse con Aemond en secreto, sus hijos técnicamente no iban a nacer bastardos, sino de un matrimonio concebido.
Ninguno de los dos perdió el tiempo y justo ese mismo día cayendo la noche lograron ordenar las cosas para llevar a cabo la boda secreta estilo Valyrio a petición de la propia Eaddelyn. Las sonrisas de los enamorados en ninguno momento abandonó sus rostros ya que estaban finalmente cumpliendo su sueño: el unificar su amor por medio del matrimonio.
Y qué hay de Aegon? El dio la idea para que sus estúpidos pensamientos con respecto a Eaddelyn se desvanecieran pero sucedió lo contrario. El hecho de que ya no le podía pertenecer más hacía desearla más. Sumando que ahora estaba incómodo con el hecho de que estaba esperando un hijo de su hermano.
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