03


OJOS ROJOS

VICTORIA, TUVE LA OPORTUNIDAD DE LLEGAR A CONOCERLA UN AÑO ATRAS. La mujer era una nómada que tenía como pareja de vida a James, también viajaba con un fiel compañero, Laurent. Lo que resaltaba en ella además de su hermosa cabellera pelirroja era lo peligrosa que era, tenía una astucia sin igual, mientras su pareja tenía sentidos inigualables. Uno era el cerebro y el otro el cuerpo.

Al verlos mi cuerpo se tenso, no podía terminar de creer que ella era la compañera de un vampiro, ahora había que sumarle que tuvo un encuentro con otros.

- Soy Laurent, ellos son Victoria y James. - El rubio tenía la mirada clavada en Isabella mientras Edward lo restaba con la mirada

- Soy Carlisle, esta es mi familia

El patriarca del clan era un rubio palido con los ojos dorados, característicos de un vampiro vegetariano. Cualquiera diría que Jasper y Rosalie eran hijos auténticos de él. Trataba de estar al pendiente del recuerdo pero no podía viendo a el vampiro.

Mi concentración en los rasgos de Carlisle se vieron interrumpidos por la ráfaga de viento que logró hacer que el olor de mi sobrina llegase a las fosas nasales de los nómadas.

- Comparte a esa chica.

Los Cullen se pusieron en posición de defensa. Laurent sacó a rastras a James de allí pero el vampiro era un cazador, iría tras ella. Me sentía impotente, debía haber estado ahí, debía haber venido en cuanto a Isabella le picó la curiosidad con los vampiros.


El recuerdo cambio a un estudio de ballet. El estudio al que iba Isabella de niña, lo recordaba perfectamente, era la fan número uno de mi sobrina en el baile. James le tendió una trampa.

Él le rompió la pierna e inevitablemente ahogue un grito, Edward llegó a salvarla pero el nómada la había mordido. Tenía tantas ganas de haber arrancado con mis propias manos su cabeza.

Ese día fue cuando Isabella dijo que se había caído de la escalera pero en realidad había sido cazada por James. Y ella no me lo dijo.

Después de eso pasaron al baile donde ella le pidió a Edward... ¿Convertirla? ¡Esta demente! ¡Vampirucho de cuarta! Por su culpa, por el amor enfermizo que desarrolló mi sobrina por el quería convertirse. Una vez termine de ver sus recuerdos le espera un buen regaño.

Después llegaron a su cumpleaños donde pude apreciar una linda decoración que acabó en catástrofe. Jasper se había descontrolado.

Allí entendi el porque de la depresión de Isabella. Él le había terminado diciendo que no la amaba pero era mentira, él si la amaba, sólo quería protegerla de su mundo. Un mundo del que yo igual la había intentado proteger.

El escudo mental que tenía ella no era algo de nacimiento, era algo que le había dado cuando descubrí que vendría a Forks. La intente proteger a distancia pero no contaba con que sería compañera de un vampiro.

Al terminar los recuerdos pude apreciar como ella se había dormida abrazada a mi estómago, tenía lagrimas en sus mejillas mientras su entrecejo estaba levemente fruncido.

- Pequeña imán de problemas, como lo siento. - Susurre acariciando su cabello



Los primeros días estuve en casa, había estado ayudando a Charlie a la hora de cocinar, ya que antes lo hacía su hija pero ahora a penas bajaba a la cocina. Él había podido ponerse al día con el trabajo recibiendo noticias de varios casos de desaparecidos en Seattle.

Bella poco a poco empezaba a salir, le contaba de mis viajes o ella me contaba de su tiempo en el pueblo.

Yo vivía con mi hermana, Phill y Bella, mamá había fallecido años después que nací así que le tocó hacerse cargo de mi. Ambas estábamos siempre juntas así que era extraño habernos separado. Isabella necesitaba ir a la escuela y Renée quería conocer el mundo, así que ambas tomaron caminos separados. Mientras por mi lado al ser mayor de edad podía viajar con ella.

Isabella iría por primera vez a la escuela desde que entró en depresión, así que me decidí por llevarla. Días antes, Phill había mandado mi motocicleta para poder tener un vehículo.

- ¿Estas segura de que sabes manejar? - Preguntó con miedo mientras le pasaba el casco

- Por favor, Isabella, me ofendes. - Largó una risa suave para subirse detrás

- No choques, por favor. - Suplicó agarrándose a mi cintura

- No prometo nada

- Espera ¿Qu... - Pero antes de que su reclamó se acabe, arranque de golpe haciendo que se pegue a mié espalda

- Disfruta y deja de quejarte.

Emprendi viaje a la escuela de Forks donde mi sobrina estudiaba, creí que se anotaria a la escuela de la reserva pero me equivoque.

Al llegar al Instituto todas las miradas se dirigieron a nosotras. Estaba más que claro que la mayoría no me conocía, veían una moto nueva con la chica que era amiga de los intocables encima de ella y una desconocida, era algo que no se veía a menudo.

Los murmullos no tardaron en llegar.

Bella se bajó dándome el casco, me saque el mío dejando ver mi rostro a los estudiantes quienes volvieron a cuchichear entre ellos.

- Te vendré a buscar, no te metas en problemas y trata volver a hablar con amigos. - Le sugerí dando un beso en la frente.

Ella asintió a regañadientes. Cuando entro decidí arrancar la moto para ir a la hermosa y tan apreciada reserva.

Estacione en lo de los Black pero nadie salió a atender así que emprendió viaje a donde se suponía vivían los Clearwater. La casa estaba un poco alejada pero no me molestó ir a pie.

Estaba pensando en la manada, no había visto a nadie que no sean los Swan, quería poder ver a Uley o Jared, también conocer al famoso nuevo integrante.

Estaba tan sumida en mis pensamientos que no vi al enorme lobo gris que se acercaba de manera amenazante hasta que saltó encima de mi.

Grité con fuerza y como reflejo use el manejo de energías logrando que salga la energía roja de mis manos mientras otra envolvía al enorme lobo lanzandolo por los aires hasta chocar con un árbol. El animal aullo de dolor pero volvió a levantarse para venir hasta mi.

- ¡Paul!

Un lobo marrón saltó sobre el para frenarlo mientras Sam Uley le gritó con voz grave, voz de alfa. Una pelea entre los dos lobos se desarrolló hasta que se metieron en el bosque, perdiendose de mi vista.

Sam se giró a mi con una mirada de disculpa, sorpresa y alegría.

- Debí avisar que venía, lo siento. - Me disculpe bajando la mirada apenada.

- No tienes que disculparte, Mel. - Me abrazó en manera de saludo girandome por los aires logrando sacar una risa por mi parte. - ¡Estas aquí!

- Si, vine por Isabella, al parecer salía con un Cullen. - El rodó los ojos y bufó al oir el apellido del clan olímpico.

- Ni los menciones, al menos ya no están aquí.

- Cada vez te pones más serio, Uley. - Bromeó al verlo hablar con voz de alfa inconcientemente.

Antes de que pudiera responder un carraspeo falso nos obligó a voltear. Jared estaba con una sonrisa ladina y los brazos extendidos esperando un abrazo.

- ¡Melanie! - Gritó. Corrí a el dejándome envolver por los musculosos brazos del lobo quien me recibió de igual manera que Sam.

Me bajó con cuidado contagiado de mi risa hasta que cuando gire mi vista pude ver al metamorfo que antes se me había lanzado.

- Lamentó haberte golpeado. - Me disculpe.

- Fue mi culpa, vi tus ojos rojos y pensé que eras un chupasangre. - Se excusó rascándose la nuca nervioso.

- Tranquilo, era de esperarse, pero no son rojos por sangre, son rojos por mi aura. - Me acerqué un poco a el para extender mi mano. - Melanie Higginbotham.

- Paul Lahote. - Aceptó mi mano.

Después de la presentación un auto se estacionó delante de nosotros, de allí salió una mujer de cabello negro con una expresión confusa incluso de miedo.

- Melanie, te presento a mi prometida, Emily. - Sam rodeó su cintura con su brazo.

- No soy vampiro, cariño. - Me ataje al verla confundida. - Soy Melanie, pero el consejo me dice la bruja de escarlata.

Allí pareció entender todo así que me sonrió de manera amable.

- Bueno, traje comida para cocinar ¿Gustas almorzar con nosotros?

- Claro.

Había cocinado con Emily mientras me contaba su historia de amor con Sam. Cuando tuve el placer de conocer al alfa el estaba comprometido con Leah, la prima de ella. Incómodo. Después el se transformó y cuando Emily llegó al pueblo para la boda de su prima todo se derrumbó. El lobo al mirarla se imprimo así que tuvo que dejar a Leah una semana antes de la boda.

Emily había rechazado a Sam cuando este se le declaró, lo que no sabía era que un lobo cuando era rechazado por su impronta le provocaba un dolor inexplicable, así que el sin tener control se transformó logrando asustarla además de hacerle una cicatriz en su rostro. El se culpa todos los días al verla con esa marca en su rostro a causa de su falta de autocontrol.

Por mi mente pasaba la idea de curar la cicatriz de Emily pero no sabía como se lo tomaria ella si se lo propusiera, eh de decir que a mi me parece sexy la marca pero su pareja se siente culpable al verla y ella tiene baja autoestima.

- Emily. - Ella hizo un sonido con la garganta en muestra de afirmación para que siga. - Sabes, yo tengo el poder de curación y pensaba en que tal vez podría curarte la cicatriz, aún que si no quieres esta bien, es decir a mi me encanta como te queda, eres hermosa, pero lo decía más por Sam pero claro no quiero que me mal intérpretes, digo... ahg. - Hablé demasiado rápido de manera torpe.

Ella se quedó callada viendo con una expresión que no supe descifrar.

- ¿Podrías quitarla? - Sus emociones empezaron a ser de alegría, sorpresa, euforia.

- Si. - Mi corazón se aceleró por el miedo a que ella sentirse que le faltase el respeto.

- Hazlo. - Musitó segura.

Yo asenti feliz. Fui al comedor a buscar una silla para traerla a la cocina, ella se sentó con sus nervios a flor de piel. Me concentre dejando salir la energía roja de mis manos. Podía ver como las cicatrices empezaban a sanar, como empezaban a desvanecerse.

Aleje mi mano mordiendome el labio tratando de ocultar mi sonrisa. Ella abrió los ojos con duda. Tome un espejo para ponerlo delante de ella, sus ojos empezaron a aguarse mientras se mordia las mejillas y agitaba sus manos de manera rápida.

- ¡Sam! ¡Sam! - Salió de la cabaña gritando el nombre de su prometido con alegría notoria en su tono.

La seguí con una sonrisa por la manera tan alegre en la que ella se había puesto. Al salir el lobo estaba con los betas, el hombre al ver el rostro de su chica quedó en shock. Tomó con delicadeza sus mejillas tanteando la zona para ver si era realidad lo que veía.

- Melanie las curó. - Susurró con lágrimas derramando.

Mi obra de paz en el día había sido echa. Sam se giró a mi atónito y sonrió en grande para después llenar de besos el rostro de su amada.

- Como que es un momento romántico, eso significa que también podríamos besarnos para aumentar el amor de la escena. - Sugirió Paul con una sonrisa coqueta en mi dirección.

Jared trato de aguantar la carcajada que tenía en su garganta mientras los dos enamorados se giraron en nuestra dirección al escucharlo.

Lo mire con cara de pocos amigos dando a entender mi respuesta logrando que la carcajada de Jared salga a la luz.

- Sigue soñando.

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