⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀001.
☠. ROSIER TERMINÓ DE DEVORAR su pizza hawaina para después agarrar una barra de chocolate y comérselo mientras veía el espantoso panorama de su cárcel.
Hoy había tenido un día un poco más tranquilo que los que se acostumbran, ningún monstruo la había atacado, algo que le alegraba pero a su vez le ponía los pelos de punta.
Justo cuando se terminó su barra de chocolate comenzó a escuchar pasos y murmullos, no dudó en colocarse su capa y camuflarse entre las sombras.
Divisó a un titán de cabello y ojos plateado con un raro atuendo y una escoba, pero lo más sorprendente es que venía acompañado de un semidios, el cual desprendía un gran poder.
— El santuario de Hermes —explicó el titán.
El semidiós frunció el entrecejo.
— ¿Un santuario de Hermes en el Tártaro?
El titán se rió de regocijo.
— Sí. Se cayó de alguna parte hace mucho. Tal vez del mundo de los mortales. Tal vez del Olimpo. De todas formas, los monstruos lo evitan. Casi todos.
— ¿Cómo sabías que estaba aquí? —preguntó nuevamente.
La sonrisa del titán se desvaneció. Tenía una mirada vacía en los ojos.
— No me acuerdo.
— Tranquilo —dijo el semidiós rápidamente.
Treparon al interior del cráter y entraron en el círculo de columnas.
El semidios se desplomó, cansado por su largo recorrido, pero seguía alerta a todo.
— Has dicho que alguien nos estaba persiguiendo —recordó—. ¿Quién?
El titán pasó su escoba alrededor de la base del altar, agachándose de vez en cuando para examinar el terreno en busca de algo.
— Sí, nos están siguiendo. Saben que estáis aquí. Gigantes y titanes. Los vencidos. Lo saben.
« Eso explica porqué ningún monstruo me atacó el día de hoy. Fue por estar detrás de él » Pensó Rosier.
— ¿Por qué paramos, entonces? —preguntó—. Deberíamos seguir adelante.
— Pronto —dijo el titán—. Los mortales necesitan descansar. Este es un buen sitio. El mejor sitio para... Oh, el camino es muy largo. Yo os vigilaré.
— ¿Estás seguro, Bob?
Bob asintió rugiendo.
Rosier aguantó sus ganas de reírse, era un nombre muy curioso como para un titán.
— Bien. ¡Cuando te despiertes, habrá comida!
Rosier decidió quedarse para saber cómo un semidios terminó en un lugar tan peligroso como ese. Sí, la chica era un poco curiosa. Pero después de tantos años de estar ahí le sorprendía ver a otro humano en el Tártaro.
Pasó como una hora y el chico no logró dormir, así que se colocó hablar con el titán y se enteró que su nombre era Percy.
De repente ambos se callaron y el titán Bob, se volteó y miró hacia donde se encontraba ella, apretó los labios y frunció el ceño cosa que sorprendió a Rosier.
— Sal de ahí. —dijo el titán agarrando firmemente su escoba.
— ¿De quién hablas, Bob? —preguntó Percy pero aún así apuntaba con su espada de bronce celestial donde se encontraba la chica oculta.
Rosier formó una sonrisa sarcástica.
— Tengo que admitir que me sorprenden tus instintos, Bob —dijo saliendo entre las sombras—. Nunca nadie antes me había atrapado tan rápido como tú lo hiciste.
— ¿Quién eres? —preguntó Percy.
— La verdadera pregunta aquí es: ¿Quiénes son ustedes?, ¿Y qué hacen en mi territorio?
Percy se rió entre dientes.
— Creo que no es necesario decir quiénes somos porque se nota que nos haz estado escuchando por un tiempo.
— Puede que sea cierto, Percy —la chica soltó un suspiro para después volver a formar su sonrisa sarcástica una vez más —. Me presento, soy Rosier Dankworth.
La chica se quitó la capa dejando a la vista su rostro sorprendiendo en el acto a Percy.
— Eres una semidiosa...
— Me hubiera gustado que no dijeras algo tan obvio pero sí, al igual que ustedes terminé en este patético lugar.
⍦. — ¿Y TÚ CÓMO terminaste aquí? —preguntó el semidiós después de haber relatado el cómo terminó en ese terrible lugar.
— Hay muchas entradas al Tártaro y, desgraciadamente, me crucé con una. Estaba luchando con unas furias y una de ellas me empujó y caí, caí y caí y aquí estoy.
— ¿Hace cuánto estás aquí? —preguntó nuevamente el chico.
Rosier apretó sus labios formando una fina línea.
— No lo sé —mintió—. El tiempo transcurre aquí de manera distinta.
Percy asintió no muy convencido de sus palabras.
— ¿Saben cómo llegar a las Puertas de la Muerte? —preguntó sin rodeos.
Rosier y Bob intercambiaron miradas sorprendidos ante la pregunta del chico. Rosier sintió un terrible escalofrío al escuchar sobre las puertas.
— Sí, o al menos yo sí. —respondió la chica.
— ¿Puedes llevarme hasta ahí?
— Las puertas de la muerte están invadidas de monstruos, Percy. No es muy seguro ir hasta ahí y menos con un semidios tan poderoso. —dijo Bob.
— Tomaré el riesgo. Hay que cerrar lo antes posible esas puertas antes de que más inocentes mueran...es mi única oportunidad de salir de aquí.
Rosier frunció el ceño mientras que sus pensamientos se movían como un huracán.
— Yo te guiaré —Rosier notó como los ojos hipnotizantes de Percy se encendió una chispa de esperanza—. Siempre y cuando me dejes ir contigo.
Percy pareció pensarlo por un momento para después asentir.
— Está bien.
— Yo los acompañaré. —dijo Bob.
Percy sonrió.
— Muchas gracias, Bob.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top