𝐌𝐚𝐬𝐚𝐣𝐞.
Killua estuvo horas en el gimnasio hasta que terminó su rutina.
Hubiera ido acompañado, pero su novio fue llamado en la Asociación de Cazadores. Sospechaba de que se trataba de quizás alguna nueva misión, ya que desde hace semanas no recibía alguna.
Aunque tuvieron varias en conjunto pero últimamente tomaron un par de manera individual. No le mostraba, necesitaba cada quien su espacio y solían separarse por un tiempo no prolongado, les hacía bien.
Volviendo a la comodidad de su casa notó al instante que no se encontraba Gon, así que tuvo oportunidad para darse una buena ducha por lo sudado que estaba.
Tan pronto salió desnudo fue fácil percibir el sonido de las llaves mientras caminaba hacia la cocina, ya que por la actividad física lo dejó hambriento. Estaba a nada de abrir la nevera y tomar algo cuando unos brazos lo rodearon.
—¡Killua! —el moreno no cayó en cuenta de cómo se encontraba su pareja. Tras verlo sonrojado sin responderle se extrañó. —¿Killua? —miró hacia abajo. —¿Por qué no llevas ropa?
—¡Acabo de tomar un baño! —se quedó con el brazo a medio camino de su precioso destino. Unos fideos que prepararon el día anterior.
Gon abrió la boca simulando sorpresa pero no se movió en ningún momento del cuerpo que se mantenía tan cerca de él.
—¿Fuiste al gimnasio?
Por la hora sabía que normalmente iba tres veces a la semana antes del mediodía, otro indicio es que tuviera esas intenciones de comer temprano. Solo lo hacía cuando se desgastaba tanto.
A pesar de hacer la pregunta se distrajo rápidamente dejando su rostro restregarse contra los pectorales, estaba de buen humor por el trabajo a futuro que iba a tener así que lo observó con ilusión.
—Sí. ¿Y a ti cómo te fue?
—Bastante bien. Tengo una misión donde nos darán información dentro de unas semanas, debido a que el líder que lo encabeza debe hacer acto de presencia para hablarlo personalmente.
Se quedaron callados disfrutando del calor ajeno hasta que escucharon el estómago del albino sonar.
—Lo siento, te interrumpí. —sacó un poco la lengua para separarse. Dejó su mochila en la encimera, justo después de hacerlo sintió un beso en su cuello que le hizo saltar de su lugar.
Giró su rostro algo sonrojado, notando la sonrisa gatuna del pálido para volver a lo suyo.
Dejó afuera unos papeles, una botella de agua además de cosas innecesarias pero que siempre traía consigo en cada oportunidad que salía de casa. Aunque no podía pensar con claridad teniendo a Killua detrás suyo. Eso empeoró cuando lo notaba algo rígido, como si necesitara relajarse.
—¿Quieres que te de un masaje? —aunque la propuesta sonara inocente ambos notaron la tensión crearse a su alrededor.
Gon se quedó estático cuando los ojos rasgados se clavaron en él. Estaba calentando la comida en una olla.
El olor era agradable.
—Claro.
Luego de que reposara el albino se acomodó bocarriba en la cama. Su novio se sentó cerca sobre sus talones, nervioso hasta la médula. No tenía ni idea de cómo empezar, se aferraba a la crema corporal que mantenía entre sus manos.
Cuando los ojos azules dejaron de verlo, pudo tomar valentía. Killua se concentraba en no mover ni un solo músculo para evitar el impulso de abalanzarse contra su pareja. El resultado sería el mismo sino perdía la paciencia, hasta llegaría a ser más satisfactorio.
La crema se encontraba algo fría por estar tanto tiempo guardada y es que no era de uso tan común, al menos por el lado de Gon que su piel estaba acostumbrada a los rayos fuertes del sol. A comparación del pálido que era todo lo contrario, teniendo que usar un buen protector solar para cuidarse y evitar quemaduras.
El que se encontraba acostado sintió pronto las manos frías con el contacto del producto haciéndole estremecer, empezando a presionar contra sus hombros y apretando en ocasiones con movimientos circulares. Así se mantuvo unos minutos hasta que bajó centrándose en uno de los brazos, eso le estaba desesperando. Apenas comenzaba.
—Gon, ¿puedes seguir más rápido? —pidió aguantando las ganas de morderse el labio inferior.
—¿Qué pasa?
Un tono travieso se le escapó cuando respondió a la pregunta con otra. Se detuvo en el pecho que notaba con facilidad que empezaba a bajar y subir agitado.
—No te hagas el que no sabe. —sujetó la muñeca contraria mientras lo miraba, al diablo controlarse.
Gon tragó un poco de saliva con el rostro en un intenso rojo. Estaba perdido en el mar que le observaba ansioso, sin darse cuenta hasta segundos después de que su mano era llevaba con lentitud a su pelvis.
El pene de Killua estaba más que despierto, cuando fue acariciada la longitud no reprimió gemidos bajos y jadeos. La masturbación era muy similar a como el moreno se la hacía a él mismo pero teniendo cuidado, pronto el líquido transparente dejó rastros en la piel canela.
Siempre le sorprendía lo sensible que llegaba a ser su novio, al principio no demostraba esa sensibilidad hasta que fueron experimentando, donde quedaba maravillado por sus expresiones de placer. Como está se transformaba a una de lujuria donde normalmente habían gestos serios y maduros.
Salió de sus pensamientos escuchando un gruñido que sobresalió del resto, anunciando el orgasmo de su amado.
—Killua... —pidió atención cuando la excitación resultaba demasiado abrumadora. Pronto fue guiado para quedar acostado como antes estaba su pareja, solo que en cambio cuando su miembro fue liberado dio un gemido agudo cuando la lengua marcó gran parte dejando saliva como prueba.
Perdía el uso de la razón cuando era complacido de esa forma, no podía pensar en nada. Únicamente se retorcía dejando salir gemidos prolongados cuando su zona sensible era acariciada, seguía llamándolo en busca de que no se detuviera.
Pronto tuvo permiso de sentirse mucho mejor cuando Killua siguió chupando el glande mientras acariciaba el resto. Los orbes mieles se entrecerraron con lágrimas a punto de deslizarse por sus mejillas.
Tuvo que aferrarse a algo en el último segundo, sosteniendo la cabellera blanca mientras su espalda se arqueaba levemente por el orgasmo que lo azotó bastante fuerte. Dejó salir un sollozo cerrando los ojos con lentitud para volver a abrirlos mirando hacia abajo, por su vista nublada tardó unos segundos en apreciar al albino y como limpiaba los restos de su propia esencia para dejarlo descansar.
Dio nuevamente un sonidito de atención para ser rodeado por los brazos fuertes que lo acercaron lo suficiente para darle un beso.
𝑁𝑜𝑡𝑎 𝑓𝑖𝑛𝑎𝑙 ت:
Bueno, estas semanas estuve como una frenética escribiendo. Este fue el que me costó más, pero supongo que fue por el hecho de siendo el último me lo tomé con calma.
¡Muchas gracias por llegar hasta aquí! Y a las personas que estuvieron leyendo diariamente. Aunque no tiene tanto contenido a nivel de palabras di mi mayor esfuerzo ﹙muchos fetiches fueron cumplidos en este reto al menos jsjsk﹚.
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