𝑺𝒉𝒐𝒐𝒕𝒊𝒏𝒈 𝑺𝒕𝒂𝒓𝒔
Él siempre había deseado bailar bajo las estrellas, junto al manto de la noche y la cálida luz de la luna. Donde solamente las estrellas y la luna eran testigos.
Era un sueño que siempre había tenido desde niño, desde que vio en aquella película como los protagonistas se miraban con amor mientras bailaban bajo la noche.
Se encontraba viendo la noche junto a las estrellas, por medio de una ventana, en su mano tenía una taza de café la cual ya estaba vacía.
Pero todos sus sueños se derrumbaron una vez que quedó huérfano a la edad de 4 años, actualmente tenía 20 años y se sostenía sólo con un trabajo, el cual era como jardinero en una casa de ricos. Aunque no era tan malo, era algo extravagante, ya que aquella casa pertenecía al prestigioso Black Doom, dueño de una de las más grandes empresas y el más rico de todo Mobius.
Había conseguido trabajar ahí, y con lo que ganaba lograba salir adelante, vivía en aquella casa ya que aparte de ser jardinero ayudaba a las mucamas a limpiar.
Y el dinero que ganaba lo utilizaba para mandárselo a su tía, la cual cuido de él hasta que logró independizarse y salir adelante, siempre estaría agradecido con ella por evitar que se desviara del camino.
Mientras arreglaba el pequeño jardín que estaba en el balcón de una de las hijas de Black Doom, un erizo azabache lo observaba sin que se diera cuenta. Nunca había experimentado el sentimiento del amor, todas las chicas y chicos que llegaron a salir con él, solamente lo hacían por el dinero.
Detestaba aquello.
Pero él, ese pequeño erizo cobalto, se había logrado ganar su corazón, y quería que lo viera con los mismos ojos que él lo veía.
Pero era difícil acercase a él sin tener que distraerlo de su trabajo, si algo que su padre odiaba era que dejaran de lado el trabajo por atender otras cosas de menor importancia.
Sumido en sus pensamientos, no se dio cuenta que su hermana llegó por atrás, y no lo hizo hasta que la mencionada lo asustó.
—¡¿Qué haces?!
—Viendo cómo acosas a Sonic sin siquiera acercarte a él —respondió riendo la erizo rosada.
—Claro que no, sólo estaba viendo que no le faltara nada, el pobre tuvo que trabajar desde cero para arreglar tu jardín.
—Por favor, Sonic ama mejorar los jardines, he hablado con él y me ha dicho que una de sus pasiones de niño eran las plantas, le gustaba hablar con ellas, aprender de ellas, y que sin duda alguna se hubiera especializado en biología sí hubiera tenido la oportunidad de estudiar la universidad.
Amy logró ver como los ojos de su hermano brillaban al ver a Sonic, más obvio no podía ser.
—Está noche habrá noche de estrellas fugaces, sería una buena cita si lo piensas —sonrió maliciosamente esperando ver la reacción de su hermano, la cual fue la esperada.
—Pero tiene trabajo-
—Papá y mamá no estarán dentro de una semana por negocios, así que puedes distraerlo un poco de su trabajo. Además, lo prefiero a él de cuñado que a Sonia.
—Sabes que papá espera que me case con ella.
—Y tú sabes que mamá quiere que lo hagas amando a la persona que amas, si te lo propones, puedes enamorar a Sonic y estar juntos, y por papá no debes preocuparte, es muy sumiso ante mamá —comentó riéndose.
—Está noche lo haré —mencionó orgulloso.
Amy lo observó orgullosa, jamás había visto a su hermano tan enamorado de alguien, y lo apoyaría con tal de que fuera feliz.
Ya era de noche y se encontraba acomodando los platos que se habían utilizado para la cena, la casa se sentía muy callada, normalmente así era una casa donde vivían pocas personas.
Los señores habían salido por viaje y solamente estaban sus hijos, aunque ambos se iban a la universidad por la mañana, solamente se sentía el ruido de las mucamas limpiando y hasta ahí.
Terminó de guardar el último plato y apagó las luces del piso de abajo, no son antes regar las plantas que se encontraban ahí. Aprendió a quererlas por medio de su madre, del poco tiempo que la tuvo con ella pudo apreciar aquellas plantas verdes que su madre tanto amaba.
Fue a su habitación y comenzó a alistar su cama para dormir, caminó hasta uno de sus muebles y abrió un cajón sacando un camafeo del mismo. Al abrirlo pudo observar una foto de sus padres y él de bebé, sonrió feliz de al menos tener el recuerdo de ellos.
Aunque ya olvidara sus voces.
Volvió a guardar el camafeo en el cajón, no quería perder el único recuerdo que tenía de sus padres.
Escuchó la puerta y fue para abrirla, aunque le extrañaba ya que casi nunca nadie lo requería a esas horas.
Al abrirla se encontró con el azabache y un sonrojo en sus mejillas fue notado por el otro, el azabache sonrió al ver esa reacción, era justo la que necesitaba.
—¿Qué necesita señor Shadow? —le preguntó cortésmente mientras sus dedos apretaba la madera de la puerta, ese erizo lo ponía nervioso.
—Ya habíamos hablado Sonic, no me digas señor, tengo 24 solamente.
—Pero no sería correcto.
—Mientras tú y yo lo sepamos, no tendría porque haber problema —sonrió transmitiendole confianza.
Sonic correspondió a esa sonrisa.
—Hoy hay una noche de estrellas fugaces, me preguntaba si quisieras ir a verlas conmigo —le tendió la mano en espera de que aceptará.
Sonic sabía que no debía aceptar, pero su corazón pedía a gritos pasar tiempo de calidad con aquel erizo. Dejó que su corazón tomará las riendas de la situación y aceptó ir con él.
Al final, sólo era una noche de estrellas fugaces, uno de sus tantos sueños, no como lo tenía planeado, pero algo era algo. Nada malo podría pasar por ello.
Esto ya dejó de ser 31 días de drabbles seguidos
No sirvo para estas cosas😭
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