━━OO

INICIO

• • •

Escuchaba los leves cantos de los pájaros que volaban cerca de los grandes árboles. Podía sentir los rayos de luz chocar contra mi rostro provocando un gesto de disgusto de mi parte comenzando abrir mis parpados.

Usualmente cuando me despierto, mi madre me observaba pero cuando giré para verla me sorprendí de no encontrarla, era muy inusual, ella nunca me dejaba sola.

──Mamá. ─llamé mirando a mis lados en busca de ella, pero no escuche respuesta suya. ──Mamá, ¿dónde estás? ─me levante del pasto donde dormía, caminando a mis alrededores gritando por ella. ──Mamá Mizu.

Camine por todo un día a los alrededores, pero no la encontré. Ni siquiera algún rastro, su olor, huellas, nada... es como si se esfumará de la noche a la mañana.

Pero no me di por vencida y entre lágrimas, que no podía reprimir, camine lejos en su búsqueda. Ella era lo único que me quedada después de que él se marcharse dejándome sola.

No se cuanto tiempo llevaba caminado sin éxito alguno, solo se que fueron largos días y sus noches en los cuales mi madre Mizu no esta conmigo. Cansada de tanto caminar, me senté debajo de un árbol escondiendo mi cabeza entre mis rodillas comenzando a sollozar sin parar.

Se que es patetico, pero no había otra cosa que pudiera hacer. Mi llanto se vio interrumpido por un gran dolor en mi cabeza, algo había caído encima mío.

Sobé el lugar del golpe mirando al frente mío encontrando un gran huevo blanco con algunas rayas verde pastel, eso era lo que me había golpeado.

──Es demasiado grande para ser de un pajaro. ─murmuré, una cara de asombro se posó en mí al pensar en algo. ──A no ser. ─me acerque a él. ──¡Qué seas un huevo de dragón! ─expresé con una sonrisa.

Lo toque dandome cuenta que estaba helado, si sigue así es probable que no pueda nacer. No tarde en hacer un lugar cálido en el cual podamos estar los dos. Una vez colocado en un buen lugar aferre mis brazos alrededor del huevo olvidandome por unos segundos la tristeza que estaba en mí.

──Ahora eres lo único que tengo. ─murmuré al recordar el suceso de hace días. ──Y no te dejare jamás, te lo prometo.

Mirando el cielo estrellado, hice esa promesa la cual mantendré por siempre.

──¿Donde estarás mamá? ─pregunté inconscientemente. ──Te extraño mucho. ─una lagrima bajo por mi mejilla sin poder retenerla.

━🍃

Han pasado algunas semanas y el huevo todavía no se ha roto, siempre lo mantengo en una temperatura calida por lo tanto no debe de tardar en nacer.

Me pregunto, ¿cómo será? ¿De que color será su pelaje? ¿Rojo, amarillo, azul, blanco o verde? ¿Hembra o macho? En lo personal me encantaría que fuera mujer así podemos entendernos mucho mejor.

El sonido del cascaron comenzando agrietarse me trajo de mi mundo de pensamientos, al escuchar ese sonido me hizo poner una sonrisa en mis labios, el cascaron se rompió por completo dejando ver a una gatita de color verde pastel.

La mire y ella a mí, estuvimos así por unos segundos hasta que sonreí.

──Bienvenida al mundo... ─me quede pensando un nombre hasta que lo encontré. ──Sora. ─la tome entre mis manos cargandola. ──Mi nombre es Natsumi Atwater tu nueva y mejor amiga.

De su espalda le salieron una alas color blancas con las cuales comenzó a volar a mi alrededor con una sonrisa.

──¡Puedes volar! ─me levanté comenzando a perseguirla. ──¡Es increíble!

De pronto me tomo de mi espalda elevandome para comenzar a volar por el cielo, podía ver todos desde una gran altura, hacía tanto tiempo que no sentía esta sensación.

──¡A partir de hoy nunca nos separaremos, Sora! ─grite sintiendo el aire chocar con mi rostro.

──¡Nunca Natsumi, es una promesa! ─me sorprendí al escucharla hablar pero me alegro más.

━🍃

Los segundos pasaban convirtiéndose en minutos llegando a ser horas hasta formarse semanas quienes se volvian meses.

Así es.

Meses, casi un año pasé buscando a Mizu, mi madre, pero nada, no hay rastro suyo. Siento que no soy la misma, que la tristeza se esta apoderando de mí, ni siquiera Sora, que esta conmigo siempre, es suficiente para hacerme sonreí.

Simplemente no puedo, perdí lo único a lo que le importo, a quien me cuido, alimento, entreno y enseño todo lo que se.

Hubo un día que mi mente y cuerpo, ya no lo soportó y rendida sin esperanza, me tiré a un rio nadando a lo profundo donde me sente comenzando a llorar. Estar en el agua me hacía sentir un poco más segura por el simple hecho de recordarme a mi madre.

Las lagrimas se mezclaban con el agua y gracias a la gran tristeza que sentía en mi ser, inconscientemente, provoque que el rio comenzara a desblordarse de la orilla yendo directo a un pequeño pueblo colina abajo.

Llore, llore y llore sabiendo que era lo único que podía hacer y que eso no la encontraría por arte de magia. Se que fue egoísta de mi parte, dejar a Sora sola en la superficie, pero necesito desahogarme todo lo que no he podido.

El tiempo pasó llegando a ser exactamente un mes y yo seguía llena de lagrimas, no comía pues el agua a mi alrededor me daba energías, aunque no seria igual a la comida.

Sentí el hedor de una persona acercarse al rio en la superficie buscando algo, pensé que seria un aldeano de los que viene a veces. Pero me equivoque porqué sentí una gran presión en el agua que me hizo estremecer, mire la tierra que se convirtió en cuadros pequeños a unos centímetros de mi, por poco y yo hubiera sido la que estaría en cuadritos ahora.

Con miedo salí del agua lentamente hasta llegar a la superficie donde había un hombre parado mirándome fijamente salir con una cara de confusión.

Se quedo así por unos segundos.

──¡Mierda! ¡Casi mato a una niña! ─exclamó tomándose su cabeza.

──¡Natsumi! ─sentí los brazos de Sora en mí. ──¡Me alegra saber que estas bien! ─sonreí un poco.

──Lamento preocuparte, Sora. ─mire al hombre que nos miraba curioso, más a Sora ya que era un gato que volaba y hablaba. ──¿Quién es usted? ¿Y por que casi me mata? ─pregunté.

Él sonrió nervioso rascando su cabeza.

──Veras... mi misión era acabar con el monstruo acuático que habita este rio ya que siempre ocasiona inundaciones en el pequeño pueblo de abajo. ─mire a otro lado ya que fui mi culpa, Sora también me miraba un poco mal. ──Pero creo que me equivoque...

──Lo siento. ─me disculpe.

──¿Eh? ─me miró. ──¿Por qué te disculpas?

──Siento haber causado problemas a los del pueblo. ─lo mire pero él, en un segundo, ya estaba al frente mío muy cerca, mirándome. ──¿Q-qué tanto me mira?

──¿Estas sola? ─baje mi cabeza un poco, él entendió que era cierto. ──Por eso estabas llorando provocando que el agua del rio se desbordara.

──Lo siento. ─me disculpe nuevamente.

──No tienes que disculparte. ─acarició mi cabeza. ──No es tu culpa estar sola sin tener a nadie. Sabes magia de agua, ¿cierto?

──Soy un Dragón Slayer de Océano. ─esto lo sorprendió un poco.

──Eso es lindo. ─se levantó. ──Entonces creo que mi misión esta terminada.

Dio media vuelta regresando a su casa o algún lugar, lo miré caminar unos paso hasta que se detuvo girando su cabeza para terminar por observarme sobre su hombro.

──¿Qué esperas? ─lo mire confundida. ──Tu nuevo hogar espera. ─unas lagrimas de felicidad salieron de mis ojos al escuchar esas palabras.

──¡H-hai! ─mire a Sora quien asintió, camine hasta llegar a un lado suyo. ──Soy Natsumi Atwater, ¿y usted cómo se llama abuelo?

──O-oye no estoy tan anciano. ─un aura depresiva lo rodeo lo que provocó una risa de mi parte, él me miro.

──¿Qué pasa? ─pregunté ante su silencio.

──Me gusta tu sonrisa. Deberías de sonreí más y jamás llorar por nada. ─se inclino hasta llegar a mi altura. ──Me prometes no volver a llorar.

──Lo prometo. ─sonreí.

──Eso es, esa sonrisa es la que quiero ver siempre. ─me tomó mi mano comenzando a caminar. ──Por cierto me llamo Gildarts.

──¿Y a dónde vamos? ─me miró con una sonrisa.

──A tu nuevo hogar. ─miró al horizonte observando el atardecer. ──Vamos a Fairy Tail.

━🍃━

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top