◇O3

Park, ésto, Park aquello. Toda la bendita mañana fue una pesadilla para el Omega quien no paró de complacer a su jefe.

Ni siquiera le dio tiempo de desayunar algo, sólo comió un poco de pan de nueces que le sobró al alfa Min.

Aparte de que le hizo hacer su jugo especial de kiwi con apio. Lo cual le hizo querer vomitar al rubio.

─¿Terminaste lo que te pedí Park? ─pregunta demandante el Alfa el cual se alistaba para salir hoy en la noche.

─Sí señor Min. Doble la ropa como me pidió, acomode cada uno de sus relojes. Su auto fue desinfectado también, ya está afuera esperando por usted. Limpie sus zapatos, mandé su ropa a la tintorería e iré por sus trajes a la 5.

Dice muy apresurado el rubio.

─Muy bien, ya te puedes retirar Park.

Hace una reverencia el rubio saliendo del lujoso apartamento. Todo el maldito día fue una pesadilla para el rubio, Park ésto no está bien doblado, Park ¿acaso a esto le llamas comida?, Park dónde demonios está mi laptop, y bla, bla, bla.

Su día fue del demonio, ahora entendía por qué todos sus empleados se iban, es un maldito grosero. El Omega entra a su pequeño apartamento donde prepararía una deliciosa cena y vería una película, quería relajarse y dejar de pensar en su tonto jefe de pacotilla con carácter de perro, aún que lo era en parte.

Trabajar así para él es agotador, le dolía todo el cuerpo, ni siquiera en otras empresas le explotaban tanto como el Alfa a él.

Había puesto a prueba al omega todo el día, fue divertido verlo de un lado a otro. Le preparó un desayuno rico algo que le gustaba del omega, tenía talento para ello; además del té verde que endulzo con miel, bastante rico y dulce para su gusto.

YoonGi salió de su apartamento bajado el elevador, entro a su auto Mercedes Benz negro de camino a la fiesta de empresarios que tenía que asistir, odiaba esos eventos porque más de uno le miraba extraño por su máscara. El mismo tema entre ellos era el por qué ocultaba su rostro, nadie sabía quién era, no tenían ninguna fotografía de su cara más la de cuando era un niño; su padre y madre eran famosos por sus grandes compañías de las cuales él se hace cargo junto a su socio Kim Tae Hyung.

Es el único que sabe su historia y conoce su rostro, aparte de ser su mejor amigo.

Llega al lugar y abren su puerta dejando ver la entrada llena de fotógrafos por todo el pasillo, como odiaba esos malditos parásitos que se alimentan de la vida íntima de los demás. Camino sin responder ninguna de las preguntas estúpidas que hacían, abrieron las puertas, un elegante lugar miro el Alfa con aburrimiento; nada nuevo que su ojo no haya visto.

La hipocresía en todos ellos, buscando a qué socio encontrar para estafar con sus ideas estúpidas. Todo lo a visto y oído, eran unas lacras ponzoñosas. Lo bueno era que él no caía en ninguno de ellos.

Fue bien recibido por los alfas encargados, muchos empresarios se acercaban al Alfa para sus negocios sin futuro, los cuales Min rechazo no muy amable que digamos. Llega a su mesa, a su lado llega su mejor amigo quien no tardó en saludarlo.

─Creí que no vendrías querido amigo, espero que tengas paciencia contigo porque el señor Lee no pretende desistir de la idea del negocio de los modelos nuevos de móviles, realmente es como una patada en el hígado.

Menea su copa mirando alrededor. Oro, plata, diamantes y mujeres preciosas con sus alfas presumiendolas como trofeo, le daba náuseas al Alfa Min.

─Se lo dije una vez, se lo diré otra vez, su idea es estúpida no me interesa en lo absoluto.

─Ya lo sé, pero es demasiado insistente, por eso te digo que tengas paciencia con él, hay muchos buitres en este lugar, cualquiera vendrá con sus ideas millonarias a querer convencerte. ─informa el Alfa castaño mirado a las omegas solteras del lugar.

─Lo de buitres tienen razón, pero yo soy un león despiadado que los comerá vivos si me tocan los cojones. ─responde con superioridad.

─No me cabe la menor duda querido amigo.

Tenía tantas empresas detrás de él con ideas millonarias, pero no le interesaban al Alfa porque el de sobra tenía la creatividad de diseñar los modelos para eso, incluso de tecnología para las investigaciones de Corea.

Suspira mirando alrededor a las personas susurrando cosas sobre él, como había dicho, él siempre era tema de conversación de cada lugar al que asistía. El Alfa Kim Taehyung se dio cuenta de ello así que tomó de su copa de champagne colocándose de pie.

Odiaba cuando esos entrometidos Alfas, omegas y betas empezaban hablar sobre su mejor amigo, nadie entendería por qué se oculta y menos con esta sociedad tan hipócrita.

─Vamos, hay alguien que quiero presentarte, te conviene de cierta manera.

─No me incomoda sus comentarios sobre mí, he lidiado con eso durante muchos años querido amigo, no me afecta y lo sabes.

─Lo sé, pero en serio quiero presentarte a alguien. Es la viuda de las empresas Park, has querido hablar con ella después de que su esposo falleció.

Min se pone de pie porque justo a eso venía, ella es la viuda del Alfa Park Seung Hyun; quien falleció hace un año en un accidente automovilístico.

─Eso me interesa.

─Lo sé. ─le guiña divertido.

Caminaban adónde la hermosa omega de pelo rubio reía con un par de vejestorios alfas, parecía algo incómoda así que Min se acercó llamando la atención de todos ellos en especial la de ella.

Su olor a menta fresca era potente, además de ser hijo de la diosa luna, un Alfa pura sangre. De los pocos que quedaba en el mundo. Por eso muchos omegas lo buscaban, era un hijo de la luna y multimillonario.

─Buenas noches, Señora Park. ─La omega lo mira un poco curiosa─ ¿Podría hablar con usted?, es importante. ─le dice seguro mirando a los alfas casi gruñir.

Era cómico.

─Por supuesto Señor Min, si me disculpan caballeros tengo negocios que atender, hablaremos después.─ La Omega se aleja de los alfas ancianos con un poco más de alivio.

Le tiende la mano el Alfa y ella la tomó sin dudarlo, se dirigen aún lugar más privado para hablar, bajó la mirada de cierta persona.

Llegan al lugar y Min no se anda con rodeos.

─¿De qué quieres hablar conmigo señor Min? Aunque me sorprende demasiado. ─pregunta la omega ya estando en una terraza donde el jardín se miraba hermoso.

Una vista preciosa.

─Señora Yong sun, déjeme presentarle a mi querido socio, el Alfa Kim Taehyung.

Hace una reverencia ante ella y la omega hace lo mismo.

─Quería hablar con usted sobre un negocio que nos conviene a ambos, si quiero ir al grano lo hago sin tantos rodeos─ empieza a decirle lo cual la omega pone atención.

─Lo escucho.

─Sé que abrirá su nuevo restaurante ─ella asiente afirmando—, y yo en poco tiempo inaugurare algunas cosas como línea blanca, podemos fusionar ambos en su nuevo restaurante ganado los dos al mismo tiempo, su calidad de comida preparada con mi marca de electrodomésticos.

Le propone.

─Me parece una idea interesante Señor Min, mi restaurante aún me falta algunos detalles pero podemos hablar de esto más a detalle. ─Juega con su collar dando a entender otra cosa.

Mujer con otras intenciones en sus palabras. No le sorprende para nada.

─¿Cuándo usted disponga señora Park. ─Miró su intención de coquetear, pero definitivamente ella no era su tipo.

La Omega saca algo de su bolso entregándome una tarjeta con sus datos.

─Llame mañana y quedamos en vernos para hablar de esto, ahora me tengo que ir, tengo que hablar sobre mis empresas.

─No se arrepentirá ─musitó Kim Taehyung, mirando las intenciones de la viuda Omega.

─Sé que no lo haré, con permiso.

Hace una reverencia y se marchó de ahí sonriente moviendo sus caderas, mentiría la Omega si decía que era una mala idea, es más le convenía en todo sentidos pues la marca Hybe es demasiado popular en electrónica y línea blanca.

YoonGi sonríe totalmente satisfecho, otro logro más para el Alfa. Fingir amabilidad le molestaba.

─Eso no fue tan difícil después de todo, se nota que la viuda Park quiere ser más reconocida, aparte de coquetear descaradamente contigo.

─Si me rechazaba posiblemente su restaurante se iría al carajo, es una Omega, nadie la tomaría en serio en un mundo dirigido por Alfas.

Ríe Taehyung ante sus palabras.

─Eso sonó muy machista querido amigo. ─suspira─ hay que celebrar con una copa, podemos tomar en tu apartamento si te parece.

─Me iré no tengo tiempo para eso, estoy cansado, tuve mucho trabajo con los nuevos modelos para las tablets.

─Es verdad pronto saldrá. Por cierto, ¿ya tienes nuevo asistente?, supe que el beta te mando al carajo─ se burla.

Hasta el día de hoy hace apuestas con sus compañeros de cuánto duraban los asistentes de su mejor amigo y jefe, ganaba siempre por qué no duraban ningún día.

─Era un inútil, venía sólo a trabajar para no hacer nada de lo que le pedía, no sé porque rayos quiso el trabajo. Ya tengo a alguien más, es un Omega y es... eficiente por el momento.

Niega el Alfa castaño.

─Deja de tratarlos mal si sigues así terminarás solo toda tu vida, ¿no quieres casarte y tener cachorros? Con esa actitud dudo que alguien te quiera cerca.

Una pregunta directa al corazón del alfa, claro que quería ser padre, criar a su cachorro y más que nada poder amar como una vez amó. Las cosas en él eran muy diferentes ahora, jamás permitiría que alguien lo lastimará otra vez, jamás dejaría entrar a alguien más a su corazón, no después de lo que vivió.

Su amor fue una burla para esa Omega, dudaba que alguien quisiera estar con él.

─Qué tontería dices Tae, mejor me voy, no tengo ganas de hablar de esto y mucho menos aquí.

─Bien, bien, nos vemos mañana para lo de las firmas y los nuevos diseños. ─se abrazan para despedirse.

─Nos vemos y no tomes demasiado no te quiero con resaca.

─Sí señor.

Hace un saludo militar riéndose alejándose. YoonGi camina hasta la salida, pero una mujer lo sigue de detrás. El Alfa no se percata de ello, pero el olor a rosas que él conocía muy bien llamó completamente su atención, eso lo hizo caminar a la salida yéndose al laberinto que tenía el lugar.

La omega sonríe siguiendo lo detrás, su brazo fue jalado dejando ver frente a frente al alfa, que para nada le daba gracia verla otra vez.

─Vaya sorpresa encontrarnos aquí, YoonGi.─ musita con una sonrisa descarada, la Omega pelirroja.

Verla de cerca le traía malos recuerdos, unos recuerdos que dejó en el fondo, pero le afectaba aún.

Ella sonrió mirando al alfa con superioridad, su lobo gruño ante su olor a rosas, ese olor que algún día amo y que ahora le repugna.

─¿Qué haces aquí?, este no es tu ambiente.

Ella menea su copa de champán observado al alfa, la música clásica se oía muy poco, ellos en la poca luz que los alumbraba se miraban con rencor.

─Tienes razón no es mi fuerte, pero mi alfa quería presumir al amor de su vida, él siempre me presume con sus demás amigos, por eso estoy aquí. ─Se presume.

─¿Ya tienes alfa? ─pregunta sorprendido─ que raro creí que sólo jugabas con ellos, no era tu lema "el dinero es primero".

Ella ríe con suma gracia, si ese era su lema, pero no tanto así.

─Lo era hasta que me di cuenta de que él sí vale totalmente la pena, es rico, guapo y con un cuerpo que me fascina.

─Una lástima para la Omega que tiene; ¿realmente a qué quieres llegar con esto?, ¿por qué me sigues?.

─Nada, sólo quería verte y decirte que al fin estoy con alguien sumamente atractivo. Sólo quería presumir, ya sabes cómo soy.

─Eso a mí no me importa ─Masculló con molestia.

─Vez, por qué no admites que te mueres de envidia al verme con alguien.

─Por favor no seas ridícula, poco me importa que andes con alguien como él, dejaste de importarme hace mucho tiempo.

─Si ya no te importo porque ignoraste a mi alfa aquella vez que te saludo, ¿te dolió que él sí es guapo y puede mostrar su rostro ante las personas?, te molesta que no lleve una máscara para ocultar un rostro horrible que produce asco─ escupe con veneno, ella sabía que le estaba doliendo al pelinegro sus palabras, y aprovecho eso para hacerlo mierda.

Una dulce venganza por las humillaciones del pasado.

─Eso no lo decías cuando me besabas. ─se defiende.

─Si, te besaba. Y no sabes el asco que me daba tocar tus labios horribles. Ver tu cara con ese ojo ciego que tienes, decirte a diario que eras hermoso cuando eras un puto monstruo, te soporté sólo por tu dinero; por los lujos que me dabas y nada más. Porque jamás te amé me dabas asco ¡en serio!, tuve traumas y pesadillas con tu maldita cara. Tenía miedo hasta de cerrar los ojos y asustarme contigo.
Sólo fuiste una buena opción monetaria, mi alfa es atractivo, su rostro es perfecto, tiene ojos azules, nariz respingada, sonrisa espectacular, su cabello negro perfectamente peinado.

─Sin embargo tú eres todo lo contrario, jamás encontrarás a alguien que te ame, eres horrible. ─el Alfa se estaba conteniendo de golpearla, en serio quería hacerlo, pero se detuvo─ Déjame ser honesta contigo porque sé que nadie más lo hará. Cualquier Omega o beta que te diga que está interesando en ti, aparte de coger contigo, está mintiendo, porque nadie amaría a un monstruo como tú─ estaba segura de que le dolió en su orgullo─, entre más te lo metas en la cabeza más pronto te darás cuenta de que nadie ama a los monstruos, como tú.

Sonrió satisfecha sacándose del agarre, dándose la vuelta bebiendo de su champán riendo mientras entraba a la fiesta.

Le había dolido al alfa, tanto que sintió sus garras encajarse en sus manos hasta hacerlas sangrar. Salió de ahí a pasos veloces. Subió a su auto quien su chófer condujo lo más rápido posible, no dijo nada, ya que su jefe muy bien no se veía, su olor amargo sé esparcía por todo el lugar del auto.

Cuando llegaron subió lo más rápido posible a su apartamento, se quitó su máscara arrojándola a cualquier lugar del piso, desabrochó su chaqueta quedó sólo en camisa; bebió todo lo que pudo de su mini bar en su oficina, estaba furioso, su ojo su puso Violeta ante las palabras que la Omega le había dicho.

La rabia lo consumió y empezó a destruir todo a su paso, botellas llenas, sus papeles, rasgó el sofá hasta sacarle el relleno, era un desastre total lo que causó. La primera Omega que amo nunca lo amó verdaderamente. El solamente pensar en ella su lobo quería matar al primero que se le atravesara, ella lo humilló algo que jamás alguien había hecho.

Estaba furioso y cuando lo estaba su razonamiento se esparcía a lo malo.

─¡Maldita sea la hora en la que me enamore de ella!, maldita la hora en que la considere mi todo, pero me las pagarás, nadie humilla a Min YoonGi y sale ileso de mi furia! ─bebe otro trago de whisky mirando su rostro desde él espejo que tenía enfrente.

Más rabia le dio ver qué nadie podría amar esa cara que tiene, un ojo ciego blanco, la cicatriz en la mitad de su cara hasta llegar a su labio. Su respiración fue aumentando cada vez, va hacia el espejo y lo rompe de un puñetazo haciendo que los pedazos de vidrios se encajaran en sus nudillos, si ya tenía sus palmas ensangrentadas ahora tenía toda la mano izquierda peor.

Miró el desastre que causó, odiaba ver tanto desorden, lo odiaba, que sin pensarlo salió. Tomó su máscara saliendo de su apartamento yendo por Park.

Jimin dormía plácidamente en su cama suave soñando con un concierto en el teatro de música más famoso de Corea, pero sus sueños fueron interrumpidos por los fuertes toquidos en su puerta.

Se levanta rápidamente mirando que son 2 de la mañana, escucho la voz de su jefe y en un santiamén abrió la puerta dejando ver a su jefe con sangre en su camisa blanca.

Eso lo asustó y antes de decir algo fue jalado de su brazo siendo arrastrado hacía el apartamento.

─¡¿Señor Min qué hace?!, me lastima.

No hubo respuesta, el rubio tenía miedo porque no sabía qué pasaba y la sangre lo dejó perplejo, tenía miedo porque lo lleva contra su voluntad hasta su oficina, entonces cuando entran lo suelta cayendo Jimin al suelo.

─¡Limpia toda esa mierda Park, es una orden!. ─su voz helaba al rubio Omega.

─¿Qué fue lo que pasó aquí? ─Musita mirando el lugar hecho un jodido desastre, parecía que un huracán pasó por ahí.

─Nada que te importe sólo ponte a limpiar.

─Pero...

─¡Que limpies maldita sea!─ gritó con voz demandante, el rubio asintió casi llorando.

Azoto la puerta dejando al rubio con el desastre que él causó. Él Omega estaba demasiado confundido y con miedo, pudo sentir a su lobo tan asustado, le dolía el brazo dónde lo tomó con fuerza.

─No sé qué rayos le pasa ese infeliz... por eso nadie lo soporta, es un imbécil de lo peor.─ dice levantándose mirando el lugar con más detalle─ Maldito Alfa snob, mira la hora que es y me pondrá a trabajar por su berrinche─ limpia sus lágrimas con su suéter el cual le quedaba enorme─ ¿mochi y si seguimos viviendo de la música?, no creo durar dos semanas aquí; ¡Hay maldito Alfa porque no te mueres!, o te caes de un precipicio ─lo dijo sin pensar muy molesto.

Su lobo aulló triste y el rubio suspiró poniéndose manos a la obra, iba a salir por una escoba y un trapeador cuando suena un fuerte golpe en el segundo piso. Corrió el omega asustado a ver qué pasaba, miró tirado a su jefe boca abajo totalmente inconsciente.

El rubio Omega corrió ayudarlo, trató de ponerlo boca arriba, pero el olor alcohol lo hizo querer vomitar.

─Ay, era broma que se muriera, ─paniquio─ no se muera quien me pagara después.

Intento echarle aire, pero el Alfa parecía muerto, no respiraba bien y era por esta tonta máscara que tenía puesta.

─Ay no, si se la quitó me despedirán, pero si lo dejo morir me meterán a la cárcel, ¿qué hago?

Se debatió rápidamente, su jefe era un imbécil de eso estaba seguro, pero no quería que muriese, algo contradictorio a lo que dijo hace unos segundos. Cargó su cuerpo como pudo hasta su habitación que afortunadamente estaba cerca de donde cayó.

─Mi... espalda, ¡ay dios mío!, ¿cuánto pesa este alfa?

Duras penas logró levantarlo hasta que cayó en la cama con su gran cuerpo, el rubio respiró mejor dejando entrar en aire a sus pulmones, quitó el sudor de su frente y miró al Alfa durmiendo pacíficamente, aún tenía esa máscara así que sin pensarlo, bueno si lo pensó, pero seguro era muy incómoda traerla todo el tiempo ¿verdad?.

Se acercó poco a poco a él estirando su mano para quitar su máscara, trago grueso porque este sería su despido definitivo, pero si moría no quería ser culpado de homicidio. Tocó la máscara con sus deditos gorditos, sus dientes castañeaban hacían un ruido por el miedo, pero no dudo en jalar la mascada hasta que ésta cayó al suelo.

Sus ojos marrones se abrieron de par en par, su piel se puso gélida al ver el rostro del alfa.

─Oh por dios...

Se quedó sin palabras, pero tampoco era para tanto, no era.. feo, era muy guapo. La cicatriz en su rostro era muy profunda. Entendía por qué lo ocultaba, está sociedad aún hay personas que se burlan del físico de las personas por cualquier cosa, su jefe de seguro era uno de esas personas inseguras de sí mismas y criticadas por los demás. Bajo las luz de la noche y la poca iluminación de la lámpara, no era como el monstruo que seguro piensa que es.

Se fue acercando más tocando aquella cicatriz con la yema de sus dedos, fue recorriendo hasta llegar a su labio delgado, siendo sutil, se sentía como tocar una grieta.

Iba a quitar su manita cuando fue tomada por una más grande la cual en un rápido movimiento lo acostó en la grande cama, bajo el cuerpo grande del Alfa quien lo miraba inexpresivo.

Ahora el rubio no se preocupaba de ir a la cárcel, ahora temía de ser comida para lobo.

Estaba seguro que sería despedido.



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