◇35
La lluvia caía a cántaros, los truenos hacían que Jimin no pudiera dormir. Su vientre dolía un poco, a pesar de que todo estaba tranquilo en sus vidas, no dejaba de darle vueltas a ese asunto de su esposo fuera del país. Tenía un mal presentimiento, algo le decía que no lo dejara ir, que algo malo pasaría.
Abrió sus ojos y un relámpago resonó que lo hizo tragar grueso, las ramas de los árboles de afuera le daban sombras extrañas a la habitación, dando ese aspecto tenebroso que tanto odiaba. Se puso de pie, fue hacia las grandes ventanas y cerró cada una de ellas. La habitación quedó oscura, pero prendió las lámparas para ver mejor.
Miró el cuerpo de su esposo totalmente dormido; acostado de lado. Jimin sonríe un poco, se vuelve acostar para sí abrazar su cuerpo y llenarse de su calor, pero cuando tocó su espalda desnuda estaba totalmente fría, parecía que había tocado un hielo.
─¿Yoonie? Estás muy frío, ¿estás bien? ─Le dice en voz baja, pero su esposo no se movía ─¿Amor?─ Lo vuelve a mover, pero al girarlo completamente, se lleva sus manos a la boca al ver el cuerpo de su esposo cubierto de nieve combinado con sangre.
El rubio negó llorando y con el corazón tamborileando al mil por segundo, no pudo evitar gritar del horror que le dio ver aquello.
El rubio se sobresaltó agitado de su cama, miró por todos lados percatándose que el día estaba hermoso, el sol entraba por las ventanas. El sudor corría por su frente y todo su cuerpo, miró aún lado notando que su esposo no estaba. Salió de la cama rápidamente, sin importarle irse descalzo hacia abajo.
Las mujeres del servicio lo miraron algo preocupadas por su repentino comportamiento, Jimin corrió a la oficina de su esposo, pero no estaba ahí, salió y entró a la cocina mirándolo tomar su café tranquilamente. YoonGi alzó la mirada y al verlo de esa manera se preocupó.
─¿Qué pasa, amor?, ¿qué tienes? ─Lo abraza y el rubio al olfatear su olor a menta fresca su cuerpo se relajó.
─Tú-tuve un sueño muy feo. ─le dice sin apartarse de sus brazos ─So-soñé que estabas en la cama cubierto de nieve y lleno de sangre, fue horrible.
Dice temblando, ese sueño le pareció tan real.
─Fue solamente un sueño amor, nada malo me pasó, estoy bien. ─pero el rubio aún sentía miedo.
─Fue muy real, estabas muy frío, tenías escarcha de nieve en tu rostro, parecías muerto... y la sangre le dio un toque terrorífico. Pensé que fue real, por alguna razón tengo un mal presentimiento, por favor no vayas a ese viaje, por favor.
Le dijo y suplicó entre lágrimas, pero YoonGi ya había tomado una decisión. Le dejó un beso en la coronilla a su esposo y lo retiró un poco de él aún quedando abrazados.
─En un viaje de ida y vuelta amor, no tienes nada de qué preocuparte. Ese fue sólo un mal sueño, nada fue real estoy bien, deja de llorar amor te miras feo. ─Se burla un poco, pero sólo recibe un manotazo de parte de su esposo.
─No es gracioso, si me asusté, creí que te había perdido y tenía mucho miedo. ─El Alfa seca sus lágrimas con sus dedos, y después le da un besito en su pequeña nariz de botón.
─Mi vuelo sale a las 12, amor. Ya casi me voy. ─Le avisa a lo que él Omega se negaba a dejarlo ir.
─¿Sabías que si dejas a tu omega embarazo solo, le puede hacer daño a sus bebés? No querrás que algo malo nos pase ¿verdad? ─le hace un mega puchero esperando a que por favor no se fuera.
El Alfa niega sonriendo, acariciando la mejilla de su esposo ante su chantaje tan tierno.
─Si es de esa manera, mejor me voy rápido para volver contigo. Así mis hijos y tú no correrán peligro.
Jimin bufo. ─¿En serio no te puedes quedar? Amor por favor, no quiero que me dejes solo, sé que dijiste que me dejarías con el Alfa Taehyung y Jungkook, pero aun así tengo miedo de estar aquí sin ti. Por favor no te vayas.
Suplico robándole besos a su Alfa para que no se fuera, pero nada parecía funcionar y mucho menos el chantaje de su Omega.
─Mi nuevo socio me espera, no puedo fallarle. Te prometo que volveré pronto amor. ─Trata de calmarlo con eso, aunque su omega se negaba a dejarlo ir, al final aceptó.
Sabía que no podía convencerlo.
─Cuando llegues a España me lo haces saber, mándame mensajes cada segundo y no dejes de mandarme ninguno, por favor. -Pidió.
─¿Incluso si estoy en el baño?
─Incluso si estás en el baño. Por favor promete que lo harás.
YoonGi acaricio su mejilla asintiendo.
─Lo prometo amor. Me tengo que ir, nene, te llamaré cuando llegue y cuando vuelva podremos ir a cenar, ya que no hemos podido tener momentos juntos, a solas.
─Cuando regreses me podrás llevar a ese restaurante que anunciaron en la televisión, así me recompensas por no estar conmigo.
Sonríe el Alfa ante su tono tan tierno.
─Lo que tú quieras mi amor, te amo y por favor no te alteres o preocupes, recuerda que le puede hacer daño a los bebés.
─Lo prometo. Te amo y que tengas un buen viaje.
Toma su rostro y le da un beso profundo que les robo el aliento, no lo iba a ver en dos días y no quería olvidar como se sienten sus delgados labios sobre sus pomposos labios. Su aroma se quedó impregnado en su cuerpo y él dejó el suyo en el de su alfa, para sí que ninguna Omega o beta se acercara.
Se separa rozando sus narices con cariño.
─Adiós precioso, adiós mis amores, papi volverá pronto lo promete. ─Se inclina a besar el vientre abultado de su esposo.─ Los extrañaré.
─Señor Min, el auto está listo. ─Dijo una de las mucamas.
─Gracias, iré pronto. ─ YoonGi le da otro beso a su Omega y así es como se despide.
Jimin lo despide desde la puerta mirando lo marcharse. Suspirando dejando sus manos en su vientre, las mucamas le dijeron que su desayuno estaba listo y que el Alfa Taehyung y su Omega Jeon Jungkook vendrían en un par de horas.
El rubio sin ánimos de nada subió a su habitación, se llevó la charola de comida a su habitación para comerla allí mientras miraba una serie en Netflix. Al llegar entro y cerro con seguro, pero lo que no espero fue un hombre parado en medio de su habitación.
Jimin iba a gritar, pero fue demasiado tarde cuando el hombre le cubrió la boca para que no gritara. El Omega estaba asustado, no sabía que hacer, ese tipo estaba armado y tenía mucho miedo. Tiró la charola de comida dejando todo tirado. El hombre maldijo bajito por el ruido.
─No hagas un sólo ruido porque no quiero hacerte daño, Omega Min. Necesito que me escuche con mucha atención. ─Con su mano libre alcanzó una cinta y arrancó un poco de ella para sí cubrir la boca del rubio.
También lo ató con una soga de mano y pies, Jimin dejaba salir sus lágrimas sintiendo el pánico sobre él.
─Por favor Omega Min, deje de llorar no quiero hacerle daño, sé que no es la mejor manera de tenerlo y que confíe en mí sabiendo que piensa que quiero hacerle daño, pero no es así.
Jimin no entendía nada, el hombre no dejaba de hablar nervioso, tenía el cabello largo y estaba algo sucio. No sabía si confiar en él o no, sea lo que tenga que decirle el Alfa frente a él, no parecía dejarle otras opciones.
Cerró las ventanas con las cortinas, traía consigo una mochila y varias hojas de papel con algunas fotografías, ahora sí el rubio no entendía nada. Sus bebés le daban pataditas y trato de calmarse con eso, no quería hacerles daño con sus angustias.
─Escuche Omega Min. Mi nombre es Norman Lepp, yo... No soy quien ha estado detrás de todos esos atentados, no soy la persona que buscan. ─Le aclara─ Le quitaré la cinta, pero por favor no grite y escúcheme, necesito que por favor me crea porque me volveré loco.
El Omega asintió. El hombre le quitó la cinta a lo que el rubio se quejó un poco por lo doloroso que fue.
─Lo siento.
─Eso dolió ─Susurro─ ¿Por qué debería de creerle? ¿Dígame una sola razón para hacerlo? ─Inquirió
El Alfa suspira tocando su cien y mirando al Omega.
─Yo trabajé para la familia Min cuando su esposo era sólamente un niño, yo le fui fiel a la familia Min durante años. Jamás les haría daño y no estoy implicado con la muerte de ellos. ─Le explica tomando unos documentos, le quitó la soga de las manos dejando únicamente la de los pies. ─Lamento atarlo, no quería que escapara y llamará a sus guardias y me lleven de nuevo a ese lugar. ─Le dio los documentos y él Omega frunció su ceño.
─¿Qué es esto? ─Eran viejos periódicos con la noticia de un Alfa joven de nombre Abel Leopoldo Cornejo; decía que se lo llevaron al manicomio Blackwood Pines. ─¿Quién es este hombre?
─Ese joven Alfa era el hijo del señor Anton Leopoldo Cornejo: Él fue quien hizo realidad el sueño de los señores Min con lo de su casa en Edimburgo. El señor Anton siempre fue alguien de muy mala suerte, escuche. Cuando el señor Anton era joven, encontró a su pareja destinada en una mujer que estaba completamente loca, nadie entendía por qué la amaba tanto. La desgracia de ese matrimonio fue que sus hijos, Mariela y Abel; nacieron con problemas mentales.
Ahora Jimin fue quien recordó sobre esa plática de Mariela.
─Mariela, esa mujer... Mi esposo me dijo que ella cuando era niña mataba animales, que le parecía divertido.
─No solo animales, ella disfrutaba de verlos agonizar, incluso... Humanos. ─Eso le causó un gran escalofrío al Omega.─ Ellos no estaban bien, su hijo el mayor, Abel. Fue el más peligroso de todos pues él tenía una enfermedad obsesiva por los Omegas, en especial, los omegas de olores frutales. Por eso se encaprichó con la señora Min, ella tenía un olor a frutas, muy especial y extraño. El joven Abel le mandaba cartas, cartas con declaraciones de amor, le manda regalos caros y siempre la acosaba, en otras actuaba como si no la conociera.
─Ese tal Abel, ¿Fue quien asesinó a la señora Min y su esposo? ─Pregunta, aún sabiendo la respuesta.
─Si Omega Min, él fue quien planeo todo.
─Por dios...─Susurro bajito sin poder creerlo.
─Yo era su simple jardinero, el señor Min siempre me trató bien y yo los apreciaba mucho, jamás haría algo para dañarlo, al contrario; yo siempre les fui su perro fiel. ─Le entregó la carta de Navidad que ellos le dieron personalmente, Jimin la leyó y miró después al hombre.
─Es verdad... Si los señores Min lo querían como uno más de la familia, ¿por qué lo vi a usted rodando por la mansión? Yo lo vi en el bosque. ─cuestionó el rubio.
Todo esto le estaba asustando peor.
─Los protegía de ese loco, supe que el Alfa Min se casó y que vendría con usted a Edimburgo de luna de miel. Abel es muy bueno engañando a las personas, ese maldito manicomio de mierda lo dejaron libre pensando que ya estaba bien, pero no era así. Odia al Alfa Min con todas sus fuerzas, ya que según él, fue la razón de que la señora Min lo dejará de lado. ─Toma las fotografías que encontró en la habitación de Abel, en aquella Mansión qué fue del Alfa Anton. ─Mire ésto.
La fotografía era de YoonGi con Mariela, otras más solo, otras durmiendo, otras en el baño. Era un maldito acosador asqueroso, su esposo era nada más un niño cuando él las tomó; él era mayor.
Que asco.
─¿Por qué odia a mi esposo? ─pregunta sin dejar de ver las fotografías. ─¿Por qué él fue la razón?, bueno ya sé que fue por la madre de mi esposo, pero ¿por qué aún lo odia?
─Él amaba a la señora Min, odia al Alfa Min porque eso influyó a qué ella se quedará con su esposo. Está loco, se crea ideas que no eran. Ahora lo quiere destruir y quedarse contigo.
El rubio miró al Alfa con temor.
─¿Por qué?
─Tu olor a frambuesas lo atrapó, él es como un cazador y ya te tiene en la mira, objetivo que él tiene, nadie se lo puede quitar. Ahora que ya sabe la verdad, necesito que me ayude hablar con su Alfa, no quiero que me mate al verme, sólo quiero hablar con él y decirle sobre Abel, antes de que sea demasiado tarde.
Se miraba desesperado, las pruebas estaban en sus manos, no había duda en su palabra.
─Mi esposo salió fuera de ciudad, él fue a España a verse con un socio.
─¡Maldición! El no puede salir, el estar afuera es peligroso, incluso yo estoy en la mira de ese loco, joder. ─Se pasa las manos por la cabeza.
Jimin guardó silencio unos minutos cuando la puerta de su habitación fue derribada dejando ver a Taehyung con varios guardias armados.
─¡Pon las manos en el suelo! ¡Ahora! ─Usó su voz de Alfa.
El Alfa hizo lo que Taehyung le pidió, pero Jimin interfiere.
─¡Espera Alfa Taehyung! ¡Él no es malo, él es bueno!
─¡¿Qué?! ─Lo mira con confusión.
─Él no es el malo, el malo sigue allá afuera, tienes que escucharlo. ─Suplico antes de que los guardias lo esposaran.
Las cosas apenas se pondrían interesantes.
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