- ғʀᴀɢᴍᴇɴᴛᴏ: ᴊᴀʏ ᴘᴀʀᴋ³-

Amaba de las noches sin estrellas, esas noches tranquilas en donde no había nada más que luz de luna, había terminado por crecer bajo de esta, la noche en la que sus padres habían perdido la vida era una noche tal como esta, era esa noche en la que finalmente comenzaba a vivir, o era así como él terminó por catalogarla a aquella noche.

Tenía una paleta metida en sus labios, hacía algunos minutos que la fiesta había acabado, ya no había de esa música estruendosa, ni personas hablando, no había más de los invitados en aquella fiesta, todo era silencioso, callado, lo cuál le daba una grata paz. Desde que se había unido a esto, el termino de las fiestas, cuando todo se volvía un silencio sepulcral era de su parte favorita.

En cualquier momento alguno de ellos saldría de la casa a llamarle para que ayudará a limpiar o simplemente molestarlo con que no debería estar fuera, claro, esto representaba un peligro después de todo, aún así no le importaría, solo quería que la brisa nocturna fuera su manta de esta noche, quería únicamente ser él y la luna, al menos está vez.

Suspiró observando el vaho perderse en aire, apoyo ambos brazos por detrás de su cuerpo, hechando su cabeza atrás. Cualquier persona que lo viera quedarían atrapados por lo atractivo que podía ser, él era consciente de ello, buscando siempre sacar provecho para su cometido; su mandíbula perfectamente definida con un ángulo bastante marcado, su prominente manzana, solo las hacía relucir aún más en aquella posición que había adoptado.

Había crecido bien, estaba saludable, había sido educado, puesto que se terminó por  rodear de gente un tanto peculiar; tomó la paleta sacándola de su boca al pensar en aquellos chicos con los que se había encontrado también una noche sin estrellas, esa noche que había escapado del orfanato al que se le mandó, sonrió con arrogancia al verlos en una imagen en conjunto dentro de su mente.

Jay había sido criado por monstruos los primeros años de su vida, y ahora, sabía bien que también ellos con los que terminó acogido eran unos monstruos, eran ellos los que encajaban más con los cuentos infantiles que leyó de niño, después de todo ellos si devoraban a sus presas, o al menos parte de ellas. Solo había dejado a unos para terminar con rodeado de otros.

Jay también se había terminado por convertirse en un monstruo, después de todo, ese siempre fue su camino.

Escuchó de las sirenas acercarse, sonaban cada más y más cerca. Se levantó del pasto sacudiendo sus pantalones dispuesto a entrar a casa; las luces de la patrulla ya era visible, estaban cerca, demasiado cerca, y luego, la patrulla aparco junto a él del cuál salieron dos oficiales acompañados de una chica que aún portaba su uniforme.

Jay nunca detuvo su caminar, volvió a meter la paleta en si boca manteniendo una expresión neutra para cuando paso por el costado de ellos de manera despreocupada. Viendo de reojo a la joven que había bajando con ellos, no era algo que verdaderamente le sorprendiera.

— ¿Cómo dijo que se llamaba su hermana? — preguntó un oficial a la joven.

— Jae Sook — respondió ella.

No lloraba como otros familiares hacían cuando notaba de la ausencia del invitado, era diferente, notó la ira en sus ojos, ira que iba dirigida a él, pues aún cuando hayan sido milesegundos en las que sus miradas conectaron, pudo entender que para ella, él era el monstruo que se había llevando a su hermana, lo que le hizo sonreír con burla.

Aún así, no dijo nada delante de los oficiales, caminando ambos en diferentes direcciones. Y para cuando los perdió de visto, terminó por entrar a esa casa en la que los últimos años había estado viviendo, la famosa casa 1001.

— Fuiste un descuidado — regañó Sunoo.

Jay se pasó una mano por su cabello restando importancia, su pequeño encuentro con quién era la hermana mayor de su invitada de la noche pasada no pasó desapercibido por ellos. Claro, era un problema que supieran de él, pues a diferencia de ellos, él si que seguía vivo.

Algo harto se levantó del sofá para volver a su habitación ignorando el montón de reclamos por parte de mayor de todos. Una vez dentro, se dirigió a su escritorio del cuál sacó un cuaderno tachando el nombre de "Jae Sook", dejó el lapicero de lado y se fue a tirar en su cama.

Era un cuaderno algo desgastado, en cuál tenía de una larga de lista de nombres de chica que empezarán con "J".

Su memoria era muy vaga, y todos los sucesos referente a sus padres su cerebro lo había bloqueado por protección a si mismo, un mecanismo de defensa para todo aquello que le hizo daño, llevándose también el recuerdo del nombre de aquel niña del columpio que había sido amable con él.

Prometió ser su amiga, y estar con él cuando se sintiera solo, era una mentirosa, no había cumplido con su palabra, pero él no dejaría de buscarla. Nuevamente la cuenta se reinicia, volvía a tener tiempo para su búsqueda, era un aferrado y quizá un tanto obsesivo, pero tarde o temprano daría con esa niña que debía ser su amiga.

¿Era solo coincidencia? Una muy mala jugada por parte del destino era eso seguro, después de solo dos meses de la desaparición de Sook, volvía a toparse con su hermana, su ojos no había cambiado, la ira, el odio, su repudio por él estaban ahí en cuanto sus miradas chocaron. Por supuesto que no esperaba verla, no otra vez, aún así, la expresión de arrogancia en su rostro nunca se borró, sin detener su caminar, iba directamente hacía Sunghoon que lo esperaba en una de las mesas del fondo del local.

Hasta que la escuchó hablar, deteniendo su caminar giró su cabeza en dirección a la chica antes vista, esperando que lo repitiera para oírlo con mayor claridad mientras su pulso se aceleraba.

— Información de Jun Jiyu por información de Jay Park, ¿Es un trato?

Ese era el nombre que había estado buscando por todo este tiempo, volvió a caminar, dejando atrás a ambas chicas que harían de su trato, no importaba lo que supiera de él, después de todo sabía que si terminaba siendo un estorbo sería facial eliminar.

Tomó asiento frente a Sunghoon, repitiendo en su mente el nombre que recién recuperaba. Buscarla ya no sería complicado, había creído erróneamente que Jae Sook era esa niña por la calidez que le transmitía, no iba a negar que llegó incluso a encariñarse con ella, no obstante, Jae Sook no era Jun Jiyu, y esto marcaba toda una diferencia.

Finalmente su búsqueda tenía un rumbo claro, la niebla en esta se había disipado, teniendo de un objetivo conciso, Jay había ya decidido de su nueva presa.

El monstruo en el que se había convertido ya tenía de su víctima que no era más que esa niña que en su inocencia había terminado por encantarlo.

Pensó en que llamaría su atención al inmediato en cuanto se apareció en su colegio como el estudiante transferido, es decir, era alguien atractivo que llamaría la atención de cualquiera, pero no la de Jun Jiyu.

No pareció interesarse en él, o siendo más honestos, no parecía interesarse en nadie, solo era una chica más en aquel salón, que nadie notaba de su presencia, callada, pero buena estudiante, bastante centrada en lo suyo, no parecía tener amigos dentro del salón, ni siquiera ponía atención en aquel chico también igual de brillante que ella que siempre estaba a su alrededor. Pero cuando quiso indagar más acerca de sus relaciones, fue cuando volvió a toparse con esa mirada llena de ira, era como su cruz con la cual cargar, era de un fantasma que siempre le seguía, ella no lo dejaría ir tan fácilmente, y supo que tampoco le permitiría el acceso a quien ganó sido su más grande búsqueda, era la primera ocasión que sentía el verdadero peso de lo que significaba tener invitados.

Creyó que lo mejor no era meter a aquella chica en su mundo, comenzaba a rendirse, debió conformarse con el tan solo volver a verla, eso debió bastar, siendo que cada vez más se convencía en desaparecer de su vida fue cuando ella lo notó, justo ahora que ya no quería seguir con esto.

— ¿El señor Park es más interesante que mi clase, señorita Jun?

¿Por qué no sentía felicidad al saber que le había notado? Estaba incrédulo, queriendo mantenerse al margen, no había alegría ante esto, solo pesar, ya no deseaba cruzar sus caminos, solo quería desaparecer sin ser notado tal como su aparición en su vida.

— Sus asuntos amorosos no los traiga a mi clase, se distrae mucho viendo al señor Park.

Él anticipó que le haría daño, después de todo era un monstruo del que se debía huir, pero él tampoco pudo evitar caer ante la tentación de tenerla solo para él.

Aún cuando hiciera su esfuerzo por encadenarse, por ocultar de el, ambos ya habían caído ante el otro sin si quiera ser consciente.

Maratón 3/?

『Playlist』

♫︎ My Demons - Starset
♫︎ Monster - Skillet
♫︎

Este capítulo es de mis favoritos, me ha gustado <33

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