❛ 𝘅𝗶𝘅. 𝗒𝗈𝗎'𝗋𝖾 𝗀𝗈𝗂𝗇𝗀 𝗍𝗈 𝖿𝗋𝖺𝖼𝗍𝗎𝗋𝖾 𝗍𝗁𝖾 𝗀𝗎𝖺𝗋𝖽.




❛ 𓄼 CAPÍTULO DIECINUEVE 𓄹 ៹




          LEO LAS PÁGINAS DEL LIBRO DE MI MADRE TOMANDO NOTA, al igual que hace Kelly con otro libro. Gordie nos mira con diversión por tener que desenredar los cables de una de las máquinas.

—¿Te ayudo con eso? —se ofrece Kelly.

—¿Qué? Es complicado —asegura Gordie al no poder encontrar por dónde pasarlos.

—Complicado será sacar a ese bebé —frunzo el ceño, no estábamos en las circunstancias para bromear.

—El veneno fue una locura y lo manejamos...

—El veneno no se comparará al tener la vida de Becca y su bebé en tus manos. Una mala acción y todo termina —bramo, relajo mi rostro al notar lo cohibidos que quedaron—. Lo siento, aún sigo —me detengo, nadie sabía por qué Grizz y yo habíamos terminado—. Olvídenlo. Desperté en un día de esos.

—Descuida —el chico me da una sonrisa de comprensión antes de volver a lo suyo—. Todos los tenemos.

          ESPERA AQUÍ, Harry —insiste Megan abrochando el cinturón del castaño, que se lo había quitado para acompañar a la azabache.

—Nena, prometí que te mantendría alejada de él y que no te volvería a hablar —se desabrocha el cinturón por tercera vez, frunciendo el ceño—. No se merece que te despidas de él.

—Harry —se quitó el guante de lana acariciando la mejilla fría de su novio, ya que la época de invierno había llegado—, antes de que fuéramos algo, Grizz era mi amigo y aún me sigo preocupando por él. Le prometí a su madre antes de irnos a la excursión que lo cuidaría, hice lo mismo con la tuya y no voy a faltarle a mi promesa.

Bingham elevó su mano para ponerla sobre la de Megan en su mejilla, girando levemente el rostro para besarle la palma. Una pequeña sonrisa creció en sus labios a la par en que volvía a ponerse el cinturón.

—Diez minutos, nada más —condicionó—. Debemos vernos con Allie en veinte.

—No pasará de eso.

Bajó del automóvil acomodándose su gorro azul y caminando al pequeño sembradío donde Grizz lo cubría con mantas.

—Hola —murmuró. Él se levantó nervioso al escuchar su voz.

—Hola. ¿Cómo estás?

—Sobreviviendo —responde—. ¿Y tú?

—Lo mejor que puedo estar —Megan nota la culpabilidad en su tono de voz, pero decidió no ir por ese camino.

—Oí que pronto te irás —suspira, frota sus manos ante las corrientes de frío pasando por su cuerpo.

—Sí, en un par de días —Grizz la mira y luego busca su abrigo en el suelo, tomándolo y avanzando unos pasos a ella, pero Megan retrocede por instinto. El chico se detiene y antes de hacer algo más Megan titubea caminando hacia delante, envolviendo sus dedos sobre los de Grizz para tomar la prenda.

—Gracias —le sonríe levemente pasando sus brazos por las mangas—. Les estamos organizando una gran despedida. Será genial.

—No creí que fueras a participar en mi despedida.

—No creí hacer muchas cosas —en un acto rápido y tal vez de valentía, ella tomó sus manos frías al no estar usando guantes, proporcionando calor a ellas—. ¿Ya tienes todo para el viaje?

—Sí. Todo listo —los pulgares de Grizz acariciaron el dorso de sus manos como hábito, deteniéndose al recordar que ya no poseía ese privilegio. El corazón de Megan se derritió en esa acción.

—¿No olvidas algo? —inquirió—. Siempre te recuerdo de tus calcetines, tu cepillo de dientes o tu crema para ese sedoso cabello que tienes —sus dedos viajaron a sus mechones fuera del mini chongo.

—Bueno, me acabas de recordar que no he empacado mis calcetines —ambos rieron—. Estoy feliz de que estés aquí, te he extrañado, pero, ¿Por qué estás aquí? No me lo merezco.

—Quería verte antes de que te fueras —se sinceró—. Aunque el ❛ nosotros ❜ está pendiendo de un hilo, te conozco de siempre y me sigues importando lo suficiente como para venir a pedirte que tengas cuidado allá.

—Lo haré —sorbió su nariz—. Pero, ¿Qué pasará con nosotros? ¿Lo intentaremos? ¿Quedaremos como amigos o ni siquiera eso?

—No lo sé, oso grizzli —la ex pareja se sobresaltó al escuchar el claxon del auto de Harry—. Tendremos estos días para pensarlo, supongo —soltó sus manos retrocediendo—. ¿Quieres que te devuelva tu abrigo?

—No, no —se apresuró—. Quédatelo, por favor. Hace mucho frío.

—De acuerdo. Adiós —se despidieron agitando sus manos. Megan se giró para alejarse, pero un repentino pensamiento la hizo volverse hacia Grizz—. ¿Sabes por qué nunca volví con Cassandra?

—¿Porque te engañó? —preguntó con tono culposo y decaído, pensando que no tendría una segunda oportunidad.

—Porque después de enterarme, ni siquiera luchó por nosotras —aclaró.

          SCOTT LEVANTÓ LA VISTA DE SU TAZA HUMEANTE DE CAFÉ POR TERCERA VEZ, encontrándose por tercera vez a los adolescentes de espaldas a Harry mirando de reojo.

—¿Quieren tomarle una foto? —preguntó. Se había levantado también de su asiento, reforzando su aspecto autoritario.

—Lo siento, Megan —se disculparon aquellos dos chicos.

—Nena —pidió Harry jalando de sus dedos para que se sentara a su lado.

—Perdón —le dio la vuelta a la mesa para sentarse junto a él, y recostar su cabeza en su hombro—. No es momento de discusiones.

—La reina protegiendo a su rey —dirigieron su mirada a Allie, que entraba al local con una sonrisa triste.

—Llegas tarde —señaló Harry. Se enderezó en su asiento provocando que Megan también lo hiciera.

—Hola, Allie —la azabache trató de romper la incómoda tensión abrazando a Allie y dejando un beso en su mejilla. La rubia hizo lo mismo, con una sonrisa creciendo.

—Lo siento —tomó asiento frente a ellos—. He estado ocupada —de su bolsillo sacó una hoja de papel, un poco arrugada, para Harry—. Estas son las reglas del debate. Muy sencillas.

—Sí, claro —aceptó el castaño pasando un brazo por los hombros de Megan, restándole importancia al asunto—. Está todo bien.

Megan le regaló una sonrisa apenada a Allie.

—¿Seguro? —frunció el ceño, Harry ni siquiera las había leído, apenas había mirado el papel.

—Sí, seguro —Pressman tomó el papel y lo guardó en su bolsillo.

—Saben qué —Megan sonrió hacia ambos tomando su taza y la de Bingham, levantándose—, iré a por más café, ¿Allie quieres?

—No, gracias.

—Ahora vuelvo.

—Megs, todavía tengo café —protestó Harry conociendo sus intenciones.

—No, ya no tienes —negó, vaciando el contenido en la taza de una chica.

Megan se adentró en la cocina, asomándose a ver cómo fluía la conversación de Allie y Harry. Si ella no estuviese con el castaño, le gustaría que Allie sí.

—Nena —le llamó Harry levantándose de la silla. Ella dejó las tazas vacías en la encimera caminando a él.

Harry le dio un apretón al hombro de Allie, ambos se despidieron de Shoe quién acompañaba a la rubia y salieron cogidos de la mano.

          COMO SI FUÉRAMOS SUS SIRVIENTES HACIENDO SU VOLUNTAD —se quejó Clark con el alcohol en su sistema a niveles astronómicos.

—Sí, somos como, somos como pedazos de carne —Megan miró preocupada a Jason, parecía a nada de desmayarse—. Igual que perros. Como... Perros muy grandes.

Clark y Grizz miraron a Jason como si fuese un extraterrestre.

—Sabes qué, hermano.

—¿Qué? —los ojos de Grizz se agrandaron y su boca hizo una mueca ante la proximidad que había tomado Clark.

—Ella está muy mal —habló refiriéndose a Allie.

Scott volvió con una caja para tirar las latas y botellas de cerveza en ella, encontrándose a Jason sin más fuerza para seguir bebiendo, ni para levantarse.

—Vamos, Jay —dejó la caja en el suelo, levantando al deportista, enrollando sus brazos alrededor de su torso—, ya es hora de dormir, gran bebé.

Jason no protestó y permitió que Megan lo llevará a su habitación que compartía con Érica. La chica le agradeció por traer a su novio.

Al volver a la sala, Clark se encontraba frente a frente con Grizz, comportándose como idiota.

—De repente estás liderando esta puta expedición, ¿Y ahora crees que eres mejor que nosotros?

—No, amigo, no. Yo solo intento hacer mi trabajo. Inténtenlo alguna vez, porque honestamente, no se qué pasaría si no lo hacemos.

Grizz se mueve para irse, pero Megan lo frena y hace que Clark la mire.

—¿En serio quieres discutir? ¿Primero Luke y ahora Grizz? ¿Qué te está pasando? Si continúas así, vas a fracturar a La Guardia y los habré fundado para nada. Se supone que somos un equipo, una familia, nosotros no somos así. Ninguno de nosotros es mejor que el otro, aquí los cinco somos iguales.

—Inició cuando Grizz y tú terminaron —masculló.

—No, no cierto —tomó sus hombros—. Grizz y yo no tenemos que ver con esto, no nuestra relación. Tú la estás usando como excusa para separarnos. No lo hagas, Clark. No nos hagas esto a nosotros. A mí.

Se mantuvieron en silencio, Megan pedía con la mirada a Clark que dejara de lastimarse y a ellos, sin soltar sus hombros.

El pelinegro, en un movimiento que nadie se esperaba, se lanzó hacia ella con intención de besarla, pero ella lo detuvo y Grizz se acercó a ellos queriendo alejarlo.

—Clark, tranquilo, has estado bebiendo demasiado —el jugador hizo un mohín que causó que Megan lo abrazara, acariciando su espalda—. No es la manera. Estás abrumado. Todo con Gwen te tiene abrumado.

          A LA MAÑANA SIGUIENTE, Megan se encontraba en la casa de Allie, ayudando a la dueña a perfeccionar las palabras de su discurso que debía exponer para salir vencedora en el debate, viéndose interrumpidas por Shoe, quién les informa que Elle estaba en la entrada solicitando hablar con ellas.

—¿Qué pasa? —pregunta Allie a Elle, mientras Megan está sentada en el respaldo del sillón peinando el cabello de la primera distraídamente—. ¿Te vas de viaje?

—No —niega. Pressman mira a Scott, tratando de preguntarle qué hacia ella ahí, como si la azabache conociera el motivo—. Sé que intentan averiguar qué pasó el Día de Acción de Gracias, y estoy aquí porque... Yo estoy aquí porque quiero confesar —balbuceó con nervios y asustada, solo en ese entonces Megan dirigió su completa atención a ella.

—¿Qué? —farfulla.

—Soy responsable —admite—. Yo lo hice.

Megan no cree que Elle, una chica introvertida y tímida, haya podido envenenar a las doce personas en la cena. Allie tampoco lo cree, pero cuando Tomkins dice que usó anticongelante, si lo hacen, siendo la rubia quién cree que es una jugada de Campbell, y Elle le estaba ayudando.

—¿Por qué querrías que todos enfermaran así? —espeta.

—Yo, yo solo, yo, no —tartamudeó con los ojos llorosos—. No lo sé, yo necesitaba...

Scott la interrumpió callando a Allie. —Elle, necesito que te levantes las mangas y la blusa.

Pressman quiere saber qué estaba haciendo, siendo callada por los hematomas y mordeduras.

La azabache soltó un suspiro. —Te pondremos bajo arresto, no haremos nada con Campbell porque él le dirá a todo el mundo lo que hiciste, suponiendo que lo sepa —la rubia asintió nerviosa—. No le diremos a nadie por qué te arrestamos y no habrá juicio hasta nuevo aviso.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top