𝟎𝟎𝟔.

CUANDO LLEGÓ LA HORA DE LA CENA, el ambiente en el gran comedor adquirió un matiz extraño para quienes conocían bien a los merodeadores. Acostumbrados a verlos siempre juntos, la dispersión de aquel grupo inseparable no pasó desapercibida. 

Sirius, normalmente el alma de la fiesta, estaba sentado junto a Peter, pero su conversación parecía superficial y carente de la habitual chispa que los caracterizaba. En contraste, Remus ocupaba un lugar inusual: la mesa de Slytherin, acompañado por Adara. La visión resultaba desconcertante, y las miradas curiosas no tardaron en multiplicarse. 

La presencia de un Gryffindor entre los verdes era un espectáculo suficiente para romper la monotonía de la noche.

Mientras tanto, James estaba en la mesa de los leones, pero no con su grupo habitual. En su lugar, se encontraba sentado junto a Kayla, ambos algo apartados, como si su conversación requiriera privacidad. Las miradas furtivas y los murmullos del resto de los estudiantes no tardaron en extenderse. "¿Ya regresaron?", se escuchaba de boca en boca. "¿Cómo puede Kayla volver con él después de lo de Evans?", murmuraban otros.

Lo más llamativo era que James parecía completamente ajeno a la controversia. Su falta de memoria sobre su antigua relación con Kayla lo mantenía en un limbo, mientras ella luchaba con el peso de las palabras que aún no se atrevía a confesar. Kayla sabía que debía contarle la verdad. No quería que él lo descubriera a través de rumores o comentarios malintencionados. Pero hacerlo significaba exponerlo no solo al dolor del pasado, sino también a un presente que él apenas podía comprender.

En otro rincón del comedor, la mesa de Ravenclaw acogía a una pareja menos llamativa pero igualmente intrigante ante el hecho de que no se encontraban junto al resto de sus amigos. Aria y Damon estaban allí, lejos de sus respectivos compañeros de casa.

Peter, cansado de la atmósfera tensa, tomó una decisión. Si no podían arreglar las cosas de inmediato, al menos podrían estar juntos. Con un gesto firme, se levantó, tirando suavemente del brazo de Sirius.

—Vamos con James y Kayla —dijo, decidido.

Sirius lo miró con curiosidad, pero no protestó. Cuando llegaron, Peter, algo tímido, se aclaró la garganta.

—¿Nos podemos sentar?

Kayla levantó la mirada, ofreciéndoles una sonrisa cálida.

—Siempre que quieran. ¿Quieren panque? Lo guardaba para Adara porque sé que es su favorito, pero parece que está más preocupada por otras cosas.

James, Sirius y Peter giraron automáticamente hacia la mesa de las serpientes, donde Adara reía con Remus. La expresión relajada y encantada de Remus mientras escuchaba la risa de Adara era algo que ninguno de ellos había visto en mucho tiempo.

—Al menos uno de nosotros es feliz —comentó Sirius con una sonrisa melancólica—. Si me lo preguntan... quien más lo merece.

Kayla lo miró con suavidad, inclinándose ligeramente hacia adelante.

—Todos merecen ser felices —respondió con delicadeza—. Y todos lo serán. Sé que ahora los ánimos están un poco por los suelos, pero son solo malas rachas.

Sirius devolvió una pequeña sonrisa, aunque sus ojos reflejaban dudas. Peter permaneció en silencio, observando el intercambio, mientras James, sentado a su lado, parecía concentrado en Kayla, como si tratara de descifrar algo en su expresión.

De repente, Kayla sintió una mirada pesada sobre ella. Instintivamente, levantó la vista hacia la mesa de Slytherin, donde Evan Rosier estaba observándola fijamente, con una intensidad que la incomodó profundamente. Aunque no era la primera vez que notaba su atención, aquella mirada la agotó más de lo habitual.

Con un suspiro, Kayla apartó los ojos y volvió la vista a James. El cansancio emocional y la presión finalmente pesaron demasiado. Había llegado el momento.

— James... ¿Crees que podamos salir y hablar en privado?— preguntó tímidamente la chica— En cuanto termines de cenar... solo no te molesta

— ¿Sucede algo?— preguntó James al notar la seriedad de la pelirroja

— No— negó Kayla— Bueno si... pero prefiero que nadie mas escuche esto y prefiero que lo sepas ahora, antes de que todo esto siga avanzando

— Kayla, me estás preocupando— dijo James lleno de confusión

— Solo prométeme que tratarás de entenderme y que no te alejarás de mi— suplicó Kayla viendo al suelo— No quisiera perderte... no de nuevo... 

— ¿De nuevo? ¿De que hablas?— preguntó James mirando a sus amigos en espera de que alguno le diera las respuestas que buscaba

— Por favor James— volvió a pedir la chica— Todo tiene una explicación... pero necesito que me prometas que no te alejarás...

— No creo poder ser capaz de alejarme de ti— contestó él haciendo que la chica levantara la mirada—  Así que no tienes que preocuparte por eso

Kayla sonrió suavemente al escuchar las palabras de James. Había algo en su tono y en la forma en que la miraba que lograba desarmarla por completo. No podía evitar sentir mariposas en el estómago, una sensación que solo él conseguía provocarle. Sus sentimientos por él seguían creciendo, como una llama que parecía no poder extinguirse.

Odiaba mentir, siempre lo había hecho. Pero mentirle a alguien que le importaba tanto como James era una carga que comenzaba a ser insoportable. Sabía que tarde o temprano tendría que confesarle todo, incluso si eso significaba arriesgar lo poco que tenían ahora.

Tomó un trozo de panque y siguió comiendo, intentando calmar los nervios que amenazaban con delatarla. Su mente era un torbellino de pensamientos. ¿Cómo reaccionaría James cuando supiera la verdad? ¿Le creería o la miraría con desconfianza, como si fuera otra persona diferente a la que él conocía? Aunque estas preguntas la atormentaban, sabía que no eran su mayor preocupación en ese momento.

Al alzar la mirada hacia la mesa de Slytherin, Kayla sintió un escalofrío recorrerle la espalda. Evan Rosier aún la observaba con una intensidad que resultaba casi asfixiante. Por un instante, su corazón latió más rápido, pero no era el tipo de emoción que James le provocaba; esto era distinto, era inquietante.

Por primera vez, Kayla mantuvo el contacto visual con él. A pesar de que la intimidación estaba claramente ahí, se obligó a no ceder. Enderezó los hombros y sostuvo la mirada con firmeza, asegurándose de que Evan no viera ni rastro de inseguridad o miedo en su expresión. No le daría ese poder sobre ella.

— Kayla, Kayla— le susurró Peter al oído— Rosier te esta... Ay no, tu también lo estás viendo

— No voy a dejar que crea que le tengo miedo— contestó ella de manera firme

— James está entretenido hablando con Sirius, pero no dudes que se va a dar cuenta de la pelea de miradas entre Rosier y tu— siguió diciendo Peter— ¿En que tanto estás pensando?

— No quiero temerle a ese imbécil, no se que se trae conmigo, pero es un dolor de cabeza— dijo la chica molesta

Evan rompió el contacto visual. De alguna manera se sentía feliz por saber que Kayla lo había visto, esto compensaba su coraje de verla cerca de James. Era la primera ocasión que aquellos ojos verdes se posaban en él y pese a que no fueran de la manera que él lo esperaba, estaba feliz. 

— Le voy a decir la verdad a James— dijo Kayla decidida— Si me odia por ocultarle todo ya no me importa. Se lo iba a decir al término de la cena, pero ya no puedo esperar

— Kayla, espérate— intentó detenerla Peter

— James, ¿Podemos salir ahora?— le preguntó Kayla al chico

— Si... claro— asintió él confundido

James se levantó y se puso en marcha para salir del comedor. Kayla iba atrás de él, pero Sirius la detuvo antes de que pudiera avanzar.

— No me vas a poder detener— le dijo Kayla a Sirius— En estos momentos, no me importa si ese idiota es el mismo hijo del que no debe ser nombrado, yo no soy  un objeto para que me quiera marcar como suya

— Él no...

— No digas que no quiere hacer eso, claro que quiere hacerlo, mira mal a Regulus por estar cerca mío y hechiza a James para que me olvide, es obvio lo que quiere— interrumpió Kayla a Peter

— ¿Qué vas a hacer?— preguntó Sirius

— Voy a dejarle en claro que la única persona que controla mi vida, soy yo— contestó soltándose del agarre de Sirius 

Para fortuna de Kayla, las estudiantes que estaban cercanas a toda esta conversación eran Alice, Dorcas, Marlene y Lily, por lo que nadie mas había escuchado nada. Kayla fue tras James, no había forma alguna de que alguien pudiera detenerla.

— Fiel creyente de la supremacía de Kayla— dijo Dorcas rompiendo el silencio entre el grupo 

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Kayla guió a James hacia uno de los jardines del castillo. Era un rincón tranquilo, donde el susurro del viento y el aroma a flores frescas lograban que el ambiente se sintiera íntimo, aunque sus nervios estaban lejos de calmarse. Caminó unos pasos más antes de detenerse, incapaz de seguir postergando lo inevitable.

James se cruzó de brazos, observándola con curiosidad y una pizca de preocupación.

—¿Y bien? ¿Qué ocurre? —preguntó, con su tono directo y relajado que siempre parecía darle valor a Kayla, pero que ahora la hacía sentir más pequeña bajo el peso de lo que estaba por decir.

Ella tragó saliva, mirando el suelo por un momento antes de levantar la vista para encontrarse con sus ojos.

—James... llevo varios minutos dándole vueltas a la idea en mi cabeza, pero ni siquiera sé cómo empezar —comenzó, su voz temblando ligeramente—. Sé que todo esto va a sonar como una locura. Probablemente no me creas, y te juro que si las cosas fueran al revés, ni siquiera estoy segura de si yo te creería.

Se detuvo, intentando organizar el caos en su mente. Cada palabra que ensayaba en silencio parecía inadecuada.

—Es demasiada confusión... —continuó, sus manos inquietas buscando algún refugio en los pliegues de su túnica—. Sé que debería ser directa, decirlo todo de una vez, pero siento que sería como lanzarte un balde de agua fría y...

Las palabras comenzaron a desvanecerse, atrapadas en la maraña de sus pensamientos. Por un instante, el miedo volvió a apoderarse de ella. ¿Qué pasaría si él se alejaba? ¿Si la miraba con la misma confusión con la que ella había luchado todo este tiempo?

James, en cambio, no apartó los ojos de ella, y algo en su mirada pareció leer lo que Kayla no podía expresar.

—Kayla... —murmuró, dando un paso hacia ella.

La chica levantó la cabeza justo cuando el corazón le dio un vuelco. No esperaba lo que ocurrió a continuación. James acortó la distancia entre ambos, y antes de que pudiera reaccionar o decir algo más, él la besó.

James Potter estaba besando a Kayla O'Connell.

El beso comenzó siendo solo un contacto entre sus labios, estos se encontraban juntos, pero no se movían, James sujetaba con ambas manos el rostro de la Hufflepuff. Eso había bastado para que el corazón de ambos comenzara a latir con fuerza y al unísono. Pero en el fondo sabían que necesitaban aún mas que un simple toque, así que con timidez, Kayla abrió su boca con lentitud, esto para dar inicio a una batalla entre ambos, ninguno estaba dispuesto a ceder el control de ese beso, lo cual hizo que ambos sonrieran a la mitad del beso.

— ¿Y esto por qué fue?— preguntó Kayla sin poder dejar de sonreír

— Te vi muy nerviosa, creí que esto podría ayudar— contestó él también sonriendo

— Comenzaré a ponerme nerviosa con mas frecuencia— dijo ella para luego volver a juntar sus labios con los del Gryffindor

Esa noche, bajo la luz de la luna y el aroma a flores, James decidió aceptar sus sentimientos por Kayla. No importaba que llevara poco de conocerla, él la quería y no quería perder ni un momento mas.

Esa noche, bajo la luz de la luna, Kayla comprobó que James Potter era el hombre de su vida, ya que con un beso estaba logrando que ella sintiera todo y mucho mas por él.

A la distancia un grupo de amigos celebraba muy feliz aquel beso mientras se ocultaban detrás de una columna.

— Tráiganme una coca que se me bajó la presión— susurraba Aria tratando de no gritar 

— Lo logró, Kayla logró reconquistar a James— sonreía Damon— ¡Y en menos de 3 meses! Siento que creamos un plan a lo estúpido

— De ahora en adelante comenzaré a rezarle todas las noches a Kayla— decía Adara quien no podía ocultar su felicidad

— Quiero ser el padrino de su boda— dijo Peter

— Pido ser el padrino de su primer hijo— dijo Sirius sin parar de sonreír

— Peter, aquí van a llover madrazos, porque es obvio que yo seré el padrino de su boda— dijo Remus

— Están pero si bien pendejos— intervino Damon— Ese seré yo. Yo llevo muchos más años junto a Kayla, ese es mi derecho...

Y mientras el grupo de amigos discutía sobre quien sería el padrino de esa boda, Evan Rosier estaba demasiado furioso observando el beso entre Kayla y James, así que cegado por todo el odio sacó su varita y apuntó a la pareja. Adara Malfoy fue la única persona que notó esto así que sin decir nada salió corriendo para proteger a su amiga.

— ¡Avada Kedavra!— gritó Rosier

— ¡Kayla!— gritó Adara empujando a sus amigos

Aria, Damon, Remus, Peter y Sirius escucharon todo, Remus trató de correr para alcanzar a la rubia, esto pese a que sabía que no sería tan rápido para llegar.

— ¡Adara!— gritó Remus— ¡No!

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N/A: Los siguientes capítulos serán flashbacks sobre Kayla y James. Podrán leer la broma por la que Kayla conoció a James, como fue su primera cita, su primer beso y algo que me pidieron mucho, como fue que James y Kayla se hicieron novios.

Espero estén tan emocionadas como yo.

K.

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