O22
CHAPTER TWENTY TWO
"HOLD YOUR BREATH PT. I"
❱❐❲↻❳➟ 14 DE JUNIO DE 2030, 0634 HORAS. MOYULAN SHATTERDOME, HONK KONG
OLYMPIA ERA DE ESE TIPO DE PERSONAS que pareciera que tienen un reloj despertador dentro de su sistema y que este tiene marcado permanentemente la hora justa en la que había que levantarse. Debido a esto, cuando eran las seis y media de la mañana casi en punto, sus ojos comenzaron lentamente a abrirse.
La luz de la única ventana en el cuarto llegó hacia ella haciéndola cerrar una vez más sus cansados párpados tratando se asimilar lo que la mañana significaba y que poco a poco ella amanecer se abría paso.
Había algo que siempre la caracterizaba y era que siempre tenía frío, especialmente en las mañanas. No obstante, en aquel momento no sintió ni siquiera una pizca, de hecho, una calidez enorme invadía todo su cuerpo y encontró la causa de esto cuando se volteó.
Steve.
Una sonrisa de oreja a oreja coloreó su rostro al ver como el rubio dormía plácidamente con uno de sus grandes brazos alrededor de su anatomía. Era como observar una obra de arte con sus perfectas pestañas descansando en su lugar y la tranquilidad que su esculpido rostro emanada.
Con cuidado se giró completamente para quedar en frente de él y siguió admirándolo. Deseó con todas sus fuerzas el poder quedarse así por todo el día, pero el dolor en su corazón de saber que había una guerra esperando por ellos la atacó.
—Hey —su mano llegó a su mejilla en busca de despertarlo—. Steve...Steve —sonrió para sí misma.
Como respuesta recibió un leve gruñido y que él abrazara su cuerpo con más fuerza.
Al final lo que lo despertó fue la suave y melódica risa de Hansen ante el acto. Sus ojos se abrieron y no pudo estar más contento de que aquella mujer fuera lo primero en ver al despertar.
—Hola —susurró con voz ronca.
—Hola —respondió ella con una sonrisa—. ¿Dormiste bien?
Él frunció el ceño como si estuviera haciéndose el desentendido—Eso creo.
Olympia alzó sus cejas—¿Eso creo? —repitió.
Una burlona sonrisa apareció en los labios de Steve cuando su reacción no fue la mejor.
—No... —ahora fue él quién alcanzó la mejilla de la mujer—. Dormí de maravilla.
Luego de contagiar a la platinada con su sonrisa ella se acercó para besarlo por enésima vez luego de su acalorada y maravillosa noche. Aquel acto ya se había convertido en una hermosa costumbre que ninguno de los dos quería detener.
El beso se vio interrumpido cuando Hansen emitió un leve gruñido de fastidio para terminar apoyando su cabeza en el pecho del hombre, mientras él acariciaba su desnuda espalda.
—Desearía quedarme aquí todo el día —hizo públicos sus pensamientos—. Pero tenemos que irnos a la maldita guerra.
—Estoy de acuerdo —respondió—. Tenemos que reunirnos con el equipo.
La yema de uno de los dedos de la mujer dibujó inexistentes dibujos sin sentido sobre el pecho del Capitán, por primera vez negándose a cumplir sus obligaciones por quedarse ahí.
—¿No te puedo convencer de quedarnos aquí?
Rogers sonrió mirando el techo para luego mirarla a ella.
—El problema es que sí puedes...Pero no debes.
Aquella fue su señal y lo que exactamente quería oír. Se separó del cuerpo del hombre para empezar a cambiar su posición ahora sobre él.
—Olympia... —sentenció.
—Me encanta como suena mi nombre cuando tú lo dices.
Dicho eso se inclinó sobre él para besarlo con un poco más de intensidad que segundos antes. Completamente rendido, sabiendo que no podía negarse a ella, Steve enrolló sus brazos alrededor de la cintura de la platinada, como si buscara acercarla a él más de lo que ya se podía.
Su consciencia y concentración se iba a otra parte cuando unían sus labios. El mundo y los problemas desaparecían para dejarlos sólo a ambos sobre una etérea nube de fascinación.
Lentamente y dejando besos más cortos Hansen se separó de él para mirarle sonriente.
—¿Ves? Soy buena convenciendo a la gente.
—Oh, la mejor —contestó con los ojos cerrados.
Ambos rieron.
—Bien —dijo ella después de un rato estando recostada en su pecho y sintiendo el latido de su corazón; contenta porque latía acelerado por ella—, tienes razón —se reincorporó para quedar sentada—. Tenemos que irnos a la guerra, Capitán.
Torció los labios—Qué mal suena —habló acariciando uno de sus muslos suavemente.
—Lo sé —pasó sus manos por su cara y miró un reloj digital en la pared—. Nos quedan unos minutos todavía antes del horario de reunión así que tengo tiempo para tomar un baño.
Tomó una de las sábanas consigo y la apegó a su cuerpo antes de levantarse. Caminó arrastrando la tela bajo la atenta mirada del Primer Vengador hasta llegar a la puerta del baño.
Una vez allí, apoyó su anatomía en el marco de esta y disfrutó el simple hecho de mirar a Steve a los ojos.
—¿No quieres acompañarme?
La pregunta le sacó al rubio una gran sonrisa haciendo que todo su interior volviera a sacudirse.
—No veo porqué no.
Se levantó de igual manera que ella y la alcanzó, nuevamente cargándola en sus brazos para ingresar juntos a esa habitación.
A pesar de que quisieran perder la noción del tiempo una vez más no podían hacerlo. Así que luego de una ducha muy particular se vistieron a la velocidad de la luz para salir al punto de reunión.
Hoy...Hoy se iba a la guerra.
Al caminar por los pasillos se dieron cuenta del tremendo ajetreo que había en todos lados. Agentes, técnicos y soldados corrían llevando y trayendo cosas sabiendo que sus vidas dependían de ello.
A cada paso que daban las personas saludaban firmemente a su líder, enviándole con aquellos gestos las fuerzas que iba a necesitar para conducir a su equipo a la gran batalla.
Ambos llegaron luego de un rato al área Central siendo recibidos por todo el equipo. Los del Programa Jaeger la saludaron con formalidad y el resto se les acercó.
Su llegada juntos no pasó desapercibida por algún par que tenía ojo más clínico para notar esas cosas. No obstante, no era momento para pensar en eso; habían cosas más importantes.
—Buenos días —saludó—. ¿Cómo va todo?
—En preparación —respondió Nate acercándose—. En unos minutos todo va a estar listo para nuestra partida.
—¿Qué hay de los cadetes?
—Esperando su señal —afirmó Jake.
—¿Y los Vengadores? —sonrió de lado mirando a su acompañante.
—Listos —dijo él.
—Oh, estamos más que listos —quiso agregar Tony—. Cuando tú digas.
—Genial —juntó las palmas de sus manos —. Alisten todo lo necesario para que en un rato comencemos a encender los motores.
—Entendido —se escuchó por parte de algunos para posteriormente retirarse.
Olympia se acercó a los técnicos que seguían trabajando en el área Central para darles las últimas instrucciones que debían seguir para su partida. Todo hasta que una mujer agiró su mano hacia ella pidiéndole que se acercara.
—¿Qué sucede? —cuestionó cuando llegó junto a la chica.
—Las cámaras detectan algo fuera de lo común en una de las salas del subpiso —agrandó la imagen—. No se ve nada grave, pero creo que...
—Iré a revisar —la interrumpió y esto la hizo sentir aliviada—. No se preocupen.
La técnico le sonrió en agradecimiento para luego ver como su líder desaparecía a través de los pasillos.
Olympia tomó el elevador al final del corredor para apretar el último botón que el panel tenía. El subpiso era el nombre que ellos le habían puesto al área más baja de todo el Shatterdome, la cual estaba bajo el agua. Por la misma razón no era algo tan concurrido; mas que nada era usada para almacenaje de materiales y algunas pocas oficinas.
Cuando las puertas del cubículo de metal se abrieron la platinada salió de él siendo saludada por un par de personas que se encontraban ahí. Repitió en su mente el número de la sala con problemas y la buscó hasta encontrarla.
Una vez que lo hizo la abrió e ingresó para ver cuál era cuestión que había llamado la atención de los sensores escuchando la puerta cerrarse a su paso.
—Axa, haz un escáner infrarrojo.
—A la orden.
La vista de Hansen cambió un poco al sentir aquel sensor en su mente y buscó con más cuidado la raíz del problema.
—Dos pasos a tu derecha —informó la asistente—, creo que detecto una corriente.
Olympia hizo caso desactivando el visor y se agachó para encontrar su dilema sobre un piso que tenía algo de agua. Hizo a un lado unas cajas que lo cubrían y se dio cuenta de que se trataba de un agujero.
Cuando lo vio sintió que perdía el aire por unos segundos.
—¿Qué...? ¿Pero cómo?
—Recuerda que el casco de la base sufrió daños por el Kaiju —siguió Axa—. Acá hay otro vestigio.
—Pero Stark lo reparó —se alejó un poco por inercia cuando más agua comenzó a salir mojando el piso—. Se supone que esto no debía suceder.
Soltó un gruñido cuando sintió que sus botas se mojaban y se volvió a poner de pie. Sus ojos recorrieron toda la sala y suspiró con alivio cuando vio una soldador sobre una repisa. La conectó, la encendió y volvió a agacharse para tratar de tapar el orificio para que luego algún ingeniero lo cerrara con más profesionalismo.
Estuvo un par de minutos tratando de cumplir su objetico con el agua ingresando en contra de ella hasta que logró tener un buen resultado parcial. Al menos serviría por el momento.
Se volvió a reincorporar dejando su herramienta de lado y secando el sudor de su frente. Sus ojos estaban fijos en el resultado y agradecía que eso podía por el momento detener la fuga.
No obstante, cuando estuvo por voltearse escuchó el sonido de algo rompiéndose. Se giró y sintió como su corazón se encogía al notar que el agujero se había vuelto a romper, y ahora...Mucho más grande.
El agua ingresó con más potencia llegando hasta sus tobillos y causando que su pulso se acelerara.
—Axa...
—Yo recomendaría que fueras a buscar al equipo.
Ella bufó y puso los ojos en blanco—Oh ¿En serio? —satirizó—. No se me había ocurrido, gracias.
Pegó media vuelta acompañada del sonido de sus pies chapoteando para poder jalar la manilla de la puerta hacia sí con el objetivo de abrirla.
Pero no pudo.
Al notar aquello palideció por completo y volvió a tironear de echa esperando que pronto cediera y la dejara salir. Maldijo un par de veces y hasta la pateó cuando cayó en cuenta de que no funcionaba.
La puerta estaba atorada.
—No puedes abrirla con tu energía —habló su asistente atrapando una idea de Hansen que había cruzado su cabeza—. No es automática...Sólo manual.
No había tecnología que controlar...Así que Olympia no podía abrirla ni por sus fuerzas ni por su mente.
—Oh no —miró a su alrededor y sintió la fría temperatura del agua golpear sus pies—. Estoy encerrada.
Mientras tanto en los pisos de arriba las cosas iban con total normalidad en una agente ocupada por preparativos para una guerra. Todos iban de un lado a otro siguiendo las órdenes que Hansen les había dado con el deseo de cumplirlas detalladamente.
No estaban preocupados por ella en ese momento debido a que la tarea que debía realizar era bastante sencilla.
Hasta que la misma técnico que le informó a la líder de aquel desperfecto llamó la atención de los presentes en el área central.
—Eh...Oficial —la voz temblorosa fue captada por Nate—, creo...Creo que tenemos un problema.
El castaño abrió los ojos y rápidamente se acercó a la computadora de la chica para ver lo mismo que ella. Una vez que lo hizo sintió como el aire se le acababa.
—Por Dios...Es Olympia.
La mención de aquel nombre en un contexto de tensión preocupó a los otros presentes. Por lo que pilotos y Vengadores se amontonaron sobre aquella técnico para ver lo que tanto les preocupaba.
Ahí observaron una alerta que se había emitido desde una cámara de seguridad, dicha cámara estaba ubicada en la sala que supuestamente la platinada debía ir a revisar. La mujer se encontraba dando cortos saltos frente a la cámara mientras batía sus brazos en alto, con el objetivo de ser vista y por ende socorrida.
—¿Qué rayos está pasando? —inquirió Raleigh.
—Yo...Le dije que había una pequeña falla en una sala del subpiso —explicó la agente con nerviosismo—, pero no sabíamos qué era así que ella fue a repararlo.
Vieron como la platinada en el vídeo en vivo señalaba la puerta y luego hacía una equis con los brazos.
—Se quedó encerrada —dedujo Tony rápidamente.
—Oh no... —se escuchó ahora a Jake—, eso no es lo peor.
Las siguientes señas de la australiana fueron señalar todo a su alrededor para luego quedarse mirando la cámara con una expresión de angustia.
Steve tragó saliva—Se va a ahogar.
No esperaron otra cosa u otra indicación y el equipo entero salió disparado del lugar para dirigirse al subpiso. Empujaron a todo el que se le cruzaba sin dar explicación alguna; no había tiempo para hacerlo, la vida de su amiga estaba en juego.
Las puertas del ascensor se abrieron en el nivel correspondiente y el grupo salió corriendo en busca de la sala. Se tardaron un poco pero cuando lo hicieron sus pasos se aceleraron hasta el punto de casi chocar contra la puerta.
—¡Chicos, chicos, chicos! —la voz desesperada de la Mariscal los recibió mirándolos por la cuadrada ventana que había en la puerta. Luego suspiró aliviada—. No saben cuanto me alegra que estén aquí.
Algunos de los hombres trataron de jalar la puerta con desesperación pero no lograron nada.
—¿Qué sucedió? —cuestionó su mejor amigo preocupado más de la cuenta.
—Vine porque había algo llamando la atención de los sensores en esta sala, y me di cuenta que se trataba de un agujero en la base.
—¿Un qué? —Stark pareció perder el aire—, ¿Que no lo reparamos?
—Pensé lo mismo —contestó ella del otro lado—, pero quizás faltó un pequeño agujero que está... —miró a su alrededor—. Causando esto.
Cuando se acercaron para verla mejor se dieron cuenta que el agua ya subía por sus tobillos y amenazaba con llegar a sus rodillas.
—¿No puedes abrirla? —cuestionó Rogers con temor.
Ella negó—Está atorada. Es por eso que traté de llamarlos, yo... —se llevó las manos al rostro—. No sé que hacer.
¿Olympia Hansen con desesperación y miedo? Definitivamente la situación era delicada.
—No te preocupes, hallaremos la forma de sacarte —aseguró Pentecost.
—Dense prisa —frotó sus brazos con sus manos—, ya estoy empezando a sentir la temperatura.
El grupo asintió y junto empezaron a discutir sus opciones. Cada vez que tenían una la descartaban ya que era peligrosa, imposible o demasiado alocada. Todo esto sabiendo que el agua dentro de la sala de su amiga era ahora la arena de su reloj que marcaría su tiempo para poder salvarla.
Hermann y Liwen llegaron junto a ellos tiempo después suponiendo que dos mentes más les ayudarían a cranear una mejor idea. Pero cada vez que una venía, después venía una frustrada exclamación indicando que era imposible de ejecutar.
Debían hacer algo, debían hacer algo ya.
No obstante, cuando el agua empezó a rozar las caderas de la australiana la histeria quiso florecer.
—¿Que tal si golpeamos la puerta con alguna de sus armas? —dijo Jake apuntando a Steve y Thor— Ya saben...El hacha y martillo.
—Parece una buena idea —dijo el asgardiano.
—No —negó Stark de inmediato— El impacto de la puerta impulsada hacia adentro podría matarla. Y si eso no lo hace...
—La presión del agua lo hará —completó Liwen.
Todos volvieron a exclamar con frustración.
—¿Y si rompemos la ventana? —señaló Clint.
Lambert soltó un corto bufido para luego tomar una vara de metal que había junto a él. La alzó con su brazo y con fuerza impactó la punta en contra del cristal, haciendo que muchos se sorprendieran ante el acto.
¿La ventana? Ni se rompió.
—Son materiales de grado militar —explicó el hombre—, no las rompemos con nada.
—¿Ni con tu tecnología? —le preguntó Romanoff a Tony.
Él negó con pesar—El arma capaz de romper material de ese grado...No existe.
Una vez más, los quejidos inundaron la estancia.
—¿Y si sacamos a la bestia? —incitó el millonario mirando a Banner.
Inmediatamente todas las miradas se fueron hacia el doctor.
—No...No, no, no, no —negó el de inmediato—. Esa es una pésima, pésima idea.
—Tiene razón —dijo Shao—. Que Hulk aparezca en un lugar bajo la presión del agua nos puede volver inestables. Haciendo que todo el Shatterdome pueda hundirse.
—No salvaríamos ni a Olympia...Ni a nadie.
Luego de susurrar aquello, Steve se giró levemente para juntar sus ojos con los de la platinada. Se notaba que estaba más pálida de lo normal por el frío y su delgada mano estaba sobre el vidrio; mirándole con angustia.
—Entonces ya no hay nada que hacer.
Todos se giraron a ver a la Mariscal con el corazón en la mano al oír esas palabras salir de su boca.
—¿Qué?
Ella observó su situación y como el agua efectivamente ya acariciaba sus caderas. Luego los miró para decir con pesar:
—Váyanse...Déjenme aquí.
TO BE CONTINUED . . .
AAAAAAAAAAAAAA
bien nos llegó la hora.
ustedes // yo, ahora:
perdOn
anyway, HERE WE AREEEE. qué les pareció???? JA, y ustedes pensando que después del capítulo pasado las cosas iban a hacer bonitas djfjwjf *risa malvada*
podrá Olympia salir a tiempo?
cómo quedarán las cosas después de ese incidente?
YASSSSS, ya lo saben 🔥🔥
50 votos para actualización <3
muchas gracias por seguir leyendo porque ya son 10k en ma historia AAAAAA SE LOS AGRADEZCO. y bueno, alargue un poco la llegada al final ya que este capítulo era uno solo pero me salió MUY LARGO SJJDDJZ así que ahora son dos juju😈
nos veremos el otro lunesssss<3
nat
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