O17

CHAPTER SEVENTEEN
"ACTIVATION"

se recomienda leer el capítulo con la canción en multimedia de fondo

❱❐❲↻❳➟ 𝟏𝟑 𝐃𝐄 𝐉𝐔𝐍𝐈𝐎 𝐃𝐄 𝟐𝟎𝟑𝟎, 𝟐𝟎𝟐𝟓 𝐇𝐎𝐑𝐀𝐒. 𝐌𝐎𝐘𝐔𝐋𝐀𝐍 𝐒𝐇𝐀𝐓𝐓𝐄𝐑𝐃𝐎𝐌𝐄, 𝐇𝐎𝐍𝐊 𝐊𝐎𝐍𝐆

ELLA SOLTÓ LENTAMENTE EL aire que había estado reteniendo en sus pulmones a la vez que su corazón tomaba un ritmo más acelerado. Aquello la había tomado por sorpresa y no esperó que alguien pudiera verlo además de ella. Era algo doloroso y traumático que nunca pudo compartir con nadie; ni siquiera con Nate que había estado ahí.

No era una situación fácil, era como tocarle una herida que nunca terminó de cerrarse, y que al parecer jamás lo haría.

—Wow—fue lo único que la mujer pudo articular luego de un rato de asimilación—Entonces es cierto— él asintió pero ella no le miró ni dijo nada por al menos treinta segundos—Yo...Ni siquiera sé que decirte.

Pasó sus manos por su cara en busca de asegurarse que aquello realmente estaba pasando y descubrió que sí; era real.

—Si quieres decirlo, te escucho—ella se sorprendió al oír al Capitán—A veces es mejor contar lo que te acompleja antes que te ahogues en ello.

La platinada se detuvo un segundo y meditó las palabras del hombre.

Ella había estado sola en eso todo aquel tiempo. Tenía amigos; sí, pero sorpresivamente nadie que le dijera: Hey, puedes contarme lo que sucedió ese día; puedo ayudarte. Y recién ahí ella se dio cuenta de ese hecho.

Ahora tenía la quizás la oportunidad de hacerlo, pero su corazón gruñía en contra de eso para preservar la muralla de firmeza que siempre había mantenido. Sin embargo, sabía que sacarlo de su interior iba a ser bastante beneficioso.

—No creí que algún día llegara a compartir esto con alguien...—Rogers le puso atención al oír eso—Pero tú ya lo viste así que...—se encogió de hombros— Qué más da.

Él no respondió nada, sólo la miró atento y con eso le mostraba su apoyo.

—Tal y cómo viste...Era 2022 y estábamos en Toronto por un ataque Kaiju.—la historia dio inicio y para ambos fue como sumirse nuevamente en la memoria que habían visto—Nate y yo fuimos enviados con Thunder para detener a un monstruo categoría cuatro que estaba destruyendo toda la ciudad. La gente estaba desesperada y nosotros éramos la única esperanza que tenían— soltó una nostálgica risa—Sin embargo, todo se tornó realmente difícil.

Cuando el rumbo de la historia se tornó a donde ella no quería llegar, tuvo que cobrar valor para seguir.

—No fuimos enviados a Toronto sólo por ser los asombrosos Thunder Strike—sonrió—Mi padre; el Mariscal en ese entonces, nos mandó porque...— su labio comenzó a titubear suavemente—Porque...Mi madre estaba ahí.

Al hacer esa mención la platinada agachó su cabeza sintiendo el pesar de aquel recuerdo. Steve pareció entenderlo todo y las piezas de la memoria que había visto en ella comenzaban a tener sentido.

—Ella era...Una persona asombrosa— su sonrisa se amplió al recordarla— Amable, altruista y caritativa. Trabaja en casas de ayuda para los expatriados de la guerra y todo aquel que necesitaba. Ella era buena y pura...—su sonrisa se fue— No como mi padre, mi hermano y yo. Nosotros éramos soldados, luchadores y guerreros...Todo lo contrario a ella— suspiró—Y...Ese mismo día del ataque...Ella se encontraba en un edificio de la ciudad en una conferencia.

Su voz nuevamente se había tornado angustiada y el rubio entendió lo que estaba por suceder en la historia.

—El Kaiju devastó medio Toronto— sus palabras salieron temblorosas—Y cuando se dirigía al edificio donde mi madre estaba...—negó—Lo destruyó por completo.

Una débil lágrima resbaló por su mejilla pero la limpió con rapidez.

—No quedó absolutamente nada; todo se hizo polvo todo...Desapareció— cerró los ojos con fuerza—Y nosotros...No...No pudimos detenerlo— comenzó a acariciar su muñeca— Llegamos trece segundos tarde...Trece malditos segundos— apretó su mandíbula.

—¿Por eso el tatuaje en tu muñeca?— preguntó Rogers con suavidad.

Así era. En la zona de la muñeca Olympia tenía un pequeño tatuaje con el número trece estampado, y era el que siempre frotaba cuando estaba nerviosa. Le recordaba a su madre, y que ella siempre le traía calma y armonía.

Asintió—Después de eso...—limpió su nariz— Nuestro Jeager explotó por culpa del Kaiju y a mí me sucedió...Lo que ya sabes— hizo una pausa—Pero...—su labio inferior tembló—No pude salvar a mi madre...¡A mi propia madre! Y no sabes cómo eso me ha perseguido desde entonces.

El estrés la hizo comenzar a caminar alrededor de su metro cuadrado.

—La...La verdad es que te mentí...Hace rato—él frunció el ceño—De lo que más me arrepiento en la vida no es haberme ido del Programa...—le miró a los ojos—Es no haber llegado a tiempo ese día...Y haber perdido a la mujer más importante en mi mundo.

Steve se tardó un poco en reaccionar—Lo siento mucho...

—Es por eso que no puedo ser yo, Steve—su voz sonaba realmente decepcionada—Sé exactamente quién soy y es por eso que lo digo.

—Yo sé que lo harás excelente.

—Mi mente...Se rompe y se arma a cada segundo. Eso es ser inestable— alzó los brazos.

—Olympia...

—Ellos necesitan una persona intacta y entera—interrumpió—...No a una sobreviviente.

—¡Eso es exactamente lo que necesitan!—Rogers alzó su voz para llamar su atención y lo logró—Tú más que nadie sabe el costo de una guerra y las agallas que hay que tener para enfrentar una.

Ella permaneció en silencio completamente sumida en las palabras del rubio.

—Ellos no necesitan un técnico, un oficial o un ingeniero. No—se acercó —Te necesitan a ti.

La cercanía y la honestidad de las palabras del Capitán la hicieron cuestionarse absolutamente todo. Su labio inferior tembló dejando salir un suspiro de la misma categoría. Estaba angustiada, y no por tener una responsabilidad sobre sus hombros, sino porque sentía que no podría con ella.

Tragó saliva—No quiero que se arrepientan de tenerme—susurró junto a su rostro.

Steve alzó su vista y juntó sus orbes azules con los de ella en un cómodo y especial acto.

—No lo harán...Nadie lo haría.

La sincronía, la cohesión y la armonía son cosas que aisladamente son difíciles de lograr en un plano y una sociedad que vive sumergida en el caos, tanto personal como general. A veces suceden de la nada, en una inconsciencia o una burbuja de emociones.

Y así fue cuando Olympia y Steve se acercaron para unirse en un beso.

No hubo necesidad de decir cosa alguna, ni de pensarlo o darle vueltas en su cabeza. Era lo que ambos querían aunque no lo reconocieran en voz alta. No se arrepentían ni mostraban intención de alejarse el uno del otro.

La temblorosa mano de Hansen alcanzó el cuello del rubio para acercarlo más a ella, como en un inexistente acto de pedirle que se quedara. Steve hizo lo mismo con su cintura casi por inconsciencia; no obstante, a ninguno le molestó.

Olympia era fría, lejana y misteriosa; un alma casi inaccesible de cuales secretos no se pueden contar y cuál corazón no se tiene llave alguna. No obstante, Steve era cálido, tenue y cercano, y ahora estaba compartiendo aquella calidez con la platinada, devolviéndole el afecto que ella había perdido y demostrándole que ella era alguien mucho más especial de lo que la gente decía.

Pasaron un par de perfectos segundos en los que ambos estuvieron sumidos en su momento hasta que se separaron, aunque sus miradas no lo hicieron. Querían decirse tantas cosas, pero simplemente disfrutaron de la compañía de sus brillantes ojos.

Sin embargo, la situación se vio interrumpida por unos pasos que llegaron corriendo hacia la sala.

—¡Olympia!

Al oír que la llamaban, ambos se separaron lo más rápido que pudieron para no levantar sospecha alguna.

Raleigh—que había sido el recién llegado—se quedó estático un par de segundos mientras su mente trataba de unir las piezas de lo que estaba sucediendo ahí.

—Eh...Yo...—se vio algo confundido.

—¿Qué ocurre, Raleigh?—inquirió la mujer.

—El Consejo te espera...El tiempo se acabó.

Al oír eso su interior volvió a estremecerse. No obstante, ahora en compañía de un nuevo sentimiento que minutos antes había perdido: confianza.

Lentamente movió su cabeza en un asentimiento, le echó una última mirada a Rogers y comenzó a caminar junto a su amigo a través de los pasillos.

Becket quiso hablar, agregar algo sobre lo que había visto; pero justo cuando iba a abrir la boca la australiana lo detuvo alzando un dedo amenazante:

—Si le dices sobre esto a alguien te voy a romper el brazo.

Él entendió la amenaza y alzó sus manos a la defensiva.

Su caminata rápidamente terminó otra vez en Central, en donde los líderes del Cuerpo de Defensa aguardaban expectantes por la llegada de la mujer, al igual que todo el mundo. Las miradas se fueron hacia ella y aquello le agregó mucha más tensión a la situación.

El momento había llegado.

Hansen—el Intendente la llamó expectante—¿Tomó una decisión?

La sala permaneció en silencio con su atención completamente dirigida a la platinada que luego alzó su firme voz en un:

—Sí—resonó en el lugar—Voy a asumir el cargo.

El grupo se repartió miradas totalmente sorprendidos; algunos más que otros. Dado el pasado de la piloto Jaeger no se esperaron que ella fuera a aceptar.

Pero el día de la redención había llegado.

Los Vengadores miraron hacia atrás donde Steve había ingresado y este los miró con un asentimiento de cabeza, afirmando todo lo dicho.

Alter tardó un par de segundos en contestar—Vaya—se acercó—Estoy sorprendido— un grupo de uniformados ingresó—Estos hombres la harán jurar.

Jurar. La palabra a la que le había temido desde que su padre murió.

Ellos llegaron hacia ella extendiendo una especie de tableta holográfica. La australiana miró a sus amigos en busca de seguridad y gracias al cielo la encontró.

—Ponga su mano derecha aquí y alce la otra por favor—pidió uno de ellos.

Ella asintió algo nerviosa y obedeció la acción con mucho temor.

Repita después de mí— el Intendente de aclaró la garganta— Yo, Olympia Raelynn Hansen.

Le tardó unos segundos reaccionar mientras todos la observaban con nerviosismo— Yo Olympia Raelynn Hansen.

Juro solemnemente emplear el cargo de Mariscal del Shatterdome de Honk Kong.

—Juro solemnemente emplear el cargo de Mariscal del Shatterdome de Honk Kong.

Para preservar...

—Para preservar.

Y para proteger.

—Y para proteger...

Las vidas de mis soldados y las de todo el mundo.

—Las vidas de mis soldados...—tragó saliva— Y las de todo el mundo.

Prometo desempeñar...

—Prometo desempeñar.

Mi cargo con completa honestidad y valentía.

—Mi cargo con completa honestidad y valentía.

Poniendo incluso mi vida para salvar la de los demás.

—Poniendo incluso mi vida para salvar la de los demás— su voz sonó completamente decidida.

Cumpliré.

—Cumpliré.

Hasta con el más mínimo de mis deberes.

—Hasta con el más mínimo de mis deberes.

En función de servir a los demás y liderar con firme heroísmo.

—En función de servir a los demás y liderar con firme heroísmo.

Lo juro solemnemente.

—Lo...

En ese momento su mirada se fue levemente a su equipo, los cuales la miraban inspirando el apoyo que ella necesitaba. Y esto no fue más que un pilar para poder continuar con las palabras finales.

Sonrió de lado—Lo juro solemnemente.

Cuando todo estuvo dicho ella dejó el aire salir de sus pulmones. Los militares quitaron la tableta y se pusieron firmes frente a ella.

—Ahora sus huellas digitales están en el sistema central para darle acceso a todo...—señaló el objeto y luego ellos llevaron su mano a su cabeza en posición—Mariscal.

Al oír aquel término siendo dirigido a ella todo su interior se estremeció. Suspiró y con un asentimiento de cabeza le ordenó a aquellos soldados que se fueran.

Luego se volteó para poder encarar al consejo desde la conferencia holográfica y lo único que dejó ver en ella fue firmeza, y no cobardía. Los días de huir se vanian acabado, era momento de tomar las riendas del destino una vez y para siempre.

Felicitaciones por el ascenso...—habló el Intendente—Mariscal Hansen...Estaremos en contacto.

Y con aquellas últimas palabras, la videollamada finalizó dejando solamente a los presentes físicos en la sala.

Por inconsciencia, la australiana frotó como siempre su muñeca con el tatuaje. Pero esta vez, al hacerlo, vio a su familia. El sarcasmo de su hermano, la autoridad de su padre y la sonrisa de su madre pasaron frente a ella como una película mental.

Ella era la última Hansen, y dejaría aquel apellido en lo más alto para ahora sí darle el honor que se merecía.

Aquello no fue más que otro impulso para poder seguir adelante con su nueva misión: Liderar.

Con cuidado ella se dio vuelta para observar al gran grupo de personas que la observaba expectante. Y cuando lo hizo, todos se pusieron en posición llevando su mano a ma cabeza. Listos para servir a su nueva líder.

Está pasando— murmuró Axa— ¡Maldición está pasando!...No te vayas a desmayar por favor.

Ella solamente soltó una disimulada risa y con un movimiento de cabeza le indicó a sus soldados que descansaran.

Olympia Hansen era la nueva Mariscal.

No obstante, la sonrisa de esperanza y autoridad se desvaneció poco a poco al recordar su situación actual la cual desprendía un hecho mucho más complicado para todos, y este involucraba una acción que ella debía tomar.

—En serio espero poder desempeñar el cargo como ustedes lo merecen—su potente voz resonó en la sala—Pero...—comenzó a caminar—Me duele en el corazón que la primera acción que tome como Mariscal sea ésta...

Sus pasos retrocedieron hasta una de las paredes que tenía junto a ella un escáner de manos. Ella suspiró y puso la suya para ser reconocida e inmediatamente una puerta secreta se deslizó hacia a un lado dejando a todos sorprendidos.

Dentro de aquel escondite yacía una palanca color rojo que con una palabra de siete letras que hizo a todos los presentes temblar en sus lugares.

La platinada se giró a las personas y llevó una de sus nerviosas manos a aquella temida zona. Cerró los ojos, tomó aire y la impulsó hacia abajo. Inmediatamente una luz roja intermitente alumbró todo el lugar junto con una sirena que alarmaba a todo el que escuchara.

Sabían lo que significaba.

Y por eso les dolía.

Olympia miró a su equipo tratando de reconfortarles con la mirada, pero eso era difícil, ya que la de ella ya se notaba angustiada.

Luego de un rato y con la alarma de fondo ella dijo:

—Equipo Jaeger...El Rackdom ha iniciado.

Ella tenía razón. Los Kaiju habían regresado.

El código Rackdom había sido activado.
















































































































































AAAAA DEMASIADAS EMOCIONES PARA UN SÓLO CAPÍTULO.

yo les dije, ah

además coney island le dio un toque más emocional 🥺

buenassssss, ya estamos aquí y realmente no lo puedo creer ya que falta poquito para terminar 😭😭😭

les gustó?

YASSSSS POR FIN TUVIMOS BESO STOLYMPIA, ESTOY SALTANDO EN UNA PATA

AAAAA Y TAMBIEN LA BB ES MARISCAL😭😭😭 QUE BUEN GIRO DE TRAMA

Y AAAAAAA ADEMÁS EL RACKDOM DIO INICIO, NO TIENEN IDEA LA EMOCION QUE TRAIGO

ya, me calmo

podrá olympia desempeñar su labor?

podrán contener la amenaza kaiju?

oh sí, oh sí

50 votos para actualización <3

gracias por el infinito apoyo y los prontos 7.k a los que vamos a llegar 🥺 se merecen el mundo, basta.

les amo mucho <3

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