CAPITULO II

Sé que lo dije en la nota, todos los lunes se sube nuevo capítulo! Pero, ¿adivinen qué?

Me dieron una semana de vacaciones y por suerte no tengo muchos proyectos de la Universidad! Así que subiré algunos capítulos en estos días

Los "〔 〕" Son los pensamientos de los personajes, por si están confundidos..

Sin más que decir, espero hayan disfrutado el segundo capítulo! Gracias!

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Casi todas las noches, la bestia se aventuraba en secreto hacia el laboratorio de Shockwave, decidido a evitar ser descubierto por el cobarde de Starscream.

La bestia reconocía gradualmente la impecable y dominante reputación del científico cíclope, cuya presencia imponía respeto en todos aquellos que se cruzaban en su camino.

A medida que el tiempo transcurría, se daba cuenta de la influencia de su creador y de cómo su mera existencia generaba un aura de poder.

Consideraba que su creador no necesitaba la compañía de Megatron para imponer autoridad, a diferencia de aquel lacayo que prefería no mencionar por su nombre.

En su interior, sabía que incluso él mismo podría hacer un mejor trabajo que Starscream, quien siempre parecía más interesado en trepar en la jerarquía que en demostrar verdadero valor y habilidad.

Con cada visita furtiva al laboratorio de Shockwave, la bestia admiraba la dedicación y destreza del científico. Observaba cómo manejaba con pericia los experimentos más complejos y cómo su mente analítica concebía soluciones eficaces para los problemas que se presentaban.

Era evidente que Shockwave, como teniente, destacaba como uno de los Decepticons más capaces y temidos, y el dragón se sentía atraído por su determinación y poder.

Aunque la creación de Shockwave mantenía su lealtad hacia Megatron, no podía evitar pensar en las posibilidades de un liderazgo alternativo sobre ella. Imaginaba cómo sería bajo la guía de un comandante que, como Shockwave, no se dejaría llevar por la ambición desmedida y la traición constante.

Sin embargo, estas reflexiones se mantenían en su interior, ocultas en la oscuridad de la noche, mientras continuaba su danza cautelosa entre las sombras, manteniendo su secreto y apreciando la grandeza de aquel Decepticon que tanto respetaba.

No obstante, el espécimen entendía que su creador no podía ocuparse de dos áreas a la vez y que no había forma de reemplazar a otro Con que no fuera aquel seeker.

El Predacon, cada vez más harto de la situación, estuvo a punto de arrancarle la cabeza a Starscream hace unos días. La humillación y la falta de respeto que el cobarde Seeker mostraba hacia él se habían vuelto insoportables.

Sentía cómo su orgullo era herido una y otra vez por la vara de metal de Starscream, tratándolo como una simple chatarra sin valor.

Cada vez que Starscream se atrevía a menospreciarlo, era como una afrenta directa a su gran fortaleza y nobleza. Era como si intentara ensuciarlo y tratarlo como una criatura sin raciocinio, como si no fuera más que un simple bruto sin inteligencia.

Había demostrado su astucia y su destreza en innumerables batallas, no podía soportar ser reducido a un simple estereotipo.

Con el paso del tiempo, estas afrentas comenzaron a erosionar la paciencia del resucitado. En su interior, comenzaron a germinar pensamientos de rebelión y liberación. La idea de arrebatarle la vida a Starscream, de eliminar esa fuente constante de insultos y desprecio, se volvió cada vez más tentadora.

Sin embargo, la bestia era consciente de las implicaciones de sus acciones. Sabía que una confrontación directa con Starscream podría desencadenar una serie de eventos que podrían poner en peligro su lealtad a Megatron y a los Decepticons.

Por lo tanto, en lugar de actuar impulsivamente, decidió reflexionar y planear cuidadosamente su próximo movimiento.

En su solitaria contemplación, comenzó a considerar otras opciones para demostrar su valía y defender su honor. Comenzó a imaginar formas en las que podría superar a Starscream en habilidad y estrategia, dejando claro que era mucho más que una simple bestia. Su determinación creció, alimentada por el fuego ardiente que ardía en su interior.

Aunque aún no estaba claro cuál sería el desenlace de esta tensa situación, se negaba a ser tratado como una chatarra insignificante.

Sabía que debía esperar un poco más, mantener la paciencia y encontrar el momento adecuado para deshacerse de esa molestia y aprovechar la oportunidad para investigar los archivos privados que revelarían la verdadera identidad y propósito del Predacon.

Pero, de alguna manera, esa oportunidad parecía estar presentándose en ese preciso momento. No era una mera coincidencia que el Seeker se distrajera durante unos minutos, y luego se escucharan los gemidos molestos de Starscream provenientes de una esquina, donde interactuaba con uno de los vehicons.

Finalmente, podría encontrar un momento de paz y tranquilidad, lejos de las provocaciones y el desprecio constante del cobarde Seeker.

Ahora tenía la oportunidad de descansar y recuperarse, mientras también planeaba su siguiente paso en su búsqueda de la verdad sobre su propia existencia.

Con cada paso que daba, la brisa acariciaba su imponente figura, recordándole su poder y su grandeza. El predacon sabía que era mucho más que una simple criatura, y estaba decidido a descubrir su verdadero propósito y destino en el conflicto Decepticon.

Con paciencia y determinación, se alejó, sabiendo que su camino hacia la verdad aún estaba por desvelarse, pero al menos ahora estaba un paso más cerca de liberarse de la sombra de Starscream.

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Shockwave continuaba absorto en su trabajo, escribiendo en la computadora y sin prestarle atención al Predacon que se encontraba en el laboratorio.

La bestia soltó un suspiro desde su caja torácica, emitiendo un gruñido sin un significado claro. Sin embargo, para Shockwave, cada sonido tenía un propósito.

No puedes estar todo el tiempo en mi laboratorio, vete de aquí.— Ordenó con voz autoritaria, volteándose para asegurarse de que la bestia aún permanecía en su esquina, tranquila y relajada.

Shockwave era conocido por su estricta disciplina y su seriedad extrema, a veces llegando al punto de resultar agotador para el Predacon. No obstante, este comprendía que el científico lo sacaba de su laboratorio por razones importantes.

— ¿Qué voy a hacer contigo, bestia? Tu comportamiento es...Ilógico.— Afirmó Shockwave con su voz seria y monótona, mientras observaba al espécimen que lo miraba soñoliento desde su posición.

〔 ¿Porqué a veces llegas a ser muy molesto...? 〕

El Predacon sentía cierta incomodidad cada vez que era regañado por el cíclope.

Pero, usted no me denigra como Starscream... 〕

Los comentarios despectivos del Seeker le llenaban de enfado y desdén al predacon. Recordaba con claridad aquel día en que Starscream descubrió su presencia en el laboratorio y estuvo a punto de golpearlo.

En esa ocasión, Shockwave intervino, incapaz de tolerar que su creación fuera nuevamente maltratada, como si no hubiese invertido tiempo y esfuerzo en su creación.

Con determinación, Shockwave sacó a Starscream como una gallina despavorida aquella vez, disparando su cañón para enfatizar su autoridad. Fue gracioso ver al temible Seeker huir de su creador. Este último admiraba cómo Shockwave se hacía respetar cuando los límites eran cruzados por sus compatriotas.

A pesar de su imponente tamaño y ferocidad, la criatura se sentía seguro en presencia de su creador.

Con usted me siento protegido, creador 〕 Miraba con aquellos grandes ópticos al Decepticon.

Sabía que Shockwave era capaz de protegerlo y defenderlo de cualquier amenaza. Esa sensación de seguridad y respeto era algo que valoraba profundamente, especialmente en un mundo lleno de traiciones y rivalidades entre los Decepticons.

Mientras su creación yacía en su rincón, perdido en un estado de somnolencia a su vez, su mirada se encontraba fija en Shockwave aún.

Pero no tenía un rostro como tal, en su interior sentía gratitud hacia el científico que lo había creado y le proporcionaba un refugio de confianza en medio de la tormenta.

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El científico de mech morado se acercó rápidamente al Predacon, cuyos pasos resonaban pesadamente en el laboratorio. El científico se encontraba molesto y frustrado, detuvo frente a la criatura y habló en tono serio y firme.

Causas una perturbación en este laboratorio. Si te descubren aquí, llamarás la atención no deseada. —Declaró el científico, su voz impregnada de seriedad. Incluso sus audiales captaron su gruñido que escapó de su garganta, dejando en claro su disgusto.

La bestia respondió a esas palabras con gruñidos propios, una respuesta animal que denotaba su rebeldía y su negativa a someterse. Sin embargo, el científico no estaba dispuesto a tolerar su desobediencia.

Deberás permanecer en tu lugar designado y evitar causar más problemas. Tu presencia aquí es motivo de preocupación y no debes olvidar que fui yo quien te creó. Hay otros Predacons que desearían estar en tu lugar en este momento.— Replicó el científico, mirando al Predacon con seriedad mientras comenzaba a guardar meticulosamente sus muestras en el congelador.

Parecía estar siguiendo un protocolo lógico y coherente al llevarlo de regreso a su sitio designado para recargar energía. A regañadientes, el Predacon se puso en pie y se retiró de allí, siguiendo a su creador en cuatro patas.

No hagas demasiado ruido, por favor. —Dijo el científico morado, asegurándose de cerrar su laboratorio.

Por razones obvias, se sentía responsable de todo lo que acontecía, y no iba a dejar al monstruoso ser solo en la bahía Decepticon.

Ambos caminaban tranquilamente por los pasillos de la Nemesis, podía percibir que el científico ya se encontraba tranquilo y relajado, como si su presencia no le causara mayor preocupación por ahora.

Continuó siguiendo al científico hasta llegar al lugar designado para su recarga. Era un espacio apartado, donde podría descansar y reponer su energía sin interrupciones.

Hemos llegado a tu espacio. Permanece aquí y evita causar más problemas. Si vuelves a mi laboratorio, habrá consecuencias graves...— Dijo el científico, mirando fijamente al Predacon.

Este último lo contempló con unos ópticos dorados penetrantes y movió ligeramente sus alas, como si esperara algo más de su creador.

Sorprendentemente, el científico había entendido su intención y deslizó su único servo debajo de las fauces del predacon, acariciándolo como una muestra de reconocimiento y afecto hacia su creación.

No podía negar que su creación era una de las mejores que había logrado hasta ahora, una auténtica maravilla en todos los aspectos. Sin embargo, en medio de su orgullo, no se había percatado de la bestia que lo había acorralado contra la pared.

Se detuvo incómodo por la cercanía del depredador, quien parecía disfrutar de la situación.

Es impresionante su intelecto, no cabe duda, aunque a veces parece estar inmerso en sus pensamientos. 〕

Con ojos penetrantes, la bestia mecánica inspeccionaba cada gesto y movimiento del científico. A medida que sus ópticas escaneaban detenidamente a su creador, una sonrisa sutil se formaba en los labios metálicos del Predacon.

Sabía que había logrado poner al científico en una posición comprometedora, y eso alimentaba su sentido de triunfo.

La mente de la bestia estaba llena de astucia y picardía. Había aprovechado una oportunidad para provocar al científico y, de alguna manera, demostrar su dominio en esa situación particular. Reconocía la inteligencia de su creador, también disfrutaba de la forma en que podía distraerlo y alterar su concentración.

Los alerones que se sitúan en el yelmo del científico se estremecieron ante la proximidad inesperada y su procesador luchaba por encontrar una explicación lógica para esa actitud.

Dicha acción lo hicieron estremecer, por lo que desvió su mirada hacia otra dirección que no se tratara del predacon.

Es suficiente, solo te traje aquí... No te acerques más. — Declaró el científico, un tanto sorprendido por la cercanía y tratando de mantener la distancia. Marcó los límites claros entre ellos, dejando en claro que había una barrera entre el científico y su creación.

〔 Lo he puesto nervioso...Que adorable. 〕

Ciertos pensamientos y preguntas rondaban en el procesador de la bestia, no pasaban desapercibidas.

Si todos los seres que le rodeaban podían transformarse, ¿acaso esa habilidad le había sido otorgada también en su propio mecanismo?, ¿O por qué tenía uso de razón desde su creación?, Solo había escuchado al científico mencionar que su especie nunca había logrado evolucionar.

Estas interrogantes se agolpaban enla mente del Predacon mientras observaba al científico retroceder con cautela. Shockwave estaba nervioso e incómodo ante la proximidad del depredador y dejó en claro que había límites claros entre ellos.

El Predacon, consciente de la tensión en el aire, retrocedió lentamente, respetando los límites establecidos por su creador.

Las palabras planteadas por el científico resonaban en su mente, despertando una búsqueda interna por comprender su propia existencia y naturaleza.

Las fauces del depredador se entreabrieron mientras emitía un sonido gutural, una especie de gruñido reflexivo. Aunque no podía comunicarse verbalmente, su mirada fija en el científico reflejaba una mezcla de curiosidad y deseo de entender más.

El científico suspiró, consciente de que no obtendría respuestas claras de su creación en ese momento. Sabía que había creado algo excepcional, un ser con potencial y capacidades únicas. Sin embargo, también comprendía los riesgos que implicaba tener al Predacon fuera de control.

De acuerdo, por ahora necesitas descansar y recargar energía.— Dijo el cíclope con calma, intentando reconducir la situación a un terreno más seguro.

— A medida que avancemos, exploraremos tus habilidades. Pero debes entender que tu presencia aquí debe mantenerse en secreto. No podemos permitir que te descubran o atraigas atención no deseada de Megatron y Starscream.—

El Predacon asintió ligeramente, demostrando su comprensión. Aunque aún había muchas incógnitas sobre su existencia, estaba dispuesto a seguir las instrucciones del científico y mantenerse en las sombras.

Ambos sabían que su relación era compleja y llena de interrogantes, pero también había una conexión especial entre ellos, una unión que les impulsaba a explorar juntos los misterios que rodeaban a la criatura.

Con ese entendimiento silencioso, el científico se alejó del Predacon y se dirigió hacia la salida del área de recarga.

Observó su partida con atención, consciente de que el camino que tenían por delante sería desafiante y lleno de descubrimientos.

〔 Estoy destinado a protegerlo, tengo que hacerlo.. 〕

Pero estaba decidido a enfrentar su destino y encontrar respuestas a las preguntas que habían surgido en su interior.

Escuchaba al unísono los pasos de su creador alejarse de su lugar.

Así, en ese ambiente serio y reflexivo, el Predacon se sumió en un descanso reparador, preparándose para los desafíos que le esperaban en su camino hacia la comprensión de su propia existencia.

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