EPÍLOGO
<< Se perdona mientras se ama. >>
François de La Rochefoucauld
(POV Sanji)
Dos años habían sido suficientes para demostrarme lo soleados que eran mis días sin que aparecieras para eclipsarlos.
Lo que antes me había parecido aburrido o demasiado lejos de mi alcance, ahora tenía forma de nuevas oportunidades, y mis labios adquirieron un color más vivo cuando el tabaco dejó de ser una costumbre.
Ya no me pesaban los párpados, ni tampoco la conciencia, y mi cuerpo y voluntad se sentían más fuertes. Amé por segunda vez y el resultado me gustó más de lo que reconoceré nunca.
Aprendí a vivir sin la culpa.
A construir nuevos muros que sustituyeran a los débiles parches contra los que tanto te gustaba disparar. El peso de tu nombre dejó de surtir aquel efecto negativo en mí. Dejaste de ser mi excusa. Mi tema de conversación con el insomnio. El verdugo de mis alas.
Aquel lastre que me encadenaba a mis miedos.
Aquella orden de alejamiento que te impuso el juez me ayudó a acercarme más a los míos, a todas esas personas a las que no me había atrevido a mirar a los ojos porque sabía que descubrirían el dolor que encerraba dentro.
Claro que te echaba de menos. Y me culpaba de no haber sabido solucionar las cosas de otra manera. Pero reconozcámoslo: era lo mejor para los dos.
Pero sobre todo para mí.
Ignorar tus llamadas y mensajes fue mi mayor reto, pero jamás olvidaré el día en que volviste para recordarme lo bien que se te daba poner mis sentimientos patas arriba.
<< ¿Qué haces aquí? >> fue todo lo que pude decir tras reconocerte.
Dos años habían sido suficientes para demostrarte lo grises que eran tus días sin nadie que aguantara tus berrinches y tus peleas con el alcohol.
<< Hoy se acaba el acuerdo >> explicaste desde el umbral, resuelto.
Yo me limité a ignorar tu declaración en silencio.
<< Lo siento muchísimo, Sanji >> repetiste. << Fui un idiota, un capullo... >>
<< Espera, ¿es un chiste? >>
<< No te haces una idea de lo mal que lo he pasado >> escupiste.
<< ¿Y sabes qué es lo mejor? Que ya no me interesa >> no recordaba que hablar de estas cosas me inspirara tanta pereza. << ¿Por qué estamos teniendo esta conversación, Zoro? >>
<< Solo quería que supieras que me avergüenzo y arrepiento de lo que hice >> continuaste. << No sabía lo que tenía ni tampoco supe valorarte... >>
Busqué tus ojos con aquel valor que me forjaron las lágrimas y fui testigo del atisbo de culpabilidad que asomaba, tímido, a tu mirada.
No sentí que te debiera nada.
<< Si lo que quieres es perdón, búscalo en la Iglesia. Y si lo que buscas es amor, Zoro, no vuelvas. >>
Y os cerré la puerta. A ti y a tu mala suerte. Y volví a la comodidad del sofá para fundirme en aquellos brazos que no eran los tuyos, para seguir enamorándome de la persona a la que podía permitirme el lujo de llamar cielo. Para quererla y compartir mi vida con ella.
Para volar.
Y esta vez, sin ataduras ni cadenas.
(POV Luffy)
Dos años habían sido suficientes para demostrarnos que quien quiere, puede. Que las almas gemelas también nacen en forma de mejores amigos y que la música solo tiene el significado que tú decides darle.
Kid era tal y como lo describías a través de tus partituras: fascinante. Era culto, gracioso, extravagante. Toda una obra de arte. Me invitaba a la intimidad de vuestra casa para que probase la cena, y después se sentaba frente al piano para deleitarnos con uno de sus temas.
Verlo feliz hacía que me sintiera orgulloso de nuestro pequeño acuerdo: nuestro error ya se había costado demasiadas lágrimas como para que se cebara con otra víctima inocente.
<< ¿Quieres probar? >> me invitó a tocar, sonriente.
<< Oh, vamos... Él ya lo domina perfectamente. >>
Yo ignoré tu comentario y me senté junto a él, abrumado: no era sencillo cuando recordaba que estaba frente a un maestro del piano.
Entonces se dejaba caer contigo en el sofá y tú le rodeabas los hombros con el brazo, y yo volvía a sentirme bajo la cálida luz del foco imaginario de mi escenario. Destensaba los hombros y colocaba los dedos sobre el teclado.
Dos años habían sido suficientes para tatuarme nuestra sinfonía en el corazón, porque me prometí no volver a tocarla. En cambio, había encontrado nuevos compases que me habían descubierto otras emociones, otras notas que me sonaban mejor.
Otro tempo.
Sí, ya no tocábamos aquella pieza que llegó a ser nuestra favorita, pero eso me había permitido verte triunfar desde primera fila, conocer otras caras y acercarme más a la música.
Pasar página.
Esa hoja que mantendría destacada el resto de mi vida, para releerla cuando quisiera bucear en aquellas experiencias que me habían columpiado hasta el cielo y me habían revelado lo que hay al otro lado del mar.
Pero esa historia te tenía a ti por protagonista.
Ahora yo busco la mía.
NOTA DEL AUTOR:
Piano man es una elegía a todos aquellos corazones rotos que han tenido que aprender a sonreírle al desamor.
Nadie dice que sea fácil, pero si le preguntáis a Luffy y a Sanji, os dirán que tampoco es imposible. Aprender a dejar marchar a esa persona que sueña con otras manos, y a superar las cicatrices invisibles del dulce dolor de la traición. Aprender a valorarse a uno mismo.
A amar por segunda vez.
La historia está inspirada en la maravillosa canción de Billy Joel, "Piano man", quien tuvo que renunciar a su nombre mientras trabajaba como pianista en un bar para sobrevivir:
https://youtu.be/ymRjmQ_8KF4
La relación de Law y Luffy y su dulce melodía están inspiradas en "Dream of flying" de Brian Crain, y quizás sea la que más me ha ayudado a escribir estos capítulos.
https://youtu.be/x1CAtP88HK8
Algunas de las frases que han inspirado estos párrafos pertenecen a "Aquí dentro siempre llueve" de Chris Pueyo, y os invito a leer su pequeña maravilla.
Piano man se ha convertido en ese rinconcito que necesito para desahogarme un poco y sentirme menos roto. Para dejar que me vuele la imaginación y para hacer referencia a todos mis poetas favoritos.
Espero que a ti también te haya servido de inspiración. Que te haya aportado una perspectiva diferente.
Pero sobre todo, espero que te haya gustado.
Para más historias, sígueme en Shiro-Kiba.
~ AGI. El rey Pulga
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top