Pasaron unos días y en esta ocasión, Luzu estaba en casa de Auron, hablando y haciendo tonterías.

Ese día el castaño había ido a darle la cura a su mejor amigo, así que podíamos decir que Álvarez estaba totalmente sano de la maldición, tenía su apariencia normal ahora y estaba feliz por ello.

Mientras hablaban, Auron mencionó que era relajante pasar el día con Borja, le distraía mucho y le alejaba de Mónica. Con esto, el castaño supuso que el amar a la de ojos claros era agotador.

Sus cuerpos estaban muy cerca y se iban acercando cada vez más, más y más, reduciendo el espacio.
Luzu sentía su corazón latir con fuerza y arrugó las sabanas de la cama bajo suyo.

Sus respiraciones se mezclaron y rompieron aquella distancia con un beso que pasando el tiempo comenzó a volverse más salvaje y pasional, hasta el punto en el que se separaban por unos segundos para recuperar el oxígeno perdido y volver a continuar con el beso.

Auron quedó acostado en la cama con su acompañante encima, pasando con descaro sus manos bajo la camiseta del menor.

Era una suerte que Mónica ese día pasaría junto a Lana.

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