𝘠𝘢 𝘯𝘰 𝘵𝘦𝘮𝘰 𝘢 𝘯𝘢𝘥𝘢, 𝘨𝘳𝘢𝘤𝘪𝘢𝘴 𝘢 𝘵𝘪
Ese día Jinemon decidió sacar a Bell de paseo, de igual forma era una hermosa mañana de sábado, sin escuela, sin trabajo, solamente pasar todo el día junto a la persona que amas. En ese caso eso ocurrió aquí, ya que al quedarse solos, luego de dos años sin nada de “cariño”… Era el momento perfecto para retomarlo.
Con dedos curiosos fue trazando aquella piel la cual en varias ocasiones fue suya, sonrió satisfecho al ver unos pequeños espasmos en el cuerpo contrario. El otro sediento de besos, tomó el rostro de su amado para devorar aquellos labios que siempre lo hacían perder la razón.
—quítate la ropa, quiero verte—ordenó Shu al oído del peli azul, quien asintiendo comenzó a quitarse todas las prendas que tenía puestas. Por su lado Shu hizo lo mismo, pero en ningún instante dejo de ver a su pareja con una sonrisa… Sin ser visto saco algo de su pantalón y lo escondió, eso le serviría después.
En un rápido movimiento Aoi lo empujó contra el sofá colocándose encima, la sorpresa por parte del albino no se hizo esperar, soltando su cabello y colocando ambos brazos sobre su cuello dijo:
—esta vez, quiero hacer algo diferente. Quiero devolverte todas las cosas buenas que has hecho por mi en todo este tiempo, quizás solo somos novios pero, el dejarme formar parte de tu nueva familia me hace muy feliz. Y quiero compartir esa felicidad contigo—sonrió con sus mejillas completamente rojas.
—mi amor—susurró conmovido—tú cambiaste mi vida para bien, justo cuando pensé que no podría volver a sonreír. Cuando tuve miedo y nadie más me ayudó, y claro que puedes, porque hoy—se deja caer en el sofá completamente inmóvil—soy tuyo. Puedes hacer conmigo lo que quieras—susurró usando su voz más profunda, causando un escalofrío en el cuerpo del oji café. Sin perder el tiempo Aoi comenzó a lamer los pezones de su pareja, haciendo que el contrario soltará diversos gemidos, mientras que su cuerpo se movía al compás del placer.
—quiero probar una cosa—dijo Valt para abrirle las piernas sin el menor cuidado, para ver como la entrada de Shu estaba lubricada, así que Aoi observando esto sorprendido y sin precaución metió dos dedos.
—¡Agh! ¡Lindo eso duele!—se quejó Kurenai cerrando uno de sus ojos—t-tienes que hacerlo despacio, cuando yo lo hice contigo no fui así de grosero.
—lo siento, creo que. Me deje llevar—se disculpó Valt para sacar sus dedos y colocarse boca abajo, dejando a la vista del oji rojo su trasero—démonos placer entre los dos, anda Shu.
Hipnotizado Kurenai ni lo dudo un segundo para utilizar su lengua, y probar aquél agujero el cual se dilataba con cada probada.
—¡Ah~ah! ¡Shu! ¡Eso se siente! ¡A~ah!—dijo torpemente el peli azul tomando entre sus manos el pene de su amado, para utilizar su lengua y probar del pre-semen que escurría.
—lindo, eso que tienes ahí no es normal—mencionó el albino tomando de forma brusca el miembro del oji café—es enorme, dudo mucho de que esa cosa entre en mi.
—¿q-qué dijiste?—preguntó Valt bajándose de encima.
—¿acaso creíste que esto sería solo así?, yo quiero sentir lo mismo que sentías tú pero, viendo el tamaño de esa cosa, dudo mucho que eso pase—comentó con algo de burla señalando la “zona gigante” causando un enorme rubor en el rostro del peli azul.
—por favor no digas eso—respondió Aoi avergonzado—a-aun podemos continuar, prometo no hacerte daño.
—Ok, pero a la primera queja detente. No quiero partirme en dos—comentó Shu caminando hacia su habitación, indicándole al peli azul que lo siguiera. Hipnotizado Aoi comenzó a seguirlo hasta cerrar la puerta de ese lugar. Una vez ahí ambos comenzaron a besarse, mientras se dirigían a la cama. Cayeron sobre ella siendo Valt quien abrió las piernas del albino y con sus dedos comenzó a lubricar su ano. Los suspiros de Kurenai eran inevitables, su cara roja y el sudor de su cuerpo eran la clara prueba de su excitación.
—Shu, ¿estas bien?.
—s-si, me siento, de maravilla—susurró agitado.—tú solo, continúa.
Dirigiendo su glande hacia la entrada del oji rojo, vio como esté se quejaba y de paso utilizando sus uñas lastimó las piernas del Aoi.
—S-Shu.
—e-esto, duele, duele más de lo que pensé.
—mejor no sigamos, prometí que ya no te haría daño.—indicó el peli azul saliendo—supongo que debemos encontrar otra manera.
—si que la hay—dijo para cambiar de lugares estando él arriba—continuemos las cosas como solíamos hacerlas antes, ¿te parece?.
—pues, creo que esa es una buena idea—afirmó Valt sonriendo para tomar el rostro del albino y besar sus labios, mientras que su corazón acelerado cual vehículo a toda velocidad latía fuerte.
En cuestión de segundos Shu estaba entrando y saliendo de él con suma facilidad, Aoi tenía sus piernas hacia arriba pero sin estirarlas, sus manos sujetaban las mejillas del oji rojo, mientras que sus lenguas luchaban en una batalla la cual parecía no tener ganador. En una de esas estocadas Aoi gimió de tal forma que parecía un grito, haciendo que Kurenai detuviera sus movimientos así como sus labios.
—¿Estás bien amor?.
—si, es solo que, tocaste una parte que me es muy sensible, creo que le dicen punto dulce—especificó Aoi sonriendo.
—ooh, ya veo. Entonces creo que tendré que tocar más ese punto—dijo Shu con picardía, para volver a moverse solo que cambiando la posición. Estando Valt boca abajo, y Shu encima suyo… Moviéndose de tal forma que lo único que podía escucharse eran los gemidos de los dos, y el choque de los testículos del albino golpeando las nalgas del oji café.
—n-no me gusta, esta posición.—dijo Valt a duras penas—n-no puedo, ver tu rostro. Y eso, es lo que más me gusta.
—pues en ese caso, cumpliré tu deseo lindo—deteniéndose para así darse la vuelta, siendo Aoi quien cruzó sus piernas por la cintura de Shu, atrayéndolo hacía sí. Causando la risa del albino quien comenzó a besarlo con dulzura.—quería hacer esto para después pero, creo que ya es hora.
—¿de qué estas hablando?—dudó el oji café.
—¿te suena familiar esto?—dijo moviéndose a un costado de la cama, para sacar de allí un anillo en forma de tortuga.
—¡es el anillo que me diste!, pero pensé que se había perdido el día del accidente—mencionó Aoi confundido pero también sorprendido.
—eso creí yo también pero, por suerte la policía logró encontrarlo y digamos que debo devolverlo a quien le pertenece—dijo Kurenai colocando el anillo en el dedo del peli azul—y no te preocupes por mi, yo ya tengo el mío—muestra un anillo exactamente igual.
—¡¿Le hiciste copia?!.
—jejeje bueno, hay una razón de por medio. Y supongo que ya lo notaste ¿verdad?—alzó una ceja sin dejar de sonreír.
—pues siendo sincero, no sé hacía donde quieres llegar.—comentó con ingenuidad colocando una mano en su mentón, permaneció así unos segundos hasta que su mente fue “iluminada”—¡no puede ser! ¡¿Me estas pidiendo matrimonio?!—gritó sorprendido.
—así es, después de todas las cosas buenas y malas que hemos pasado. Siento que ya es el momento para dar un paso más, donde seamos completamente unidos y de esa manera, que nunca nadie más pueda separarnos—mencionó Shu acariciando una de las mejillas del peli azul, quien emocionado dijo:
—¡Pero claro que aceptó! ¡¡QUIERO SER TU ESPOSO PERO YA!!—con esos gritos de afirmación, volvieron a besarse y continuar de hacer el amor como solo ellos saben…
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Ambos terminaron exhaustos, pero felices de haber consumado su amor luego de tanto tiempo “castigados”. Sin embargo una pregunta cruzó por la mente del Aoi quien no pudo evitar decir:
—Shu dime, ¿aún extrañas a Nadia?.
—bueno, eso si que me tomo por sorpresa—suspiro un tanto cansado—pero mi respuesta es si, aunque te amo a ti. Ella siempre será la madre de mi hijo, la chica que fue mi mejor amiga, la que siempre me apoyo aún cuando creí que todo estaba mal. Pero—toma las manos del Aoi entre las suyas—que te quedé claro una cosa, tú no eres su reemplazo. Tú llegaste para mejorar mi vida, para criar a mi hijo correctamente. Para hacernos felices a todos, quizás no todo fue de color de rosa pero, cada segundo a tu lado es perfecto y eso, jamás podría cambiarlo.
—vaya, no me esperaba esa respuesta—comentó risueño—Shu, ¿y si te amo? ¿Qué harías?—preguntó sonriendo para colocar sus brazos detrás del cuello ajeno.
—comerte a besos sería lo primero—contestó tomándolo de la cintura para pegarlo más a él—y segundo, entregarte mi corazón así como tú lo hiciste conmigo.
—te amo Shu.
—y yo más, mi pequeño ángel de luz—susurró Kurenai para unir nuevamente sus labios en un cálido beso, haciendo más ameno ese salvaje encuentro.
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No puedo decirte mi príncipe, mi rey o cielo, son palabras que no definen lo que eres para mí, por eso he decidido llamarte “Mi perfección” porque eres perfecto para mí en todos los sentidos. Te amo muchísimo y nunca dejaré de hacerlo.
De Valt Aoi para Shu Kurenai.
Compartir este amor contigo me ha llevado a experimentar la más dulce primavera, a vencer cada obstáculo que se presenta en el camino y a disfrutar de la más bella felicidad, gracias por estar a mi lado, te amo, mi amor.
De Shu Kurenai para Valt Aoi.
Fin.
Muchas gracias por leer, espero que les haya gustado. Y nos vemos en otra historia.
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